lunes, 3 de julio de 2023

El rayo rojo del crepúsculo



Debo confesar que tengo debilidad por los atardeceres. Recuerdo incluso una vez, en el año 66, que estando en el albergue en la Playa de San Marcos, tuvimos que escribir una revista entre todas y a mí me tocó hacer y explicar la portada. ¿Qué puse? Por supuesto, un atardecer, que allí eran preciosos. Los atardeceres tienen algo, se prestan a la poesía (En el éxtasis de un atardecer que no será una noche... decía Borges) y a la filosofía,. ¿No tiene algo de pequeña muerte esa caída del sol en el horizonte, confiando y esperando que mañana habrá otro día? Por eso no es extraño que yo, en cuanto veo uno de esos crepúsculos espectaculares, me ponga como una loca a sacar fotos, en un vano intento de captar el momento y de adueñarme de toda esa sinfonía de color. Pero no hay manera, nunca lo consigo.

Sin embargo, esta semana la cámara me regaló esta imagen que pongo al inicio. Entre todas las fotos apareció este rayo, ya no verde, sino rojo, que interpreté como un heraldo de momentos dulces, como el anuncio de que, aunque no captes el esplendor, siempre puede haber algo inesperado en cada día que vivas. Y lo hubo esta semana.

Hubo el momento feliz: tener noticias de un alumno al que quise mucho allá por los años 80 y al que le perdí la pista. Ahora me mandaron una foto de él y, aunque ha cambiado mucho y ahora es un señor, sigue teniendo los mismos ojos inteligentes y la misma sonrisa de buena persona. Me gustó verlo feliz.

Hubo el momento tierno. Por las buenas notas les regalé a mis nietos pequeños lo que ellos quisieran. Eligieron, tan modestos, el de 8, sobres de estampas de fútbol y la de 9, rotuladores.

Hubo el momento evocador cuando con ellos vi en casa la película "Tú a Boston y yo a California" y comprobé que me seguía gustando (Let's get together, yeah, yeah, yeah...), como cuando era pequeña. A ellos también les gustó.

Hubo el momento de risas con la calufa y los casi 30º que hemos tenido estos días: el golpe de mi amiga Conchi diciéndome que estos calores eran malos para nosotras, los bombones.

Hubo el momento de goce liberador: saltarme el régimen de no tomar hidratos ni alcohol por la noche y hacerme una tortilla española con papas, cebolla y chorizo y acompañarla con champán. ¡Me supo!

Y más momentos buenos: las charlas con mis hijos por las noches que no pueden faltar; la cena con los amigos en casa este viernes y la guitarrada haciendo un repaso a las coplas de toda la vida (Era muy poco en la vida, tan poco que nada era. Por no tener no tenía ni madre que lo quisiera...); el ir al huerto que fue de los abuelos en El Tanque y encontrar el ciruelero lleno de ciruelas rojas, futuros frascos de mermelada que brillarán como joyas en mi cocina.

Al final. va a tener razón Forrest Gump cuando decía lo de que la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar. Pero, si te fijas, siempre toca alguno. Gocemos de los momentos.

12 comentarios:

  1. Sabios pensamientos los tuyos, que comparto. Disfrutar los momentos de esos atardeceres que quedan impresos en nuestro interior aunque no los podamos captar en su esplendor con una cámara. Pero siempre nos acompañan. ❤️

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    1. Es verdad. Siempre son momentos de calma interior, a veces de una paz infinita., No me extraña nada que haya tantos sitios que se publicitan como "el mejor atardecer del mundo". Yo vi uno en Santorini con miles de personas viéndolo también. Pero no es lo mismo que verlo sola (o bien acompañada).
      Que disfrutes de muchos. Un beso.

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  2. Charo Borges Velázquez3 de julio de 2023, 11:31

    Qué privilegio el tuyo, Jane, captando un rayo rojo que debe ser tan complicado como conseguir el verde.
    Lógica, tu sorpresa y lógica, tambien, esa serie de buenos momentos que te inspiró su visión...

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    1. Uuff, qué alivio. Que una experta en fotos como tú vea la foto como una suerte por haberlo captado y no por una chiripa (que es lo que realmente fue) me anima a seguir dale que te pego intentando captar toda esa belleza que me abruma algunas tardes de verano.
      Gracias, Chari.

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  3. Hola Jane. Me ha encantado lo que has escrito, además has tocado muchos "palos". Lo de los atardeceres me parece bonito. A mí también me gustan mucho. Recuerdo uno , hace muchos años en La Fajana de Barlovento, sentados en un bar mirando el mar , compartiendo copas y amigos...Es de esos momentos en los que piensas que "la vida es bella". Cuando me di cuenta todos estábamos callados con la vista en el horizonte...En fin , momento mágico. A seguir disfrutando de esos momentos!!!!. Un beso Jane. Juan.
    PD. Con lo de los bombones de tu amiga Conchi, totalmente de acuerdo.

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    1. Jajaja, tú siempre tan galante, como buen palmero.
      En Los Sauces he visto yo también preciosos atardeceres. Las islas se prestan. Y ese momento mágico que cuentas es de los de guardar en la caja de los tesoros.
      Que este verano disfrutes de muchos de ellos.
      Un beso, Juan.

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  4. Es que la naturaleza es el mejor espectáculo. Y tienes razón con que cada uno es distinto, cambian colores, nubes, brillo, luz... Incluso a veces salen rayos verdes (y rojos). Yo tengo amigos que los coleccionan.

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  5. Desde la terraza de mi casa ,observo las increíbles puestas de Sol que deleitan la vista y penetran en el espíritu.
    Estamos viviendo y disfrutando de paisajes y fenómenos atmosféricos,que nos transportan hacia otra dimensión.
    Besos🌹

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    1. Tenemos la suerte tú y yo de tener una casa orientada hacia el mar y hacia el ocaso. Un rato por la tarde contemplándolo serena el alma y la llena de paz.
      Un beso, Yoli.

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  6. Tienes razón en que muchas veces no captamos los momentos dulces porque no ponemos atención a ello. Yo creo que, igual que al levantarnos pensamos en el día que nos espera como espacios vacíos a rellenar, también hacer un repaso al día antes de dormir ayuda a valorar esos momentos.
    Gracias, Cande.

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  7. Los bombones de Forrest hay que disfrutarlos según como vengan, que ya habrá tiempo de amargarse cuando nos den otra cosa que no sea bombón. Espero que esta semana haya sido igual de buena.
    un abrazo.

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    1. Sí que lo ha sido. Hice un gazpacho de melón que me quedó muy bueno, leí 2 libros que me gustaron mucho ("Las chicas de Bloomsbury" de Natalie Jenner y "Los nombres prestados" de Alexis Ravelo), fui un par de veces a bañarme a un mar transparente y tranquilo, la tensión la tengo estupenda, cené con amigos en un sitio nuevo frente al mar camarones, sardinas fritas y sama a la espalda (mmmmm...), hoy tengo comida familiar para celebrar los 18 años de mi nieto... ¿Qué más se puede pedir?
      Un abrazo, Dorotea.

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