Marte está de moda. Tiene más tráfico que el aeropuerto de Castellón. El que la NASA se haya gastado un
pastón en mandar una nave allí, Curiosity,
para curiosear solamente y sacar fotos de un pedregal rojo me parece admirable.
No hay nada más fecundo y emocionante que la curiosidad. Gracias a ella salimos
de las cavernas y hasta hemos inventado un mundo virtual en el que algunos
osados escriben blogs. Gracias a ella conocemos nuestro planeta cada día un
poco más. Y gracias a ella ahora nos aventuramos a sacar la nariz fuera y a
familiarizarnos con el cráter Gale desde donde Curiosity se va a echar a andar, cargada con todo tipo de cámaras,
como si fuera un turista japonés.
Sí, Marte está de moda. Pero siempre lo ha
estado. Lo estuvo cuando Ray Bradbury nos sorprendió con sus “Crónicas
marcianas”; cuando Orson Welles asustó a los americanos con una segura invasión
de naves marcianas que atacaban con sus “rayos de calor”; cuando en “Mars
attack!” Tim Burton nos mostró un tipo de marciano con cabeza de bombilla
gigante, que nadie querría tener por vecino.
Una visión más amable la tuvimos nosotros
cuando en los años 60 cantábamos “Ignorada marcianita”. Todos los que fuimos
jóvenes en esa época nos sabíamos de memoria esta canción de Billy Cafaro.
Sonaba siempre en los guateques juveniles y sigue sonando en cuanto nos
juntamos dos o tres carrozas en torno a una guitarra:
“Ignorada
marcianita,/ aseguran los hombres de ciencia/ que en diez años más tú y
yo/ estaremos tan cerquita / que podremos pasear por el cielo / y hablarnos de amor…”. Y terminaba: “Marcianita, blanca o negra / espigada, pequeña, gordita o delgada /
serás mi amor./ La distancia nos acerca / y en el año 70 felices seremos los
dos.”
Ahora, visto lo visto, esta última afirmación
nos parece ingenua y disparatada pero en aquel tiempo supongo que algunos lo
vieron como una posibilidad. La carrera espacial estaba despegando y el planeta
rojo, siempre misterioso, se veía al alcance de la mano. ¿Existirían los
marcianos? ¿Nos estarían viendo a nosotros, al planeta azul, también tan
cercanos? ¿Habría allí también alguien que cantase a su vez “Ignorada terricolita”?
Cada verano en nuestros ordenadores aparece
un email en el que nos avisan de que Marte y sus marcianitos vuelven a
acercarse otra vez a la
Tierra. La medianoche del 27 de agosto, dicen, el planetario
Internacional de Vancouver anuncia que Marte, a sólo 55,75 millones de
kilómetros de la Tierra ,
a dos pasos como quien dice, será tan brillante y grande como la luna llena
“Será como si la Tierra
tuviera dos lunas”. El email termina con la frase “Nadie que esté vivo en este
siglo podrá volverlo a ver”.
Hay emails etéreos, esos que hablan de ser uno
con el universo y de que, al lavar los platos, te sientas una con el agua. Los
hay apocalípticos, cuando predicen desgracias sin fin, sobre todo si una no los
reenvía. Y los hay hiperbólicos o, para decirlo llanamente, mentirosos,
batatosos o troleros. Éste de Marte es de estos últimos, hecho para tenernos a
la intemperie toda la noche con el cogote hacia el firmamento.
Cuando vino el cometa Halley nos fuimos toda
una tropa de familiares y allegados a verlo de noche desde la costa del Porís
que, según los enterados, era un sitio idóneo para ello. Llevamos tortillas,
vino, chocolate caliente y un bizcochón y, al final, muy alegres y brindando
por el Halley, lo localizamos al lado de la constelación Libra. Fue una noche
muy divertida, lo que no quita para que a la vuelta, de madrugada, después de
recorrer 150
kilómetros , nos diéramos cuenta de que la constelación
Libra también estaba encima de nuestra casa.
Estoy segura de que el próximo 27 de agosto,
si es que realmente Marte está ahí al lado, habrá tanta novelería como en aquel
entonces. También seguro que Marte será brillante, espectacular y rojo como un
rubí. Pero, ¿igual que la luna llena? ¿Dos lunas en el cielo? ¿La marcianita de
la canción ya dispuesta a ser feliz para siempre con su terrícola? ¡Ja! ¿Se
apuestan algo a que no?
Yo, por lo menos, no me voy a pasar la noche
intentando descubrirlo en el cielo. Ni siquiera por curiosity.
Fíjate, Jane, que a mí esos envíos a planetas, satélites y demás habitantes siderales, me parecen una patada en los estómagos vacíos de los más desheredados de este planeta Tierra... Los millones de dólares que cada uno de esos proyectos cuesta ya habrían acabado, varias veces, con el hambre que existe en donde mismo habitan los que los ponen en marcha, o sea, La Tierra. O con el SIDA en África. O con las enfermedades raras que cada vez más aparecen en este mundo.
ResponderEliminarNo descubro nada que tú no sepas y otros muchos comentan, pero siempre me ha repateado pensar que aquí seguimos teniendo problemas graves e importantes que resolver y que quienes tienen el poder y los medios para solucionarlos se dedican a enviar aparatos a curiosear el espacio.
Ya sé que el poderoso avance en las comunicaciones, a través de satélites, de quienes aquí vivimos, son consecuencia de algunas de esas investigaciones. También, que muchos materiales empleados con los astronautas, después revierten en mejores productos para nosotros. Pero, querida amiga, siempre me pregunto: ¿Hay que gastar tanto, tanto dinero para conseguir estos beneficios? A lo mejor sí y lo que pasa es que yo soy demasiado ignorante...
En todo caso, como siempre, buena entrada.
Siento no estar de acuerdo contigo esta vez, mi querida Cehachebé. El coste de la misión a Marte ha sido de 2.000 millones de euros. A mí lo que me parece indecente es que el Real Madrid haya pagado por el fichaje de Cristiano Ronaldo 96 millones de euros. O que el hombre más rico del mundo tenga una fortuna de 69.000 millones de dolares, según la lista Forbes, en la que está también Amancio Ortega (el 5º) con 37.500 millones ¡Todo eso en poder de una sola persona!
ResponderEliminarNo, yo creo que invertir en ciencia es invertir en nuestro futuro. Estoy de acuerdo con el editorial de "El País" del día 7 de agosto en el que dice "Ir a Marte no es lo contrario de ayudar a la humanidad: es lo mismo" porque "sus objetivos se encuentran entre los más dignos que es capaz de concebir nuestra especie: profundizar en el conocimiento del planeta vecino, de su geología, de su historia, que es también la de nuestra vecindad cósmica".
Contra lo que lucha la ciencia ahora es precisamente contra la escasez de los presupuestos de los gobiernos. Tal vez llegue el momento en que haya un reparto equitativo y justo de la riqueza y se vea que puede acabarse con el hambre y la miseria y, al mismo tiempo, conocer cada vez más nuestro mundo. Y conocer es dominar también. A todo ello puede ayudarnos el descifrar los misterios de nuestro vecino, ese planeta helado que brilla, rojo, en las noches estrelladas.
UN sólo bombardero invisible americano vale lo que toda esta misión con la diferencia de que no aporta nada a la ciencia y el saber y sí a la muerte.
ResponderEliminar¡Los años setenta! En mi infancia se decía "El año 2000! Como ese momento en que todo iba a ser posible.
ResponderEliminarBien pensado, estoy viendo lo que jamás pensé que fuera a ver, pero no precisamente en adelantos...
Está claro que hay prioridades pero tampoco se puede frenar el avance de la ciencia. Quizás la solución esté en canalizar los avances hacia unos objetivos comunes y no malgastar en empresas descomunales que no reviertan directamente en la mejora de las condiciones de vida.
ResponderEliminarMe paso como otras veces por tu salón, pero hoy escribo, que por cuestiones desconocidas me resulta más fácil.
ResponderEliminarLa tecnología desarrollada para diseñar y fabricar los artilugios para llegar a Marte, como fue con los anteriores para llegar a otros sitios, la rueda, el carruaje, la caldera de vapor, el motor de explosión, los coches de carreras, etc. son desarrollados, no sólo para la misión específica y primera.
Son de utilidad para ser generalizados en otros desarrollos más prosáicos para la vida diaria, así sería sorprendente saber el primer desarrollo de las placas de inducción, hoy en las cocinas, el frigorífico, las cámaras de fotos electrónicas, ordenador, GPS, etc.
Esta forma de comunicarnos también fue desarrollada para fines distintos de comunicarnos entre nosotros y ahora nos sirve para disfrutar leyendo Jane y a sus visitas.
Paradojas de la vida, muchos de los inventos de los que disfrutamos han tenido que ver previamente con la industria militar, hasta el mismísimo jabón, la pasteurización y la liofilización de los alimentos, etc.
Saludos a la anfitriona y contertulios.
Y por no hablar, Drusoneron, de lo que han costado las guerras, el armamento, las bombas...
ResponderEliminarY no sólo en dinero, sino, sobre todo, en vidas humanas y en ilusiones perdidas, que no tienen precio.
Loque, mi padre, que vivió el año 2000 con 79 años, no se lo creía (mi madre, más joven que él, murió 4 años antes y él 6 años después). "¡LLegué al 2000!", decía entusiasmado. Parecía aquella viñeta de Mafalda en la que ella dice:"¡Llegó la primavera!", y oye entonces a un viejito que dice: "¡Llegué a la primavera!". Ella termina con "Y yo aquí diciendo trivialidades".
ResponderEliminarQuién nos iba a decir que la tele, las lavadoras, los cajeros automáticos, los ebooks, los móviles... iban a ser algo tan cotidiano que no pensamos ni en ello.
Desgraciadamente en lo que respecta a la naturaleza humana no hay nada nuevo bajo el sol.
Lolina, si los gobernantes tuvieran tu sentido común, otros gallos cantarían. No habría enormes basílicas sin feligreses en el centro de África, ni aeopuertos sin aviones, ni gigantescas estatuas levantadas en honor de la egolatría política, ni mausoleos inmensos para un solo personaje. Ni siquiera existirían esos personajes. Y lo que falla no son sólo las personas, sino el propio sistema en que nos movemos.
ResponderEliminarHoy leí una entrevista a una antropóloga, Yayo Herrero, que propone como alternativa "una economía que coloque el bienestar en el centro, en vez del lucro y la acumulación", reividicando la necesidad de que haya rentas mínimas y rentas máximas.
Yo suprimiría cualquier actividad humana, como es la Bolsa, que no produzca bienes sociales y que sólo multiplique benficios personales a costa de machacar a los demás.
¿Utopía? Puede ser, pero las utopías señalan el camino.
Gracias, Gangas, por tu aportación. Me metí en Google en "inventos de la NASA" y me salió el TAC, el microchip de ordenadores, las herramientas inalámbricas, el termómetro de oído, los alimentos liofilizados, los aislantes, los brackets, el joystick, la espuma con memoria de los colchones, la televisión por satélite, las lentes resistentes a arañazos, el aislamiento para calzado deportivo, los detectores de humo, los trajes de baño superligeros, los filtros de agua. Creo que hasta el teflon que ahora me permite hacer unas tortillas estupendas, lo probó también la NASA.
ResponderEliminarEl aterrizaje de la Curiosity ha sido una proeza técnica, una obra maestra de la ingeniería humana y, como leí en el editorial que antes mencioné, "la última heredera de la misma tradición que ha transformado la sociedad medieval en el interconectado mundo de ciudadanos libres que pretendemos ser".
Un abrazo y gracias a la ciencia por haberme permitido conocerte y tenerte al otro lado de las ondas.
Sólo felicitarte por la participación tan variada de personas que han leído y comentado tu blog, lo que enriquece el pensamiento de los que te leemos. Yo siempre estaré a favor del desarrollo de la ciencia, y creo que no es que la ciencia chupe demasiado dinero, son los malos administradores de los estados quienes se lo chupan. Si esto no fuera así, daría para todo, hasta para construir un aeropuerto sin aviones, para por si acaso, pero como se les va muchiiiiísimo en el mangoneo, tenemos lo que tenemos.
ResponderEliminarEstá bien lo del aeropuerto sin aviones "para por si acaso". Me recuerda al chiste del que ponía una botella de agua vacía en la nevera por si hay alguien que no quiere nada. :). Pero tienes razón, lo primero es tener buenos y honrados administradores de un dinero que es de todos. Lo cual, como se ve, no es tan fácil porque es raro el gobierno en el que no haya incompetencia y corrupción. Razón tenía Platón cuando decía que los gobernantes no deberían tener ninguna riqueza...
ResponderEliminarMuy bien Jane. Muy bueno. Además, lógicamente, no te crees lo del tamaño a que se verá Marte.
ResponderEliminarEn esa línea te diré que ayer recibí un correo de un amigo, anunciándome lo que se vería los últimos dias de agosto. Te envío la respuesta que le envié.
Un abrazo,
"Creo que este correo es un camelo. Nunca se podrá ver, desde la Tierra, Marte del tamaño de la Luna. Por otro lado, la distancia de miles de millones de kilómetros a la que dicen que se acercará el planeta a la Tierra es también disparatada.
La distancia entre Marte y la Tierra varía entre 60 y 100 millones de km. Marte es, aproximadamente 8 veces más pequeño que la Tierra. La Luna 50 veces menor. La Luna está a una distancia media de 384.000 km de la Tierra. Para que pudiéramos ver Marte del mismo tamaño relativo que la Luna tendría que acercarse aproximadamente a 750.000 km de la Tierra, distancia muchísimo menor que los 60 millones de km. De manera que es imposible. Este correo es una broma de alguien."
Un abrazo,
Álvaro, muchas gracias por tus aclaraciones, me han gustado mucho. La verdad es que lo de ver 2 lunas en el cielo es una bola tan grande que se coge enseguida, pero nunca está de más que sepamos exactamente las razones por las que tal hecho es mentira. Ya en 2009 la NASA salió al paso, desmintiendo esta noticia, incluso aclarando que ni siquiera iba a estar visible.
ResponderEliminarNo sé qué es lo que se pretende lanzando trolas por Internet ¿Que te las creas y te pases la noche viendo las estrellas? ¿Y? ¿Qué gracia tiene?
Ya hace varios años que circula el correo de lo de Marte, que por lo que veo vuelve cada año como el turrón en Navidad. Nosotros , el primer año ´fuimos supercontentos a una playa solitaria en otra isla a ver este fenómeno. Mi cuñada me decía que no fuese, que era una broma de internet, pero aún sabiendolo fué un delicia tenderte en la arena para contemplar las estrellas y gozar de ese espectáculo que aunque siempre está en nuestras cabezas, nunca lo vemos. A Marte lo descubrimos del mismo tamaño de siempre. Besos
ResponderEliminarCualquier pretexto es bueno para una juerga y una noche bajo las estrellas, así nos digan, como en el chachachá, que los marcianos llegaron ya. La noche del cometa Halley fue por el estilo de la tuya. O también la lluvia de estrellas del año pasado, que lluvia lluvia no vimos mucha, pero ¿y lo bien que lo pasamos?
ResponderEliminarUn abrazo, Tona, y a disfrutar.
Esta es Marcianita, una muñeca que se puso de moda a principio de los sesenta (concretamente esta me la regaló una amiga en la fiesta de Reyes del Nautico el 6 de enero de 1963). Como verás, da respuesta a Kafaro: es negra, pequeña, y gordita
ResponderEliminarNo se grabó la imagen. Pero da idea de la popularidad que tuvo la canción. Ayer se la canté a mi nuera y me dijo incrédula: "Eso no habrá gustado ¿verdad?". "No lo sabes tú bien", le dije. También es verdad que mis dotes como cantante no son las de Billy Cafaro...
ResponderEliminarHola Jane, a mí la cercanía de Marte el día 27 de Agosto me acaba de recordar que mi hijo cumple 40 al día siguiente , y que el verdadero interesado por los astros es él, que vive pendiente del cielo y sus confines, de los últimos planetas descubiertos y de cuándo podrá sacar esa foto preciosa con el telescopio apostado en su azotea. Ya ves, a lo mejor se olvida de su cumpleaños montado allá arriba y yo, como cualquier padre de familia pendiente de él y de los años que han pasado. Realmente me acuerdo de los astros cuando pienso en la gente que está " en la Luna de Valencia", que son muchos y muy malvados. Hacen que están en la Luna, pero en realidad están en Marte o más allá, por los disparates que cometen, lo mucho que les cuesta ponerse de acuerdo y lo mucho que nos hacen padecer a los que esperamos su acuerdo común. Otros se imaginan que están en " el centro del Universo", y hacen y deshacen todo lo que se les ocurre en aras de postergar su humanidad más allá de sus mandatos e incluso de sus vidas, como si aquella placa que les pusieron o aquella obra faraónica a costa de sus vecinos, fuera a recordar a los futuros transeúntes que fue un humano de pro, y no que despilfarró, dilapidó o usó aquellos dineros con un afán de protagonismo fuera de lugar. Pero no podemos dejar en el tintero a los " astros del fútbol", con sus contratos millonarios y sus caprichos diarios. Son los más abundantes y los que más alejados se encuentran de nuestra galaxia cercana. No podemos ni imaginar dónde caben esas inmensas fortunas amasadas por correr detrás de una pelota, a veces como pollos descabezados. Por supuesto, ni comento lo de Mis Universo, pues no me la imagino compitiendo en un concurso en igualdad de condiciones con bellezas de la vía Láctea o de más allá. En fin, Jane, que lo de Marte me llevó casi hasta hoy, viernes. Feliz fin de semana.
ResponderEliminar¡Ay, Miguel, cuánta razón tienes! Hay más gente en la luna que con los pies en la tierra. Nos creemos los reyes del mambo sin caer en la cuenta de que habitamos un planeta que rodea una estrella entre 200.000 millones de estrellas en uno de los cientos de miles de millones de galaxias que hay en el universo observable (y no se descartan otra multitud de universos más ¡toma ya!). Y ahí nos ves, como si no fuéramos insignificantes, discutiendo, aferrados al poder o al dinero o a la fama... Mira, mejor nos tomamos una cervecita con unos camarones y brindamos a la salud de este universo, en el que, a pesar de los pesares, somos únicos.
EliminarFeliz fin de semana.
JAJAJA... Me hace recordar unos dibujos animados que veía en Venezuela Los yetson o los supersónicos... Pensaba que en el 2000 yo sería una viejita y que viviría en una de esas ciudades... Ilusa! Viejita sí que lo soy... pero los coches voladores y aquellas ciudades... Nanay!!! Beso Isabel!...
ResponderEliminarLo del 2000 lo veíamos a años luz. Fíjate en, por ejemplo, "Regreso al futuro 2" que, rodada en 1989, ocurre en octubre del año 2015. El año pasado hubo muchos artículos sobre la visión tan distinta que tenían en esa época de cómo sería el mundo en estos momentos: coches voladores, energía producida por la basura, hogares inteligentes, ropa electrónica... No, si otra cosa no, pero lo que es imaginación...
EliminarComo siempre tu post ha hecho que me sumerja en la nostalgia, un baño que para mí siempre resulta agridulce. Me ha traído a la memoria que hace muchos, muchos, muchos años, mi padre, que nos abandonó en 1.962 me dijo un día que él seguramente no lo vería pero que mis hijos, y tal vez yo también veríamos como llegaba el hombre a la luna... Casi, casi, si no es por ese maldito infarto puede verlo él también. ¿Quién nos dice que no vamos a vivir lo suficiente para chatear y recibir algún que otro email de la marcianita de Billy Cafaro? Gracias una vez más por compartir con nosotros tus reflexiones.
Eliminar¡Hemos visto, Alejandrina, tantas cosas maravillosas que no nos podíamos imaginar en aquellos tiempos en que, por ejemplo, oíamos por la radio obras de teatro en "El buen teatro en su hogar"! Recuerdo pensar "¿Cómo será esto si alguna vez tenemos televisión y podemos "verlo" en casa?". Y ahora ¡hasta en el móvil podemos ver películas y obras de teatro! Así que yo, en esta era de Internet, me creo que todo es posible y que igual, un día de estos, recibimos una llamada del espacio ¿Por qué no?
EliminarAy señó... fuerte futuro más poco imaginativo...!!! ;) Aunque dicen que en el Army USA ya tienen todos estos adelantos y más... p'a ellos...! ;) Viendo lo que pasó con internet que se les fue de las manos creo que se van a mantener calladitos como p...
EliminarEl ser humano no puede mantenerse calladito. Y menos si tiene un descubrimiento importante entre manos. Vamos a no creernos todo lo que dicen...
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