lunes, 21 de febrero de 2022

Segundas veces: Granada


Sierra Nevada (nevada) desde el Albaycín

Hace 9 años escribí un post que titulé "¿Cómo que no has estado en Granada?". Y contaba allí que era la primera vez que visitaba esta ciudad, enamorada del agua, flor de la brisa, que cantaba Carlos Cano. Hablaba de la Granada mora (madera, cerámica, mármol y agua en la Alhambra, callejuelas del Albaycín, teterías de la Calderería, la Puerta Elvira...); de la Granada cristiana (no solo las iglesias, sino también el Colegio de las Niñas Nobles o el pionono); de la Granada gitana (la señora con pantuflas tocando las castañuelas con su nieto en el Mirador de San Nicolás); y, sobre todo, de la Granada viva (los mercados, las tapas, las plazas llenas de gente). Terminaba entonces, en ese diciembre de 2013, con un propósito firme: volveré.

Y ahora he vuelto por segunda vez. Leí una vez un artículo de la escritora Milena Busquets en el que decía que las primeras veces están sobrevaloradas y que ella es más partidaria de las segundas veces (y terceras y cuartas), que es cuando se llega a poseer de verdad algo. No sé si tiene razón (¿Poseer? La realidad siempre es esquiva y se esconde), pero es cierto que esta segunda vez que he estado en Granada iba buscando las dos cosas: encontrarme con la luz y la magia de entonces y descubrir nuevos rincones y momentos.

Y eso hemos hecho. Además de lo ya visto, hicimos cosas nuevas. Visitamos un tablao flamenco con unos bailaores, guitarra y cantaor magníficos, de los que ponen los pelos de punta. Nos embelesamos en la Sacristía de la Catedral con las manos de la Inmaculada de Alonso Cano, una imagen pequeña y preciosa en la que no habíamos reparado antes. Pisamos de noche, en la hora bruja, bajo una luna llena impresionante, las callejuelas empedradas del Sacromonte para ir a una zambra gitana en la que una adolescente, temblando, bailaba por primera vez (y muy bien). Compramos azafrán, el oro rojo (y a precio de oro), en el mercado de San Agustín. Pasamos por el pueblo de Soportújar, el pueblo de las brujas, y nos enteramos de que allí vivió Baba Yaga, procedente de Siberia, en su casa móvil con patas de gallina, y que el pueblo es el punto de encuentro de todas las brujas del mundo. Oímos la canción "Granada" en la voz profunda de un chico de la Tuna. Encontramos la ciudad, no con las luces de navidad de la otra vez, sino adornada con corazones y mensajes amorosos (coincidió con el día de los enamorados). Vimos almendros en flor debajo de los muros de la Alhambra desde el Paseo de los Tristes.

Así que las segundas veces (y las terceras y las cuartas) pueden ser también sorprendentes, porque, además del recuerdo y la mirada nueva, en un viaje se habla, se comenta y se comparten con los amigos momentos estupendos: la hora del vermut (que un día sustituimos por chocolate con churros en la Plaza de Mariana Pineda) o irnos de compras por las tiendecitas curiosas de los pueblos o, simplemente, alegar y reírnos y saber que vivimos juntos un paréntesis de la vida diaria.

Y también se conoce a gente nueva y puede pasar, como me pasó, que peguemos la hebra con una persona que no conocemos de nada y que te cuente parte de su vida y te confiese por qué ya no reza. O que te expliquen, como nuestra estupenda guía, Estrella, no solo todo lo que hay que saber de su ciudad,  sino también cómo se hace el remojón granaíno (aceitunas, bacalao, naranja, cebolla y aceite) o la vida y muerte de García Lorca. tan bien contadas que me emocionó. O escuchar a la panadera del pueblecito de Capileira, en plena Alpujarra, decirnos que le encanta su profesión. El único inconveniente -dice- es que te tienes que levantar a las 2 de la madrugada.

Por encima de todo me ha gustado el humor granaíno que se ve por todas partes: en la petición de los habitantes de Pitres, un pueblo de la montaña, a su alcalde para tener un paseo marítimo. Y este, ni corto ni perezoso, lo que hizo fue cambiar el nombre a su calle principal y llamarla así, "Avenida Marítima", con su ancla y su barca y todo. O el Barrio de La Chana ¿En qué otra ciudad del mundo se le da nombre a un barrio por su habitante más famosa, una señora de muy buen ver a quien visitaban con asiduidad muchos buenos (y no tan buenos) mozos de Granada?.

Así que no se corten en revisitar los sitios ya conocidos. Y, si son tan bonitos como Granada, no se debe uno despedir de ellos para siempre, como hizo Boabdil, el último rey musulmán, desde el sitio que hoy se conoce como el Puerto del Suspiro del Moro. No, como dije hace 9 años y repito ahora, hay que decir (sin suspiros): "Volveré".








(Para Estrella, nuestra guía y mentora, que, con gracia y sabiduría, nos hizo amar Granada)


38 comentarios:

  1. De acuerdo con Milena Busquets y contigo claro... Me encanta repetir sitios que ya conozco. Siempre descubres cosas nuevas y sin prisas.

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    1. Sí, Mandi, siempre se descubren cosas nuevas y se conoce a gente nueva, que para mí es un plus. Además, el guía que tuvimos la primera vez se limitaba a ponernos vídeos de cocina y a las preguntas que le hacíamos contestaba con un "no sé". Todo lo contrario que con esta guía con la que aprendimos y disfrutamos. Callejear sin prisas es un lujo.

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    1. Eso intento, querido Chris. No tanto como tú, que ahora estás aquí y mañana en Dubai, París o Creta, pero sí con tu mismo espíritu: ver mundo y disfrutar de él.
      Un abrazo grande.

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    2. Bien bien Gracias querida Mari! Exacto! Tenemos continuar viajar por el mundo para conocer gente y lugares….. para mi es la vida! Abrazos fuertes a ti y Tony!

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    3. No podía ser menos, tú que eres (seguro) descendiente del más grande viajero de todos los tiempos, el astuto e inteligente Ulises. Leí una vez que viajar es crear recuerdos a los que viajar después. Tú tienes infinidad de recuerdos e infinidad de viajes guardados en el corazón. Eres afortunado.
      Otro abrazo para ti.

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  3. Hola Jane. Magnífica segunda vez. Hace como 30 años estuve en Granada y me gustó muchísimo. Además fuimos a la Alhambra un día en que apenas había cola , me encantó....Bueno lo único que le sobra es el palacio (o es iglesia) cristiano que está a la entrada. No pega ni con cola.
    Fuimos a todos sitios . Subimos caminando a la Cartuja con un sol de justicia y pudimos entrar a las habitaciones (creo recordar)...demasiado espartano para mi gusto.Los paseos por la avenida, los tenderetes de cuero y las "gambas a la plancha",,,En fin que tendré que volver . Un beso Jane, Juan

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    1. Nosotros esta vez no fuimos a la Alhambra ni a la Cartuja pero las tengo guardadas en la memoria, tan vivas como cuando las vi. También a mí, y a muchos, nos sobraría ese palacio de Carlos V, que por otra parte es una obra magnífica, pero así, pegada a la Alhambra parece un pegote. Pero muchos entendidos dicen que gracias a él se ha conservado también la Alhambra y que realmente es un homenaje a ella por parte de Carlos V. En lugar de cargársela, como hacían muchos gobernantes con los edificios de los vencidos, decidió veranear pegadito a ella.
      Se impone volver a Granada, Juan. Tienes tan buenos recuerdos que hay que afianzarlos. Pero no vayas en verano.
      Un beso, Juan.

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  4. Me encantó. Como siempre lo bordaste. Tienes mucha facilidad para expresar lo que has vivido y sentido cuando escribes... No pierdas nunca la ilusión y afición por tus preciosos relatos✍�� Un besazo ��

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    1. Muchas gracias, Mayuye, tú siempre tan amable. Por ahora, con cerca de 700 post desde que empecé en el 2008, no se me ha acabado el rollo de cada lunes. Pero es que la vida es tan interesante ¿verdad?
      Un besote y lo dicho: fue un placer tenerte de compañera de viaje. A repetirlo.

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  5. Yo había estado en Granada hace diez años por lo menos, pero esta vez la visita fue mucho más productiva y enriquecedora. La guía excelente, el grupo estupendo, y tú descripción muy completa e instructiva.
    Granada tiene un sabor especial y con buena compañía, mucho mejor.
    Espero hayan descansado .Un besote.

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    1. Andersen decía que sufría de lo que él llamaba "nostalgia del afuera", no del hogar. Decía: "Cuando la nieve se derrite, las cigüeñas llegan y los primeros barcos de vapor zarpan, me asalta la punzante comezón de partir". Me da que a nosotros nos pasa algo por el estilo, unas ganas enormes de hacer algún viajito y apuntarnos a lo que nos ofrezcan. Y, si la oferta es como esta, con todas las características que has dicho, miel sobre hojuelas.
      Lo malo de esta edad es lo cansada que llego, pero nada que unas 9 horas de sueño en mi cama no pueda remediar. :-D
      Otro besote para ti.

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  6. Estupendo, como siempre, que su lectura te vuelve a trasplantar a los momentos vividos.

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    1. Antes, hasta el año 2008, hacía álbumes de cada viaje, con sus explicaciones, postales, entradas a museos, recuerdos... y fotos de las de verdad, muchas fotos. Desde que ya no hay fotos de máquina sino de móvil, y los recuerdos solo están en la memoria y en las agendas, me acuerdo menos de los sitios. Pero es el precio a pagar por la facilidad con la que fotografiamos y borramos lo que no nos gusta. Modernos que nos hemos vuelto. De todas formas, es verdad también que hacer un resumen como este me hace recordar lo bien que lo pasamos.
      Gracias por ser parte de ello ustedes dos. Un abrazo.

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  7. Charo Borges Velázquez21 de febrero de 2022, 14:46

    Ya me gustaría, Jane, hacer como tú y como Milena. Pero yo soy más de no repetir sitios conocidos y descubrir lugares nuevos, porque ya no tengo tiempo, ni fuerzas, para lograr los dos objetivos.
    Será un conocimiento más superficial, pero me ilusiona más visitar otros sitios diferentes... todo, en mi caso, es cuestión de tiempo.
    Esta segunda visión tuya, de Granada, me ha encantado y, como ya estuve en lo más conocido, te he acompañado a esos nuevos descubrimientos que tan bien describes. Gracias por dejarme hacerlo...

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    1. La verdad, Chari, es que al repetir sitios también encuentras lugares nuevos y nuevas vivencias. Y que en los sitios nuevos, también encontrarás experiencias repetidas. Como la del antropólogo José Antonio Jáuregui al que una comunidad indígena le quiso agasajar con un guiso típico boliviano y él, preparado para rechazarlas (vete tú a saber qué tendría), se quedó asombrado porque eran migas de pastor, idénticas a las que hacía su abuela navarra. Hay muchas cosas que nos diferencian pero también hay un montón que nos asemejan.
      De todas formas, me encanta compartir recuerdos contigo. Y viajes también.
      Un beso.

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  8. Tuve la suerte de estar ahí, y de tener un "amor brujo", mágico. ¡Ay esa lágrimas de despedida en la guagua de madrugada. Y tuve la suerte de ir después de leer, LOs Cuentos de la Alhambra, y recorrerla con las imágenes que yo me había hecho de la vida en tan divino palacio...¡Ay Granada! ¡Me embrujó! Y si puedo, volveré, amiga.

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    1. ¡Yo también me releí los "Cuentos de la Alhambra" de Irving antes de hacer el primer viaje! Es una gozada hacerlo antes y, como tú, mirar las cosas con los ojos de la literatura. ¡Esos ejércitos moros dormidos bajo tierra esperando la hora de una hipotética reconquista!
      Lo mismo hice con "Campos de Castilla" de Machado en Soria y hasta las lágrimas se me escapaban ante el olmo seco y la tumba de Leonor.
      Creo que ese embrujo lo hemos sentido todos. Y claro que hay que volver.
      Ya me contarás algún día ese amor brujo, ;-D

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    2. Jaaajaja amores de juventud y volátiles pero fuertes como una racha de viento repentino.

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    3. Son los mejores. Y amor joven, fuerte y volátil, Granada y los piononos es una mezcla explosiva difícil de superar. 😜

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  9. Carmen María Duque Hernández21 de febrero de 2022, 16:15

    Muchas gracias, salud y besitos para todos

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    1. Gracias a ti, Carmelita, también salud que es lo más importante. Esta vez no fui muy deprisa a los sitios a cuenta de la salud.
      Besos.

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  10. José Antonio Díaz Díaz21 de febrero de 2022, 16:25

    GRANADA
    Granada, calle de Elvira,
    donde viven las manolas,
    las que se van a la Alhambra,
    las tres y las cuatro solas.
    Una vestida de verde,
    otra de malva, y la otra,
    un corselete escocés
    con cintas hasta la cola.
    Las que van delante, garzas
    la que va detrás, paloma,
    abren por las alamedas
    muselinas misteriosas.
    ¡Ay, qué oscura está la Alhambra!
    ¿Adónde irán las manolas
    mientras sufren en la umbría
    el surtidor y la rosa.
    ¿Qué galanes las esperan?
    ¿Bajo qué mirto reposan?
    ¿Qué manos roban perfumes
    a sus dos flores redondas?
    Nadie va con ellas, nadie;
    dos garzas y una paloma.
    Pero en el mundo hay galanes
    que se tapan con las hojas.
    La catedral ha dejado
    bronces que la brisa toma;
    El Genil duerme a sus bueyes
    y el Dauro a sus mariposas.
    La noche viene cargada
    con sus colinas de sombra;
    una enseña los zapatos
    entre volantes de blonda;
    la mayor abre sus ojos
    y la menor los entorna.
    ¿Quién serán aquellas tres
    de alto pecho y larga cola?
    ¿Por qué agitan los pañuelos?
    ¿Adónde irán a estas horas?
    Granada, calle de Elvira,
    donde viven las manolas,
    las que se van a la Alhambra,
    las tres y las cuatro solas

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    1. Es un romance precioso, de una sensibilidad extrema como todo lo de Lorca. No puedes dejar de pensar en él cuando paseas por Granada. Cuando ves los dos ríos de Granada que bajan de la nieve al trigo, incluso al ir a la capilla Real y recordar ante la tumba de Juana la Loca:
      Granada era tu lecho de muerte, Doña Juana,
      la de las torres viejas y del jardín callado,
      la de la yedra muerta sobre los muros rojos,
      la de la niebla azul y el arrayán romántico.
      Lorca es el poeta de Granada y, cuando pasamos por la Huerta de San Vicente, donde estuvo su casa, no se puede evitar la sospecha de que tal vez esté enterrado allí, mirando la ciudad que tanto amó.
      Gracias por recordarnos a las tres manolas que viven en la calle Elvira.

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  11. He ido dos veces y cada vez me gusta más, siempre descubres algo nuevo.

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    1. ¿Nos animaremos a una tercera? Dicen que siempre hay que dejar cosas interesantes por ver. Esta vez no he comido un pionono, ni he ido a la fiesta del Dragón que me contaron que hacen en Órgiva para celebrar la llegada de la primavera. :-D

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  12. Qué buenos recuerdos de Granada. Gracias Isabel. Un abrazo.

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    1. Eso es lo bueno de los viajitos, Sole, guardar una buena bolsa de recuerdos entrañables. Y cuando una esté en horas bajas, sacarlos. Mi madre, que era una gran viajera, antes de morir decía: "Yo no viajaré más pero ¿y lo que me he divertido haciéndolo?". Eso nadie ni nada nos lo va a quitar. Un abrazo, Sole.

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  13. Yo estoy deseando poder permitirme esa segunda vez.

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    1. Pues ya sabes, a animarse y no pensarlo mucho. Esto es como tirarse al mar o casarse: hacerlo de sopetón y no buscar pros y contras. :-D

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  14. Qué te puedo decir yo, Isa, que no barra para casa...
    Tengo una parte importante de la familia paterna en esa ciudad mágica. Guardo recuerdos muy bonitos porque es un lugar de ensueño, que ha dejado que todo permanezca quieto al paso del tiempo, de ésos sitios que sin cerrar los ojos, te llevan volando a un momento histórico, sintiéndote parte de él.

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    1. No sabía que tenías raíces granaínas, Cande. Es para sentirse orgullosa de ellas. Y es verdad lo que dices, allí se respira historia, poesía, embrujo, música... todo con el fondo del agua de ríos y fuentes ¡Una ciudad preciosa!

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  15. Hiciste un resumen del viaje muy real, siempre recuerdas detalles muy interesantes.
    Y muy cierto también que tuvimos un buen grupo y una magnífica guía.

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    1. Tú sabes que no recordaría tanto si no llevara mi cuadernito y mi boli en el bolso. Que una ya no está para mucha retentiva :-D
      Pero tienes razón, fue un magnífico grupo de amigos, lo pasamos genial, y la guía no pudo ser mejor. Ojalá todos los viajes sean así, amables, instructivos y divertidos.

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  16. Volver a Granada es un sueño...ya lo dice la canción...caminar por El paseo de los tristes con la cantinela de un escaso río Darro o pasear por un empedrado Sacromonte contemplando la Luna Llena y de telón de fondo, la Alhambra iluminada o asombrarte de nuevo con tantos chirimoyos en el camino hacia la costa.

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    1. A mí, Ana Delia, la noche del Sacromonte me pareció distinta a todas, con un algo de misterio y embrujo, prestado a lo mejor por esa luna llena, por el rasguear de la guitarra cercana o por el toque de las castañuelas. No creo que se me olvide nunca.
      Y lo de las huertas de chirimoyos, mangos y aguacates me asombraron como a ti ¿Quién iba a pensar en ese microclima subtropical, después de ver 2º en el termómetro de Granada por las mañanas?
      Granada fue una sorpresa continua. Gracias por compartir viaje con nosotros.

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  17. Las piedras
    Y me detuvo la piedra, fuerte, dura, incólume; piedra que se alisa en intento de suavizar la vida, que se deja pisar sin perder su dignidad; a ratos asentada en el suelo, imperfecta pero bella, y a ratos elevada hacia el cielo, magnífica e indiferente al paso del tiempo. Como tú, Granada.

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    1. Precioso tu comentario, Adela. Granada es piedra que guarda la memoria de pasos antiguos, agua recogida de nieves lejanas, aire que se escapa por ventanas de encaje. Guarda tantas historias, tantas miradas, tanta humanidad y amor que a nadie deja indiferente.

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