A veces, como en este título, hacemos malabarismos con el lenguaje: "helarte por el arte" juega con los distintos significados de dos palabras con una misma pronunciación. Pero al mismo tiempo, esconde una propuesta, la de que de vez en cuando hay que hacer lo que se pueda -incluso morirte de frío, cosa que por ahora no es que vaya a pasar- por disfrutar de las obras de aquellos que nos muestran que todavía el mundo es mágico: los artistas.
El jueves pasado dediqué al arte todo el día, yendo a tres exposiciones, totalmente distintas entre sí -un fotógrafo, una ilustradora, un pintor-, pero las tres, igual de sugestivas.
La primera -"Génesis", del fotógrafo Sebastiao Salgado- fue por la mañana en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz. "Génesis", nos dice el folleto explicativo, "es un canto a la majestuosidad y fragilidad de la Tierra". Es un retrato, fruto de un viaje de 8 años, de ese 46% de la Tierra que todavía está virgen, igual que en sus orígenes. En cinco secciones, Salgado nos acerca a "La Antártida y los confines del sur", para mostrarnos, por ejemplo, un iceberg-castillo de hielo traslucido sobre un cielo tempestuoso, o la muchedumbre de pingüinos en las islas Sandwichs del Sur; a "África", y a sus cataratas Victoria, o a campamentos dinka en los que el humo de las boñigas (casi se huele) ahuyenta a los insectos, o a los elefantes y cebras huyendo del hombre en las sabanas de Bostuana; a "Las Tierras del Norte", en las que impresionan los grandes cañones o la vida de los esquimales nenets; a "La Amazonia y el Pantanal", con sus caimanes yacarés, sus majestuosos tepuys como torres trepando a las nubes, o sus tribus, como los zo'es de Pará en Brasil, que parecen vivir en el Paraíso Terrenal; y, por último, a los "Santuarios" de la Tierra: las Galápagos, Papúa occidental con sus hombres de la Edad de Piedra y las mujeres yali que se ponen en el pelo bolsas tejidas con fibras de orquídeas, o Madagascar y sus bosques de baobabs. Fue una experiencia de 2 horas, inesperada -a pesar de que conocíamos el trabajo de Salgado en "Trabajadores y "Éxodos"- impactante, espectacular y única.
La segunda exposición -"Yo mimo mi mar"- la vimos al mediodía en el Club Naútico de Santa Cruz, antes de un almuerzo en la terraza a la orilla del mar. Es de una joven ilustradora, Alicia Borges, que maneja con maestría los pinceles en láminas llenas de color y luz. Son dibujos infantiles, llenos de encanto, que ella agrupa por parejas, como cara y cruz de una misma realidad: la degradación del mar y su conservación como un elemento limpio y gozoso. Allí están los niños que ayudan con todas sus fuerzas a una ballena para que no quede varada en la orilla y los mismos niños leyendo al sol sobre la ballena que nada feliz; o el dibujo del que riega a un delfín para que no se seque o salva a un pingüino de los desechos que los hombres tiran al mar... Fue una exposición didáctica y crítica, pero también fresca, divertida, tierna.
La tercera exposición, a la caída de la tarde -"Tegueste con Manolo Sánchez"- fue en mi pueblo en la hermosa casa reformada del Prebendado Pacheco, frente a la Plaza. El pintor Manolo Sánchez hace aquí una impresionante Antología -más de 50 años- con todas sus acuarelas, dibujos y plumillas sobre Tegueste: las antiguas calles y fuentes, el Convento de El Socorro, la perspectiva de El Portezuelo perdiéndose ladera abajo, el detalle de un portón o de una planta en un patio, sus gentes, los juegos de lucha canaria, las casas de tejados y escaleras exteriores que ya no existen... La realidad de un pueblo que sólo un artista que lo ame y haya recorrido cien veces sus rincones sabe plasmar. Me gustó porque es entrañable, cercana, viva, luminosa.
Cuando, ya por la noche, descansaba en la terraza de mi casa en una oscuridad sólo iluminada por las estrellas de este cielo de septiembre, me recreé un rato en todo lo vivido durante el día, en todas las cosas hermosas o no hermosas que tenemos alrededor, en todos los seres humanos que tienen el poder de saber atrapar la luz, el movimiento, la ternura o la belleza, y la saben transmitir. Pensé en el goce compartido y en que merece la pena dedicar de vez en cuando un día al arte (sin helarte) y en disfrutar de la emoción absoluta de mirar. Pensé en las grandes tierras vírgenes; en el mar que rodea mi isla y que amenaza y protege; en la vida, la historia y las gentes de mi pueblo... Y, como Mafalda, ante los impresionantes bosques y lagos de Bariloche, me dije que los hombres se las tendrán que ver en figurillas para echar a perder tanta belleza.
1: Iceberg entre la isla Paulet y las islas Shetland del Sur en el mar de Weddell. Península Antártica
2: Baobab sobre una isla hongo en Madagascar.
Imágenes de Alicia Borges:
1. ¡Vamos a sacarte de aquí...!
2. Cuando estamos juntos...
Imagen de Manolo Sánchez:
El Portezuelo)
Didáctico e ilustrativo, como siempre, tu blog de hoy. Nos transportas a lugares que vamos descubriendo poco a poco con tus narrativas.Te felicito
ResponderEliminar¡Cómo me hubiera gustado que hubieras estado, Ligia! Fuimos casi todas las amigas y ya sabes lo bueno que es estar juntas y compartir experiencias, sobre todo una tan impactante como esta. Para la próxima vez que vengas tenemos que hacer un tour cultural de este estilo: disfrute, crítica compartida, goce ante lo bello y, al final, una comidita repone-fuerzas.
EliminarEn total sintonía contigo, Jane, en lo de helarte con el arte, de vez en cuando. Lo malo, querida amiga, es que no abunda el ARTE, con mayúsculas, por estas tierras nuestras y ese triple disfrute que sentiste el otro día, me temo que no va a ser fácil volver a sentirlo por un largo tiempo. Ojalá me equivoque y tenga que rectificar, aquí mismo, diciendo aquello de que "Dónde dije digo, ahora digo Diego". Pero, como lo que procede es comentar ese disfrute compartido, en dos de las tres muestras que visitaste, y la que no me cuesta imaginar, porque conozco la obra de D. Manuel Sánchez, desde sus inicios, aquí te va un pequeño apunte global, sobre los trabajos contemplados.
ResponderEliminarA pesar de las aparentes diferencias entre ellas, para mí, hay tres nexos evidentes. Uno es la temática. Todas tratan del medio ambiente, su defensa y su conservación. La del fotógrafo brasileño, mostrándonos los ignotos mundos que aún mantienen su virginidad, sobre todo, porque, aún, el hombre no se atreve a hollar, con su pie destructor y sus máquinas arrasadoras, lugares en los que reinan temperaturas extremas. La de la brillante ilustradora, defendiendo un mar y sus habitantes, en plenitud de vida, y haciéndonos tomar conciencia de que si lo envenenamos con sustancias tóxicas, moriremos un poco, todos. Y, por último, la del maestro acuarelista y dibujante, que, sin haberla visto y llevándome de tu descripción, recupera un pasado y un presente en forma de patrimonio paisajístico, humano, cultural y arquitectónico, de un gran municipio como es Tegueste.
El otro nexo es el de la laboriosidad, la dedicación, el trabajo constante y profundo y el dominio de las respectivas técnicas de expresión, empleadas por cada autor. Salgado, con muchos años explorando, descubriendo y captando con su ojo, observador y preciso, y con su cámara fotográfica, todo aquello a lo que pocos tienen acceso. Borges, con muchísimas horas dedicadas a su proceso creativo, que comienza en su cerebro, continúa en su saber proyectar su idea mental, a través de un boceto sobre papel, y finaliza en el ordenador, aplicando las nuevas tecnologías, a redondear sus pequeñas grandes obras de arte. Sánchez, con muchísima vida, - nada menos que medio siglo -, dedicada a patear un extenso territorio de nuestra isla, para captar, con la maestría de su ojo y su mano, experta en acuarelas y tintas, rincones, lugares y personas.
Por último, el tercer vínculo entre las tres muestras y los tres artistas es su incuestionable sensibilidad. Sensibilidad manifiesta en los temas desarrollados y en el modo y forma en que los han plasmado.
Mi deseo, Jane, es que también los que las hemos visitado y los que vayan a visitarlas, seamos sensibles, en alguna medida, a ese llamamiento que, los tres, hacen desde sus obras: que sepamos apreciar la belleza que, aún, nos rodea, y que sepamos respetarla, cuidarla y conservarla, para seguir disfrutándola por muchos años más.
Como siempre, querida Jane, bravo por tu arte, también, y por tu sensibilidad.
Y como siempre, querida Cehachebé, un comentario certero y lúcido.
EliminarSí, ojalá te equivoques y nuestros gobernantes se den cuenta de que un país que no protege el arte es un país que cercena lo mejor del ser humano, su creatividad y su genialidad. Sin ellas, todos seríamos infelices.
Me ha encantado tu análisis de las tres exposiciones y las similitudes que has encontrado entre las tres.
Por poner una más, es el impacto que han tenido las tres en nosotros, los que miramos la obra de arte. Una obra de arte no es sólo expresión del autor, sino que también involucra al espectador, y estoy segura que, después de verlas, todos nos sentimos distintos. Hay un filósofo, Alain de Botton, que habla del poder sanador del arte. Creo que tiene algo de razón.
Gracias, como siempre, por tu aportación.
Un beso grande.
Menos mal, veo arte y no un montón de rayas y manchas.
ResponderEliminarMe hiciste recordar, Guille, una obra de arte que vimos en una visita que hice con mis hijos (entonces adolescentes) al Museo Gulbenkian de Lisboa. Era un cuadro sólo naranja, sin más allá ni más acá. Yo intentaba que pensaran en lo que el cuadro podría transmitirnos a cada uno, pero nada.
EliminarAños más tarde, vi la obra de teatro "Arte" de Yasmina Reza, que gira en torno a un cuadro blanco y me hice las mismas reflexiones que ante el naranja de Lisboa.
Al final, yo creo que el arte tiene que decirte algo.
No sé qué decirte, porque ya lo has dicho tú todo, y muy bien dicho, así que me quedo con tu frase "disfrutar de la emoción absoluta de mirar"
ResponderEliminarCreo, Loque, que he oído esa frase alguna vez y me he sentido totalmente identificada con ella. Hay un momento en que miras una cosa, y te fijas,y te deslumbra lo que ves y te parece estarla descubriendo tú sola por primera vez. Y es una gozada.
EliminarMi amigo Melchor, que fue un excelente profesor de Arte, propuso una vez una asignatura que se llamaba "Aprender a ver", haciendo la distinción entre "ver" y "mirar". Él dice que miramos pero no vemos y que lo que tenemos que hacer es hacer significativa la mirada sobre el arte. Así que a lo mejor tendría que cambiar la frase por "disfrutar de la emoción absoluta de ver".
Yo también ví la de "Génesis" en Madrid y es preciosa. Las otras dos exposiciones tienen también buenísima pinta. Igual que la nueva imagen de tu blog. ¡Tengo que ponerme con el mío, ya! Beso grande.
ResponderEliminarLa exposición es preciosa y es un privilegio haberla podido ver aquí, tan lejos de las grandes ciudades. Nos imaginamos a Salgado en busca de los orígenes atravesando cimas de más de 4000 m., acercándose en globo a los hipopótamos para no asustarlos con ruido, penetrando en las selvas y desiertos... todo, para entregarnos el mundo tal como fue y como debe seguir siendo, y hacernos partícipes de lo que él vio y sintió. Una maravilla. Afortunadas que fuimos.
EliminarUn besote.
Se te llenaron los ojos y el alma...
ResponderEliminarMira cómo lo sabes, Milo. Fue una experiencia emocionante y rica que nos debemos permitir de vez en cuando. Aunque sea para recordarnos que no podemos vivir sin ella.
EliminarMe encantó esta exposición. Qué pena que ya se haya acabado, habría vuelto un par de veces
ResponderEliminarMe imagino que te refieres a la primera, a la de Salgado. La verdad es que es de las que apetece visitar varias veces o verla con calma parándote delante de cada fotografía para saber qué te puede decir a ti. De las amigas de mi grupo, dos por lo menos volvieron a verla. Dos horas nos supo a poco.
EliminarSí, la de Salgado, me quedé con ganas de verla con más calma. La peli y el trabajo no me dejan tiempo para casi nada.
ResponderEliminarHoy estuve en un pase del montaje de "Al desnudo", la nueva del TEA y también es recomendable, aunque esta semana recomiendo "Memorias de contrabando", que se inaugura el viernes en la Recova
Estoy segura de que sabes encontrar los ratitos para vivir y disfrutar de otros placeres.
EliminarGracias por las recomendaciones. Sabía por LQLPC de las "Memorias de contrabando" sobre los represaliados. Parece interesante, igual que la otra. También buscaré mis ratitos.
Has descrito todo tan maravillosamente bien que me he quedado muda, no se ni que decir, yo no se si fue la compañía o la magia de aquellas fotografías tan impresionantes que salí de allí con la sensación de haber estado viajando en el tiempo.Tambien me gustaron las ilustraciones de Alicia Borges, sobre todo cuando te das cuenta del significado. bueno un dia completito.
ResponderEliminarY que lo digas, Mary Carmen. Creo que, cuando salimos de la exposición de Salgado, casi ni sabíamos qué decir. Viajamos en el tiempo hacia el génesis pero también en el espacio. Esas maravillas, esas gentes que viven distinto a nosotros, en condiciones tan frágiles, existen y habitan la misma Tierra que nosotros.
EliminarEl resultado del día -después de ver también la exposición de Alicia Borges- fue la conciencia de que hay que luchar por cuidar y preservar. Nos jugamos el futuro.
Qué buena pinta, nosotros tenemos la tradición de dominguitos de arte y cerves. Un día a la semana para abrir la mente a nuevas formas de ver, sentir, transmitir... y como no, de comentar lo disfrutado entorno a una rica cervecita fría. Muy recomendable para la salud mental de uno jajaja
ResponderEliminar¡Qué buena tradición, Bea!
EliminarMe recordaste cuando yo estudiaba en Madrid. Muchos domingos nos acercábamos al Museo del Prado a ver a veces un solo cuadro. Varios fueron dedicados a "El Jardín de las Delicias" de El Bosco, que ya lo habíamos estudiado en La Laguna en Historia del Arte con D. Jesús Hernández Perera y era una gozada verlo en persona y saberlo interpretar y analizar. Pero, sobre todo, sentir lo que el cuadro te transmitía.
Y, por supuesto, después venía la cervecita con sus boquerones y sus comentarios. Es lo mejor para la salud mental.
Buenos días, gracias por ese escrito que trasmite la emoción de la belleza que hay en el arte.
ResponderEliminarUna amiga me dijo un día que había leído que la belleza de un paisaje está un 50% en el mismo y el otro 50% en la mirada de quien lo mira.
Ahora se que lo importante no es lo que haces sino como lo haces, si lo haces con amor es perfecto.
Un abrazo
Gracias, Mari Carmen.
EliminarSintonizando con lo que dijo tu amiga, también leí un artículo de Javier Cercas en que dice que un gran cuadro, como una gran película o un gran libro, da forma a la experiencia del autor, pero también a la del espectador. Un gran cuadro es un espejo: no sólo lo vemos; él también nos ve.
Y yo creo que nos ve interpretándolo de mil formas diversas, porque cada uno parte de percepciones y vivencias diferentes. Esa es la riqueza del arte.
Un abrazo.
Dada mi formación y oficio, veo muchas exposiciones, disfruto, aprendo y estoy al día de lo que se cuece en el mundo. Al nacer hijo, lo aparqué, removí prioridades. Pero con tres o cuatro años le llevé a una exposición del Reina Sofía (nada menos que de instalaciones de video y todo tipo de artefactos) y vi como disfrutaba. Progresivamente hemos aumentado el número y hemos institucionalizado el "Viernes Cultural". Sale del colegio y nos vamos a hacer una ruta de varias exposiciones, luego cenita comentando lo visto y para casa.
ResponderEliminarPoco a poco va adquiriendo una cultura y un lenguaje visual. Sabe poner palabras a sus emociones al ver determinadas obras y le sirven de estímulo para ser más imaginativo.
Me sorprende infinidad de veces recordando cosas de bastante tiempo atrás.
Un beso
Vir, me encanta que me cuentes esto porque hace poco leí un artículo titulado "No lleven a los niños al museo", en el que Estrella de Diego, su autora, hablaba de las declaraciones del artista Jake Chapman que dice que es una pérdida de tiempo. "¿Hay alguien más bobo que un niño? Los niños no son adultos aún", dijo este señor. Por supuesto, la periodista lo critica y se hace eco de las opiniones de la Royal Academy y de la National Gallery, que aconsejan llevar a los niños al museo. Tal vez muchos pasarán por allí sin más (exactamente igual que muchos adultos) pero también estarán aquellos a los que la visita les cambiará la vida.
EliminarEl ejemplo de tu hijo es la bofetada más clara a ese tal Jake Chapman.
Un beso.
Aunque tarde, me encanta pasar por aquí. Siempre es un disfrute :-)
ResponderEliminarUn beso.
Nunca es tarde para darte una vueltita por aquí. Y para mí es un placer ver tu nombre en un comentario.
EliminarOtro beso.