lunes, 17 de octubre de 2022

Qué es una pifia



¿Qué es una pifia?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es una pifia? ¿Y tú me lo preguntas? Una pifia es... Mejor te lo explico con ejemplos.

Una pifia es cuando tienes que llenar un montón de formularios para conseguir un empleo, un puesto o una estancia en un país extranjero, y con todo el papeleo te trabucas y donde tenías que poner sí pones no, y donde iba el no, plantas un sí. Y por pifiarla pierdes el empleo, el puesto y la estancia.

Una pifia es cuando la memoria te gasta sus bromas en un examen y respondes, por ejemplo, "Los guanches tenían origen berberecho" en lugar de "bereber" (me lo pusieron a mí en un examen) o, como mi amiga Marga, que puso en la reválida de 4º que la rival de Isabel la Católica era Juana la Comadreja, en lugar de "la Beltraneja".

Una pifia es mi puré de calabaza de esta semana en el que siempre pongo un palito de canela, y a la hora de moler todo con la minipimer, me olvidé de retirar el palito, con lo cual el puré quedó lleno de minúsculos palitos de canela con los que te ibas tropezando al masticar.

Una pifia en el amor (¿quién no la ha cometido?) puede ser decir (o no decir) algo, hacer (o no hacer) algo...: desaprovechar la oportunidad cuando la tienes delante. Todas las novelas o dramas románticos están llenas de pifias, que a veces se arreglan y a veces no, empezando por "Romeo y Julieta", que no tiene final feliz por culpa de una pifia complicada (perdón por el spoiler). Incluso en la novela que terminé ayer, la 2ª en que David Safier pone a Ángela Merkel de detective, "Miss Merkel. El caso del jardinero enterrado", aparece una pifia (él le mira el trasero a otra) entre dos que se gustan pero que no acaban de cuajar: "Mike se dio cuenta de que Marie procuraba parecer relajada y sonreír, pero sus ojos no sonreían. La había pifiado, era evidente. Seguro que ese día Marie no vería El guardaespaldas con él".

Y no les digo nada de las pifias que todos cometemos de adolescentes y que ahora con esto de las redes, te las van a estar recordando toda la vida, sobre todo si tienes un puesto importante.

Pero pifias cometemos todos, reyes, papas, médicos, profesores o árbitros de fútbol. El que tiene boca se equivoca, decía mi abuela. Al hombre, del que hace poco hablé aquí, calificándolo de animal racional, político, simbólico, lobo para el  hombre y agoniado, también habría que añadirle animal pifiante o pifiador, si es que podemos inventarnos tales términos.. Somos seres con derecho a equivocarnos porque aprendemos de las pifias y el camino del conocimiento está lleno de ellas.

Así que no hagamos de las pifias un mundo. Si no conseguiste un empleo o una estancia en el extranjero, ya habrá otros ¡Será por países!. Si en un examen la pifiaste, hay repescas. Si el puré de calabaza se lleno de trocitos de palos de canela, pásalo por el pasapurés y lo arreglas (eso fue lo que yo  hice). Si perdiste un amor porque la pifiaste, la mancha de una mora con otra verde se quita. Y si de adolescente metiste la pata, piensa que somos seres pensantes y pensar por nuestra cuenta, sin imposiciones, ni dogmas, ni consignas, lleva aparejado que alguna vez nos equivocamos. Y menos mal.

16 comentarios:

  1. Francisco Javier González17 de octubre de 2022, 14:23

    Viejo refrán "El que tiene boca..." (o pluma,lápiz, boligrafo, ordenador, móvil con "güasá" o trastos similares) Un abrazo gomero.

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    1. O sea, que todos, todos nos equivocamos Y eso no es malo. Si nos perdonamos los errores, nos permite enmendarlos y ser mejores. Si se los perdonamos a los demás, nos hace ponernos en el lugar del otro. Así que mira por dónde, equivocarse no sea tan erróneo.
      Otro abrazo socorrero.

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  2. Jajaja Me acabas de recordar una "pifia", en el examen de 6º curso ( en Santa Cruz) y encima el examinador era mi primo Domingo, casi me cuesta el pase a reválida y me salvé por una matrícula en griego...Hablando de las columnas griegas con formas de mujer puse que se llamaban las "carótidas"...en fin ( y con lo me gusta ami el arte...) Y bueno, pifias de "trágame tierra", a montones ...

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    1. Qué bueno sustituir "cariátides" por "carótidas". Seguro que alguna relación hay: a ellas se les condena toda la vida a soportar sobre sus cabezas el peso del templo. Y las carótidas también parecen sustentar el cerebro a través del cuello. No creo que por esa pifia minúscula te hubieran suspendido y, si lo hubieran hecho, podrías haber esgrimido este argumento.
      Y yo, como tú, pifias a montones. ¿Y qué? A mucha honra.

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  3. Charo Borges Velázquez18 de octubre de 2022, 18:45

    Yo, de muy joven, fui casi una pifiadora profesional. No salía de una, para meterme en otra.
    Hoy sigo teniéndolas, pero la madurez y la vejez me han ido haciendo menos impulsiva y algo más reflexiva y creo que eso hace que mis pifias sean menos graves y frecuentes.
    A ver si soy capaz de mantenerme en este nivel, porque no suele gustarme "pifiarla"...

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    1. A veces la lengua va más deprisa que la cabeza y decimos lo primero que se nos ocurre sin pensar si es o no una imprudencia. Siempre me acuerdo de una visita a la que me llevaron mis padres de pequeña con exhortaciones de que me portara bien. Así que cuando la señora de la casa me ofreció una galleta, mi madre dijo enseguida: "¿Qué se le dice a Doña Juana?". Y yo contesté: "Quiero más galletas". No me faltó sino decir "so agarrada".
      De mayores somos más prudentes y más hipócritas. Por eso no la pifiamos tanto. :-D

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    2. Alejandrina Padrón20 de octubre de 2022, 17:38

      Dos plumas que me encantan. Las de Charo y las de Isabel Duque. Enhorabuena a las dos.

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    3. Gracias, Alejandrina. Ya sabes que a mí me gusta mucho la tuya y últimamente la veo poco. Menos mal que tengo guardados algunos poemas tuyos para cuando quiera leer algo que me llegue al alma.
      Un abrazo grande.

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  4. Una pifia, un error tonto que en algunos casos, resultan graciosos. Si la pifia un jugador de fútbol, en una jugada decisiva, éso ya no tiene gracia.
    De los errores se aprende, para éso están, para recordarlos en ocasiones con risas y en otras con ánimo de que no se vuelvan a producir.
    Gracias por corregir mis pifias de cada semana, con tan buen ojo.

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    1. Leí una vez una novela de Sophie Kinsella (una escritora que me gusta mucho) que se llamaba "La reina de la casa". La protagonista es una abogada brillante, con un CI elevadísimo, que una sola vez comete una pifia por la que su empresa pierde millones. Y el pánico que le entra es tal que huye y desaparece. Realmente lo que tiene que hacer (y ella lo reconoce más tarde) es dar la cara y asumir las consecuencias, pero es verdad que muchos no se han percatado de que nadie es perfecto y de que, como dices, de los errores se aprende.
      Gracias por estar aquí cada semana viéndonos las respectivas pifias. Y la verdad es que no te corrijo ninguna.

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  5. La cagaste, Burt Lancaster.

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    1. Famosa frase que decíamos en los tiempos lejanos de la juventud, junto a otras como "No te enrolles, Charles Boyer". Y el pobre Burt, que pasará a la historia como el "pifiador número 1" al que los demás pifiadores imitábamos, probablemente no la pifió ni más ni menos que cualquiera de nosotros. Maldita rima, pensaría.

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  6. La pifiamos mucho cada día, pero cómo nos gusta a veces hacer una montaña de lo que es un grano de arena. Porque la mayoría de esas pifias, por suerte, no dejan de ser minucias.
    Un abrazo.

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    1. Has dado en el clavo, Dorotea. Hacemos montañas de granos de arena y el tiempo nos enseña que no había que preocuparse tanto. Serenidad es lo que muchas veces nos hace falta. Y sentido del humor.
      Un abrazo.

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  7. Tienes razón, de las pifias se sale reforzado, porque influyen en nuestra forma de actuar en sucesivas ocasiones.
    Creo que yo cometí una pifia tomando una decisión erronea ,que me ha
    limitado.
    Espero que de esta pifia salga reforzada, y no tenga graves consecuencias.

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    1. Ya verás que no, Yoli. Cuando tomamos una decisión, tenemos delante diversos caminos que nos llevan en una dirección u otra. Nunca podemos estar totalmente seguros de que la decisión fue la correcta. Acepta la que tuviste y también las consecuencias, y no te arrepientas.
      Un abrazo.

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