lunes, 22 de noviembre de 2021

Náufragos de la noche



Así nos llama, náufragos de la noche, Irene Vallejo, con su finura de siempre, a los que muchas veces, con los ojos abiertos en la oscuridad, no podemos dormir y sentimos que somos los únicos despiertos en medio de la humanidad que duerme. Estos náufragos. dice, en su insomnio, acechan los ruidos, reconocen el paso de las horas en la intensidad de las tinieblas, escuchan la radio o dan unos pasos mecánicos.

Pero hacemos muchas más cosas, nosotros los insomnes. No sé si recuerdan una película, "Peligrosamente juntos", de Robert Redford y Debra Winger y la escena del insomnio. En ella los dos son náufragos de la noche también y, aunque al principio no se conocen casi, la cámara los conecta y descubre sus afinidades: Redford recurre, buscando el sueño, a jugar con una pelotita contra la pared, a bailar claqué, a montar en bici por la casa o a cantar y bailar con Gene Kelly viendo "Cantando bajo la lluvia". Winger plancha y cocina de madrugada y luego se dedica a comer y a beber, con lo que al día siguiente tiene una resaca monumental. En esas horas oscuras, tengo amigos que leen, escriben, escuchan programas de radio o tele, pasean por la casa, despiertan a su cónyuge para sentirse acompañados, ordenan la despensa u organizan el mundo. Lo que es verdad es que no conozco a nadie que cuente ovejitas.

Por eso, y porque el insomnio nos ataca más a los mayores, no es raro que nos encontremos en el herbolario más próximo con algún que otro jubilado y nos pongamos a comparar pastillas de melatonina y tisanas varias con nombres tan sugestivos como "Relax" o "Dulces sueños". Mi amiga Eli, a quien no les gustan nada las tisanas (se las toma apretándose la nariz y con cara de fos), la otra noche, después de hacerse una con tila, pasiflora y valeriana, durmió como un lirón y tuvo que reconocer que, oye, hacía efecto. Pero luego descubrió, cuando abrió más los ojos, que la tisana estaba intacta en la  mesa de noche.

Así que, amigos y compañeros en las tribulaciones nocturnas, no se desesperen si oyen que el de al lado ronca al volumen máximo sacándole el jugo a la almohada, mientras nosotros damos vueltas y vueltas  en la cama buscando el rincón más mullidito. Piensen que somos muchos los hermanados en sueños cambiados y que de estos ratos sin nada que hacer puede salir, qué sé yo, un "Cien años de soledad". Sin ir más lejos, Paul Auster, en su libro "Un hombre en la oscuridad", empieza diciendo que él se cuenta historias para combatir el desvelo.

Yo, por el momento, cultivo melisa en la huerta y, con ella, me hago mis tisanas (a mí sí me gustan). Y después, cuando no me hace ningún efecto, mientras espero que la Aurora de rosados dedos llegue y me rescate, me pongo a pensar en estos post de los lunes.  No seré García Márquez ni Paul Auster, pero al menos nadie puede decir que no le saco provecho, igual que ellos, a las horas brujas de la medianoche

16 comentarios:

  1. Carmen María Duque Hernández22 de noviembre de 2021, 9:07

    Muchas gracias, salud para todos

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  2. Buenos días
    Pues si que les sacas muy buen partido a tus noches de insomnio

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    1. Más de un post de estos ha salido de ellas. Pero pienso que más partido hubiera sido dormir como un tronco y estar al otro día como una rosa perfumada Maringá. De todas formas, salvo algún día que una está muy despejada, estas noches suelen ser de duermevela, donde los temas se nos arremolinan en la cabeza y se ponen majaderos.

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  3. Charo Borges Velázquez22 de noviembre de 2021, 14:40

    Ay, sí, qué malo es el insomnio. Sobre todo, cuando al día siguiente se ha de madrugar, para acudir a una cita o una prueba médica o cualquier otra gestión ineludible.
    Los que no lo padecen, no saben lo privilegiados que son... Bravo por ellos.

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    1. Debo advertirte que no soy una insomne crónica. Y menos mal. Duermo normalmente 8 y a veces 9 horas, cosa que mis amigas me envidian. Pero una vez, y a veces dos a la semana, me da la jiribilla, y ahí me ves vuelta p'allá, vuelta p'acá, sin encontrar acomodo. Tengo un amigo que dice que total, al otro día no hay que fichar. Pero como dices, hay días de citas médicas o de un viaje temprano, y es precisamente cuando nos convertimos en desvelados. A veces, me levanto a escribir, apunto todo lo que me preocupa, o notas para algún post futuro, y es como si despejara la cabeza. Me vuelvo a acostar y cojo el sueño enseguida.

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    2. Charo Borges Velázquez22 de noviembre de 2021, 21:44

      Yo tengo bastante tendencia a serlo, pero no tengo noches, sino momentos. Y no sé a qué puedan deberse, cuando no es debido a cenar tarde y mucho, para mi estómago.
      Mi insomnio es totalmente anárquico.

      Pero no tomo absolutamente nada, ni tisanas, ni pastillas. Le hago frente a pelo...

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    3. Compartimos esa anarquía. ¿Y qué me dices cuando nos quedamos sopa viendo la tele? No lo entiendo: en la cama, calentitos y bien recostados, no dormimos; y sin embargo, en un sillón, a veces hasta incómodo para ese menester, oyendo un programa interesante, nos quedamos como un tronco. Anarquía total.

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  4. Yo lo hago fatal, Jane, porque no aprovecho esas horas para nada. Como mucho me pongo un podcast o hago ejercicios de relajación que a veces funcionan y otras no.
    Un abrazo.

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    1. Mi relajación es intentar poner la mente en blanco. Pero es tarea difícil y pesada porque tengo en la cabeza tanta cosa... A veces ¿sabes de qué me acuerdo? De que en el estanco de al lado del Instituto, mientras los alumnos compraban cosas en el recreo armando una bulla de mil demonios, el nietito de Chicha, la dueña, dormía plácidamente en una cunita allí mismo. El recuerdo de la carita del niño me transmite paz y es mi mejor ejercicio de relajación.
      Otro abrazo para ti.

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  5. Antonio Hernández Hernández22 de noviembre de 2021, 21:42

    Yo tengo una radio en la cabecera, cuando no cojo el sueño, me pongo el auricular y programo en la radio un tiempito para que se apague sola. Me funciona... eso si, no se si esto derivará en problemas de oido.

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    1. Eso me han dicho, que el sunsunete de la radio es el mejor relajante que hay. Lo malo es que te pase como a mi hija que cuando pequeña le poníamos música de Mozart para dormir (era uno de los pocos discos que teníamos) y ahora, cada vez que oye a Mozart, se duerme.

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    2. Charo Borges Velázquez24 de noviembre de 2021, 18:14

      Yo también suelo encender la radio y la pongo muy baja y muy cerca de mí. Procuro que sea música suave, pero no siempre me da resultado, aunque más de una vez, con el soniquete, he conseguido coger el sueño.

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    3. Creo que la radio es el método más común cuando te desvelas. Tengo amigos que se conocen todos los programas nocturnos. Yo no conozco ni uno, ni se me ocurre, no sea que por un despiste se oiga el sonido y le provoque un infarto a mi marido. Sí es verdad que alguna vez al mediodía la he puesto y, como estén hablando, fijo que me quedo roque aunque el tema sea el más interesante del mundo.

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  6. Vaya que sí sacas provecho a tus horas nocturnas. Nos cocinas una lectura suculenta que anima nuestros lunes. Le das a la pelotita de nuestras cabezas y las neuronas empiezan a pedalear.
    Cómo iba yo a alumbrar esas maravillas literarias, soy una marmota...JA JA JA.

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    1. A veces también los sueños te dan ideas y tú sabes que yo sueño mucho.
      Y qué bueno ser una marmota. Por eso tienes tan buen carácter y no te he visto de malhumor nunca en la vida.
      Un abrazo, Cande, y a seguir en brazos de Morfeo todo lo que se pueda. :-D

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