Todo esto del rescate europeo (ah, no, perdón, rescate no: “línea de crédito
para nuestro sistema financiero”) tendríamos que haberlo adivinado tiempo antes,
concretamente desde que oímos que Rajoy se fue de puente de mayo familiar con la
empanada gallega en un taper. Él no habla ni explica nada, pero hace las cosas
“como Diosh manda” (aunque no sabía yo la categoría divina de Ángela Merkel). Y
la cultura del taper (españolizando la palabreja) como medida frente a la crisis
es algo que todas las madres –también la de Rajoy- inculcamos desde siempre a
nuestra prole.
En tiempos de nuestras abuelas y madres (tiempos también de crisis y
hambrunas) los hombres iban al trabajo con la tartera envuelta en una
servilleta. Pero nosotras, más modernas, somos de tapers desde que Tupperware
organizaba aquellas meriendas de mujeres en las que, mientras nos poníamos
moradas a canapés y tartaletas, una señora nos hablaba de las bondades de estos
recipientes. Mi hijo me preguntó una vez: “Mamá, ¿qué había antes de los tapers
chinos?”. Pues eso, hijo mío, tapers de Tupperware que no se rompían a la
tercera lavada, como los chinos.
Pero a lo que íbamos. Nuestra España gloriosa pronto se olvidó de las
tarteras, y los tapers se quedaron también durmiendo el sueño de los justos,
aptos solamente para las tortillas de las excursiones. Si en el trabajo tenías
dos turnos, te quedabas a comer en la cafetería más cercana, como una señora.
Incluso a veces las cosas se desmadraban y te ibas a Marbella, como el
Presidente del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, a gastarte “una miseria” en
restaurantes de 5 tenedores (Por cierto, un inciso: ¿Se sabe ya quién era su
misterioso/a acompañante? Eso es más intrigante que el final de “Perdidos”) Pues
eso, que los españoles éramos los reyes del mambo y, hala, a tirar la casa por
la ventana y a comer a dos carrillos por ahí, que eso es bueno para el
colesterol.
Pero las madres, tan sabias, siempre hemos estado al quite, velando por las
economías familiares. “¿Para qué vas a gastarte la paga en comer en el bar de la
esquina, que vete a saber con qué aceites refritos hacen los platos? Al final,
te queda el estómago hecho polvo y estás venga a tomar Almax todo el santo día.
Mejor, llévate la comida de casa y así comes sano y barato, hazme caso”. Y, por
eso, no hay casa materna de la cual, cuando los hijos se van, no se lleven una
bolsa llena de tapers. En mi caso, además, que soy muy ordenada, van con los
cartelitos correspondientes: “Cazuela de pámpano”, “Ropa vieja”, “Albóndigas”,
“Crema de calabaza”…
Así que ya ven, ésta es la Era de los Tapers. Todos los ministros comían en
restaurantes finos y decían que de intervención, nada (perdón, “línea de
crédito”). Pero Rajoy el Inexplicado, aunque no dijo nada, predicó con el
ejemplo. Él, por si las moscas, ya estaba preparado frente a lo que se
avecinaba, llevando su comidita sana desde casa y aprovechando, seguro, todas
las sobras para hacer croquetas.
Y yo, como las demás madres, consciente del momento aciago (“así hago algo”,
que decían Les Luthiers), ya tengo, igual que él y para que no se diga, el
congelador abarrotado y dispuesto para repartir. Eso sí, hijos míos, por lo que
más quieran, no se olviden de devolverme los tapers después.
¡Los tuppers!, que ganas tengo de perderlos de vista Jane. Todo el santo invierno comiendo en un recipiente de plástico… He llegado a pensar que la lechuga y el tomate habían salido del frutero de adorno que hay encima de la encimera.
ResponderEliminar¡Claro! seguramente nuestro queridísimo Rajoy, no sepa ni que existen y ni hablemos de que además los hay de colores, con cierre hermético, endebles... seguramente ni siquiera se figura que con ese rescate, perdón, "línea de crédito" no tendremos ni para llénalos con un simple mendrugo de pan. Por cierto aprovecho para felicitarte, me encanta tu blog y ya me estoy volviendo ¡¡adicta a él!!. Abrazos
Pues no te queda nada, Soraya, como consumidora de tapers, visto el panorama actual. Fíjate que hasta al cole ya están yendo los niños con la comida de casa, prescindiendo del comedor. El viernes pasado salió en El País un artículo sobre este tema y la complicación que supone para reorganizar el comedor (más neveras, microondas, comedores distintos...) y para las empresas que se ganan la vida con los menús escolares. Y también hablaban de si esto haría que hubiera niños de primera (los que sí pagan comedor) y de segunda (los del taper). Aunque a mí me pega que ya veríamos a los de primera diciéndoles a los otros: "Oye, ¿me das un poquito de esas albóndigas de tu madre?". El verdadero problema sería más bien el que dices ¿Y si los tapers no contienen sino un mendrugo? Pero no, espero que nunca se llegue a eso. Siempre una madre hará un buen potaje para sus hijos.
EliminarUn abrazo y gracias por tus palabras.
Esos dichosos tapers... ¿Cuantos jóvenes morirían de inanición ahora en España si no fuese por los tapers que recogen cada semana en casa de sus madres?
ResponderEliminarEso si... que se atengan a las consecuencias si no los devuelven con sus tapas correspondientes...
Antiguamente se utilizaba la sal como dinero porque era un bien preciado. Me pregunto yo... ¿Llegaremos hasta el punto de utilizar los tan preciados tapers como moneda si la crisis va a más? ;) Un saludo Isa!
Pues no me extrañaría, Jean-Paul. La palabra "salario" viene efectivamente del pago que hacían los romanos con sal, bien preciado donde los haya porque en aquel tiempo en el que no había nevera era una forma excelente de conservar la carne. Mi marido me cuenta que en la casa de sus abuelos siempre había un barril de carne de cochino de la matanza en sal. Su abuela por las tardes recogía verduras de la huerta y hacía el potaje de la cena, poniéndole siempre un par de trozos de carne de ese barril. Era el potaje más delicioso que se ha comido nunca.
EliminarY después de todo los tapers son la forma de conservar en un recipiente y congelar después el tan preciado alimento. Igual terminará acuñándose un término de pago que sea "taperlario" :-D
Ummm...maravillosos tapers de comida de madres y suegras, qué rico. Yo también soy de esas que manda comida casera a su marido para que no esté comiendo cualquier cosa por ahí, labor para la cual cuento con la ayuda de mi suegra y mi madre.
ResponderEliminarEstoy convencida de que llegará el día en que haga lo mismo con mi hijo, porque al final...como en casa en ningún lado, y aunque no esté bien que yo lo diga, cocino de maravilla, jeje. Ahora, no hay nada más rico que te manden un taper repleto de croquetas caseras de esas tan buenas que de vez en cuando nos llegan, ummm...(es una indirecta un tanto directa, tanto para mi madre como para mi suegra).
Besitos
No te preocupes, capto la indirecta. Cuando las hago, me lo tomo con calma y hago unas 200, De ahí van para mi hija, para mi nuera y para yo tener en casa, que cuando vienen los niños sin esperarlo es una forma de salir del paso ¿A quién no le gustan las croquetas?
EliminarBesos.
Por supuesto que Angela Merkel pertenece a un Olimpo europeo, muy chungo por cierto, la duda ofende.
ResponderEliminarEs lo que Aznar llamaba "La primera división", como cuando le dio ese aire tan raro y empezó a hablar con acento tejano, porque Bush le había dejado poner los pies encima de la mesa.
A este, lo que le han dejado es recoger la mesa, y fregar los tapers, que se quedan siempre manchados de salsa de tomate.
En España no hemos tenido grandes estadistas, personas inteligentes y preparadas que antepongan los intereses del país a los de su partido. No es normal que el presidente actual huya de los periodistas por el garaje del Congreso, ni que, en un momento tan delicado, no esté dando ruedas de prensa a cada rato o que, cuando da una, sea en la sede de su partido, rodeado de los suyos. Como dice un amigo mío: "Por lo menos Zapatero daba la cara para que se la partieran". Todo esto, aparte de ser una enorme falta de respeto a los ciudadanos, asusta y preocupa ¿En manos de quién está nuestro futuro? ¿Del que friega los tapers?
EliminarAprovecho tu post Jane, para lanzar un llamamiento a mi hija y a mi yerno para que por favor me traigan "los tupers" que se llevaron la semana pasada, con crema de espinacas, solomillo en salsa de miel con arroz blanco y sandía en trozos. Y yo que pensaba que no iba a ser una madre de estas, pero claro, quien no le hace la comidita a hija y yerno cuando te la piden con ojos de cordero degollado argumentando guardias, cursos y trabajos de mañana y tarde. Me gusta darles de comer, pero chica no gano para "tuper".
ResponderEliminarSoluciones de mis amigas a tu "no gano para tapers". Una compra los de Mercadona de usar y tirar, y otra aprovecha cualquier envase (de helado, por ejemplo), lo lava y se lo da a los hijos. Ninguna ha optado por la solución de "si no hay tapers, no hay comida". No, las madres siempre estamos ahí, como tú, al pie del cañón, poniendo nuestro granito de arena ante la crisis (perdón, "catacrack")
EliminarPensaba que la foto era de Google, hasta que...¡Dios mío!...he reconocido algunos de esos tapers. Que conste que yo abuso poco, aunque, como Soti, no me importaría que volviera el taper de las croquetas de chorizo - independientemente del culo que hacen echar - así como de vez en cuando. Y ya puestos, uno de huevos rellenos.
ResponderEliminarTe rescatan - perdón, te dan una línea de crédito - para esos días es que la nevera tiene eco porque no has tenido dos segundos para hacer la compra. Benditos tapers de madres y abuelas.
¿Verdad que salió muy bien? Me ayudó a hacerla el Terro. Yo le iba pasando tapers y él los colocaba artísticamente. No, si tengo una buena colección para cuando ustedes no me los devuelven...
EliminarY vale, capto la indirecta-directa. Un día de estos vuelvo a ponerme a hacer croquetas de chorizo ¿Y también huevos rellenos? ¡Viva el michelín y el colesterol!
Hola Jane. Volvemos a los "tapers". Eso da idea de la que está cayendo, o lo que es peor la que nos va a caer.
ResponderEliminarA veces creo que nos lo merecemos por haber dilapidado todo lo que tuvimos. (Claro que los que no tienen nada no entran en este grupo). Pensamos que podíamos seguir gastando lo que teníamos...y así nos va.
Ahora tendremos que llevarnos la sopa o puré en los tapers, pero para llevar una buena tortilla de papas lo mejor sería volver a la tartera, pero para nuestros políticos es peligroso, porque si nos los encontramos le podíamos dar en la cabeza con ella, y duele mas que con un taper.
En fin, a ver si aprendemos de una vez.
Hasta el próximo rescate, perdón, línea de crédito. (Eufemismo que usa nuestro "presi" porque piensa que somos tontos del culo, aunque creo que le viene mejor a nuestro flamante y arrogante ministro de Industria, mister Soria). Un abrazo.
Tampoco es que seamos tan dilapidadores, que al final nos vamos a creer que la culpa ha sido nuestra. Yo creo que, además, ya va siendo hora de dejar culpas aparte, de llamar a las cosas por su nombre (que todavía se están riendo por esos mundos de que al rescate lo llamen "ayuda", "línea de crédito" o "lo de ayer") y de ponernos todos juntos, independiente de la tendencia política, a intentar echar el país para adelante.
EliminarMe gustó lo que publicó un bloguero sobre el discurso que Rajoy nunca leyó pero que debería haber leído. Te pongo el enlace:
http://www.eldiario.es/zonacritica/2012/06/11/discurso-de-rajoy-version-descartada/
Un abrazo, Juan.
Para mí ya sabes que el tupper es sagrado, incluso cuando se escapa y huye; y ahora que me he independizado aún más... Comer en restaurante cada día te puede salir tranquilamente por 50 euros semanales, 200 euros al mes... Poca broma. Y los tuppers hacen muy bien el apaño :D
ResponderEliminarLa historia de tu taper viajero es especial. La enlazo para quienes no la conozcan y, además, a lo mejor lo han visto por esos mundos y te pueden informar de su paradero.
EliminarY tienes razón. Por más que ahora te ves anunciados menús anticrisis a 6 euros, la comidita de casa, incluso así, sale más barata. Y está hecha con mucho más cariño, donde va a parar.
Los taper chinos siempre encuentran el camino de vuelta a casa, los Tupperware ya son más olvidadizos jajaja.
ResponderEliminarBuen artículo amiga. Real como la vida misma.
Y mira que son cómodos (los tapers chinos, digo) para ponerlos con la salsa de tomate que hago para congelar, así entongaditos, uno encima del otro. Lo malo es que ya mis hijos no compran comida china (ni yo tampoco) y hay que ir a lo clásico.
EliminarGracias, Luisa. Un beso.
Muy buen artículo y real como la vida misma. No quiero saber de ellos. Cada vez que abro el armario dónde están, se me caen o no encuentro la tapa correspondiente. Se los llevan y tienes que ir a buscarlos.
ResponderEliminarTodos los de la foto y más están metidos en uno de los armarios de la cocina ¿Tendremos que hacer otra cocina para tanto taper? ¿Qué hacían nuestras madres y abuelas cuando el taper no estaba inventado? Habrá que hacer otro sesudo análisis histórico...
EliminarFuerte guerra con los "taper's boys" que llamaba yo a mis hijos... hasta que los ultimaté... : O me traen los tuppers o no hay potajito de berros ni croquetas! :( Dejaron de venir...
ResponderEliminarMuy buena denominación, Gladys, esa de los taper'boys. Y, mujer, no seas cruel que madre no hay más que una... Que las croquetas por lo menos se las lleven en una bolsa de plástico. O puestas. :-D
Eliminar