Al lujo siempre se le ha añadido el adjetivo de "asiático", tal vez recordando los cuentos de las Mil y una noches, llenos de caravanas cargadas de tesoros o de cuevas que al grito de "¡Ábrete, Sésamo!" nos deslumbraban con el brillo cegador de joyas preciosas y monedas de oro.
Pero a nosotros, gente de a pie, personas trabajadoras que siempre hemos tenido un sueldito (lo decimos así, en diminutivo, con tono cariñoso), todo eso del lujo, sea asiático o no, nos viene largo. Y nos preguntamos para qué querrán tanto dinero, por ejemplo, los futbolistas de la Roja a los que les han prometido, aparte de sus astronómicos sueldazos (ahora sí, en aumentativo), 720.000 euros a cada uno si ganan el Mundial. Yo, que todavía, para hacerme idea, sigo traduciendo a pesetas, me digo: ¡¡¡Casi 120 millones de pesetas!!!
Peter Mayle, autor de libros de viajes, como "Un año en Provenza", y de una novela muy divertida, "Hotel Pastis", publicó también en el año 86 un libro titulado "Gustos de rico", dedicado a buscar aquellas cosas en las que los adinerados del mundo entero gastan cantidades escandalosas. Entre ellas, están:
1. Usar limusinas negras con un bar bien surtido (nada de litronas), televisor, fax, jarrón de plata con fresias, chófer particular que abra la puerta, asientos tapizados de piel de unicornio por lo menos y cristal separador.
2. Comprar antigüedades, así sean orinales, con tal de que sean del siglo XVI, y cuadros de los grandes pintores, de Goya para arriba.
3. Vestir trajes y camisas de lujo, hechos a medida en la Plaza Vendome de París (45000 pesetas cada camisa en el año 86), zapatos en Londres, hechos y cosidos a mano, una vez medidas todas las protuberancias óseas (170000 pesetas el par) o sueteres y gabanes, y hasta calcetines, de cachemir puro de Mongolia.
4. En la comida hay que elegir caviar (un bocado de perlas negras lo llama), del que ya Aristóteles habló en el siglo IV a. de C., "y desde entonces, los escritores han seguido segregando jugos gástricos por escrito, desde Rabelais y Shakespeare a Evelyn Waugh"; y las trufas negras, el hongo de los millonarios, que en el mercado local en el Perigord, por ejemplo, costaba el kilo entonces 150000 pesetas.
5. Tener sirvientes que planchen el periódico por las mañanas (¿?) y hagan todas las tareas de una manera invisible y eficaz.
Y la lista sigue con jet privado que ponga el mundo a tus pies, hoteles espectaculares, champaña del caro (no vale el benjamín que a veces compartimos mi marido y yo en las cenas), comidas en los mejores restaurantes donde el vaso de agua puede costar el sueldito de un mes, y cosas así.
Después de leer el libro, muchos llegamos a la conclusión de que no hemos nacido para ricos. No hay más que ver cuando en el programa "Pasapalabra" Christian Gálvez pregunta a los concursantes. "¿Qué harías con tanto dinero?", la mayoría contesta que tapar agujeros y, como capricho, un viajito, pero nadie piensa en extravagancias de pachá.
Pero, si lo pensamos, sí que nos gusta el lujo.
El lujo de haber encontrado, como me pasó a mí a los 17 años, "una sonrisa en la que poder confiar y unos ojos que nos aseguren la mañana" (G.Belli)
El lujo de ver a hijos y nietos crecer y tantear nuestros pasos en el camino recorrido.
El lujo de tener amigos y familia con la que poder contar.
El lujo de dormir como un tronco con la conciencia tranquila.
El lujo de sentarse en el banco del patio y acoger mañanas radiantes y dorados atardeceres.
El lujo de disfrutar de un buen libro o una buena música o las dos cosas a la vez.
El lujo de comer un bocadillo de tortilla de papas a la orilla del mar después de un buen baño en aguas transparentes.
Y tantos y tantos lujos que ningún dinero del mundo puede comprar.
Por eso, no compro lotería (ni estoy en la Selección Nacional de fútbol) ¿De verdad querríamos vivir como un pachá?
(La imagen es de Harun el Pussah, el califa de la serie "El gran Visir Iznogud", un ejemplo de pachá. Dibujada por Tabary con guión de Goscinny)
Me quedo con los lujos que no se compran con dinero, al final son los más valiosos, besotes
ResponderEliminar¡Síiii! ¿Cuántas veces hemos dicho, suspirando con satisfacción: "¡Esto es en lujo!"? Si nos fijamos, cada día la vida nos regala lujos. El todo está en darnos cuenta de ellos y apreciarlos en lo que valen.
ResponderEliminarUn beso.
A mí tampoco. Más libros y menos "pelotas".
ResponderEliminarO el lujo de leer a tu madre, que sigue teniendo siempre esa sonrisa para ti, aunque una siga siendo "la borde de su hija"
ResponderEliminarDra Jomeini:
ResponderEliminarO el lujo de sentirte muy orgullosa de tu hija, aunque sea un pelín borde.
Te quiero.
Marisol:
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo contigo. Es escandaloso las cifras que se manejan cuando se habla de bibliotecas y educación y cuando se habla de fútbol. Algo tenemos que estar haciendo mal en la gestión de nuestra sociedad para que las diferencias sean tan abismales.
Nunca se es demasiado rico ni demasiado guapo ni demasiado delgado. Así es el ser humano.
ResponderEliminarTal vez por eso, Merci, hay tanta infelicidad y frustración. Así es el ser humano.
ResponderEliminarSinceramente , no lnteresa culturizar , las cabezas huecas , son más faciles de "manejar " , no interesa a las clases digamos políticas
ResponderEliminarLa clase política, desde el "pan y circo", salvo honrosas excepciones, pretende justamente eso, que olvidemos el pensamiento. Actualmente lo vemos en cómo se intenta en educación que las asignaturas más críticas (filosofía, ética, literatura universal...) desaparezcan de los estudios básicos y del bachillerato. Lo mismo que algo tan necesario como la "Educación para la convivencia" o "la "Educación para la ciudadanía", que duraron muy poco en los planes de estudio. No interesan, no, desgraciadamente.
ResponderEliminarMe parece que pagar esas cantidades a los futbolistas de la Selección Española es una auténtica obscenidad en los tiempos que corren, máxime cuando tendrían que tener muy claro que ganar es una de sus obligaciones..¿ Por qué a los científicos cuando descubren algo no les dan un plus similar al de estos deportistas ?, o al cirujano despues de una operación con éxito, o al cocinero que hace un delicioso plato...Todo esto entra dentro de sus obligaciones, y va en el sueldo ¿no? , pues que con los futbolistas empleen los mismos parámetros como con cualquier otro trabajador... Ah, por cierto , ir en limusina me parece de lo más cutre...Sobre los lujos creo que hay unos que tienen un precio y se puede acceder a ellos simplemente con dinero y otros que por el contrario no se pueden comprar por todo el oro del mundo y solo acceden a ellos unos pocos.
ResponderEliminarCarlos Boyero escribió el sábado a cuenta de esas cifras y de los futbolistas, Pili, que cuando juegan en la selección nacional hablan mucho de dar todo por el equipo, de que lo llevan en el corazón y hacen declaraciones de amor integral a la patria. Pero piensa que tanto dinero es una razón poderosa para anhelar el triunfo, "o sea, que se corten un poco con el amor patrio". Esa cantidad obscena de dinero que recibirían tiñe todos sus motivos y deforma sus acciones.
ResponderEliminarYo tampoco entiendo por qué se han desmadrado las retribuciones a los deportistas de élite ni por qué se supone que para ser buenos profesionales necesiten, además, un incentivo.
Y lo de las limusinas es tan cutre como la coronación del Amin Dada imitando a Napoleón Bonaparte. Es la misma idea del indiano que quería comprarse un "haiga" (el coche más caro y grande que "haiga")
Si no se les ocurre a la selección qué hacer con tanto dinero, les sugiero la ONG "MeeplesSinFronteras" que lidera una servidora.
ResponderEliminarJa, ja, ja. Pues mira, no seria una mala idea. El dinero, cuanto más se reparta, mejor.
ResponderEliminarHola Jane. Lo de nuestros queridos jugadores de la Roja, no tiene nombre, bueno sí tiene, pero mejor no escribirlo aquí. Pero claro en estos tiempos que corren, el fútbol ha pasado de deporte a anestésico general; si ponen un partido Tonga-Tanzania seguro que la gente lo ve.
ResponderEliminarEl lujo asiático estaría bien, sino fuera porque para que algunos vivan así, otros viven "asao", y si no que se lo pregunten a los brasileños. Siempre he pensado, cuando ves el lujo y el despilfarro, esa gente no debe tener hijos, o como dirían en mi tierra:"No mean para no hacer ruido".
pensar que uno de mis "lujos" es comerme un bocadillo de tortilla con un café con leche, sin prisa, leyendo la prensa del domingo, sin agobios ni horarios, sentado en el mercadillo de Tegueste....eso es lujo asiático y lo demás es tontería. Un beso Jane. Juan
Hace apenas unas horas estuve paseando por la marina de Puerto Banús, en Marbella, donde además de los ricos ser ricos, de forma ostentosa, disfrutan pasándotelo por la cara.
ResponderEliminarAunque siempre he pensado que hay dos tipos de ricos: los de verdad (los de siempre, los de generaciones y generaciones), que quieren permanecer en el anonimato y los nuevos ricos (como el Gran Gatsby de F.Scott Fitzgerald), que son los que disfrutan comprándose el yate con más eslora, la limusina más larga, el cuadro más caro o la mansión con más habitaciones.
Caminaba por los pantalanes y pensaba lo mismo que tú: Hay grandes placeres tan únicos e irrrepetibles, que no se consiguen con dinero.
Hola, Juan. Ahora hay una petición de Change.org para que los jugadores de la Roja donen esas primas (si es que ganan) para menús escolares (12.500 menús infantiles) ¿Tú crees que aceptaran? Y quien dice menús, dice, desahucios o enfermedades ¡La cantidad de necesidades que podrían satisfacer! Y qué mal repartida está la cosa...
ResponderEliminarOtro de mis lujos es levantarme, desayunar y volverme a acostar a leer un rato, con la ventana abierta oyendo moverse las ramas de los árboles.
Y a ver si te veo en el mercadillo de Tegueste... aunque a lo mejor te veo y te dejo tranquilo disfrutando de tu desayuno y de tu periódico.
Un beso, Juan.
Melkarr:
ResponderEliminarEsa diferencia entre los ricos (nosotros somos distintos, tenemos clase y raigambre) yo creo que se la han inventado los viejos ricos, porque alguna vez todos fueron nuevos ricos y probablemente cayeron en los mismos excesos.
Yo pienso que la verdadera diferencia está en el uso que hacen de su dinero. Si lo tienes, ayuda, repártelo, hazte filántropo, financia causas justas, no lo gastes en chuminadas, tómalo como un préstamo que la vida te ha dado, asegúrate tu futuro y el de tu familia pero no te quedes con el resto...
Puedes perderlo, además. Pero lo que nunca se pierde es el placer, por ejemplo, de ir filosofando mientras se pasea por un pantalán al lado del mar.
Un abrazo, Mel.
"nos viene largo"
ResponderEliminarAhhh se te pegó una finura o una godadilla.
Yo creo que en canario diríamos "nos queda grande"
Fenomenal, por otro lado
Besos
An
Ja, ja, ja, tienes toda la razón, se me pegó. Nos queda grande. Corrijo inmediatamente. O no, para que tenga sentido tu comentario.
ResponderEliminarMenos mal que una tiene amigas...
Un beso grande
Isa, mis lujos coinciden mucho con los tuyos, hijos, nietos, amigos, familia, libros......(bocadillos no) y podría añadir: contemplar el mar, tanto cuando está en calma como cuando está bravo y desde mi azotea, en las noches claras, estar ratos y ratos, mirando a "mis estrellas", aparte de ser un lujo para mi, me da una paz......
ResponderEliminarÚrsula, ya sabía yo que esa paz que transmites venía de alta cuna.
ResponderEliminarCuando mi marido trabajaba en el Astrofísica alguna noche la pasé allí. No hay nada como salir en esas noches sin luna (necesarias para ver mejor la luz zodiacal) y tener todas las estrellas del mundo al alcance de la mano, casi como si se te fueran a caer encima. Tienes razón, aparte de hacerte comprender lo pequeño que es uno. dan paz y sosiego. Como dice tu hijo Sergio -tan inteligente-, "haciéndonos pequeños engrandecemos nuestro mundo".
El lujo es muy simple.
ResponderEliminarLa ostentación, el derroche, la acumulación y disfraz es querer llenar lo que está vacío.
Aquí te dejo mis lujos:
http://estrellasdelana.blogspot.com.es/2014/05/lujo.html
Bss
Vir
Es un lujo tener tu sensibilidad y amar y disfrutar de las cosas bellas.
ResponderEliminarEs una pena que en los comentarios no salgan los enlaces directos pero cópienlo y verán el juego de color y luz que Vir nos muestra. Precioso.
Besos.
Hola Jane una muy buena entrada y que da para mucha reflexión. El dinero es necesario y más en esta sociedad pero hay que darle su justo valor, y hay muchas cosas importantes que el dinero no puede comprar. Incluso muchas cosas gratis que las disfrutas más que otras que te salieron caras. Todo depende de los valores de cada uno porque está claro que la sociedad actual si valora el dinero. Gracias por la entrada.
ResponderEliminarHace algún tiempo vi un reportaje que contaba cómo vivía Paco de Lucía, en la playa, rodeado de amigos y familia, comiéndose una paella bien rodeado, tocando la guitarra solo cuando le apetecía...
ResponderEliminarY decían que se había semi-retirado para llevar esa vida "renunciando al lujo" ¿eso no es un lujo???
Tener tiempo libre, buena compañía (y una playa) vale más que chorradas como mansiones enormes decoradas con sillones de estampado de leopardo (los ricos son mucho de animal print)
Lecturina:
ResponderEliminarTienes razón, el dinero es importante. En Jane Austen (la que me presta la cara y el nombre), por ejemplo, se le nombra mucho. De entrada, antes de conocer a un posible marido, se sabe las libras que gana. Y me encanta esa frase de la madre de las Bennet en "Orgullo y Prejuicio", cuando al final casa bien a sus dos hijas mayores: "¡Una casa en la capital! ¡Todo lo apetecible! ¡Tres hijas casadas! ¡Diez mil libras al año! ¡Madre mía! ¿Qué va a ser de mí? ¡Voy a enloquecer!".
Después, parece que hablar de dinero y de lo que uno gana no es de buen gusto, aunque ahora con la crisis dicen que ha habido "un striptease financiero" y todo el mundo habla de sus deudas y de sus dineros.
Pero claro que es importante. Nos permite vivir dignamente, que no es algo menor. Para lo cual no hace falta sino también tener un sueldo digno (no los billetes saliéndonos por las orejas).
Gracias a ti por acercarte por aquí y dejar tu comentario.
Un abrazo.
Loque:
ResponderEliminarYo también vi el otro día otro reportaje sobre una web de citas para gente con dinero y poco tiempo, que paga hasta 50000 euros para encontrar pareja. Es una web que factura 5 millones y tiene sedes desde París hasta Hong Kong.
Imagínate, ¡50000 euros para ligar! Lo que tú y yo hacíamos cuando estábamos en el instituto y nos bastaba una miradita para saber que nos gustaba un chico y después una parrafada con él para saber si éramos afines o no.
Entonces es cuando te preguntas si merece la pena tener muchísimo dinero y sillones de estampado de leopardo, pero no tiempo para hacer algo tan elemental como ligar.
Algo no funciona bien cuando se valoran más las chorradas que lo importante.
El lujo de vivir, de despertar,de respirar.... Lujos que por h o por b...se van perdiendo y solo cuando ocurre algo importante,que te frena,que te avisa te das cuenta. Que es el respirar el vivir día a día, da igual el modo o el nivel de cada uno, lo importante es el vivir la esencia y estar agradecidos a los que te hacen sentirte vivo,pues de ellos o de ello depende la lucha.
ResponderEliminarEl lujo de poder disfrutar de tus escrito querida Jane.
Bssss
¡Qué sabia eres, Susana!
ResponderEliminarHace poco vi una viñeta de El Roto en el que se veía a una vieja que decía: "Cuando dejamos de contar con los dedos empezaron los problemas económicos". La sencillez como valor por encima del dinero.
Y sobre todo, el placer de estar vivos (y que no nos duela nada)
Un lujo compartir este mundo contigo, Susana.
Muchos besos.
O el lujo de conocer a gente de lo más interesante por internet.
ResponderEliminarO el lujo de levantarte un día más pensando:"Soy estupenda. A ver qué me depara la vida hoy"
O el lujo de acostarte y pensar mientras te acomodas para leer: "He vivido un día más, no me duele nada y no le he hecho daño a nadie"
O el lujo de descubrir blogs estupendos en los que aprendes y disfrutas cada día.
Un abrazo, Jane.
Gracias por tu comentario, Utopía.
ResponderEliminarO el lujo del silencio.
O el lujo de tener una idea feliz.
O el lujo de la risa compartida.
O el lujo de la curiosidad satisfecha.
O el lujo de un diálogo con alguien como tú.
Un abrazo, Utopía.
¿Y que me dices del lujo hortera?, verbigracia, como Elvis que tenía una fuente de la que manaba Pepsicola, en Graceland... Saludos cordiales Isabel.., que tengas un agradable y vivificante verano...
ResponderEliminar¿Pero tú no estabas hoy en una boda (el facebook es un cotilla de primera)? Que, por cierto, es un evento muy apto para ese lujo hortera que dices ¡Esos caminos de rosas con cupidos incorporados...! Pero es verdad que también son acontecimientos felices.
EliminarUn abrazo y a disfrutar del verano y sus festejos.
Lo nuestro si que es un autentico lujo.
ResponderEliminarMi amiga Mónica Gutiérrez Artero tiene un blog donde recomienda libros estupendos. Uno de ellos se llama "Hygge" de Meik Wiking y habla de un concepto danés, el "hygge", que consiste en encontrar la felicidad en las pequeñas cosas. Por ejemplo: "Consiste en ver El señor de los Anillos en pijama el día antes de Navidad, en estar sentado en la ventana viendo qué tiempo hace tomando tu té preferido y en mirar la hoguera la noche de San Juan rodeado de amigos y familia mientras que el pan se tuesta lentamente.“
EliminarSon esos pequeños lujos que nos hacen la vida más sencilla y placentera.
Eso hay que cuidarlo.
Para mí el mayor de los lujos es vivir con tranquilidad ,la verdad.
ResponderEliminarSi, Monaco, a veces nos complicamos la vida sin necesidad. Como decía Libertad, la amiga de Mafalda: "¿Por qué complicarse la vida con los problemas del país, cuando la solución más simple es solucionarlos?".
EliminarNo hay nada como dormir tranquilos.
Todos esos lujos me sobran, me quedo con otro tipo de lujos.
ResponderEliminarEn verano cuando me estoy bañando en el mar, le digo a mis amigas: está tan bueno, tan bueno, que tiene que ser pecado...
Esos o similares son mis lujos.
Pasear por un parque, contemplar una puesta de sol y sobre todo que mis niñas estén bien...
No necesito más.
Estupendo como siempre Isabel.
O hacer una fotografía y darte cuenta de que has capturado un instante mágico.
EliminarO probar algún sabor que te recuerda a la niñez.
O emocionarte ante una historia que oyes por primera vez.
O dar gracias a la vida que te ha dado tanto.
Somos tan ricas...
Lo de la foto es cierto, como no veo muy bien, a veces cuando llego a casa me sorprendo que me haya salido una foto estupenda y me produce una gran alegría.
EliminarPues no se te nota nada lo de no ver bien porque algunas fotos te salen impactantes, incluso a lo mejor un rincón conocido aparece con una luz nueva. Me gustan mucho.
EliminarIsa, yo tampoco compro ni lotería, ni primitivas ni cupones, porque yo, si compro números, salen letras premiadas. Me conformo con todo eso que dices tu que no nos cuesta un duro.������
ResponderEliminarDi que sí, Juany. Y que aparte de eso, son los mejores premios ¡A disfrutar de ellos!
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