lunes, 21 de octubre de 2024

Satélites, cometas, ovnis...: Sorpresas en el cielo


Este sábado pasado estaba mi sobrina con amigos por la noche en Vilaflor, el pueblo más alto de Canarias a la vera del Teide, cuando vio algo extraño: un rosario de luces que se movía a la vez en una línea brillante sobre el cielo nocturno. Parecía un batallón de drones a punto de atacar la Tierra. De hecho en el vídeo que nos mandó se oye a uno diciendo con cachondeo aquello de "Hay tiempo de comer" que alguien dijo cuando lo del volcán de La Palma. Se oyen también voces asustadas: "¿Pero qué es eso?", "Ni idea", "Grábalo, grábalo"...  Después se supo que era el tren de satélites Starlink de Elon Musk, el sistema desarrollado por SpaceX, que tiene como objetivo que Internet llegue hasta las regiones más remotas del mundo. Cada uno de estos trenes contiene entre 15 y 56 satélites. Ahora hay cerca de 6000 orbitando la Tierra, pero quieren expandirse a 42000. ¡Vamos a tener satélites hasta en la sopa!

A la misma hora, sobre las 9,30 de la noche, yo estaba con mi marido en el balcón de casa, mirando también el cielo. La noche era oscura, sin luna y despejada de nubes, al contrario que en días anteriores. Había estrellas aquí y allá y saqué los prismáticos para ver si había suerte y, esta vez sí, veía por fin el cometa Tsuchinshan-Atlas (para mí, ahora que le tengo confianza, el Suchinchán). En casa tenemos una cierta querencia a los cometas, esos viajeros del universo que nos visitan de vez en cuando llenándonos de preguntas. Es así desde los años 70 cuando mi marido los empezó a estudiar para su tesis doctoral que nunca terminó. Entonces era el Kohoutek (hasta mis hijos se sabían el nombre cuando eran pequeños de tanto que lo oían), pero también fuimos todos a ver el Halley en el 86 como quien va a una fiesta. Así que esta semana me daba rabia perderme el Suchinchán, pero de pronto, mientras recorría el cielo despacio con los prismáticos, allí estaba por fin, en el oeste al lado de dos estrellas, un poco difuso pero claramente reconocible con la cola hacia arriba como un velo de novia.

Fue un momento emocionante que nos hizo recordar otros muchos momentos asomados al universo: noches memorables estrelladas como si fueran a caer sobre nuestras cabezas, como en una historia de Astérix; los primeros satélites que vimos en las noches de Bajamar moviéndose en un viaje regular y seguro; y, por supuesto, aquella vez que nos visitó un ovni. Eran los tiempos (años 70 también) en que mi marido trabajaba en el Astrofísico del Teide, a donde subía cada 2 noches. Él estaba dentro del Observatorio cuando el observador le avisó, desde fuera, que "ya están estos aquí": Los habían vislumbrado noches antes y esa noche vieron claramente un objeto volador no identificado parado a gran altura sobre el Puerto de la Cruz. Estuvo allí un rato y luego se empezó a mover hacia el Teide. En ese momento lo captaron en el telescopio y vieron que era alargado y se movía hacia dentro y hacia fuera. Y luego, empezó a alejarse de la tierra en dirección radial, más y más lejos hasta que se perdió por esos mundos. Cuando por la mañana mi marido se lo contó al director del Observatorio, este le aconsejó que no dijera nada, no sea que tuvieran que lidiar con periodistas durante todo el mes. Lo cuento ahora porque imagino que, después de 50 años, ya no pertenece al secreto del sumario.

Así que ahí hemos estado siempre, igual que esta noche movidita del sábado, mirando hacia los cielos y preguntándonos miles de porqués: ¿De dónde vienen las estrellas? ¿Hay vida en otros mundos? ¿Cuál es la fuerza que mueve a los cometas y al universo entero? ¡Qué son los agujeros negros? ¿Por qué todo este despliegue de luz, calor y espectáculo? Y, sobre todo, ¿qué pintamos nosotros ante esta inmensidad?

¡Cuántas noches más nos deleitaremos ante un cielo tan familiar y a la vez tan desconocido! ¡Cuánto más conocerán los hombres en noches de contemplación a las estrellas! ¡Cuántas sorpresas nos guarda el cielo aún! Y como diría Mafalda, después de que el hombre pisó la Luna, ¡cuánto material de pisoteo queda todavía!


(La imagen inicial me la mandaron sin decirme el autor. La del final, los satélites en formación en el cielo nocturno, está tomada del vídeo que mi sobrina me mandó el sábado 19 por la noche )


10 comentarios:

  1. Marilí Lorenzo del Pino21 de octubre de 2024, 17:40

    Mígue y yo también vimos OVNI en S/C en los 70.-
    Nunca más o más nunca!.-☺️
    El Halley también lo disfrutamos!.

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    1. Cuenta, cuenta, Marilí. ¿Dónde lo viste? ¿Cómo era? ¿Salió en la prensa? En los 70 hubo una verdadera fiebre de ovnis. Yo recuerdo cómo nos pasábamos las noches de verano bajamareras tumbados en hamacas mirando al cielo, a la caza y captura de cualquier luz rara. Cualquier luz era un ovni (porque, claro, no lo identificábamos).
      Y el Halley fue una fiesta. Nosotros llevamos al Porís, que fue donde lo fuimos a ver, chocolate, bizcochos, vino, tortillas, croquetas... Un festín. La ocasión lo merecía. :-D

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  2. Charo Borges Velázquez21 de octubre de 2024, 17:41

    No sé, Jane, si esto de tanto mirar al cielo y de enviar trenes de satélites, al espacio, se debe a que lo que vemos y tenemos por este planeta, es tan poco atractivo que ya nos desentendemos de lo que nos queda más cerca.
    Lo desconocido siempre movió al ser humano, para conseguir sus mejores descubrimientos, así que sigamos mirando al cielo, pero sin perder de vista lo que ocurre en esta Tierra nuestra...

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    1. Siempre el hombre ha tenido curiosidad por el espacio que nos rodea. La cantidad de mitos relacionados con el cielo atestiguan que siempre se han buscado explicaciones de ese cielo misterioso lleno de estrellas. La Luna fue una piedra ardiendo pero también una diosa: Selene, Astarté, Isis... Es lo que dices, el motor que lo desconocido enciende en las mentes humanas.

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  3. Lo de trenes de satélite no lo había oído. Y parece que van a su paso, sin descarrilarse. Imagina que fueran de la Renfe? Pero todo llegará. La de cosas que sobrevuelan nuestras cabezas.
    Feliz semana

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    1. Yo tampoco lo supe, Quico, hasta el sábado, y entiendo que haya asustado a quienes lo vieron sin tener idea. Esas luces en formación como un ejército a la conquista de la Tierra nos recuerdan historias que hemos visto en el cine en películas de ciencia ficción. Y espérate, que en 10 años no vamos a conocer este mundo. Hace una semana, en la prensa un futurista (existen, sí) predice que en 10 años, por 1000 euros habrá un ordenador con la capacidad de toda la humanidad, coches sin chófer o profesores virtuales. Imagínate, podremos pasear virtualmente en el ágora con Aristóteles. Y los cielos, con tanta cacharrería va a parecer la autopista a las 3 de la tarde. No nos va a quedar más remedio que prepararnos para lo que nos espera. :-D

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  4. Gracias. Todos los dias aprendemos algo nuevo..

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    1. Estoy segura, Carmita. Cuando iba a buscar a mis hijos y a mis nietos siempre les preguntaba: "¿Qué cosa nueva has aprendido hoy?", y siempre había algo. Basta estar atentos a lo que pasa a nuestro alrededor para aumentar el conocimiento.

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  5. Isa, qué bonito tu post como siempre. Ese cielo de Canarias, estrellado, de cometas, de satélites... Yo veo que el cielo nos está mandando señales y, como dices, hay que mirar hacia arriba y ver ese mundo maravilloso e inconcebible, que no está al alcance de nadie. Tener los pies en la Tierra pero mirando al cielo un poco.
    Gracias.

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    1. Mirar los espacios inmensos, imaginar distancias y lugares que nunca conocerá el ser humano, marea un poco y asusta. Pero también sirve para ser conscientes de nuestra pequeñez y también de nuestro atrevimiento. Nos enfrentamos al misterio y lo intentamos descifrar. Y algo, aunque sea poco, ha logrado la humanidad. Sabemos por lo menos las leyes que lo rigen y que son iguales en el cielo y en la Tierra. Y sabemos que somos parte de ese universo.

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