Yo hay días en que me siento Matusalén. Los niños de ahora, que no han estudiado Historia Sagrada como hacíamos nosotros, no tienen ni idea de quién era este señor pero, si buscan en Google, sabrán que fue un personaje bíblico antediluviano, abuelo de Noé (por lo que supongo que también estuvo en el Arca), y que vivió 969 años, una edad nunca más registrada. Claro que nada que ver con Iago del Castillo, el personaje principal de La Saga de los Longevos de Eva Gª Sáenz de Urruti, que tiene 10300 años y que nos puede informar de la prehistoria con todo lujo de detalles. Pero bueno, al margen de estos abuelitos, repito, yo hay días en los que me siento así, muy muy muy mayor.
Y es que no es solamente que me duelan todos los huesos (mi abuela diría: "Eso es pa calor..."), o que no pueda dormir a pierna suelta como en mis años mozos, o que tenga una flojetud que me lleve a que sean las 11 de la mañana y no he vendido una escoba (mi abuela también diría: "Eso es gandulería, palanquina, qué flojetud ni flojetud...").
No, no es todo eso (que también), sino que a veces me doy cuenta de toda la historia que arrastro. Y es que el día en que yo nací solo habían pasado 3 años del final de la Segunda Guerra Mundial y 9 del final de la Guerra Civil española. Nadie tenía televisor, aunque en junio se había hecho una demostración en una Feria de Muestras en Barcelona (a mí me llegaría 15 años más tarde). Todavía la Reina Isabel era princesa y no la coronarían hasta 5 años después. El año en que yo nací se promulgó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, asesinaron a Mahatma Gandhi, se independizó la India del Imperio Británico, se inició la Guerra Fría entre EEUU y la Unión Soviética, se fundó la Organización Mundial de la Salud (OMS), se creó el Estado de Israel, se inventó el transistor y el LP. Todos los niños estudiábamos en los colegios Historia Sagrada y conocíamos quién era Matusalén. Y Lola Flores cantaba en la radio lo de "Qué tiene la Zarzamora, que a todas horas llora que llora por los rincooones..."
Entonces, una echa la vista atrás, a esos largos 77 años, y es consciente de que ahora, igual que entonces, hay masacres, corrupción, golpes de estado, gente cruel y guerras por doquier que terminan como el rosario de la aurora, dejando atrás solo desolación. Y una piensa que no hemos aprendido nada y una se siente Matusalén.
Pero no se preocupen, que no me he vuelto pesimista, así de repente. Son momentos pasajeros que pasan porque envejecer no es fácil (vas perdiendo amigos, padres, pelo, dientes, dioptrías, ganas, memoria...), pero tampoco es para blandengues. Sentirse Matusalén tal vez sirva para liberarnos de miradas atrás y de pamplinas y para darle importancia a lo que verdaderamente la tiene, al día a día, diseñado con mimo y con la conciencia de estar vivo. En una entrevista a Manuel Vicent, después de confesar que ahora está muy tocado, dice "Eso es porque uno está llegando al final del río y, en su desembocadura, las aguas dejan de ser turbulentas y describen curvas suaves. Pero me gusta que en esa desembocadura haya muchos pájaros, gaviotas, patos. Y de pronto, todo ese enredo psicológico se cura con la llamada de un amigo".
Quizás solo necesitamos algo como esos detalles para que cada día se convierta en una obra de arte.
Yo parto de la base de que nunca se sabe si uno es joven, mayor o muy mayor. Hay personas que fallecen a los 30, con lo cual a los 29 estaban al límite de su edad. El otro día murió una señora con 117 años, imagínate lo joven que esta señora era a los 77 años. Los achaques idem de idem.
ResponderEliminarHay que mirar en positivo, a partir de cierta edad sabemos lo que queremos y somos más difíciles para que nos tomen el pelo.
Leí en un libro de Rosa Montero que un personaje, a la pregunta de cuántos años tenía, respondía: "Todos, ya tengo todos los años."
Pues eso, todos y punto :))
SAludos.
Cuánta razón tienes. Me acuerdo cuando le contaba a mi profesor, Don Emilio Lledó, que yo acababa de cumplir 50 años. Él tenía entonces 70 y me contestó: "Los 50 son para mí la adolescencia".
EliminarMe gustó lo de "Todos. Y punto". Y es verdad que una no sabe si es joven o mayor. Pero también es verdad que a veces nos da una ramalazo y nos sentimos mayores y otras muy joven, como le pasaba a la madre de un amigo mío que tenía 80 y pico años y le decía a mi amigo. "Y yo que me siento como cuando tenía 18 años...".
Saludos, Manuela.
Todo es del color del cristal con que se mira...relativo...ay! Un beso pinotodeloro 🥰
ResponderEliminarEs verdad, Carmencita, del color del cristal y del dolor de huesos que tengamos al levantarnos. Yo a veces digo que me siento y me levanto en un ¡ay!. Pero debo recordar que la primera vez que me dio un lumbago tenía 20 años. Todo es relativo. :-D
EliminarMuchas felicidades. Cierto es que la sensación es de no aprender. El poder es el poder y quizá el ser humano no tiene remedio por naturaleza. Nosotros estamos de paso y habrá que aprender a disfrutar lo que nos dejen
ResponderEliminarHola, Morri, qué bueno verte por aquí. Y además, tan sabio.
EliminarA mí a veces me parece vivir en un bucle y que las guerras de ahora son una continuación de aquellas que nos "gozamos" cuando lo del Vietnam, disparatadas y sin sentido todas.
Al final, como tú dices, disfrutar de lo que podamos. Valentí Puig busca "crepúsculos para tener una copa en la mano / y pruebas de algún afecto que perdure". Habrá que ir por ese camino.
Un abrazo.
No puedo estar más de acuerdo contigo, Jane. A mí me parece increíble que ya haya vivido y sido testigo de esos mismos años que tú y 6 meses antes. Pero no dejamos de ser testigos excepcionales de grandísimos acontecimientos, aunque algunos hubiera preferido no conocerlos.En cualquier caso, seamos agradecidas con lo que nos ha tocado vivir y a seguir adelante, sin dar ni una sola tregua al desánimo. Un beso enorme, amiga, y a seguir en la pelea diaria con la mejor disposición posible.
ResponderEliminarTambién hemos vivido momentos memorables y emocionantes, Chari: la llegada del hombre a la Luna, los trasplantes, las grandes épocas de paz o la invención de internet ¿Quién nos hubiera dicho que llegaría el día en que tendríamos el cine en casa o el teléfono en el bolsillo o el acceso a tanta información? Es increíble y para estar agradecidas, como dices.
EliminarUn beso grandote y eso, a seguir con buen ánimo, que no se diga.
¿Sabes, Jane, qué creo que es lo más grande que nos está tocando vivir? Todos los avances médicos que están ayudándonos a llevar nuestros muchos años de vida, con mucha más calidad.
EliminarNos ha tocado envejecer en una época de adelantos continuos, para nosotros. Un auténtico privilegio que debemos aprovechar al máximo.
Pues sí, Chari, es una buena época para ser mayor. Achaques, sí, pero llevaderos. Y la anestesia, qué gran invento. La medicina ha avanzado tanto que hasta Putin y Xi Jinping están pensando en la posibilidad de ser inmortales... ¿Les decimos que todo se andará?
EliminarPues si, Isa, mejor quedarse con esas cosas sencillas de la vida...que al final es lo que nos hace felices.....😘
ResponderEliminarPues sí, Pili. Como dice la copla, "Una casita en el campo, una mujer (o un hombre) que te quiera, un vaso de vino tinto... y aluego, que vengan penas". A gozar.
EliminarQué gran verdad eso de la llamada milagrosa, terapéutica, la de un amigo o amiga de siempre👏🏻👏🏻👏🏻
ResponderEliminarQué bien te hace escuchar sencillamente.... eso de "me estaba acordando de ti".
Una de las mejores cosas de la vida, Quico. No hay nada como un buen alegato con alguien a quien quieres. Y si no te llaman, llama tú que es lo mismo.
EliminarUn abrazo.
Buenísimo 😆
ResponderEliminarGracias, Ana.
EliminarHoy leí también tu último podcast, "50 sombras de 50", donde reivindicas la visibilidad de las mujeres de 50. Bueno, pues que sirva este escrito mío, para decir que las de 70 (casi 80) también estamos aquí, faltaría más. :-D
Besitos.
Pues como no vivo desde hace mucho tiempo en la ciudad donde viví de joven, cuando la paseo, voy viendo la ausencia de los comercios, edificios que conocí y voy exclamando, "aquí había una tienda de tejidos y allí un ultramarinos donde iba a comprar....." y así todo, y en esos momentos soy la señora Matusalena que aburre al personal. Tendré que ir más a menudo para ir reconociendo el actual aspecto y dejar de verbalizar los recuerdos.
EliminarTe entiendo muy bien porque en mi caso no fue uno o dos o más comercios, sino una calle entera la que desapareció. Cuando me quise dar cuenta, caminando por Santa Cruz, me dije: "¿Y la calle de la Amargura?". Desde los 6 a los 12 años la recorrí 4 veces al día para ir de mi casa al colegio y, aunque no era muy grande, tenía una ciudad deportiva donde iban todos los chicos del Barrio y ¡una fábrica de caramelos! que perfumaba la calle. Y un día, víctima de la especulación y la ambición, ya no estaba. Ahora ahí hay edificios y edificios. Eso sí, la calle de la Amargura (le dediqué un post) sigue viviendo en el recuerdo de todos los matusalénicos.
EliminarHola, me acabas de recordar la calle de la Amargura, yo tampoco me había dado cuenta que ha desaparecido, como también me doy cuenta que eres de mi misma isla. No sé si en mi anterior etapa supe que lo eras, no lo recuerdo porque yo también me siento Matusalen, con unos pocos años más que tu, así que la memoria va por libre. Pero no me rindo todavía, quiero eestar aquí más tiempo porqe no me quiero perder nada de los avances tecnológicos que tanto me gustan. No nos rindamos, encantada de encontrarte otra vez.
EliminarDe rendirse nada, a seguir curioseando y a sentirnos Matusalén solo por todo lo que una guarda en la memoria. Encantada también de que te des una vueltita otra vez por aquí.
EliminarHola Jane. Yo soy "un poco más joven" y cuando oyes lo que dicen a tu alrededor pues te sientes fuera de sitio o "un Matusalén"....No sé si por cosas del destino o del mundo de las coincidencias, los dos últimos libros que he leído hablan de los mayores ...y aparte de gustarme , me han servido para "pensar" en que el tiempo va pasando y vemos las cosas de otra manera. El primer libro : "Los siguientes" de Pedro Simón y el segundo "Las Gratitudes" de Delphine de Vigan..... Tras leerlos ves algunas cosas con otra mirada..... Un beso Jane. Juan
ResponderEliminarApunto los dos libros para próximas lecturas. Me siento identificada (¿Por qué será?) con los mayores y sí, tenemos otra mirada.
EliminarY mientras sigas en activo, sigues siendo un pipiolo. :-D
Un beso, Juan.
Ánimo,Isabel!
ResponderEliminarCon buena suerte todavía nos quedan unos cuantos años por aquí...y hay q afrontarlos con optimismo. Sacar el mayor provecho de lo positivo y pasar por alto lo demás...hasta q Dios quiera...
Un fuerte abrazo!!
Gracias por los ánimos. Es muy buena filosofía lo de sacar provecho de lo positivo y olvidar lo que no lo es. Te haré caso.
EliminarUn abrazo grande.
No somos Matusalén. Tenemos Denominación de Origen Controlada o Descontrolada (DOC/D), en función de cada cual y sus circunstancias.
ResponderEliminarMuy bueno, Ana.
EliminarCuando cumplí los 40 (una pipiola), me regalaron una camiseta en la que ponía: "Yo no soy vieja, sino una adolescente reciclada".
¡Hay que ver! Cuánto hemos vivido, amiga. Debemos estar orgullosas de todo lo que hemos podido presenciar.
ResponderEliminarComo decía un escritor ilustre, que seguro tú conocerías, pero yo no recuerdo ahora el nombre..."No es que vivas más tiempo, es que mueres más despacio"
Nosotras aún estamos esperando esa llamada de las amigas para escuchar atentas cuál será el próximo plan, que seguro aliviará durante ese rato, todas nuestras dolencias y preocupaciones.
Hay que hacer lo contrario, vivir más tiempo disfrutando cada día, no irte muriendo poco a poco.
EliminarY sí, las llamadas de las amigas y de la gente que queremos son precisamente toques de clarines para que espabilemos y apreciemos bien lo que verdaderamente vale en esta vida. A disfrutarla.
A pesar de que hoy me han descubierto una insuficiencia pancreatica exocrina severa,(un nuevo achaque), después de haber visto anteayer a una maravillosa Carmen Maura en la tele, como una abuelita, como ella misma se define, que todavía sigue siendo una primera figura del cine capaz de interpretar una Vieja Loca, una terrorífica película de terror y después de leer en el periódico que un alpinista español de 86 años, acaba de alcanzar un 8000, yo ya me siento capaz de cualquier cosa, incluso de olvidarme que me duelen los riñones, el hombro, la cadera y no se cuantas cosas mas, si Matusalén alcanzó los 969 años, ¿por que uno no va alcanzar al menos los 96 tranquilamente para entonces hablar?
ResponderEliminarEspérame en esos 96 para hacer juntos una escalada aunque sea a la Montaña de Güimar. Y cuando estemos arriba, brindar por todo lo bueno que hemos vivido. Yo también tengo unos cuantos males, pero ¿qué es una vejez sin achaques? ?De qué, si no, hablaríamos cuando nos encontramos todos en la consulta del médico?
EliminarUn abrazo y a seguir tan buen mozo.