lunes, 20 de julio de 2020

La noche estrellada



Durante el confinamiento mis amigas del colegio y yo nos hemos acostumbrado a vernos y escucharnos en una videollamada los jueves por la tarde. Este último jueves estuvimos hablando del cometa Neowise, ese que nos anuncian que se ve en el noroeste por las noches, muy cerquita de la Osa Mayor. Pero ninguna de las cuatro que en ese momento hablábamos lo ha podido ver. Los cielos de julio no se han presentado estas últimas noches ni claros ni propicios. No ha habido noches estrelladas.

Entonces Ligia, desde Miami, nos dijo: la primera vez que yo vi una noche estrellada fue cuando llegué de Venezuela a Tenerife a los 10 años. Nos recogieron en el barco -no recuerdo si era el "Santa María" o el "Veracruz"- y cuando después iba, ya de noche, en el coche por aquella carretera vieja de Santa Cruz a Icod, se me ocurrió mirar al cielo y me quedé embelesada porque no me explicaba cómo era tan estrellado. Le pregunté entonces a mi abuelita: "Bayi -así la llamábamos-, ¿y por qué el cielo aquí tiene tantas estrellas?". Y mi abuela me contestó: "Mi niña, aquí el cielo es siempre así". Y yo: "Pero en Caracas no. Allí hay alguna que otra estrella salteada, pero nunca, nunca en mi vida había visto yo un cielo así". Me quedé con la boca abierta, el cielo casi no tenía huequitos donde no hubiera algo brillante. Contarlas era imposible.

Y Conchi contó: yo recuerdo una noche así en una boda -tendría yo unos 16 años- de unos amigos de mis padres en Arico. Cuando entramos en la iglesia todavía era de día  pero a la salida era de noche y nosotros fuimos caminando por la carretera porque el salón donde se celebraba la boda estaba unos metros más allá. La noche era una noche cerrada, sin luna. Y en esto miro al cielo y a mí me dio la sensación de que se me caía encima, yo no había visto nunca tantas estrellas juntas. Es que fue una impresión, un impacto, porque sí, a veces cuando se iba la luz en Santa Cruz veías las estrellas pero siempre había alguna luz cercana. Pero esto era un cielo negro y luces y luces y luces. Veías las constelaciones, clarísimo todo. Me quedé extasiada. No he vuelto a ver algo así como aquella noche.

Después Chari añadió: pues mi noche estrellada no fue aquí sino en un pueblito de Gerona que se llama Vallfogona del Ripollés, muy cerca de los Pirineos. En agosto de 1997 anduve por allí invitada por unos amigos a una masía de finales del XIX. Llegamos a media tarde y en cuanto oscureció nos dimos un paseo por sus calles, pero lo que más impresión me produjo fue mirar al cielo, ya en las afueras, y verlo lleno de estrellas de todos los tamaños y, en medio, una hermosa y bien definida vía láctea. El cielo parecía negro, de tan oscuro. Tuve la sensación de que entre él y yo había muy poca distancia y que casi podía tocar las estrellas. Nunca antes ni después he vuelto a ver algo parecido.

Yo entonces recordé mi noche estrellada. Fue hace pocos años e íbamos por la carretera del Norte a quedarnos en la Playa de la Arena. Nos habíamos retrasado un poco porque nos cogió un atasco en la carretera a la altura de San Juan de la Rambla por culpa de un accidente. Total que, cuando se restableció el tráfico, ya eran más de las 10 de la noche cuando pasamos el Puerto de Erjos y empezamos a bajar hacia el sur. Paramos entonces en uno de los miradores que dan al Teide -se veía su silueta recortada sobre el fondo oscuro y estrellado- y a los valles altos de Santiago del Teide y me quedé sin respiración. La vista del cielo oscuro y de las miles y miles de estrellas era impactante. La quietud y el silencio, absolutos. De vez en cuando, una estrella fugaz rompía el concierto. No sé cuánto tiempo estuvimos allí, callados y cautivados, pero sé  que, cuando volvimos a subir al coche, tardamos un rato en volver a hablar.

Cuando este jueves por la tarde colgamos el teléfono, pensé que la amistad es también algo como esto: compartir el asombro y la capacidad de captar la belleza pura y la coincidencia en un momento, único y casi de éxtasis, en el que nos vimos empequeñecidas ante lo infinito, paradas mirando el cielo desde la orilla del universo.

38 comentarios:

  1. Durante el confinamiento, el cielo de Santa Cruz estuvo estrellado como nunca lo había visto. No volaban aviones, no había coches y, en las noches sin luna, era un espectáculo!!! Después ha vuelto la maldita calima, el tráfico aéreo y terrestre y se ha roto la magia...
    Mis noches más estrelladas, las he contemplado extasiada en dos lugares. Uno, por la zona de las Hayas, en la Gomera, en noches sin luna y otras en el sur de Chile, por la Patagonia, en donde parece que se te van a caer las estrellas encima. El cielo está más cerca que nunca.

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    1. Tal vez ese cielo estrellado de un Santa Cruz sin coches ni aviones fue el consuelo que el destino quiso darnos durante la pandemia. Ese "se ha roto la magia" invita a pensar en las cosas positivas que el espíritu humano busca, aun en los momentos más terribles.
      Me gustan tus noches estrelladas, una de ellas viendo la Cruz del Sur. Tesoros para guardar.

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    2. Loreto Perera García20 de julio de 2020, 15:55

      Estoy de acuerdo con el comentario. La contaminación humana provoca la noche vacía de estrellas. Una vez mi abuela me dijo que ya las estrellas no eran como antes y yo, una ignorante niña de 8 años, le contesté que seguro se debía a su pérdida de visión. La respuesta inoportuna provocó su enfado.
      Hoy entiendo lo que quiso decir y es que con el paso del tiempo y el "progreso" hemos conseguido que la luz de las estrellas se vaya apagando.
      Una noche del 10 de agosto tuve la gran suerte de ver las Lagrimas de San Lorenzo en un limpio y generoso cielo de la mágica isla de El Hierro. Sentí paz y fui la mujer más privilegiada del planeta.

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    3. Tenía razón tu abuela, Loreto. Ahora para buscar esas estrellas de antes hay que ir a sitios sin contaminación lumínica ninguna porque hasta en el Teide las luces del Puerto apagan la luz y el brillo de las estrellas. Admiro lo que se ha hecho en la isla de La Palma en donde todas las luces se han puesto hacia abajo o donde hacen días especiales de apagar la luz para ver las estrellas.
      Entiendo que te hayas sentido privilegiada. Hemos visto muchas noches estrelladas, pero siempre hay una que nos cautivó más.

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    4. Loreto Perera García20 de julio de 2020, 16:36

      Así es, Isabel. Bendita luz de las estrellas que iluminó nuestros pensamientos y deseos.

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    5. Siempre los humanos hemos tenido un vínculo especial con las estrellas. Y les hemos atribuido hasta poderes sobre nuestras vidas. Pero ya es suficiente poder el de iluminar y velar en las noches oscuras.

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  2. Cuando yo era pequeña, mis padres iban todas las tardes a casa de mi abuela, un poco más abajo de donde vivíamos y subíamos a las 9, más o menos. Entonces mi pdre nos hacñia mirar al cielo y nos nombraba La Vía Láctea o Camino de Santiago, clarísima, las Tres Marías,Osa Mayor y Osa Menor, y se veían perfectamente. No había luz en la calle como ahora. Alguna farolita débil, pero las veíamos claramente y recuerdo una vez una lluvia de estrellas. Me gusta siempre de noche mirar el cielo. Y en el Teide, con una amiga aficionada a la astronomía, pude ver la galaxia "Andrómeda". Qué maravilla, y sentir el movimiento de la tierra en el teide es impresionante. Me dio algo de vértigo.

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    1. Yo recuerdo noches iguales en Los Realejos o en Los Sauces. No había luz eléctrica o por lo menos yo recuerdo cenar con lámparas de gas. Y después de cenar todo el mundo sacaba las sillas a la puerta y a hablar, mientras los niños jugábamos a la luz de las estrellas. No volverán esas noches pero fue bonito haberlas vivido. Y siempre conservaremos esa costumbre de mirar al cielo.

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  3. Así es,Isa, los recuerdos que nos impactan en nuestras vidas,raramente los podemos olvidar. Así me pasó en aquella oportunidad....no podía creer la maravilla que contemplaban mis ojos de niña por primera vez. Gracias por recordarmelo y por tomar en cuenta mi relato para tu post. Un beso

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    1. Gracias a ti. Estuvimos hablando alrededor de una hora y, como siempre, aprendimos unas de otras. Hay siempre una primera vez que impacta y emociona, no importa la edad que se tenga. Estoy segura que mucho tiempo después, uniste siempre el recuerdo de la isla y tu llegada a ella a ese recibimiento que te hicieron las estrellas.
      Y dobles gracias a ti, a Chari y a Conchi porque la mitad del post es de su propia inspiración. :-D

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  4. Charo Borges Velázquez20 de julio de 2020, 15:57

    Pues, sí, Jane, haber compartido nuestras experiencias, ante un hecho común y que se dio en lugares muy distintos y distantes, hizo que nos sintiéramos más unidas, si cabe.
    Debió ser la magia de esas noches vividas, la que lo ha conseguido y que tú has sabido describir con tu habitual maestría. Gracias por hacerlo.

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    1. Eso es lo que más me gustó. Espontáneamente, cada una empezó a contar "su" noche estrellada, en distintos sitios, edades y contexto. Pero todas coincidíamos en el asombro, en esa sensación de que abarcas muchísimo y de que nunca habías vivido nada igual. Magia y comunión.

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  5. Marilu Díaz Estrada20 de julio de 2020, 22:44

    No hay nada tan hermoso como el cielo de la isla de La Palma y Tenerife. Si estas en un pueblo casi sin energía eléctrica, las estrellas están tan unidas que no se pueden contar. Gracias, por recordarme esos momentos.

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    1. Yo tengo un ramillete de momentos como ese en la memoria: en Los Sauces en la casa de mi abuela en La Verada; en los Realejos cualquier noche después de cenar; en Bajamar tumbados en la hamaca buscando ovnis; en el Astrofísico del Teide cuando mi marido trabajaba allí... Como dices tenemos un cielo hermoso y especial.

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    2. Marilu Díaz Estrada22 de julio de 2020, 17:44

      Es la pura verdad....Un abrazo Isabel.

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    3. Hay muchos factores para ello: estar cerca del Ecuador y del Trópico de Cáncer; tener un clima subtropical, un relieve abrupto, una corriente oceánica fría y tener el continente africano próximo. Todo eso hace que sea el sitio ideal para contemplar el cielo y para construir un Observatorio. Hawai y los de Canarias son los mejores observatorios del mundo. Por algo será.

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  6. La experiencia mía fue una noche maravillosa de estrellas en La Palma. Salimos de Argual a las 4,30 o 5 de la mañana con una noche estrellada un grupito de amigos que fuimos a ver amanecer al Roque. En todo ese camino de Garafía no había luces, eran impresionantes las estrellas en La Palma esa noche y nos conducía el Lucero del ALba, la estrella del amanecer. Al llegar arriba el espectáculo más grande: se hizo de día y vimos desde el Roque las islas y ese amanecer único en el mundo. La verdad es que mis hijos lo han hecho muchas veces eso de ver amanecer, salir de noche, ver las estrellas, pasar por Garafía donde las luces están muy controladas por lo del telescopio y ver el cielo de La Palma. Con el confinamiento fue a más, era impresionante salir y ver el cielo de La Palma que ya es bonito, pero ahora más.
    Les invito a ver desde el Llano de las Brujas en La Palma una noche de estrellas que son únicas.

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    1. Como soy de las que se acuestan tarde, soy también de las que se levantan tarde. Por eso, ver amanecer me parece una experiencia increíble. Cada vez que veo la salida lenta del sol con todo su preámbulo de colores, disfruto como una niña. Pero siempre ha sido sobre la marcha: cuando cojo un avión muy temprano, o me desvelo un día por casualidad... Pero salir con amigos para ver amanecer, ir a propósito para ver salir el sol me parece un plan estupendo ¿Cómo no se me ha ocurrido hacerlo? Tal vez algún día vaya contigo y las amigas a ese Llano de las Brujas. Después de todo, algo de brujas tenemos...

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  7. Mis noches estrelladas son las vividas en Los Roques de Fasnia cuando pasaba mis veranos allí. Durante muchos años no había electricidad, por lo que las noches sin luna eran oscuras y las estrellas brillaban en todo su esplendor. Nos entretenīamos conversando y vigilando para ver estrellas fugaces. Entonces para nosotros eran Lágrimas de San Lorenzo. En la actualidad coincide con la moda de ir a ver Las Perseidas a lugares lejos de las luminosidad de las ciudades. ¡Cómo echamos de menos lo natural y la vida que teníamos! Pero también tenemos que valorar las comodidades y progreso con lo que hoy vivimos.

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    1. Yo fui hace unos años (lo conté en el blog, claro) a ver las Perseidas, las lágrimas de San Lorenzo. Fuimos al Teide y nos adentramos por los caminos de las Siete Cañadas. No vimos casi ninguna, la verdad, pero nos encontramos con peregrinos que iban a Candelaria y fue una de esas noches para recordar. Eso sí, estrellas había por millares y estuvimos identificando constelaciones: las Perseidas con Orion al lado, Casiopea, la Osa Mayor... Un festín.

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  8. Querida Jane:
    Cuando era niña y se iba la luz, no se decía nada de "cero energético", fuera de día o de noche se decía que "había un apagón".
    Hoy nos hablas de Noches Estrelladas y esa maravilla no podemos observarla sino con Luna Nueva y un "apagón", o en los altos de la isla donde no haya contaminación lumínica.
    Como te comenté, mi espectacular Noche Estrellada fue en la boda de Arico. En ese momento tuve la impresión que si alargaba la mano podía tocarlas y hasta coger una...
    En ese instante mágico, me sobró el verso, la perla, la pluma y la flor...

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    1. A mí también me ha hecho gracia lo del "cero energético" en lugar de "apagón". Debe ser que también se fueron los teléfonos y las wifis y lo de "apagón" sólo se aplicaba a la luz. O será que nos hemos vuelto más finos a la hora de hablar.
      Creo que, si hubieras alcanzado una, tu prendedor sería más que completo pese a Rubén Darío. Eso es lo que hacen las noches estrelladas en los espíritus románticos.

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  9. Yo también tengo una vivencia así. Me quede alucinada, nos reunimos los hermanos en la casa de Redondo en los altos de Icod. Y después de cenar salimos todos al patio, estaba todo oscuro y de repente se iluminó el cielo lleno de estrellas. Qué maravilla, nunca había visto nada igual.

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    1. Lo has descrito muy bien. Eso es lo más espectacular, el salir a la noche oscura y que de repente se te ilumine el cielo y tengas delante toda la sinfonía. Es, como dices, para alucinar.

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  10. Mi noche estrellada más impresionante, ocurrió en un viaje que hice a El Hierro con mi hija Ana y mi amiga Tere. Fuimos en barco y con el coche. Llegamos a El Pinar por la tarde, a una casa preciosa que nos dejó mi tío Gaspar. Salimos a cenar y cuando volvimos, de noche cerrada, al bajarnos del coche, miré al cielo y, no sé cómo definir lo que sentí. Era miedo, asombro, o éxtasis?. Yo decía: pero miren, han visto algo igual?. Era una bóveda sobre nuestras cabezas, llena de.millones de estrellas. No había visto nada igual, en toda mi vida. Ese cielo limpio, sin contaminación lumínica, no lo he vuelto a ver, ni creo que lo vea.

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    1. El Hierro es también un sitio especial para verlas y para hallar paz y tranquilidad. Yo titulé un post dedicado a esa isla "Receta antiestrés". No hay contaminación de ningún tipo y se abastece en un 60% de energías renovables. Cada vez que he ido vengo "con las pilas cargadas". Y en eso tuvo que ver mucho esas noches mirando, maravillada, el cielo estrellado.

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  11. Yo me fui un fin de semana al Parador y una noche vino un señor a explicarnos las estrellas, era verano pero pase un frío en la puerta que cuando entre me tome un coñac para entrar en calor.

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    1. Jajaja, me acordé de otra noche que pasé yo también en el Parador. También salimos fuera (superabrigados, que en el Teide ya se sabe) y un señor con una linterna grande nos iba señalando las constelaciones, los planetas y las estrellas especiales. Luego entramos y él, al lado de la chimenea, se puso a contarnos historias y mitos "hasta que se le acabara la copa de vino" que tenía en la mano (muy bien servida). Los demás también le acompañamos... y sí, se entró en calor.

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  12. Mari Carmen González Zamorano22 de julio de 2020, 17:15

    Recuerdo con 18 años mis padres me mandaron a la Palma a un distrito de Punta Llana, El Granel. Está en la cumbre, las estrellas en las noches oscuras parecía que se podían tocar, pero lo que realmente me impactó fue una noche de carnaval que la costumbre era ir de casa en casa. bueno más bien chozas, caminando hasta la costa. Cuando llegamos veo el Teide con el sol detrás completamente rojo. Me senté en el suelo a llorar de emoción . Nunca lo olvidaré.

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    1. La naturaleza a veces es tan hermosa, tan deslumbrante, tan llamativa... que no sabemos manejar bien todo ese cúmulo de emociones que nos provoca. Me creo lo de sentarte en el suelo a llorar, como también si te echas a cantar o a reír. A mí me suele provocar un abrir mucho los ojos y quedarme muda. Pero como en tu caso, es un recuerdo que permanece siempre.

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  13. Desde pequeña tuve la suerte del vivir en una casa aislada y unos tíos que nos enseñaban todas las noches despues de cenar las estrellas con sus nombres ,Osa mayor, El Carro, Júpiter, Polar. Fue un tiempo feliz. Los mayores con sus charlas y nosotros con nuestros tíos, primos.
    De mayor he tenido poco contacto con las estrellas. Solo recuerdo cuando íbamos en el barco de unos amigos en Los Gigantes, que me enseñó Casiopea y yo casi me muero de risa porque esa no me la había enseñado mi tío.
    Ahora vivo donde sí veo las estrellas pero la verdad no me acuerdo de levantar la cabeza y disfrutar una cosa tan bonita. Intentaré gracias a ti levantar la cabeza, cerrar los ojos y dar gracias por ese regalo, como si fuera Navidad con miles de luces todos los días.

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    1. Nada de cerrar los ojos. Abrirlos y mucho para abarcar todo lo que puedas: desde tu casa, el mar y el cielo infinitos. Tienes una vista privilegiada desde allí. Aprovéchala y disfruta. Que sean muchas las veces que levantas la vista y sonríes haciéndolo. Y enséñale a tus nietos dónde está Casiopea y su característica formación en M. Nunca se les olvidará.

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  14. Sí, estoy de acuerdo, la amistad es compartir lo asombroso, lo cotidiano, las certezas, las dudas... la amistad es algo grande.
    SAludos.

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    1. Tal vez lo más grande que existe en el terreno de las relaciones humanas. Con los amigos vives y envejeces, son el resultado de haber tenido las mismas vivencias. Los amigos son mi gente, mi mundo, una biografía compartida. Como dices, con ellos se comparte lo bueno. Y lo malo también. Doy infinitas gracias a la vida por tener buenos y viejos amigos.

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  15. Muchas noches estrelladas en nuestra isla y tu en La Palma. Mi experiencia más impactante fue una noche allí cerca del monte. Impresionante. Supongo que te habrá pasado.
    Hagamos un buen verano...

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    1. Feliz verano a ti también, Mariam. Que con los mimbres que tenemos, disfrutemos y veamos muchas noches estrelladas que nos den paz y serenidad.
      Un beso.

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  16. Marili Lorenzo del Pino26 de julio de 2020, 20:44

    En mi primera subida al Teide (julio'1970) esa noche acostada en el muro exterior del refugio (Altavista) y nunca mejor dicho...... Aún perdura tan maravilloso cielo de millones de estrellas.... Ni el frío que hacía me hizo desistir ante tanta belleza!.-

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    1. Yo también recuerdo maravillada mis dos subidas al Teide (Julio 1966 y septiembre de 1968). Mucho frío, muchas estrellas, un amanecer fantástico y la sensación de estar en la cima del mundo. Ahora que sé que no subiré más, guardo esas dos noches como joyas en la memoria.

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