lunes, 1 de agosto de 2022

Yo también quiero humanos



Lo del título lo digo porque leí un artículo en El País del 23 de julio que se titulaba "¡Quiero un humano!". Hablaba la periodista, Carla Marcia, de un señor que llegó al aeropuerto de Barajas con muchísima prisa y se vio obligado, para su desesperación, a facturar él mismo su maleta y a imprimirse su billete en una de las máquinas de autofacturación. El hombre ("vi su rostro pasar de la angustia a la cólera") gritaba: "¡Voy a perder el vuelo! ¡Quiero un humano!", con la misma urgente necesidad de aquel que, en la película "Amarcord" de Fellini, se subía a un árbol a gritarle al mundo: "¡Quiero una mujer!".

Cuando lo leí, me sentí tan, tan, tan identificada con él que, si llego a estar allí, le hago hasta coro. Las compañías aéreas se han convertido en especialistas en tratar a los pasajeros cada vez peor: asientos en los que casi no te puedes mover, retrasos, pérdidas, overbooking (¿qué mente malévola lo inventó?)... Y ahora, si viajamos con pareja, para fastidiar más, nos ponen separados. Como mi marido puede tener problemas durante el viaje, siempre pido billetes juntos aunque pague un suplemento por ello. En uno de los últimos viajes, al llegar a Barajas, me pasó lo mismo que al señor del artículo y, después de mucho trajinar, conseguimos facturar y recoger los billetes de una máquina que, no solo no nos deseó buen viaje, como hubiera hecho una azafata de tierra, sino que además nos dio los billetes separados sin atender a sentimientos, a lo pagado y a nada de nada. Y ahí me ven también con ganas de gritar: "¡Quiero un humano!": un humano al que explicarle el caso, un humano que te escuche, que te pida disculpas, y si me pongo, hasta que te invite a un champán por las molestias. Tardé más de media hora en encontrar a alguien que me lo pudiera arreglar y menos mal que yo sí iba con tiempo.

¿Cómo se ha ido degradando la cosa? ¿Cómo hemos pasado de aquellos tiempos en que las compañías se anunciaban con lo de "Donde solo el avión recibe más atención que usted" a esta época en que no solo no nos atienden bien sino que intentan fastidiarnos cada vez más?

Y seguimos igual en otros aspectos de la vida. Ya en los Bancos nos invitan a hablar con las máquinas y cada vez hay menos personas humanas que te atiendan; si se nos estropea algo y tenemos que llamar a un servicio técnico, le tenemos que contar a un robot lo que le pasa a la tele, a la nevera o a la lavadora (y una, que es prolija contando, se encuentra con la voz metalizada que dice: "Perdone, pero no la he entendido") ; y en el campo de las citas médicas, los ordenadores no apuntan las citas o nos mandan, como nos pasó a nosotros, al hospital de La Palma, un poco alejado de nuestra casa.

Queremos humanos, aunque sean antipáticos. Queremos que alguien nos diga "adiós", "gracias" y "buenos días" y que no nos diga lo mismo la voz sin calidez de una máquina. El escritor Manuel Rivas contó hace poco que en los peajes de las autopistas la mayoría de conductores eligen la cabina donde hay una persona y no la de las máquinas de cobro automático.

El consejo que la periodista Carla Marcia le da al señor que quería que un humano le atendiera es que cambiara de planeta o se comprara un buen smartphone. Yo, visto que cada vez más nos acercamos a aquel mundo oscuro y gris de "Blade Runner", la película de Ridley Scott en el que la humanidad convive con los robots ("replicantes"), me da que un día de estos me apunto a aprender robótica. Por si las moscas.

27 comentarios:

  1. Qué angustia de mundo!!!

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    1. Muchas gracias, salud y besitos para todos

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    2. La verdad es que a veces se pone angustioso, como aquellas distopías de "1984" de Orwell o "Un mundo feliz" de Huxley. Un mundo en apariencia "perfecto" donde las máquinas lo organizan todo, desde el amor hasta los nacimientos y muertes. Pero qué triste....

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  2. Nos hemos desternillado de risa. Nos acaba de pasar lo de los asientos separados

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    1. Yo todavía me estoy preguntando a cuenta de qué esta medida que solo puede disgustar a quienes viajan juntos. Supongo que es para que apoquines por hacerlo, y eso se suma a una lista de agravios: ya no te dan de comer, ya no puedes leer ni el periódico porque no cabe en el asiento, ya no puedes ni estirar los pies...Viajar en avión ya no es lo que era...

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  3. Totalmente de acuerdo contigo. Como siempre es un gusto leerte.

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    1. Muchísimas gracias. Somos muchos los que pensamos así. ¿Crees que cambiará la cosa?

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  4. Mª Pino Wood Wood1 de agosto de 2022, 18:15

    No puedo estar más de acuerdo. La desconsideración es total.

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    1. Es verdad, Pino, no nos merecemos ese trato. El antropólogo Mar Augé habla del "lugar antropológico", el lugar que el hombre por su condición de tal debe ocupar, un lugar entre personas. Los demás (por ejemplo, ese avión abarrotado de personas en que casi no te puedes mover) son "no-lugares". Y parece que a lo que vamos es a instaurar cada vez más esos no-lugares. Deshumanización y, como dices, desconsideración.

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  5. Mucha motivación hay que tener para aprender robótica.Yo prefiero las relaciones humanas.

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    1. Y yo, y yo. Lo de la robótica, ni jarta de grifa, como se decía en mi juventud. :-D

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  6. Charo Borges Velázquez1 de agosto de 2022, 18:17

    Cuánta razón tienes, Jane. La deshumanización está llegando a extremos insuperables y lo peor es que yo no le veo vuelta de hoja.
    Nos ha tocado vivir una época de capitalismo y consumo salvajes y una manera de que crezcan, aún más, es contratando robots, en lugar de personas... Seguramente ¿porque son más baratos y obedientes? Si estas son las razones, lamentable y triste, muy triste... — me siento enojada.

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    1. En 2017 leí que se preveía la desaparición de 1600 millones de puestos de trabajo en los 18 años siguientes y que uno de cada cuatro será desempeñado por máquinas. Por supuesto, es por dinero, claro ¿Por qué iba a ser si no?
      Pero es que además los robots pueden convertirse, por ejemplo, en máquinas de matar, cosa que debe preocuparnos todavía más.
      Rosa Montero que entonces habló de este tema pensó que este momento es prometedor y peligroso, porque la tecnología es una herramienta maravillosa pero la cuestión es usarla de manera adecuada.
      Ojalá los humanos sepamos cómo hacerlo.

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  7. Inés Parejo Sabina1 de agosto de 2022, 18:19

    Me pasa lo mismo, me pone de los nervios el hablar a una máquina, que todo sea tan
    impersonal, me encanta tu escrito

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    1. Y a veces, Inés, no solo es impersonal, es que es irreal. La inteligencia artificial permite crear realidad, inventarla, como esas caras de personas que no existen... y nosotros nos la creemos. Vas a ver que nos vamos a chiflar cuando no sepamos qué es verdad y qué es mentira.
      Gracias por tus palabras.

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  8. ¡Cómo te entiendo, querida Jane!
    La primera vez que me sentí utilizada por las "máquinas", fue hace por lo menos veinte años, cuando todavía fumaba, y compré una cajetilla en una máquina expendedora... ¡pues no va la puñetera y me contesta : su tabaco, gracias! Miré para otro lado, a ver si era conmigo y la voz se lo repetía a todo el mundo...
    No sé si fue lo desagradable de esa voz metálica, o que ya tenía en mente dejar de fumar... Yo creo que fue lo segundo, pero aquella voz enlatada me terminó de convencer... (Hace por lo menos veinte años que lo dejé)
    Pero cada vez estamos más robotizadas... Pago con el móvil cuando subo al tranvía o a la guagua, enfocando el galimatías de un código QR, saco dinero por cajeros automáticos, pago con tarjeta de crédito... Todos esos trabajos lo desempeñaban antes "humanos", por no hablar de petición de citas médicas o de cualquier tipo por teléfono... Y salta la puñetera frase grabada: "No me cuelgue por favor, manténgase a la espera... En breve le atenderemos... zzz"
    Miro atrás en el tiempo y "Un mundo feliz" me parece un Cuento de hadas.

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    1. ¡Ay, Conchi, lo del código QR me tiene a mal traer! A veces me sale con el móvil, otras no. Con lo sencillo y agradable que era que se te acercara un camarero y te contara los platos y de paso su vida. Hoy mismo fuimos a un guachinche y nada de códigos QR. Estuvimos hablando con el dueño y nos contó cómo se había animado a montar el negocio para dar salida a sus quesos, los problemas que había tenido con la pandemia y cómo él y su mujer habían salido adelante. ¿Ves? Eso es otra cosa. A ese sitio volveremos, es un sitio humano.
      Busquemos algunos más, hagamos que no se deshumanice esta sociedad.
      un beso, Conchi.

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  9. ¡¡¡Buenísimo, Isa!!!

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  10. Casi nos da un ataque de risa con tu artículo de hoy. Yo había leído a la de El País pero lo versionas tú mucho más gracioso. De verdad.

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    1. Gracias, Anita, tú sí que eres una buena amiga :-D
      El artículo está muy bien. Denuncia el problema y avisa de que las frecuentes quejas reflejan la degradación de la calidad del servicio y pueden volverse virales, causando un daño importante a la reputación de la firma. A ver si esto les sirve para cambiar la estrategia. Ojalá.

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    2. Ay,he tenido la mala experiencia con el seguro del Hogar.Mientras salía agua y otras cosas por la taza del W.C. Yo estaba con el teléfono intentando hablar con un humano de la Compañía del Seguro ¡Toda la mañana!
      permanezcan a la espera nuestros operadores están ocupados.

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    3. Los operadores ocupados, la inmundicia saliendo del WC,, el teléfono caliente y nuestros ánimos por los suelos... Espero que en el transcurso de la vida se te haya arreglado el problema. Cuánto lo siento.

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  11. Acabaremos siendo como las películas..los esclavos

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  12. Y ya no hablemos de las llamadas a servicios públicos o NO tan públicos. La media horita pasando de una línea a otra no te la quita nadie...

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    1. A veces toda una mañana en la fosa de la Desesperación.

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