martes, 24 de enero de 2012

Microclimas




Mi isla tiene microclimas. Este enero me he estado bañando en el mar del sur, en una playa llena de turistas nórdicos y eslavos que agradecían el sol en los huesos, tumbados en la arena. Y, a sólo una hora y 8º menos de temperatura, estaba por la tarde en casa, poniendo la chimenea y viendo la bruma húmeda y la llovizna fina caer sobre el valle.

Pero también se ven microclimas entre las personas. Está la gente que ve nubarrones en su horizonte y frío en su vida. La que me cuenta que su marido tiene una depresión (“yo sólo quiero que vuelva a ser el de antes”); los que asisten, impotentes, a la enfermedad o el deterioro de un ser querido; los que no están a gusto en el trabajo, o no tienen trabajo; los que no han podido por ahora superar una pérdida.

Y está la gente sobre la que brilla el sol. Aquel que se ha ilusionado de nuevo con su papel en la vida, o aquella a la que un despido ha servido para ponerse a estudiar lo que siempre quiso. Está el chico que se acaba de enamorar o aquella chica que, después de buscarlo un tiempo sin resultados, descubre que ahora está embarazada. O el que emprende un viaje lejano con la mochila llena de expectativas.

Y también existen microclimas en nosotros mismos. Hay días en que los colores son más brillantes y todo te parece nuevo, como recién estrenado, y ves belleza en todas partes.

Y hay otros días, en que sientes un cansancio y una apatía tan grandes que te sientas ante la tele a lo que te echen.

Es lo que tienen los microclimas. Pero pongo a Dios por testigo que, ni por esas, me pondré a ver “Sálvame”. 

18 comentarios:

  1. ¡Ah, los microclimas personales! Mi querida Jane, la vida es una caja rebosante de ellos. Desde que alcanzamos a pensar, éstos hacen invariablemente su presencia en nuestras vidas: Ilusiones o desengaños, amores que se sienten o se olvidan, estudios que se superan o no se culminan, trabajos que son amores o sufrimientos, viajes que se realizan o que tan solo se sueñan, parejas que se compenetran o se deshacen, hijos cumplen con nuestras expectativas o que las desmoronan, salud que permanece o te abandona…; así es esa caja que siempre se me antojó variopinta y tumultuosa.
    Y, estoy de acuerdo contigo, ni Sálvame, ni Gran hermano, ni…cualquiera de éstos bodrios, si me permites la expresión, merece la pena ser vistos. Por muy mal que nos encontremos, siempre habrá una lectura, una contemplación, un pensamiento, un razonamiento para la resolución de un asunto, una conversación, que pueda sustituir semejantes desatinos.
    Un abrazo y enhorabuena otra vez más.

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    1. Y además, Antonio, si no hubieran infortunios no valoraríamos los momentos felices, si no hubiera enfermedad no nos daríamos cuenta de lo bueno que es estar sano, si no hubieran desengaños y malos rollos no daríamos gracias a la vida cuando estamos rodeados de amor y cuidados... Esta es la vida, un caos entre dos silencios, como decía Samuel Beckett.
      Y aparte de eso, es demasiado corta para desperdiciarla en estupideces.
      Un abrazo y gracias.

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    2. Totalmente de acuerdo con tu contestación.

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  2. JAJAJA... lo de no ver sálvame (y lo demás) lo comparto de todas todas...

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    1. El problema de no ver apenas tele, Gladys, (salvo alguna película, algún telediario y el rosco de "Pasapalabra") es que ahora cuando voy a la pelu y leo la biblia de las peluquerías (el "Hola"), ya no conozco a nadie. Ya no hablan tanto de Carolina y de la realeza (han caído muy bajo últimamente), sino de personajes que se casan, se descasan, les sangra el corazón, rehacen su vida... y no tengo ni idea de quiénes pueden ser. Creo que no me va a quedar más remedio que no leer tampoco el "Hola". ;-D

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  3. Victoria Marti Cartaya29 de enero de 2016, 14:37

    Y hay quienes, metidos entre nubarrones, no dejan de ver el arco iris en la lejanía y caminan hacia él....¡Todo antes que dejarse empapar delante del televisor1

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    1. Por supuesto, Victoria. Eduardo Galeano dice: "Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca lo alcanzaré ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve, para caminar". Y mientras caminamos hacia ese arco iris, vamos a aprovechar todo lo bueno que tenemos a nuestro alcance y a desechar la basura.

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  4. Recuerdo un fin de año en que vinieron unos amigos de la península y ese día estuvimos en casa con la chimenea encendida y el día 1 de enero nos fuimos a la playa al otro lado de la isla a bañarnos. Ellos flipaban. ¡Qué suerte vivir aquí!

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    1. Este año nos pasó a nosotros. Vino familia de Menorca a pasar las navidades en casa y nos bañamos al mediodía en El Médano y paseamos al anochecer por La Laguna bien abrigados. La verdad es que es una suerte poder pasar en una hora del invierno al verano o al revés.

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    2. Tienes razón. Es una isla en la que puedes en el mismo día estar jugando con la nieve en el Teide, bañarte en una playa del sur, pasearte por una calle lagunera bajo la lluvia, hundirte en la niebla del Monte de La Esperanza o de Las Mercedes y caminar por las Ramblas de Santa Cruz al sol con la chaqueta quitada (ahora que hasta en The Guardian la ponen entre las 5 mejores ciudades del mundo para vivir, tal como dicen los titulares de nuestro digital). Sí, es una suerte poder disfrutar de tanta variación.

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  5. Yo he visto a más de uno con la nubecita esa negra y lloviendo de los dibujos animados, encima, lo juro :-)

    Yo más bien soy de microclimas a lo largo del día, lo mismo me parece todo muy tormentoso que veo un niño por la calle vestido de Spiderman y sale el sol (como es un súper heroe, hace cosas así).

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    1. Igual que aquí las montañas, los vientos alisios y otras condiciones atmosféricas son las causantes de estos contrastes, también hay factores que desencadenan "microclimas" en nosotros y a lo largo del mismo día (como te pasa a ti con tu superhéroe). Por ejemplo, te levantas con dolor de muelas (nubarrones en el ceño), te vas a duchar y te encuentras con que la ducha no funciona (rayos y truenos), pasas horas en la consulta del dentista esperando (niebla gris en el cerebro). Sales sin dolor ya (tímido pespunte del sol tras las nubes), te reúnes con una amiga a la que hace tiempo que no ves (calorcito), te pones en tu casa una música, o lees un libro, o te ríes con el humor de la gente sobre la que brilla el sol ¡y ya está aquí el buen tiempo otra vez!. Así somos los humanos (y menos mal).

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  6. Me gusta tanto este continente pequeñito, que una que ya tiene unos años, en vez de aburrirse acepta cada día la belleza de sus microclimas,¿ que sería una vida sin microclimas?, un amanecer sin nubarrones y un mediodía con sol y un atardecer con mucho frío y una noche sin viento mirando a la luna con un cielo sin calima. No me canso de su luz diferente en cada momento del día, ni de su norte ni de su sur, ni de ese mar bravo o esas calmas de septiembre y todo eso poderlo disfrutar en un pequeño espacio de tiempo. Y para no aburrir, esa imagen maravillosa del Teide nevado cuando bajas por el camino de La Caridad en un espectacular día de sol. No tiene precio. Vivan los microclimas, aunque sean mentales, significa que sentimos que estamos vivos , que sufrimos, que disfrutamos, que reímos, y que compartimos.

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    1. Yo diría que incluso hay microclimas dentro de la ciudad. No hay más que ver los remolinos de aire frío que se te meten por el cuello cuando pasas en La Laguna por la calle del Remojo o por el estanque de los patos de la Plaza de la Catedral. No tiene nada que ver con el tiempo que hay en la Milagrosa, por ejemplo.

      Me ha gustado mucho tu comentario que suscribo plenamente. Vivir de cara a la naturaleza, sintiéndola dentro, es gozar de la vida.

      Un abrazo, Casilda.

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  7. Puertito de Güimar, playa autóctona, ese es el punto en invierno. Un bañito por la mañana temprano y luego desayuno y periódico en cualquiera de los bares de la zona. Al mediodía, otra vez al remojo, con las gafas y a observar viejas, tamboriles, fulas, pejeverdes, salemas y toda su familia, mordisqueando de aquí para allá , al vaivén de las olas. Ese es mi paraíso oficial, lejos de las gentes temerosas del frio ...Y lo bien qué sienta ese ejercicio mañanero, hasta se siente uno como más joven, oiga.

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    1. Los paraísos personales son los que nos hacen decir que la vida merece la pena (a pesar de alumnos majaderos, programaciones y demás mandangas). Yo tengo 3: Bajamar y su olor a algas marinas; la Playa de la Arena, tan familiar y soleada, con algún bañito mañanero también en mar de rocas; y mi "banquito del psiquiatra", aquí en El Socorro, desde el cual miro al valle y dejo la mente en blanco. Los paraísos personales relajan, nos hacen disfrutar y yo también juraría que nos rejuvenecen.

      Un abrazo, Miguel.

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  8. Juan Pérez Pérez29 de enero de 2016, 14:56

    Tenemos muchos microclimas que nos hacen ser y sentirnos distintos a muchos de los que nos visitan. Me imagino que al oir la radio o ver la tv (Sálvame,NO) me siento lleno de nubarrones y ni siquiera el calorcito de algunos días soleados, me hace poner en plan positivo.
    Con la que está cayendo, ver a nuestros compañeros de microclima, coger la maleta para irse a otro lugar para poder trabajar, ver que los de los regalos y el caviar se van eufóricos, y a otros que los han perseguiodo, los sientan en el banquillo; no me dejan de buen humor.Me hace recordar tiempos que creía olvidados.... Así que lo mejor es darse un paseo nocturno por las calles,llenas de viento y de frío, no sé si ponen la piel tersa pero al menos, como están en silencio, puedes pensar, meditar.... y algunas veces pensar en que al final ganarán los buenos, o al menos es el consuelo que me queda. Un abrazo Jane.

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    1. Hay mucha gente buena, que protesta ante los abusos, que se mete en camisa de once varas por ayudar a los demás en lugar de pasar olímpicamente, gente que tiene claro lo que está bien y lo que está mal, gente compasiva, honrada, trabajadora... Mi profesor Emilio Lledó le decía en una entrevista a Iñaki Gabilondo que él, que oye mucho la radio, se quedaba maravillado con la cantidad de cosas inteligentes que la gente dice y también decía que estaba convencido de que hay auténticos hombres y mujeres buenos. Él los llama el ejército de la decencia. Y esa es también mi esperanza, que la gente decente existe y somos muchos.

      Te digo todo esto porque yo también me lo digo a mí misma, a ver si, ante las noticias pesimistas, levantamos los ánimos. Últimamente incluso me estoy dedicando, cuando leo periódicos, a buscar buenas noticias. Y las hay, no creas. Eso, o paseítos nocturnos, o unas cuantas risas con los amigos (el humor ya sabes que es un buen antídoto)..., lo qe sea para para estar en plan positivo y no dejarnos abatir por lo que nos ha tocado.

      Un abrazo, Juan.

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