lunes, 11 de marzo de 2019

Si vieras lo que me pasó...




Hay profesiones que te acercan mucho al conocimiento de la naturaleza humana, profesiones enriquecedoras ¡Lo que podrían contar! Yo tengo una amiga, Érika, que fue peluquera de la Ópera de Viena durante largos años y con ellos viajó por todo el mundo, conociendo, sintiendo y acumulando vivencias que la han hecho la mujer extraordinaria que es. Tiene en su haber mil historias que contar y que compartir. Lástima que no sepa español y que yo no sepa alemán y que solo nos comuniquemos en el idioma universal de los signos y del cariño y en un inglés chapurreado (por mi parte) que no da para mucho, la verdad ¡Maldita Babel!

Y es que creo que todos nacemos con el don de escuchar y contar historias. Todavía en la familia nos acordamos de las que mi tía Agustina nos contaba cuando venía a comer el día de Navidad: historias de sus años en Venezuela y de su juventud en La Palma, trágicas, cómicas, entretenidas, con el punto trascendente de las verdaderas epopeyas. Nos encantaban.

Entre los libros que he leído desde enero -los reyes me dejaron bien surtida-,  hay dos cuyos narradores pertenecen a dos de esas profesiones que podrían contar mil y un relatos de su día a día. Uno es "Taxi" del escritor egipcio Khaled Al Khamissi. Decía Juan Villoro que "los taxis son espacios narrativos donde no se precisa más estímulo que el silencio para que el conductor empiece a hablar". Y los taxistas de El Cairo que hablan en este libro -¿Quién mejor que ellos para coger el pulso a un lugar?- se desfogan y sus voces nos dibujan una ciudad que es un caos ("pescado, leche y tamarindo", dicen ellos), donde ocurren cientos de historias a cual más curiosa: la de la mujer que sube al taxi llena de velos y se los va quitando para occidentalizarse y entrar a su trabajo de camarera del que su familia no sabe nada; o el que cuenta que dejó a su novia porque "si me casaba tenía que dejar el tabaco y los porros" y no le salía a cuenta; o las múltiples formas de como los estafan los clientes; o el que sueña con ir desde El Cairo a Sudáfrica en su taxi; o el que tiene una casa embrujada en la que todas las mañanas aparecen ojos pintados en las paredes...

Las historias y personajes del otro libro los cuenta un librero de una librería de viejo: "Diario de un librero" de Shaun Bythell. Por sus páginas desfila la mujer galesa "con la voz más triste que jamás he oído" que siempre pregunta por libros de teología del siglo XVIII y que nunca compra nada; la señora mayor que parecía no haber salido de su pueblo y resultó que había llevado una vida interesantísima en Tokio y Jerusalén; el cliente que pide que le graben leyendo un fragmento de su libro favorito; el que discute sobre fantasmas; el que dice: "Busco un libro pero no conozco el título. Es un libro muy antiguo"; o la loca que pregunta "¿De qué va esto?" y se marcha a mitad de la conversación;  o los dos que no se conocen de nada y piden el mismo libro raro al unísono; o el anciano que encuentra alborozado un libro que perteneció a su padre (el librero se lo regaló).

Historias y gentes que pasan por el mundo dejando su impronta en las vidas de los demás... En otro de los libros leídos estos días ("La hija del relojero" de Kate Morton) se lee: "La gente da importancia a las piedras relucientes y a los amuletos de la suerte pero olvidan que los talismanes más poderosos son las historias que nos contamos a nosotros mismos y a los demás". Y es que no hay nada que iguale a la expectación, la curiosidad y la anticipación por un buen relato que todos sentimos cuando alguien te mira y te dice: "Si vieras lo que me pasó...".

12 comentarios:

  1. ¡Bravo! Me alegra mucho que te animases con "Diario de un librero", estaba segura de que te gustaría, tiene tanto encanto... Me gusta mucho encontrarme estos dos libros que nos enseñas juntos porque se me acaba de ocurrir que un taxista y un librero tienen justo eso en común: conducir a un montón de personajes hasta donde quieren ir. No hace falta más que querer escuchar. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sabes que tus recomendaciones nunca caen en saco roto. Me encantó tu reseña del "Diario de un librero" y fue uno de los que pedí por reyes. Esa librería con chimenea, gato, pasillos llenos de libros en desorden, clientes originales, una empleada boicoteadora y ese librero gruñón y con sentido del humor es de las que te conquistan el corazón.
      Leí los dos libros casi seguidos y me pasó lo mismo que a ti. Más distintos no pueden ser y, sin embargo, tiene en común ese ámbito para dejar fluir historias y personajes. Lo pasé pipa leyéndolos.
      Un abrazo y muchas gracias.

      Eliminar
  2. Muy bueno. No comparto lo del mejor talismán creo ,sin miedo a equivocarme, que el mas efectivo es un trozo de sabia lignificada del Drago Milenario de Ycod que pende de mi cuello desde hace mucho, muchísimos años, casi tanto como los que tiene el drago, que nació un 28/4/946 y el menda un 28/4/1946 si las matematicas no me fallan el Drago tiene ahora 1073 años, los mismo que mi amuleto, por cierto tengo uno para ti.
    no creo en el refrán "Old doog dont learnd new lenguage"
    hay en la UNED unos cursos para adultos muy interesantes que imparte Jennifer una excelente profesora que nos saca de muchos apuros a los que en su día estudiamos inglés y no lo practicamos asiduamente.
    Sanchez nos ha jorobado el cumpleaños (Dragon tree and I) al poner la elecciones el 28/4/2019 vaya fatídica puntería

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Peor lo tienen los de mi pueblo, Alfa, que han tenido que posponer la Romería de Tegueste que cae justo el último domingo de abril. A ti y al drago, que el ir a votar no les estropee una buena celebración. Igual, con suerte, hay más de una cosa que celebrar.
      Un día me vas a explicar de dónde sacas la fecha del nacimiento de tu drago, el padre de todos los dragos de la isla. El mío tiene solo 38 años.
      Gracias por la recomendación de inglés. El problema es que no quiero horarios (ni fecha en el calendario). Desde que me jubilé he optado por no ir a más cursos, ni de inglés ni de macramé ni de lo que sea. Los que no estudiamos inglés en el bachillerato ya tenemos además un handicap añadido.
      Muchas gracias por tu comentario y por ese amuleto que me vas a regalar (te lo recordaré). Un abrazo.

      Eliminar
  3. Me encantó Diario de un librero. Pero Jane... ¿qué me dices de la empleada y su hábito de los viernes? Bueno, de casi todos sus usos y costumbres, jajaja. Lo disfruté muchísimo.

    En cuanto a Taxi, me recuerda muchísimo a un documental sobre los taxistas del Cairo en la primavera árabe (Lo he buscado: Otra noche en la Tierra. Me lo voy a apuntar. Siempre apunto todas las lecturas que recomiendas, pero luego la pila de pendientes crece y crece...

    Besos y que tengas buena semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo de Nicky, la empleada boicoteadora, como le puse a Mónica, es un caso aparte. Los horarios, el aprovechamiento de la basura en los viernes foodie, el hacer su santa voluntad, el orden peculiar para los libros... El humor y la paciencia con los que la aguanta Bythell es una de las cosas que más me gustaron del libro.
      "Taxi" me lo dejó mi amiga Mandi. Se lee en un pispás y te da una visión nada turística (y más real) de lo que es El Cairo.
      Besos y buena semana también para ti.

      Eliminar
  4. Las historias que nos mantienen vivos y expectantes, y nos hacen viajar a lugares fabricados con la imaginación de cada uno. Recuerdo los mentideros de los mayores en cada plaza o rincón de los pueblos,tan populares en nuestra tierra...Qué sería de mí sin tus bonitos relatos de cada lunes que me llenan de ilusión y documentan mi pobre intelecto. Celebro haber regalado ésa última obra de Kate Morton, a mi hija que también es fan de su prosa .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, sí, los mentideros, el ágora, la plaza, la fuente... Sitios donde todos se reunían y se dedicaban a hablar, a escuchar y a comentar. Tal vez ahora el mentidero universal sea Internet.
      Espero que a tu hija también le haya gustado como a mí "La hija del relojero" de Kate Morton. No me gustó tanto como alguna de las anteriores pero está muy bien y te tiene absorta con la intriga del antes y del después. Qué bueno es que te cuenten una buena historia.
      Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo grande.

      Eliminar
  5. Si en medio de un guirigay de conversaciones, alguien suelta eso de.... si vieran lo que me pasó..... el silencio es inmediato. No hay nada mas entretenido que un relato, historia, cuento etc.... por sorpresa.
    La curiosidad es un don, estoy segura.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya lo decía Aristóteles, Mandi: "El hombre por naturaleza necesita saber" y es la curiosidad el motor principal. Y después están los narradores natos, aquellos que saben usar bien la palabra y cautivan a quien los oye. Todos conocemos a gente así y es una delicia oírlos.

      Eliminar
  6. Mari Carmen González Zamorano17 de marzo de 2019, 19:58

    Me encantan las historias de mis antepasados y mi madre se sentaba en el sillón y yo me quedaba lela oyendola. Todas las historias son bonitas siempre qué estén bien contadas cómo es tú caso. Un placer.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí también me gustaban (y me gustan) las historias familiares. En nuestro grupo hay también buenas contadoras (Eli, sin ir más lejos) y buenas "oídoras" también. La narración oral es el origen de la literatura y me puedo imaginar a las familias, allá por los tiempos prehistóricos, alrededor del que contaba las historias.
      Gracias por tus palabras. Un abrazo.

      Eliminar

google-site-verification: google27490d9e5d7a33cd.html