lunes, 8 de julio de 2024

Me voy p'al pueblo, hoy es mi día...


Vista de mi pueblo, Tegueste. Acuarela de mi hermana, Chari Duque

No me pregunten cómo lo averiguan los que se dedican a eso, pero el 23 de marzo de 2007 fue el día en que por primera vez en la historia del mundo hubo más personas viviendo en las ciudades que en el campo, un hecho histórico porque, cien años antes, solo una de cada ocho personas vivía en las ciudades. Y la cosa parece imparable y se habla a cada rato de la España vacía y de pueblos en los que no se ve ni un alma.

Eso en Canarias no pasa. Aquí somos tantos que hasta el campo está lleno. Pero es que, además, últimamente por todas partes veo una querencia cada vez mayor por volver a la tranquilidad del pueblo frente a la masificación y polución de las ciudades. Leo una entrevista de Santi Burgos al escritor Rafael Reig, que huyó de Madrid hace 10 años para vivir en Cercedilla: "Yo era muy conocido en mi barrio, Malasaña, pero no como escritor, sino como borracho -bromea-. No podía llegar a casa sin que todo el mundo me invitara a dos whiskys. Así que acababa en estados comatosos". Decidió entonces aportar salud a su vida, irse al monte, un lugar donde respirar aire puro y coger setas... (claro que también añade que ahora es un borracho de pueblo).

Y el mismo tema me encuentro en novelas que acabo de leer estos meses: Juliette y las canciones perdidas de Andrea Longarella, en la que la protagonista huye desde París a un pueblo perdido de Alsacia a encontrarse a sí misma; Club de lectura para corazones despistados de Mónica Gutiérrez, en la que la chica llega a un pueblo pequeño de los Pirineos y funda un club de lectura con los pocos que encuentra; Donde somos nosotros de Helen Rytkönen, que es la historia de Marcos, que se quema en el trabajo y decide cambiar de vida en Famara; Lunas de naranja y chocolate de Nuria Martínez-Carrasco, en la que una joven deja todo para irse a un pueblo de Almería donde se dedica a vender pasteles... ¿Será tendencia ahora la vuelta a lo bucólico y a las églogas pastoriles?

Mi madre, que vivió de niña en el campo y después siempre en la ciudad, era una urbanita convencida. Decía: "A mí el sonido de las esquilas de las cabras al atardecer me da tristeza". En cambio, yo viví toda mi niñez en la ciudad y desde hace 43 años en el campo y nunca me he arrepentido. ¿Qué es mejor?

A simple vista, ventajas del pueblo:  las estrellas brillando en noches oscuras, la pureza del aire, el paso de las estaciones, el silencio de las noches... Ventajas de la ciudad: la vida social y cultural, la cercanía de farmacias y supermercados, la mejor comunicación, los paseos... Claro que hay ventajas y ventajas. Por ejemplo, una ventaja del pueblo es que te saluda todo el mundo y conocen tu nombre en las tiendas. Y una ventaja de la ciudad es que no te saludan desconocidos ni conoce tu nombre ni la madre que te parió. Así que se explica que haya defensores de una y otra forma de vivir.

La mía está clara. Termino con el recuerdo de la canción de Los Panchos con la que titulé el post ("Me voy p'al pueblo, hoy es mi día, voy a alegrar toda el alma mía...") y con una defensa (no sé el autor) de la vida asilvestrada: "Los que vivimos en el monte, lejos de todo lo demás, compramos fruta en ferias campestres, comemos costillar de cordero lechal de granja y hacemos bucólicas excursiones por los alrededores. Nuestros amigos urbanitas nos llaman neorrurales de pacotilla y comeflores y nos preguntan si no estamos hasta las gónadas de tanto pájaro y tanto verde. Qué sabrán ellos..."

¿Y tú? Si pudieras elegir, ¿dónde vivirías?

23 comentarios:

  1. Yo retorné a las bondades del pueblo cuando fui madre después de muchos años en ciudad. No hay nada para un niño como poder «tener aventuras» en el jardín. Y en la pandemia, no envidié en absoluto a los urbanitas.
    Una vez al mes me voy a Madrid a colmar mi mono de ciudad y con eso me basta y sobra.

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    1. Tú y tu hermano, que se criaron en el campo, han reproducido de alguna manera las experiencias de su niñez. Eso me anima y me hace pensar que no nos equivocamos eligiendo una vida alejada de la ciudad. Creemos que, a pesar de que solo pasan 5 guaguas al día y hay que coger el coche para todo, valió la pena.

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  2. Pueblo, sin lugar a dudas, salud y besitos

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  3. Juan Antonio Núñez8 de julio de 2024, 18:20

    Es una difícil dicotomía, pero lo tengo claro. Me quedo con la ciudad.

    A mi me hubiese gustado ser, médico,veterinario,boticario, sargento de la guardia civil o incluso cura -si no quedaba otra opción-, de un pequeño pueblo de los años sesenta. Me encantaban las aventuras de Plinio. Ese ambiente me desconsolaba, la tertulia de la rebotica, o la del casino con puro incluido, las intrigas del pueblo….Si, me hubiera encantado ser protagonista de las novelas de Garcia Pavón.

    Pero dicho esto, a mi que no me saquen de la calle de Mendez Núñez y del Prosparque con sus 67.000 m2 de árboles, flores, estanques, paseos… Eso si. Si me quieren localizar en un fin de semana , que no me busquen más, es fácil que me encuentren en La Esperanza

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    1. Tú tienes la suerte, Juan Antonio, de tener un inmenso jardín frente a tu casa, ese Parque (prosparque, perdón) que nos prestas generosamente a los demás. Eres un privilegiado: vives en la ciudad y sus ventajas y al mismo tiempo, aspiras aires campestres. Enhorabuena.
      Yo también leí algunas aventuras de Plinio, pero fíjate que no me llamaba la atención el ambiente del pueblo. Tal vez sí que me atraía más St Mary Mead, el pueblo de Miss Marple en las novelas de Agatha Christie: más ordenadito, más ajardinado y limpito... Eso sí, como ella decía, el crimen y la maldad están en todos sitios.

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  4. Buenos días , cómo siempre me encanta lo que escribes, yo siempre he sido de pueblo, creci en uno y sigo viviendo en otro, gracias por compartir lo que escribes (soy afortunada) por poder leerte, gracias 🫂😘😘

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    1. Lo bueno es que haya sido una elección pensada y querida por tu parte. La verdad es que los dos, aunque no se parecen, son sitios vivibles y amables.
      Gracias por tus palabras.

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  5. Cuando uno es niño y nace en el campo , uno lo ve todo hermoso y nos sentimos con mucha alegria , y no nos damos cuenta del trabajo que pasan nuestos padres,
    luchando de sol a sol , su juventud dura poco y ellos quieren que sus hijos tengan una vida mejor , estudien y tengan un buen porvenir., Hoy en dia la persona que sale del campo y va para la ciudad no quiere regresar , solamente de vacaciones a visitar a sus padres , ya que cuando nuestros padres envejecen quieren la tranquilidad del campo ya que estan adaptados a esa vida y son felices.
    Lo digo por experiencia propia, mi abuelo José y mi papá Atilio quisieron que nosotros fuéramos para la capital y alli hicimos nuestras vidas y formamos nuestra propia familia.

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    1. También tienes razón, Mariselda. La vida en el campo era muy dura y supongo que ahora también lo es. Mis abuelos también querían lo mejor para sus hijos y que estudiaran y eso solo podía hacerse en las ciudades. Ese fue el origen del gran éxodo que ha vaciado el campo. Hoy el mundo es ya una gran ciudad y las redes cumplen funciones urbanas. Qué se le va a hacer, dentro de unos años nadie contará historias campesinas...

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  6. Me gusta el pueblo a pesar de ser de ciudad. Mi padre nos inculcó los paseos por los campos y la vida tranquila, los veranos en el Realejo Alto con muchos amigos, entre ellos Néstor. Otras veces al Roque de Fasnia o al Médano, que viéramos animalitos, que supiéramos qué era una gallina...
    Bueno, si sigo no termino. Gracias por recordar.

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    1. A mí me pasó lo mismo, Carmita. Vivía en pleno centro de Santa Cruz, en la calle del Pilar, pero las vacaciones las repartíamos entre los pueblos de Bajamar, Los Sauces en La Palma y, como tú, el Realejo Alto (¿nos habremos conocido y jugado juntas en aquella época?). Conocimos otra vida, tranquila, de huertas y animales, de sillas en la noche a la puerta de las casas alegando con los vecinos, de noches en que no cabían más estrellas en el cielo... Si sigo, yo tampoco termino.
      Gracias a ti, Carmita.

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  7. Yo sin pensarlo en el campo, yo soy del campo de nacimiento y ya se sabe la cabra tira al monte, Me alegré mucho de verlos en Bajamar.

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    1. Y a mucha honra te faltó decir.
      Y yo de verte a ti, Mingui. A ver si cojo la arrancadilla y sigo yendo este verano.

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  8. Nievitas Salguero8 de julio de 2024, 18:37

    La amiga de mi hija que lleva unos días aquí dice que esto es el paraíso terrenal, con el despertar de los pájaros, el conocer a todo el mundo, el que te trae la verdura fresquita de la huerta, dormir con mantita (viene de Sevilla), ir a la huerta a coger lechuga...
    Privilegios. Cada día más feliz de vivir en mi pueblo, Argual, el más bonito del mundo.
    Gracias, Isa.

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    1. Sí que es bonito tu pueblo, Nievitas, lo mejor de Los Llanos. Y encima ahora con vistas al volcán recién llegado. Disfrútalo todo lo que puedas con todos los tuyos.
      Un abrazo muy grande.

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  9. Ana Rosa Jiménez Doreste10 de julio de 2024, 19:09

    Siempre el campo!

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  10. Hola Isa! Yo igual que tu madre: urbanita convencida 😎. Y cuando tengo “mono de campo” pues a una casita rural unos días y listo, en plan “mochufa”, como en la novela Los Asquerosos de Santiago Lorenzo (si no la has leído te la recomiendo 😄). Feliz verano, un beso 😘

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    1. No me la he leído pero la apunto ya.
      Lo que haces es lo ideal, combinar las dos opciones, como cuando yo me doy también una escapadita a Madrid para no parecer Paco Martínez Soria llegando a la ciudad.
      Buen verano y un beso, Eu.

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  11. Me voy a pensar la respuesta😜
    Vivo a dos pasos de tiendas , bares, farmacias , peluquerias, fruterías, supermercados... y a dos pasos de huertas y campos (Cno.Tornero, San Diego...) y creo q ese, con las escapaditas a Bajamar para ver el mar y nadar un poco, es mi sitio perfecto.
    Muchas gracias ,Isabel
    Buena semana😘😘😘

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    1. Vives en un sitio ideal, en la ciudad pero sin estar metida en el mismo centro; cerquita de todo pero sin los ruidos; y no tienes que coger el coche para todo... Seguro que desde tu casa oyes hasta un gallo de vez en cuando. Te felicito.
      Muchas gracias a ti por tu comentario y feliz semana.

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  12. Pueblo, sin duda. Es verdad que me encanta que no me conozca nadie en la ciudad. Yo en el pueblo soy la raruna antisocial y además cada vez me cuesta más mantener el papel, pero pueblo a pesar de todo.
    Un abrazo, Jane.

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    1. Tiene sus pros y sus contras. Pero a mí por lo menos me han compensado los pros.
      Un abrazo, Dorotea.

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