martes, 7 de febrero de 2012

San Fanurio




La semana pasada, después de pasar dos días en el sur, eché en falta un zarcillo de plata. No estaba en el neceser donde los suelo poner ni en la maletita que llevo ni en mi cuarto ni en ningún sitio. Llamé entonces a Tina, una chica que me echa una mano de vez en cuando en la limpieza de la casa del sur y le dije que me lo buscara allí. Rodó sillones, camas y mesas y no apareció. Me llamó al día siguiente y me dijo: “Tú lo que tienes que hacer es rezar a San Fanurio” “¿San qué?”, dije yo, que era la primera vez que lo oía (y eso que fui a un colegio de monjas). “Un santo muy milagroso –me respondió ella – Él te lo encuentra todo y sólo tienes que hacerle después una tarta”. “¿Y quién se la come?” “Tú, por supuesto”, me contestó, ante mi alivio, porque ya me veía yendo en peregrinación vete a saber dónde con una tarta a cuestas para hacérsela comer a un santo, que estaría, por otro lado, hasta el gorro del empalague.

Sí, ya sé que hay santos especializados en tareas distintas, igual que los ministros. Está San Expedito, abogado de las causas urgentes y justas, o Santa Rita, patrona de lo imposible. A San Cristóbal se le reza para no perder las maletas y a San Roque, “para que el perro no te toque”. San Antonio consigue novio y San Cayetano debe de estar ahora desbordado porque él se encarga de que tengamos trabajo. Y, a estos, se le añade ahora San Fanurio…

La verdad es que me picó la curiosidad y miré en San Google (es el santo que busca y rebusca) y, oye, ¡existe! Es nada menos que el patrón de Rodas, un santo ortodoxo griego que es un hacha encontrando cosas perdidas y al que, efectivamente, hay que hacer una tarta (en estos tiempos ya ni los santos te dan nada gratis). La tarta, que hay que hacer con nuestras manitas (nada de Echetos ni La Princesa), se llama fanurópita y tiene que tener 7 o 9 ingredientes, según pienses que fueron los martirios del santo. Pero nada de comérmela yo sola (más alivio, que no es cuestión de hacer esos excesos en plenos meses de dieta posnavideña), sino que hay que repartirla entre 7 mujeres casadas sólo una vez.

Parece que la cosa es bastante eficaz. Hay uno que cuenta en Google como, después de rezar al santo, encontró 2 dientes que se le habían partido y caído en un accidente casero y que luego estaban en una rendija de las tablas del suelo (no dice para qué quería los dientes en cachitos otra vez, aunque a lo mejor era para ponérselos al ratoncito Pérez).

Hay, como pasa con estas cosas, informaciones contradictorias sobre este santo. Tina me había dicho que era millonario y que lo perdió todo, por lo que se afana en ayudarnos a buscar lo perdido. Hay otras informaciones que cuentan que estaba muy apenado porque su madre y su hermana le salieron, por decirlo suavemente, casquivanas, y que por eso cuando se reparte la tarta hay que decir al mismo tiempo “Dios perdone a su madre y a su hermana”. Pero lo que cuenta la Iglesia Ortodoxa griega es que, de él, lo único que se sabe es que se encontró, en una iglesia enterrada, una imagen con su nombre rodeada de otras imágenes narrando su martirio.

El caso es que, una semana después, mi marido se levantó pronto porque le tocaba llevar a los nietos al colegio y dejó su pijama doblado sobre una silla. Cuando yo fui a ordenar la habitación, allí, sobre el pijama, estaba mi zarcillo de plata.

La tarta que hice (de chocolate) la llevé a una fiesta a casa de mi consuegra el sábado y casualmente había 7 mujeres casadas sólo una vez. No dije nada a favor de las casquivanas, no conté los ingredientes y también de ella comieron solteros, mujeres casadas 2 veces, hombres casados y niños. No sé si San Fanurio habrá quedado contento o no, sobre todo porque tampoco me había acordado de rezarle.

Pero hay otra cosa. El nombre de San Fanurio viene del verbo griego “faino”, que significa aparecer, descubrir… San Fanurio es “el que descubre”.

Pero también “faino” está en la raíz de la palabra “fantasma”, el que se aparece (y, por lo visto, deja zarcillos, que nadie ha visto hasta ese momento, sobre un pijama).

No me digan que no es para inquietarse. 

24 comentarios:

  1. ¿Y no sería que San Fanurio bajó a la tierra en forma de San Antonio y a través de él te dejó el buscado zarcillo sobre el pijama doblado?. Misterio, lo que se dice misterio, sí que hay mucho. Y para mí, que si tanto puede ese santo de tan curioso nombre, ¿por qué no iba a delegar en uno más familiar para los que no somos griegos ni sabemos griego?.
    Una vez más, amiga, el fin justifica los medios y lo que importa es que tú has recuperado tu zarcillo de plata. A disfrutar, pues, de la santa aparición.
    ¡Ah! y vigílalo bien no vaya a ser que San Fanurio se enfade por tu reparto de la tarta entre gente de toda condición y le pida a San Antonio que el zarcillo vuelva a desaparecer por no haber cumplido la condición sine qua non: siete mujeres casadas una sola vez. Yo que tú, no lo perdería de vista.
    ¡Viva el humor y viva San Fanurio!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Oye, es verdad que mi madre a quien le rezaba cuando se le perdía algo era a San Antonio. Pero también se le rezaba para buscar novio ¿Recuerdas la copla? "San Antonio Bendito, / tres cosas pido: /salvación y dinero / y un buen marido, / que no fume tabaco / ni beba vino / ni se vaya con otra / más que conmigo". Demasiadas ocupaciones para un solo santo ¿verdad? Mejor, dividir funciones.

      Hace poco leí una frase atribuida a Einstein (vete a saber si realmente la dijo): "Hay dos maneras de vivir la vida: una, como si nada fuera un milagro, y la otra, como si todo fuera un milagro". Yo pienso que ni tanto ni tan poco, pero que no está de más que, de repente, aparezca en la vida algún milagro pequeñito: un encuentro con alguien a quien creías que no verías más, un rayo de sol en un día de lluvia, la aparición, sin explicación, de un zarcillo extraviado...

      Eliminar
  2. ¿Y no será que el zarcillo se fue a la lavadora con la ropa que trajiste del sur y allí se enganchó en el pijama y cuando tu marido se lo quitó y lo dobló quedó colocado encima?
    De todos modos a mí me gusta más lo de la intervención de San Fanurio. Todos los días se aprende algo nuevo. Gracias, Jane.
    Por si acaso, aquí dejo la receta de la fanuropita (el número de ingredientes es el correcto, porque se repiten el azúcar y las pasas).

    -4 tazas de té harina leudante
    -1 cucharada de postre de canela
    -1 taza de té de aceite
    -1 taza de té y 2 dos cucharadas de postre de azúcar
    -12 cucharadas soperas de jugo de naranja.
    -1 taza de té de agua
    -Ralladura de limón
    ½ taza de té de pasas de uvas rubias.
    ½ taza de té de pasas de uva negras.
    ½ taza de té de nueces cortadas
    -azúcar impalpable

    PREPARACION: Mezclamos la harina con canela. En un bol ponemos el aceite, el azúcar, el jugo de naranja, el agua y la ralladura de limón, mezclamos por unos minutos y le añadimos la harina, las pasas y las nueces. Mezclamos bien todos los ingredientes. Tomamos un molde lo aceitamos un poco y lo enharinamos, colocamos la masa y cocinamos a fuego mediano unos 45 minutos
    Una vez frío, desmoldamos y espolvoreamos con el azúcar impalpable para después de unas horas cortar en cuadrados.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tu sentido común supera creencias y prejuicios. Sí, alguna explicación debe tener lo del zarcillo, aunque no es esa (las ropas del sur y del norte no se mezclaron, el pijama se cogió la noche anterior del armario, el zarcillo no estaba trabado en él, sino "posado" encima...). Spinoza, que era un filósofo muy de sentido común también, decía que, si conociéramos todas las causas, veríamos que no hay nada que ocurra sin más ni más. Lo que pasa es, entonces, que no sabemos las causas que están detrás. Así que, mientras tanto, vamos a atribuírselas a San Fanurio y, de paso, nos comemos una tarta. Que, por cierto, debe estar riquísima, según la receta. Otra transgresión: la hice de chocolate y las fanurópitas son de naranja. Pero haré una como es debido. Gracias por la receta (y lo del azúcar "impalpable" ¿es por la santidad de la tarta?)

      Eliminar
  3. Pues me da que hoy en día habrá que hacerle dos tartas a San Fanurio... una por el objeto que te ayudo a encontrar y otra para que te ayude a encontrar a 7 mujeres casadas solo una vez...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me recordaste a Jardiel Poncela cuando se pregunta en el título de una de sus novelas "Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?" (y se responde que él, por lo menos, no conoce a ninguna, que eso viene de una inscripción que decía "Santa Úrsula y las XI M. Vírgenes" y que seguro que la "M" era de "Mártires" y no de "Mil": once vírgenes solamente).

      La verdad es que ese día de la fiesta no pregunté mucho. No era cuestión de decir. "¿Quieres un trozo de tarta y, de paso, me enseñas tu certificado de matrimonio?". Y no sé por qué San Fanurio se empeña tanto en eso. Qué más dará estar casada 7 u 8 veces para degustar una buena tarta ¿verdad? Si al menos dijera que la repartiera entre 7 (o más) mujeres no diabéticas, lo entendería mejor.

      Un saludo, Jean-Paul, y gracias por tu humor.

      Eliminar
  4. Estimada Jane, ¿ Estás segura que el tal San Fanurio, no era maracucho ?. ¡ Nombre pa´raro !. Miguel Otero Silva ( MOS, q.e.p.d) en su obra Las Celestiales, trata sobre diversos santos y nombra en otros, a San Bartolo, a San Lucas, a San Cocho ( el santo más sabroso, según dicen ), a San Roque, de quíen señala: " A San Roque y a su perro, los conozco dese lejos, al perro por lo sarnoso y al santo por lo pendejo ". Pero lo más interesante de todo el asunto es el que se refiere a la elaboración de la bendita torta o tarta. La hiciste por agradecimiento, por devoción, por estar en la onda o "por si acaso ". Le voy a pedir a San Fanurio que mi Presi, sí, ese mismo, pierda las elecciones el próximo 7 de Octubre. Si me concede el favor me comprometo a brindar por todos Ustedes y a preparar la torta y compartirla con mis amistades. Eso de convidar a 7 mujeres casadas por una sola vez, me va a resultar muy cuesta arriba. Las que conozco son muy osadas, algunas tiene en su haber hasta tres casorios y una de ellas, las tres veces con el mismo incacauto. Como decimos por aquí: "Todos los días sale un pendejo a la calle, quíen lo agarre, es de él". A cuidarse, pues.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Cómo me he reído con tus historias y tus dichos, Agroteide! La tarta, la verdad, no la hice por ninguna de las razones que citas, ni siquiera por San Fanurio, sino porque la amiga austriaca que me enseñó a hacer la típica tarta Sacher vienesa me trajo de allí la harina de nueces necesaria para hacerla. Tenía los ingredientes, las ganas de hacerla y la ocasión... ¿qué más pedir? Pero mañana me voy a poner a hacer la verdadera fanurópita y esta vez, por curiosidad.

      Y yo tengo aquí un amigo venezolano, dueño de mi pizzería favorita en el sur, que también reza todas las noches por lo mismo que tú. A ver si entre todos consiguen, este octubre que viene, algo mejor para Venezuela. Brindaríamos también desde aquí y haríamos otra tarta, que repartiríamos entre casados una o más veces, solteros, viudos, divorciados o "arrejuntados". Nosotros no somos tan tiquismiquis como San Fanurio.

      Un abrazo.

      Eliminar
  5. San Fanurio no sé, pero seguro que tus amigas casadas (y los demás comensales) se pusieron muy contentos.

    A lo mejor uno te había cogido el pendiente por hacerte una bromita y después de que le endulzaras la vida, se arrepintió.

    O San Fanurio es la marca de las harinas que más se utilizan para hacer pasteles, y patrocinan la búsqueda de objetos perdidos. "Harinas San Fanurio". Por eso no vale comprarla preparada.

    O de la levadura "Levadura San Fanurio".

    Yo también me he quedado muy intrigada con la búsqueda de trozos de dientes, la verdad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy buena idea la de ponerle ese nombre a la línea de pastelería. Desde aquí te animo a meterte a empresaria (los tiempos creo que están buenos para eso) y seguir por ahí: almendras "San Fanurio", aceite "San Fanurio"... Todavía no me he puesto a hacer la tarta, pero cuando la haga y le coja el tranquillo, igual hasta me meto yo también en el negocio tartero...

      Y el de los dientes, si no era para ponerlos debajo de la almohada, igual quería hacerse un collar. No sería el primero.

      Eliminar
  6. Yo antes, cuando se me perdía algo, le rezaba a San Donato diciéndole; "San Donato, los huevos te ato, y, si no aparece (lo que sea), no te los desato". Y, mientras, se hacían nudos en las esquinas de un pañuelo blanco. Mira que le pedí cosas casi imposibles y me funcionaba. Ahora ya no sé si es que no pierdo nada o es que ni me acuerdo de lo que pierdo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cielos, cuánto santo (San Fanurio, San Antonio, San Donato...) atendiendo la oficina de Objetos Perdidos. Pero con razón. En estos tiempos se están perdiendo muchas cosas: la esperanza de un trabajo en el que te realices, la fe en la justicia, el deseo de una vida digna, la confianza en los políticos, las ganas de luchar... Espero que tanto santo junto obre el milagro y podamos irlas recuperando poco a poco. Prometo, entonces, hacer más tartas...

      Eliminar
  7. "A propósito de la entrada de hoy y en recuerdo, agradecido, de mis tíos"
    En los primero años de los sesenta, tuve el privilegio, con algunos niños más, de disfrutar de algunos domingos en el monte de la Esperanza, después de la misa en la Iglesia de la Concepción de La Laguna. Privilegio que me otorgaban mis tíos Sebastián Reyes Darias y su mujer Carmen Duque.
    Uno de esos domingos, cuando estábamos recogiendo ya el menaje del almuerzo, mi tía comprobó que no tenía su anillo de casada en su habitual dedo anular derecho. ¡Dios mío, qué disgusto le dio!, aunque peor fue el que nos transmitió a los infantes que con ellos íbamos, dada su preocupación.
    Y allí quedamos todos reptando por los alrededores de la zona del almuerzo; más de una hora de agobio, que pareció una eternidad.
    Cuando lo habían dado por perdido, y a medio camino del coche, mi tía nos paró en seco a todos, nos hizo regresar a la zona del almuerzo y allí nos hizo rezar a San Antonio de Padua, que según ella además de novios –tal vez el suyo se lo consiguió- también encontraba cosas perdidas. Y sí, nos vimos todos rezando un Padre Nuestro, un Ave Marías y un Gloria, repetidos 13 veces, como el rosario que rezaba San Antonio. Terminado el rezo, nos encaminamos hacia el coche una vez más.
    Y entonces…una estrella dorada se iluminó flotando en un manto de pinocha y hacia ella fuimos los más jóvenes corriendo alertados por mi tía. ¡No lo toquéis! ¡Allí está mi anillo! Lo ha depositado con cariño San Antonio de Padua, decía sin parar, alegre por la recuperación y el hecho de aparecer.
    Mi tío la miraba perplejo, que ya contaba con volverle a regalar un anillo igual, con el que ella quedara marcada como casada.
    San Antonio, San Antonio…repetía mi tía agradecida mientras su marido le decía, mujer es el premio a la constancia nada más, no creerás en un milagro, ¿verdad?
    Y así fue como comencé a rezarle a San Antonio de Padua –mi santo preferido- el cual no me concedió encontrar mi propio anillo de casado cuando lo perdí. A pesar de ello, sigo creyendo en él.
    ¡Cosas que pasan!
    P. D.: Ya ha ocurrido en un par de ocasiones; comentas algo y me aflora algún recuerdo dormido en alguna de las infinitas cajas de mi memoria. Gracias. (A San Fanurio, nunca lo había oído mencionar).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Recuerdos llaman a recuerdos, Antonio. Yo, como dije, también era la primera vez que lo oía nombrar. Pero es que el santoral ortodoxo no entraba en las lecciones del colegio :-D.
      Mi madre también era de las de San Antonio. Según ella no le fallaba nunca ¡Y no me digas que a ti también se te perdió el anillo! Según Freud, eso significa que en realidad no quieres estar casado y que el inconsciente te delata. Pero ya sabes que Freud decía también muchas tonterías.
      Yo al final opté por no llevarlo. Y tampoco eso quiere decir nada.

      Eliminar
    2. Pues he lamentado perder mi anillo, después de tantos años, eso me pasa por jugar con él, como con mi matrimonio que es un vacilón. Por cierto, cuando lo llevaba las mujeres me trataban con más seriedad que ahora, ¿no sé por qué será? Pues sí Freud decía algunas tonterías como esa porque mi subconsciente no me traiciona. En cuanto cobre la primera extra me compro otro igual a pesar de que mi mujer, al igual que tú, haya dejado de usarlo. El anillo, a nuestros años de matrimonio es como una medalla de oro olímpica. Un abrazo.

      Eliminar
    3. Mi marido dejó de usarlo apenas nos casamos porque le molestaba y una vez casi pierde el dedo. Luego se lo regaló a mi hijo para su primer matrimonio y él luego lo mandó a fundir para hacerse el anillo del segundo matrimonio. Como ves, todo el rollo de los anillos, en mi familia, ha perdido lustre y significado. Es solo una anécdota. :-D

      Eliminar
    4. Ja, Ja. Sin duda, únicamente son anécdotas; ya sabemos nosotros dónde "residen" los compromisos. (Sácame de mi ignorancia: que quiere expresar :-D gracias)

      Eliminar
    5. Ja, ja, ja. Son emoticones que quieren decir sonrisas, por ejemplo, :-). O risas :-D. Es como una carita tumbada en la que los ojos son los dos puntos (el punto y coma guiña el ojo ;-) ), la nariz es el guión y la boca es la D mayúscula o el paréntesis. Muchas veces facebook, por ejemplo, lo traduce a caritas pero aquí no pasa, no sé por qué.

      Eliminar
  8. Flor Delia Conde Javier5 de febrero de 2016, 15:42

    Yo he oido a otro Santo para las cosas pérdidas , nunca recuerdo su nombre.Un grupo de compañeros hace ya muchos años (Palmeros) rezaban entre risas que la huelga de aviones nos dejara salir de Madrid...pero éste no era el nombre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aquí en estos comentarios se ha nombrado a San Antonio de Padua, a San Donato y a San Fanurio. Como la humanidad es tan despistada no me extrañaría nada que hubiera más santos encargados de la Sección de objetos perdidos. Tendrán un montón qué hacer.

      Eliminar
  9. Siempre oí lo de santa Rita... y la jaculatoria de san Cucufato y si no me lo encuentras los h.evos te ato... Pero éste es nuevo... Gracias Isa por tu blog...!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues mira, para mí san Cucufato es nuevo también. Vis, más arriba, hablo de san Donato. A los dos se les atan los huevos hasta que aparezcan las cosas (que ya es pedir las cosas con chantajes. Así cualquiera).
      ;-D

      Eliminar
  10. Soledad Villalobos6 de febrero de 2016, 16:21

    Pues la clase política debería conocer a este santo para que le ayude a " descubrir" la manera de salir del laberinto en que se encuentra. Saludos Isabel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, Sole, no sé a qué santo le tienen que rezar para esa tesitura ¡Cómo no sea a Santa Rita, patrona de lo imposible!
      Un abrazo.

      Eliminar

google-site-verification: google27490d9e5d7a33cd.html