Cuando mi madre –una mujer vital y activa a
la que le encantaban los viajes y las reuniones- tenía 65 años, me comentó un
día, indignada, que había leído una noticia en el periódico sobre “una anciana
de 65 años”. “¡65 años, una anciana!”, decía furibunda. “¿Tengo yo pinta de ser
una anciana?”
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Y es verdad que la palabra “anciana” parece
ahora haberse convertido casi en un insulto, lejos de Los Ancianos de las
antiguas civilizaciones. Recuerdo también a mi abuela discutiendo con mi primo
Néstor por no sé qué cosa y como éste le dijo condescendiente: “Abuela, es que
tú eres una anciana”. Mi abuela lo miró, con ojos centelleantes y, desde lo
alto de su corta estatura, le espetó: “¡Anciana, tú!”.
Y mira tú por dónde, el otro día, mientras me
miraba al espejo y me ponía crema hidratante en la cara, para, como decía
Mafalda, maquillar los “ya” para que parezcan “todavía”, me di cuenta de que en
tres meses cumplo yo 65 años. Y me encontré diciéndome. “¡Soy una anciana!”.
Pero no. No todavía.
Hace poco participé como jurado, en calidad de autora del
“Blog de una jubilada”, en un concurso patrocinado por Philips sobre “Mayores
activos e independientes”. Se presentaron cerca de 70 proyectos y los premiados
fueron “Salir de casa”, un proyecto contra la soledad que intenta evitar lo que
se dice de que “los jóvenes van en grupo, los adultos, en pareja, y los viejos
van solos”; y “Teátrate”, sobre la participación de los mayores en ese mágico
juego que es representar un papel, ser otro, en un escenario.
Esta semana pasada volví a Madrid para la
entrega de premios y, en este acto, hubo ponencias interesantes sobre nosotros,
el mundo de los mayores, la tercera edad, los viejos, los ancianos. Me enteré de
que, de todas las personas que en la humanidad han cumplido 65 años, dos
terceras partes viven ahora; que cada día que pasa aumenta la esperanza de vida
6 horas; que en 2030 España será el país más viejo de la Tierra , por encima de
Japón; que más de mil ciudades europeas se han convertido en “amistosas” con el
envejecimiento; que las tecnologías médicas han contribuido al hecho de que
cada vez envejezcamos mejor y más sanos… Incluso un ponente optimista
(demasiado optimista, tal vez) habló de que la inmortalidad puede estar al
alcance humano.
Al final, Ángeles Barrios, la organizadora
del evento, tan encantadora como eficiente, me invitó a mí, única jubilada
entre los ocho miembros del jurado, a que subiera al estrado para entregar uno
de los premios. Y allí, entre Ángeles por un lado y, por el otro, María Iglesia
Gómez, Jefa de la Unidad
de Innovación para la salud de la Comisión
Europea (que entregó el otro premio), estaba yo,
representando, no a los ancianos, que evocan imágenes de decrepitud e
indefensión, sino a los mayores activos e independientes. A personas como Kant,
que escribió sus mejores libros con más de 60 años; o Billy Wilder, que hizo
películas estupendas hasta los 75 ( y no hizo más porque las aseguradoras no
querían asegurar a alguien tan mayor) y que dijo aquello de “quiero morir a los
104 años, completamente sano, asesinado por un marido que me acabara de pillar,
in fraganti, con su joven esposa”; o Mamá Nena, la suegra de mi hermano, que hasta los 92 años estuvo haciendo de comer para toda la familia.
Después del acto y la copa de vino español,
que fue a mediodía, me fui a dormir una siesta de dos horas al Hotel y, por la
tarde, fuimos mi marido y yo, paseando despacio hasta el Teatro Maravillas, que
estaba cerca, a ver a Verónica Forqué que en “Shirley Valentine” hace una canto
a la vida. Todo muy relajado, tranquilo y sosegado.
Porque anciana, no, pero una ya tiene una
edad. Y hay que tomarse las cosas con calma y filosofía.
en fin....
ResponderEliminarleo siempre con divertida atención lo que publicas en esta hojita, sintiendo cierta añoranza de aquellas conversaciones en la esquina de la mesa de la biblio.
muy pocas veces materializo mis respuestas,pero no dudes de que las suscitas cada semana.
hoy no puedo evitar reflexionar, mi querida exjefajubilosayoccidental, en las diferentes condiciones de vida de las personas ancianas en otros continentes y en otras circunstancias de vida económica, cultural y social...
y tampoco logro evitar preguntarme qué vamos a hacer en estos 25 años de vida redundante (Punset)que tenemos estadísticamente por delante. se conformará la historia con viajes y jolgorios amistosos, experimentos culinarios o literarios,consumos diversos antiedad...?
o descubriremos voluntariamente otros compromisos sociales?
en fin...tu y yo, siempre de la a a la z.
te quiero mucho
Querida Hestia. Entre las cosas, no que añoro porque las tengo de vez en cuando, pero sí que atesoro con placer de mi trabajo anterior están esas charlas contigo, en las que acabábamos filosofando de lo divino y lo humano.
ResponderEliminarDe este escrito mío de hoy pienso que lo de "yo y mi circunstancia" (si te fijas, el post está puesto bajo esa etiqueta) es uno de los más grandes aciertos de Ortega. La vida que tenemos es producto de nuestras elecciones pero estas, desde luego, son distintas según yo sea una jubilada aquí o en Hong Kong o incluso una mujer swahili que ni se plantea qué es eso de la jubilación.
Contando entonces con mi circunstancia de exprofe de filosofía del mundo occidental, o con la tuya, cuando te jubiles, creo que las elecciones que hagamos en este tiempo que tenemos por delante son las mismas que hacemos como personas: podemos dedicarnos a aprender, o a enseñar, o a luchar por aquello que creemos. O a vegetar, si nos da por ahí. En todo caso, es una elección y nuestra vida será acorde con ella. Más que la historia ¿nos conformaremos nosotros con lo elegido?
Seguiremos hablando.
Tú sabes que yo también te quiero mucho.
Hola Jane He leido alguna de tus vivencias en tu blog. He visto (varias veces), el video de la presentación del libro de tu niña. Veo que sigues siendo tan entrañable y divertida, y que Ana tiene a quien salir. Me gusta lo que cuentas. Y te veo igual que en el 90, último año en que nos vimos. Un abrazo muy fuerte
ResponderEliminarGracias, Esperanza. Lo de que estoy igual que en el 90 es verdad, pero un poco más: más años, más gorda, más arrugas... Pero también es verdad que a esta edad uno ha aprendido a aceptarse y eso también es bueno. Y a ver si no pasa tanto tiempo y nos podemos ver más a menudo.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti.
(En twitter) Hace falta una nueva forma de nombrar a las personas como tú. Ni jubiladas, ni ancianas, ni mayores. Gracias por el articulo!
ResponderEliminarGracias, Ángeles. "Personas" estaría bien. Lo que pasa es que, como dije a Hestia, no podemos olvidarnos de ser "yo y mi circunstancia". Y esta última va unida a ser mayor y jubilada (anciana, no).
ResponderEliminarUn abrazo.
Si lo tuyo es la ancianiedad yo firmo ya, y que se mueran los feos.
ResponderEliminarQuerida amiga, en esas cifras en las que tú vas a estar dentro de tres meses, ya hace tres meses que estoy yo y me parece increíble que así sea.
ResponderEliminarMe lo creo porque lo veo en mi DNI, no porque sienta que los tengo. Me asombra pensar que ya he vivido más 23.725 días o, lo que es lo mismo, más de ¡569.400! horas. Una detrás de otra y siempre haciendo algo.
Aunque suelo bromear con lo de jubilosa jubilada, lo que realmente pienso es que me he retirado del trabajo de la enseñanza para emprender otros que tenía aparcados y, aunque el caminar sea más lento, a mi piel tenga que hidratarla más y a mis canas les cambie el color de vez en cuando, mi energía interior y mis ganas de acción son las de todos esos 23.725 días ya vividos.
Por eso digo que me sorprendo, más de una vez, preguntándome si es verdad que tengo la edad que tengo y cuestionando que tú, Any, Dulce, Conchitina, Leo, Ely (por nombrar a algunas de las niñas del "cole") también estén a punto de tenerla o la tengan ya.
Está claro amiga: como bien dices, somos personas con la circunstancia de estar viviendo muchos años, pero que no lo parecemos, sobre todo, por esas energías y esas ganas de seguir haciendo cosas. ¿A que sí?.
Es que oyes "anciana" y después luego no piensas en una mujer guapetona y salerosa como tú, francamente.
ResponderEliminarAsí que sí, mucho mejor "personas humanas" o como llamo yo (a todo el mundo) "es una chica...".
O sea que jurado de un concurso ¡¡tú sí que dominas el mundo!!
Y mujer, si vienes por Madrid alguna otra vez... ya sabes a quién llamar, no?
Guille:
ResponderEliminarJaja, yo también firmo por mi "ancianiedad". pero sin achaques. Lo peor de la vejez (decía el Roto) es que llega a muy mala edad. Y el cómico George Burns, que daba sabios consejos a los 90 años, decía que uno sabe que es viejo cuando todo le duele, y lo que no duele, no funciona; cuando se queda uno sin aliento jugando al ajedrez; y cuando se agacha a atarse los zapatos y se pregunta: "¿Qué más puedo hacer ahora que estoy aquí abajo?".
Pero, aparte de eso, es perfecto llegar hasta aquí.
Cehachebé:
ResponderEliminar¡Cielos, no había pensado en la pila de días y de horas que dices que tengo! Pues, hala, a seguir aprovechándolos y a vernos estas navidades para brindar por ellos. Paul Auster (hoy me dio por las citas) se preguntaba: "¿Cuántas mañanas te quedan?" Y Rosa Montero (y yo también) respondía a esto con un encogimiento de hombros: "Las que vengan serán bienvenidas".
Loque, peor somos "las niñas del colegio" que nos seguimos llamando así. Y gracias por lo de guapetona y salerosa, di que sí. Aunque yo me hubiera conformado (sigo con la manía de citar que me dio hoy)con lo que Montanelli dijo de Colette: "Envejece amablemente, sin catástrofes".
ResponderEliminarY claro que quedaremos cuando vaya otra vez por Madrid, chulapa mía. Es que estas dos veces fui a lo que fui (¿te fijaste qué alto honor?)y casi no me dio tiempo ni de empaparme del espíritu madrileño. Con decirte que no comí churros ni bocata de calamares...
¿Quien dijo que somos ancianos por sobrepasar los sesenta?. Será alguien ignorante que no se ha dado cuenta que los ojitos siguen siendo jovenes.
ResponderEliminarCreo que la vejez empieza cuando se acaba completamente el sexo. Mientras... ¡a vivir que son dos días!
Pues mira, Enrique, tal vez el final del sexo pueda ser un síntoma. Pero yo le añadiría también el final del sentido del humor. Por eso debe ser que hay tantos jóvenes viejos...
ResponderEliminarEn definitiva, personas que han dado mucha vida a sus años y continúan haciéndolo. Eso sí, a su ritmo y, cada uno, a su manera... Buena entrada, Jane.
ResponderEliminarHola Jane. Ser anciano o no, parece que ese es el problema. No hay mas que leer lo que dicen "esos chicos" del PP y de la Comisión Europea, hay que recortar para que podamos tener las pensiones cuando seamos viejos.Lo que me parece extraño es que los que lo dicen están mas cerca de 65 que de 50 años, así que si dicen esto es porque tienen su chiringuito montado para que no les falte de nada.
ResponderEliminarDe todas maneras el ser mayor es algo que a veces es relativo:En la déceda de los 60 y bien entradad la de los 70, una persona con 50 años era una persona vieja, gastada de tanto trabajar y del hambre y las miseria que les rodeaba,en cambio, ahora muchas veces con 50 años hay gente que montan nuevos negocios, emprenden nuevas relaciones de pareja...., es decir, todo es un poco relativo. Un beso. Jane
Anónimo:
ResponderEliminarSí, pienso que la edad, igual que el sexo, o las aficiones, son circunstancias que a veces pueden ser muy condicionantes pero otras, no tanto. Y que lo que importa es la condición humana y el proyecto de vida que queremos tener. Incluso a mis años.
Un saludo y gracias.
Juan:
ResponderEliminarTienes razón. Cuando yo nací, mi abuela tenía 50 años y era una viejita, vestida de colores oscuros, con su moño blanco y con la cara lavada y arrugadita. Siempre la conocí así. ¿Qué ha cambiado para que las abuelas de ahora seamos distintas? Un montón de cosas: mejores condiciones de vida, la valoración del papel de la mujer, las costumbres, la tecnología y la medicina que dan una mayor esperanza de vida... Y ahora que la tenemos espero que no nos la recorten también.
Un beso, Juan, y a ver si "esos chicos" recapacitan en el 2013.
Mamá, siento decírtelo pero tienes una hija de 40 tacos...¿tú que crees?
ResponderEliminarEso solo significa que te tuvo con 24 xD
ResponderEliminarJa, ja. Ana, yo te iba a decir que estás hecha una anciana, pero me gustó más la cuenta exacta que hizo José María.
ResponderEliminarYo considero jóvenes a las dos
ResponderEliminarLo somos, lo somos, Cristino. La juventud no depende de la edad.
ResponderEliminarQuerida "Jane" ya veo que te implicas a tope en todo lo que haces,...pues mira que tocas temas variopintos!!
ResponderEliminarEs posible que los "sesentones" hayamos perdido rapidez mental y algo de memoria...pero nuestra inteligencia ( poca o mucha,mayor o menor,... según hayan dictado nuestos "genes") todavía puede dar mucho de sí. Sólo depende de nuestra actitud!
Así que te respondo: ni !! ni¿? ...todavía nos queda mucho recorrido para llegar ahí, lo que además significará que seguimos aquí!
Aprovecho para felicitarte en estas fechas navideñas y aunque no te mande correos con frecuencia, sigo con interés los temas que abordas,con tu interesante filosofía de vida.
Un abrazo y saludos para la family, Mayuye
Sí, Mayuye, es posible que nos vayamos desgastando un poquito. Pero leí el otro día que, mientras nos demos cuenta de que se nos olvidan las cosas, todo va más o menos bien. Y espero que nos llegue, de todas formas, mucho camino para seguir dando la lata.
ResponderEliminarMuchas felicidades y a disfrutar de lo que tenemos.
!...que reflexiones tan claras haces....!!!
ResponderEliminarPronto cumpliré 65 años (dentro de un año) y para nada me rindo, me siento muy bien en mi papel de madre, abuela....y activa en muchas tareas de la vida.
Por supuesto que el concepto ha cambiado un poco pero la colaboración de "nosotras" ha calado y sigue haciéndolo.
FELICIDADES.....para ti y los tuyos.
Gracias, Luisa, tú y yo somos casi de la misma quinta y creo que en esto pensamos igual. Mientras tengamos proyectos de vida, mientras nos aceptemos a nosotras mismas tal como somos y tengamos los ojos y brazos abiertos a los demás y a la naturaleza, seremos parte activa de este mundo. No me gusta nada el concepto de "clases pasivas"...
ResponderEliminarMuchas felicidades y a seguir disfrutando.
Un abrazo.
Yo todavia estoy lejos de esa década prodigiosa de los 60 , pero es
ResponderEliminarverdad que a medida que nos hacemos mayores, si no tenemos "achaques",
nos seguimos sintiendo jóvenes como a los 20. La abuela de mi nuera no
quería usar bastón para recuperarse de una operación de caderas,
porque decía que la iban a confundir con una "vieja"...Tenía 90 años.
Un beso Jane y feliz navidad.
Hola, Tona. Conocí a la abuela de tu nuera, Doña Pilar, y nadie la hubiera llamada nunca "vieja" ni "anciana", por lo menos en el sentido despectivo que mucha gente le da (una vez en un paso de peatones dejé pasar a una chica de unos 15 años y me dijo muy maleducada: "Pasa tú, vieja". Tendría yo unos 50 años) Doña Pilar era una señora guapísima y alegre, con unos ojos azules preciosos, siempre vestida con colores claros y collares de cuentas. Me encantaba. Fue joven hasta que murió.
ResponderEliminarBenedetti tiene un poema llamado "Tercera edad" que termina diciendo:
"... y sin embargo viejos
lo que se dice viejos
eso es sólo un rumor de los muchachos
por ahora la clave es seguir siendo jóvenes
hasta morir de viejos"
Un beso, Tona, que llegues pronto y bien a la década prodigiosa y feliz navidad.
Saludos Jane. De nuevo por estos predios después de un buen recorrido por tierras colombianas, viaje que efectué por razones de trabajo, Viejo yo, que va!. Estoy próximo a cumplir los 68, será en Abril si la oportunidad lo permite. Mi lema: No le paro (hago caso) a Médicos y eso que estoy rodeado por ellos, un hijo, una nuera y mis consuegros. Estoy por la romana vieja, tengo siempre en cuenta la farmacopea de mi abuela paterna, esa nunca falla. Así que ha seguir "laburando" como dicen los argentinos. Aprovechar para leer lo que hemos ido aplazando, consentir a los nietos, compartír con la dueña de la quincena y alejarnos de los amigos que solo hablan de enfermedades y de crisis - por estos lados ya tenemos bastante con las idas y venidas de nuestro Presi - razón por la cual ya no asisto a reuniones de compañeros de la Universidad. La última parecia una convención de desahuciados. Aprovecho para desearte Felices Fiestas y no desmayes, sigue escribiendo. Cuando te sientas cansada no pienses que estás vieja, eso es sencillamente fátiga de material y eso se resuelve con una buena copa de vino y escuchar buena música (se me ocurren un Vega Sicilia y el Concierto de Aranjuez interpretado por Narciso Yepez, que tal?). A cuidarse pues y un gran abrazo.
ResponderEliminarEse "ha" se deslizó. Pido disculpas.
ResponderEliminarQuerido Agroteide, ya digo en el post que de ancianos, nada, lo mismo que pensaba mi abuela. Simplemente somos jóvenes con cierta edad que seguimos escribiendo, haciendo planes de futuro y viviendo, siendo conscientes de toda la vida que hay alrededor. Y por supuesto, tomándonos un vinito y oyendo buena música siempre que se pueda. Mi marido parafrasea la copla canaria y canta: "Una casita en el campo,
ResponderEliminaruna mujer que me quiera,
mi guitarra, mi vinito
y mis palomas mensajeras".
Un abrazo y feliz navidad para ti y los tuyos.
Me encanta tu blog .No somos ancianos,somos mayores pero me siento joven.
ResponderEliminarMientras tengas ilusiones y proyectos ,jamás serás anciana. Y cuando llegue el momento, seguro que también lo disfrutaremos. Anciana es solo una palabra.Un beso para mi dos queridas amigas Isabel y Mary Carmen
ResponderEliminarGracias, Mari Carmen y Cristina. Y Tienes razón, Cristina. Anciana sólo es una palabra. Las realidades a veces van por otros derroteros.
ResponderEliminarUn abrazo par las dos.
Me has enganchado;¡ lo que me faltaba...! No te veo ni un "poquitito" mayor, que lo sepas... Un beso enorme y sigue así de positiva , a ver si me lo contagias... ;O
ResponderEliminarMe pega que tú también eres positiva. Y serlo en estos momentos tiene su mérito, no te creas.
ResponderEliminarUn beso también para ti.
Pues yo te veo estupenda para ser una anciana.
ResponderEliminar¿Verdad que sí? Eso se llama tener visión.
ResponderEliminarA mi lo de: haber cumplido los 60 y ser abuela, me ha dado alas como la bebida esa que anuncian por ahí. Ahora sí me preocupa principalmente la salud. Mi madre tiene 85 y sigue haciendo comida para todas y todos. Yo le digo a diario que me pongan un papel delante que lo firmo ahora mismo para estar como ella a su edad.
ResponderEliminarCarmen, yo firmaba por tantos "ancianos" que he visto llevando una vida activa y útil (incluso para sí mismo). Se está hablando mucho del papel de los abuelos en el mantenimiento de la sociedad y es verdad que somos de una generación con la que se puede contar. Enhorabuena por esa "abuelez". Es de las cosas que dan mayor satisfacción en el mundo. Ya lo verás.
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