Una de las asignaturas más importantes de la educación de mi generación era la Caligrafía, el arte de escribir a mano con hermosa letra. Eso, bella o buena letra, es lo que significa etimológicamente "caligrafía" (por lo que decir "mala caligrafía" es un contrasentido y decir "buena caligrafía" es una redundancia).
El modelo de caligrafía en las Dominicas con las que yo me eduqué era una letra grande y picuda, que yo fui abandonando poco a poco en el transcurso de los años, suavizando los trazos, tal como si fueran cantos rodados sometidos a los embates de la vida. Mi padre, en cambio, que tenía una letra preciosa, redonda, clara y muy pulida, siempre la conservó igual, desde los primeros escritos que le conocí hasta los últimos, en los que si acaso se notaba un leve temblor.
Todas las personas de mi generación éramos conscientes de la importancia de una buena letra. De hecho, mi tío Néstor, que fue secretario de juzgado, siempre decía que ganó la plaza más que nada por su cuidada escritura, una letra grande y elegante, adornada con florituras en las mayúsculas, que parecía surgida de un antiguo manuscrito. Y a nadie, por ejemplo, se le ocurría escribir una carta de amor a máquina. En el manual del perfecto enamorado (bien lo sabía Cyrano de Bergerac) estaba implícitamente escrito que una carta tal tenía que ser a mano, sin faltas de ortografía (nada de "te hamo") y con la letra más bonita que se pudiera hacer. Igual que una comida bien presentada apetece más, una carta bien escrita llega más al corazón.
Por eso me ha sorprendido la propuesta del Ministerio de Educación de Finladia, un país referente en materia educativa, de dejar a un lado la caligrafía para dar preferencia a la mecanografía, que se ve como una ventaja competitiva en este universo dominado por teclados. Y lo es, no digo que no; yo misma, cuando mis hijos terminaron la Educación General Básica, los puse durante ese verano en clases de mecanografía porque entendía que todo estudiante de Bachillerato debe saber escribir a máquina correctamente.
Pero ¿dar carpetazo a la caligrafía, ese proceso manual que hace que cada día cojamos el bolígrafo, el lápiz o la pluma y plasmemos, negro sobre blanco, nuestros pensamientos en papel? Todavía yo hoy escribo este blog, primero a mano en cursiva y, después, a máquina. Es, sí, un modo más lento de escribir que teclear, pero precisamente por eso nos permite pararnos, reflexionar más, ordenar lo que queremos decir, separar párrafos, crear símbolos, pensar mejor. Y también, si lo pensamos, nos hace más libres y menos dependientes de las máquinas.
En una de las novelas preferidas de mi juventud -"La volatinera", de Dorothy Gilman- uno de los protagonistas es un psicólogo especialista en Grafología. Cuando le enseñan una fotocopia de un escrito (fundamental en la historia), insiste en ver el original para hacer una buena evaluación: "Necesito mirar las formas de unión. Tengo que analizar los grupos de trazos y los márgenes. La manera de poner los puntos en las íes y de colocar las barras en las tes es enormemente importante, así como las fluctuaciones que pueden indicar ambivalencia, la presión de la pluma sobre el papel, los rasgos y los espacios...". Del estudio de la letra deducirá rasgos del carácter de la persona que lo escribió: introvertida del tipo solitario, sensible y artista, generosa, saludable, culta, gran dosis de sentido común, dotes de mando...
En un mundo en el que desaparezca la buena letra, no habría peritos grafológicos ni existiría ese rasgo de nuestra personalidad que es nuestra letra. Aunque terminemos más rápido un informe, un trabajo o un post, no habría reflexión pausada -la pluma quieta en el aire, la mirada perdida hacia dentro-, mientras elegimos la palabra exacta que traduzca nuestra idea. En un mundo sin caligrafía, renunciar a escribir con buena letra es también renunciar un poco a conocernos a nosotros mismos.
Finalmente Finlandia ha desestimado la propuesta, pero aunque al principio me puse como la apocalíptica que en el fondo sigo siendo (manos a la cabeza y ¡se han vuelto todos locos!), cuando lo pensé con calma, es una medida que tiene su lógica. Por mucho que nos pese a los románticos, ¿cuánto tiempo hace que no escribimos sin un teclado de por medio? Y ahora que te leo, una pregunta que me parece todavía más terrible que la anterior ¿cuánto tiempo hace que no escribimos una carta de amor?
ResponderEliminarClaro que tiene su lógica, Mónica. Creo que además han estado 2 años estudiando la medida y he leído muchas razones para implantarla (se emplea poco, cuesta mucho aprender a escribir bien, es del siglo pasado...). Y creo que realmente no la desestiman por completo. Los niños finlandeses aprenderán por supuesto a escribir a mano pero en el sistema palote (letra de imprenta). La caligrafía será optativa, y ya sabemos qué pasa con las optativas.
EliminarPongo información de la noticia:
"Desde 2012, un grupo de trabajo del Instituto Nacional de Educación, con la ayuda de los más destacados especialistas en pedagogía, ha estudiado al detalle un nuevo programa de estudios, que entrará en vigor en otoño de 2016. El programa, entre otras materias, establece que la escritura de caligrafía simplificada será optativa, mientras que la enseñanza de la escritura con letra imprenta se impartirá desde el primer año. Además establece que también la mecanografía será asignatura obligatoria desde el inicio de la vida escolar.
"No me imagino un colegio sin escritura manual. En nuestro caso, la escritura con letra imprenta comienza a ser muy popular entre los alumnos a partir de 10 años", explica a Verne Jouni Leivo vice-rector del colegio Itäkeskuksen peruskoulu, de Helsinki."
Normalmente escribo mucho con bolígrafo (de punta finita, eso sí) y con lápiz. Incluso ahora por navidad me gusta mandar a gente que sé que lo aprecia una tarjeta de navidad de las de antes y a puño y letra. Pero es verdad que una carta de amor no la escribo hace mucho. Ni me la escriben. Aunque ahora que lo pienso, hace unos años, mi hijo, al que se le olvidó regalarme algo por el día de la madre, me regaló después unas velas en unos farolitos con una poesía, escrita a mano por supuesto, en la que me decía que me quería mucho. Lo perdoné.
Yo sigo llevando siempre agenda y boli en el bolso. ¡No puedo prescindir de esa sensación!
ResponderEliminarIgual que yo. Me enteré el otro día de que en el móvil puedes escribir notas pero ni por esas. Donde esté un buen cuadernito que se quiten los teclados.
EliminarBuenas tardes Jane: A mí me ocurrió lo mismo cuando leí la noticia de Finlandia: pensé, ¡vaya, ya empiezan como nosotros! y sentí pena. Me alegró enterarme de que han desestimado esa opción.
ResponderEliminarLa cartilla de RUBIO, me trae recuerdos buenos y alguno no tanto, Dios mío, que problemas tenía con el tintero que estaba dentro de un agujero en el pupitre, casi siempre me caía un borrón, o bien en la mesa o en la cartilla.
Mónica por desgracia tiene razón en que sólo recibimos cartas del banco o de publicidad, pero por suerte el amor se demuestra de mil maneras diferentes. Un saludo cariñoso.
Pienso igual que tú Isa. Yo también uso mi cuadernillo de notas. Por mi trabajo, pasé toda mi vida laboral, amarrada primero al teclado de una máquina de escribir y, despues, cuando llegó la tecnología infromática a la administración, a un ordenador. Ahora, el ordenador ni lo uso. Tengo el móvil. Es mi venganza. Me encanta escribir con el boli. Cuando hay que escribir una tarjeta para acompañar un tegalo conjunto, las amigas me la dan a mí. Dicen que mi letra es bonita. Eso se lo debo a las RRMM Dominicas y su asignatura de caligrafía.
EliminarHola, Rosa María. Como le dije a Mónica, no he leído la desestimación de la opción, sino solo precisiones a lo que califican como "malentendidos".
EliminarEs verdad lo que dices con los líos que nos armábamos con los tinteros y la tinta ¡Cuántas manchas y borrones tuvimos que afrontar! Recuerdo tener siempre los dedos manchados de tinta ¡Bendito bolígrafo!
Y también tienes razón conque el amor se demuestra de muchas otras maneras. En alguna carta de amor también puede ir escondida la serpiente.
Un abrazo.
Sí que tienes una letra preciosa, Any. Y creo que todas nuestras compañeras también. La mía ya no es tan "dominica" como al principio. Años de estar copiando apuntes y tratando de captar rápidamente lo que decían los profesores, años de escribir miles de cartas le quitaron a mi letra aristas y filos. Pero creo que sigue siendo bonita. A mí también me pedían mis compañeras de departamento que hiciera las actas de las reuniones y los amigos ahora, que escriba las tarjetas.
EliminarTener buena letra es también una buena carta de presentación.
Yo tampoco he entendido mucho eso de "quitar" la caligrafía, me ha descolocado mucho, la verdad. Y eso que mi letra da miedo. Sin ir más lejos, el pasado Haloween, triunfó!
ResponderEliminarpd. En serio, yo también estoy bastante alucinada.
No es verdad que dé miedo. Es una letra muy clara, muy redondita y que me recuerda mucho a la de mi compañera de habitación de Madrid. Tú no has conocido letras horrorosas e ininteligibles, como las de algunos de mis alumnos a los que les decía que, por dios, la virgen y los santos, o me escribían con letra de imprenta (la que sí permiten los finlandeses) o les tenía que hacer un examen oral. Después de leer un examen de esos, tenía todos los síntomas de un "delirium tremens".
EliminarMe alegro (por lo que dice Mónica en el primer comentario) que la propuesta haya sido desestimada. Cuando lo leí me pareció una locura. Gran parte del córtex cerebral se desarrolla ligado a la escritura manual (y no a la mecanografía). Y a pesar de lo que me encanta un teclado (tú lo sabes) yo sigo escribiendo muchas cosas a mano. De hecho, tengo muchas libretas con notas a mano para cada historia que les dan coherencia y estructura antes de enfrentarme al teclado.
ResponderEliminarNo creo que haya sido desestimada (por lo menos, yo no he visto una vuelta atrás ni mucho menos). Solo se dice que será optativa la Caligrafía y obligatoria la Mecanografía y la escritura manual de imprenta durante los primeros años.
EliminarHay muchas voces en contra, relacionadas con lo que dices. Juan Lupiáñez, director del grupo de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Granada, lleva tiempo apuntalando el mismo discurso: «Aprender a escribir a mano es un proceso más complejo que teclear unas letras y exige que el cerebro se esfuerce más. Hay que hacer una representación mental de las letras que se van a escribir y eso supone un mayor esfuerzo mental que a la larga es rentable».
Y un estudio de la Universidad de Washington dice que "los niños que escriben a mano producen palabras con más rapidez y el nivel de la caligrafía del alumno tiene relación directa con la actividad neuronal en áreas del cerebro relacionadas con la memoria".
Creo que es una medida para pensársela muchísimo. Seguro que en Finlandia, con el revuelo que se ha formado, por lo menos evaluarán la medida. Por algo son los pioneros en materia educativa.
Yo soy más de mano que de teclear (tú también lo sabes)
Isa: ¡cuánto disfruto con tus escritos!, gracias por ser tan generosa y regalarnos cada semana.
ResponderEliminarSiempre son momentos de fecundo sosiego.
Espero y deseo que las próximas fechas te proporcionen lo que apetezcas, besos.
Gracias, Pilar. Para mí es un placer también escribir y compartir estos alegatos cada semana. Que tú seas una de las personas que están al otro lado de las ¿ondas? es un placer añadido. Me encanta habernos encontrado después de tantos años.
EliminarPasa unas navidades estupendas con los que quieres. Disfrútalas.
Un beso.
Veo la imagen y sonrío, que recuerdos me trae esa libreta, de veranos practicando. Me acuerdo que yo me las compraba porque me hacía ilusión practicar en ellas.
ResponderEliminar¿Quién no ha practicado en los cuadernos Rubio, Flor? Aunque yo no aprendí con ellos (aprendí a escribir y a leer con mi madre a los 3 años en el 51), sí formaron parte del paisaje de mi niñez y estoy segura de que practiqué en ellos la caligrafía.
EliminarRamón Rubio, su creador, tenía una academia en Valencia cuando se le ocurrió la idea en 1956 y él mismo los empezó a imprimir en su casa con una máquina artesanal. Con la mujer y los hijos se recorrió España hablando con los profesores hasta que estos se dieron cuenta de que les facilitaba la labor. Me gustó que, al morir, donara terrenos para construir un parque infantil, un centro deportivo y un colegio público que lleva su nombre. Creo que el mejor homenaje a un hombre generoso es que muchas generaciones se reconozcan cuando ven los Cuadernos Rubio.
Hace meses (si no años) que vengo diciéndole a mi madre Falu Rodríguez Díaz-Bernardo que TIENE QUE ESCRIBIR tanto que lleva por dentro, y creo que le voy a empezar a enviar los posts de "Jubilada Jane", alter ego de Isabel Duque Fernández a ver si termina de animarse.-. Y entrando en materia, a mi, a día de hoy, me coge un grafólogo y me manda a un frenopático o similar, porque ya casi no sé escribir a mano!!!!
ResponderEliminarDi que sí, Rebeca, convence a tu madre. Yo llevo 6 años escribiendo todas las semanas (desde que me jubilé) y a veces pienso que de dónde saco tanto rollo. Pero es que 66 años dan para mucho. Escribo para mis amigos, virtuales y no virtuales; para que mis nietos sepan algo de su abuela y de dónde proceden; pero sobre todo escribo para mí misma, para conocerme, para reflexionar y para divertirme.
EliminarCreo que los grafólogos (igual que los profesores) están curados de espanto, no te preocupes.
Yo también aprendí a leer a los 3 años.
ResponderEliminarLos finlandeses, Juancho, empiezan a los 7 años ¿Tú crees que a ti y a mí nos ha servido de mucho esos 4 años que les llevamos de ventaja?
EliminarIgual sí :-D
Cuando estudiaba Magisterio había una asignatura llamada Caligrafía que se realizaba con plumillas y tinta. Horrible. Yo la veía como dibujo artístico. Se hacían toda clase de letras. La profesora era muy mayor e íbamos a llorarle a su casa para que nos aprobara. Siempre se rendía con nuestros llantos fingidos. Ni tanto ni tan poco. Creo que mediante la escritura estructurados el pensamiento. Me parece que nunca se podrá desterrar la buena letra, su aprendizaje. De hecho hay un móvil y tablet cuya novedad ed la escritura sim teclado.
ResponderEliminarEs verdad, Carmen, que es casi como dibujo artístico. Y no te digo nada la caligrafía china, la gótica, la japonesa o la árabe. Hay un aforismo oriental que dice que la belleza del ser humano es la belleza de su escritura. Leí que la caligrafía es un arte que puede ayudarnos a presentar nuestras palabras de una manera única y excepcional, por lo que no sólo hablan, sino que actúan en nuestro nombre. Por eso, la caligrafía combina las características del dibujo y la escritura.
EliminarLa verdad es que a mí muy artístico no me sale pero he conocido letras que eran verdaderas obras de arte. Así, a veces es una asignatura difícil. No me extraña que los finlandeses se planteen quitarla.
Todavía muchos padres me dicen que les compran los cuadernos Rubio a sus hijos para que hagan tarea en casa
ResponderEliminarA finales de los 80, Nélida, la Editorial llegó a vender anualmente más de 10 millones de ejemplares, destinados a niños de entre 3 y 13 años. Y todavía hoy día tienen un uso destacado en la enseñanza escolar, así como en la ayuda a personas adultas que sufren enfermedades psicomotrices o que afectan a sus capacidades mentales. Esto lo saqué de San Google y debo decir que me dejó asombrada.
EliminarTambién yo aprendí muy pequeña a leer y a escribir. Los cuadernos Rubio no faltaron nunca en mis tareas cotidianas. Siempre me han sorprendido las personas que pretenden acusar o justifican su mala caligrafía a la deformación originada por tomar apuntes rápidos en la Universidad. Tengo mis dudas, mis cuadernos y los cuadernos de mis hijos eran corregidos diariamente, la letra no cambió mucho con el paso del tiempo. A estas alturas de la vida he de admitir que me resulta más fácil leer un documento en letra procesal o cortesana que la receta de mi médico, admiro a los farmacéuticos ¿donde aprendieron a leer?. Un abrazo.
ResponderEliminarTienes razón, Margarita ¿Por qué los médicos escriben así? ¿Se pondrán de acuerdo con los farmacéuticos o estos nos venden lo que les da la gana? Sé que las recetas de mi hermana (que es médico pediatra y que tiene una letra redondita y clarísima) siempre asombran porque se entienden. Yo tampoco creo que se deforme la letra por el paso de la Universidad. En todo caso, como me pasó a mí, se hace menos agresiva y menos cuidadosa, pero no se convierte en una letra fea, así sin más ni más.
EliminarTú lo habrás tenido difícil leyendo documentos históricos. Haría falta una nueva piedra Rosetta muchas veces para traducir algo antiguo con claridad :-D
Un abrazo.
Hola Jane. Amiga, que pasa ?. Tu blog es feminista ?. Solo las mujeres tienen tiempo para leer ?. Hasta ahora, solamente un colega se anotó en los comentarios. Bién por él. Verás, aprendí a escribir a temprana edad. A mi parecer, tengo una buena letra -bonita, dicen algunos- y trato por todos los medios de no cometer errores ortográficos. Sin embargo, como rasgo de mi Profesión, tiendo a escribir en mayúsculas muchas de las veces. ¿ Te imaginas elaboarar un plano topográfico en letras cursivas ?. Me gusta la escritura, dice mucho de la personalidad de cada quién. Mi abuela paterna lo hacía excelente. Aún conservo muchos de sus escritos sobre atención de mujeres en labores de parto. Ella era comadrona y según se desprende de ellos, colaboró con muchos Médicos de su época. Se llamaba Claudina Fariña Martín y era de Arico. Tal vez alguién la recuerde. A cuidarse, pues. Un abrazo.
ResponderEliminarTuve un alumno una vez que era buenísimo en todas las asignaturas: inteligente, creativo, inquisitivo... el alumno ideal. Hizo más tarde Filosofía, es profesor y doctor y en mi jubilación fue el que pronunció mi discurso de despedida. Pues bien, una profesora de lengua lo suspendió por escribir con letra de imprenta (la que precisamente los finlandeses quieren ahora imponer a todo el mundo). Por supuesto, él recurrió a la Inspección y el suspenso no se produjo.
EliminarHay circunstancias en que se usa un tipo de letra y veces en que se usa otra. Incluso, aunque se tenga una letra horrorosa, no es razón para suspender a nadie (aunque ganas dan cuando ves que tardas más en leer un examen por culpa de la letra)
Antes se cuidaban mucho las letras. Mis abuelos paternos, mis tíos, mis padres... tenían una letra muy bonita y cuidada. Es un gusto ahora leer sus cartas.
Un abrazo, Agroteide.
Hola Jane. Ya sé que el gobierno de Finlandia lo ha negado, pero el otro día en una de cesas tertulias que tanto campean por este país, uno de los contertulios estaba de acuerdo y explicaba que no es necesario escribir a mano pues era lento. Yo lo hubiese mandado a "freir chuchangas" como mínimo (el cuerpo me pedía otra cosa). Lo que ocurre es que si la gente escribe, la gente piensa y eso es malo para el bolsillo de los que mandan, y claro los que mandan no van a permitir que los de abajo piensen, razonen y tomen decisiones. Un beso Jane. Juan
ResponderEliminarPues mira, Juan, que lo he pensado, no creas. Eso de todos escribiendo en teclados, primando la rapidez por encima de cualquier otra circunstancia, hace pensar en pensamientos únicos, en "no perder el tiempo", en ir al grano y no perderte en elucubraciones. En un artículo que leí en El País sobre esto pone también: "Es fácil temer que la anticaligrafía conduce, en un plazo impreciso pero fatal, a que los adultos así educados sean capaces de escribir muy rápidamente ideas que no tienen". Igual es que todos somos muy mal pensados, pero...
EliminarUn beso.
A mí no me traumatizo, al contrario me divertía aprender.
ResponderEliminarA mí también, Juancho. Mi madre me contaba que me aprendía antes los cuentos de memoria y que la gente pensaba que sabía leer. Me empezó a enseñar porque decía que yo le daba la lata para que lo hiciera. Y sí que recuerdo que me enseñaba una letra por día y que yo le pedía que me enseñara otra y otra. Creo que aprender a leer fue una de las cosas más maravillosas que le pueden ocurrir a un ser humano.
EliminarEn el colegio teníamos varias veces a la semana clase de escritura. Nos entregaban una o dos cartulinas alargadas, del ancho de la libreta, con una frase escrita en letra redonda que tuviera cierta dificultad, tal como "mi gozo en un pozo" o "Kiev, ciudad rusa". Las cartulinas estaban forradas con papel celofán (toda una primorosa manualidad monjil) Creo que este ejercicio hizo que tuviéramos mejor caligrafía y ortografía.
ResponderEliminarSiempre me acordaré, Milo, de mi examen de dictado de Ingreso. No podíamos tener faltas de ortografía y la letra tenía que ser lo más derecha posible, sin renglones torcidos ni nada. Me dictaron un texto sobre el puerto y había una frase que decía "se respiraba un fuerte aroma a brea". Yo no sabía con 9 años lo que era la brea y estuve un rato pensando en si sería un calificativo para "aroma", en cuyo caso iría junto: "abrea", como quien dice "amarga" o "ácida". Al final, lo puse separado y, como ves, aprobé el ingreso. Nos preparaban muy bien.
EliminarAunque no tenga que ver con los cuadernos Rubio, leyendo estos comentarios recordé un libro que leí hace tiempo y que les recomiendo mucho.Es de Andrés Sopeña Monsalve "El florido pensil" (Memoria de la escuela nacional católica). Un libro muy divertido y cargado de ironía que les hará revivir el sistema educativo que "sufrimos".
ResponderEliminarLo comentamos el otro día en otro de los post de este blog, Nélida (no recuerdo ahora cuál). Creo que fue Margarita Gallardo quien lo nombró. Yo también lo tengo y me lo he pasado muy bien leyéndolo. Los comentarios a los dibujos son muy agudos y ver al niño malo y al niño bueno o a Dios mirando desde la esquina del triángulo te hace partir de la risa. Muy recomendable para que conozcan de dónde venimos.
EliminarCompletamente de acuerdo con las opiniones y argumentos sobre la necesidad de escribir bien a mano.
ResponderEliminarOjalá en Finlandia se den cuenta del sinsentido que proponen.
Me preocupa mucho la idea que nos brinda Juan Pérez. A lo largo de la historia se han visto otras medidas para evitar que el pueblo piense. Debo reconocer que me da miedo.
En otro orden de cosas quiero agradecerte todos los buenos ratos que me has proporcionado este año, todo lo que he aprendido leyendo (y releyendo) tus alegatos y las opiniones de los que te escriben.
Cada vez que estoy nerviosa y tengo ocasión leo uno de tus artículos y (no te rías, por favor) me tranquilizo. Es como si me trasladara a una biblioteca y me aislara en una burbuja. Luego vuelvo a la vida y a los problemas cotidianos, pero los encaro de otra forma, con más sosiego.
Así que, ya ves, tus escritos además de hacernos reflexionar sobre temas diversos tranquilizan.
¡Felices fiestas y que el Año Nuevo venga cargado de buenas cosas para todos!
Un abrazo muy cariñoso
¡Qué cosas más bonitas me has dicho, Utopía! ¿Cómo me iba a reír? Todo lo contrario, hasta me emociona y todo ese papel de Infusión de Relax que me asignas (eso es lo que yo tomo muchas tardes en lugar de té). Me encanta saber que disfrutas y desconectas un poco de los problemas cotidianos leyendo, opinando y compartiendo estos alegatos, que no pretenden otra cosa que precisamente esa: hablar entre amigos de lo divino y lo humano.
EliminarMuchas felicidades para el nuevo año. Hace poco le leí a Victoria Camps: "No estamos peor. Ha habido progreso moral, derechos humanos. Tenemos conciencia de lo que es un delito, de cuáles son nuestros compromisos. No estamos peor, pero tampoco acabamos de avanzar todo lo deseable". Pues eso, que avancemos y conquistemos libertades y desterremos las lavadas de coco y las sinrazones.
Un abrazo muy fuerte y un montón de gracias por estar ahí.
A mi también me sorprendió la decisión de Finlandia y aunque sea lo lógico en este tiempo es una pena que se pierda la caligrafía.
ResponderEliminarYo también soy de libretita y boli. Como siempre muy bueno, felicidades
Y yo, y yo, Úrsula. En cada bolso tengo una libretita pequeña y un bolígrafo, no solo porque no quiero ver alguna cosa interesante sin apuntarla, sino también por mi mala memoria (hoy mismo dije que iba a apuntar una cosa para contársela a mi hija y, en lo que sacaba la libreta y el boli, ya se me olvidó que era lo que iba a apuntar). Lo malo es que después leo cosas como "coro de ménades" o "foto del reloj" y me pregunto: "¿Qué demonios era esto?".
EliminarDe todas formas, no hay que desesperar. Después de todo ir cargando con el teclado a todas partes, es peor ¿verdad?
Un abrazo.
Me encantó tu escrito una vez más. A mí me gustaban los cuadernos de caligrafía, y reconozco que nos ayudaron mucho... No me gusta nada el proyecto de Finlandia. Espero que finalmente no se lleve a cabo... Yo soy de las que me gusta apuntar todo en cuadernos... Soy antiteclado aun reconociendo la gran valía de las nuevas tecnologías.
ResponderEliminarSe ha armado tal revuelo con todo esto que una de las responsables ha dicho: "Esto no supondrá que la escritura que se realiza a mano, con un bolígrafo, vaya a desaparecer. Lo consideramos muy importante para adquirir destrezas y memoria, pero el papel de la escritura cursiva en Finlandia es diferente a otros países y el cambio al que aspiramos se sustenta sobre el principio de igualdad. Los alumnos que tienen problemas para aprender en general, tienen aún más dificultades para hacerlo con la cursiva que con la letra de imprenta. Sí, es una tradición, pero ¿qué tradiciones no están cambiando?».".
EliminarHay que ver los pros y los contras, claro. Y es verdad que hacer una letra bonita cuesta, ahí venga a repetir una frase una y otra vez. Y también es verdad que hay niños más dotados y menos dotados. Pero bueno, eso pasa con el dibujo, la música, las matemáticas... y por eso no se va a dejar de dar clase de estas materias.
Los finlandeses no adoptan una medida así de una forma improvisada y le habrán dado miles de vueltas en los 2 años que estuvo en discusión. habría que ver resultados.
Lo malo de todo esto, Candelaria, es que los conejillos de Indias son los niños.
Un beso.
Es verdad que la noticia ha causado gran revuelo, pero yo la he entendido como que la escritura a mano dejaba de ser obligatoria. Las consecuencias sólo las veremos a medio plazo, pero en un mundo en el que la mayoría de los mortales sólo usan (usamos) medios electrónicos para escribir parece lógico que el mayor esfuerzo se centre en el aprendizaje del manejo de los mismos.
ResponderEliminarHace cincuenta años se ponía mucho énfasis en la caligrafía, habilidad que se perdía irremediablemente cuando llegaba el momento de tomar apuntes, bien fuera en el bachillerato o bien en la universidad, pues la velocidad a la que había que cogerlos traía como consecuencia que la letra se deformara tanto que tan sólo el autor (y no siempre) era capaz de descifrarlos. Como ejemplo baste el tópico de "tiene letra de médico".
Escribí hace tiempo en mi blog una entrada que tocaba de soslayo este tema; tenía por título "Palillero y plumín", elementos imprescindibles para la caligrafía, pero lo hice por pura nostalgia. Los tiempos cambian y se modifican las costumbres, pues la adaptación al medio es vital para las especies que quieran sobrevivir.
En cuanto a los grafólogos... creo que hay medios más rigurosos y fiables que los de las personas que se han especializado en esta materia. De hecho nunca he creído en este tema.
Se perderá una habilidad, pero se conseguirán otras más adaptadas a las de las generaciones futuras. Suena duro, sobre todo para lo que yo llamo la "Generación perdida", pero el progreso y los cambios siempre han resultado imparables.
Carletto
Gracias, Carletto, por tu aportación. Echaba de menos un comentario en defensa de la medida. Porque argumentos los hay y muchos, entre ellos los que aduces tú. Saber teclear forma parte de la evolución técnológica en la que nos movemos y sería absurdo no darle la importancia que tiene. Ya dije en la respuesta anterior que es una medida muy estudiada, como no podía ser menos por parte de los que este momento lideran la educación en Europa.
EliminarDe todas formas, y para los que pensamos que la caligrafía y la escritura manual nos ayuda a ser creativos, a ordenar nuestro universo y a pensar mejor ¿qué problema hay para que los dos tipos de escritura convivan? O, como vi en un artículo sobre esta polémica, ¿cuál es el coste de no enseñar la escritura caligráfica?
En cuanto a la grafología, tengo muy claro que no es una ciencia exacta pero que tampoco es como decir la buenaventura. La escritura, como la forma de sentarse, de hablar, de caminar, revelan aspectos de nuestra personalidad, que corresponde a los psicólogos estudiar. Es un método o técnica más, que estos pueden unir a muchos otros factores (situación, edad, circunstancias...).
El tiempo, como siempre, dirá si lo que Finlandia va a implantar el curso que viene es positivo o no.
Un saludo.
Mi querida Isa, es curioso como nuestra letra nos identifica. Tengo anotaciones de mis padres, y siempre tuvieron la misma letra a lo largo de su vida. Priorizar la máquina es lógico en el siglo que vivimos, pero no podrán guardar el recuerdo de esa letra grande y picuda de nuestra querida compañera de clase, ese circulito sobre la í de otra, y que conservaremos siempre en nuestra memoria. Un beso.
ResponderEliminarEs verdad,Esperanza. Cuando estábamos en el colegio me encantaba la letra picuda de Nieves Francisco. Todas la teníamos parecida pero algo tenía la de ella -un orden, una gracia...- que me gustaba un montón y le pedía que me escribiera cosas: una poesía, un apunte... La pobre, como era tan buena, me las escribía. Ahora pienso en la lata que le di, pero también en la admiración que siempre he tenido por las buenas letras.
EliminarUn beso.
Peliaguda decisión esta de caligrafía o mecanografía, Jane. Como bien dices, Finlandia no la habrá tomado a la ligera, después de dos años de deliberaciones. Pero, qué quieres que te diga... A mí, la caligrafía me parece un terreno educativo, con mucho peso en la formación integral del niño y futuro adulto. Recuerdo que a mí me encantaba hacerla, a pesar de lo repetitiva, porque siempre me gustó tener una letra clara y legible y yo veía que aquellos ejercicios me llevaban a conseguirlo.
ResponderEliminarCon el tiempo, y por mi formación profesional, llegué a la conclusión, y así traté de inculcárselo a mis alumnos, de que la caligrafía, en definitiva, es el dibujo de los sonidos de cada letra y cada palabra de nuestro vocabulario. Y por serlo, también es personal y único, pero no por ello, hay que descuidarlo y deformarlo hasta el punto de que esos sonidos sean irreconocibles, cuando toman su forma gráfica.
Por eso, que la caligrafía pueda llegar a desaparecer, porque un país que se considera puntero en temas educativos, llegue a la conclusión de que ya el teclado es el instrumento que usamos para establecer la comunicación verbal escrita, me parece que nos llevará a un mundo despersonalizado y uniformado a la vez, porque sus habitantes también lo serán.
Soy plenamente consciente de la realidad mecanográfica que impera. De hecho, yo aprendí Mecanografía, siendo muy joven, y hoy me desenvuelvo, bastante bien, a la hora del tecleo en el ordenador. Pero renunciar a seguir haciendo uso de mi expresión escrita manual, sería como cercenar una actividad creativa que también me permite comunicarme con los demás, pero a través de una de mis señas de identidad, personal e intransferible, que no es otra que mi propia letra. Donde mis rasgos de carácter, y hasta mis sentimientos, en un momento dado, quedan manifiestos de una manera que los caracteres mecanografiados, jamás podrán transmitir.
Ya la máxima latina lo dice: "En el medio, la virtud", y espero y deseo que Finlandia, tan avanzada y puntera, revise su primera intención y sea capaz de alcanzar el difícil, pero conveniente equilibrio, entre caligrafía y mecanografía, entre lo personal y lo tipográfico. En definitiva, entre lo humano y lo mecánico...
Desde tu perspectiva de licenciada en Bellas Artes y profesora de dibujo tiene más valor tu apreciación de la caligrafía. Eso de "el dibujo de los sonidos de cada letra y cada palabra de nuestro vocabulario" me parece una imagen preciosa. estoy totalmente de acuerdo contigo en que es una de las señas de nuestra personalidad e identidad y, como tal, sería una pena renunciar a ella. Espero yo también que no lo hagamos nunca.
EliminarIsa, la alegría que le voy a dar a mi hermano Miguel Ángel con tu "buena letra", él, que a sus 84 años aún escribe sus textos a mano en redondilla, letra inglesa, gótica....con casi la precisión de sus años jóvenes cuando mi padre les hacía llenar cuadernos y cuadernos para practicar los diversos estilos caligráficos....
ResponderEliminarQué bueno, Tere, que todavía haya personas que aprecian y escriben con buena y bella letra. Es un placer leer un texto escrito así. Dale mi felicitación a Miguel Ángel.
EliminarUn abrazo.
Hola guapa! Menuda entrada tan interesante. Cuando era pequeña a todas mis amigas les escribía cartas, tanto a las que vivían lejos como las que vivían en mi ciudad. Era algo muy bonito, pero ahora resulta como "vintage"... ¿Para qué escribir teniendo el Whatsapp? La verdad es que las próximas generaciones tiene pinta de que su caligrafía va a ser muy básica, muy poco usada y muy poco valorada...
ResponderEliminarEs verdad, este año ni siquiera he tenido tiempo de mandar tarjetas de navidad de puño y letra (ni nadie me ha mandado a mí) Y, sin embargo, recuerdo hasta hacer algún rincón navideño de adorno con el montón de tarjetas enviadas. Ya no escribimos cartas y ya no tenemos esa emoción que daba cuando encontrabas en el buzón una carta a tu nombre ¡Qué pena! Lo siento como una pérdida, la verdad.
EliminarPuede ser que el escribir a mano hoy día no se considere útil porque se ha implantado la tecnología, pero escribir a mano sigue siendo un placer y un pasatiempos delicioso para jubilados. Desde que me jubilé he escrito a mano, con pluma y tintero El Quijote, La Biblia, Las Novelas Ejemplares de Cervantes, el Lazarillo de Tormes, un libro de cocina, otro con canciones del folclore de mi rierra. Tengo la satisfacción de tener un ejemplar único en el mundo de las obras que he citado porque las he escrito yo. Animo a practicar la escritura, es un placer.
ResponderEliminarMe has dejado asombrada. No había visto tu comentario sino ahora cuando vuelvo a subir a las redes este post escrito hace 4 años. Que alguien se anime a escribir a mano varias novelas dice mucho a favor de su paciencia, serenidad y de una manera distinta de estar en el mundo. Enhorabuena y sigue disfrutando.
EliminarIsa, yo también hago los escritos a mano y después los paso al teclado. También hice caligrafía, era fundamental. A mi hija, cuando era pequeña, para entretenerla, le compraba los cuadernillos de Rubio y la ponía a hacer caligrafía y a pintar, y cuando no había cuadernillos, en una libreta de cuadrícula, le ponía la caligrafía que me enseñaba Mario Yanes en la Academis Cervantes. No quería que cuando mi hija fuese al instituto, tuvieran que llevar sus ejercicios a una farmacia para que los tradujeran. Y mi letra...también es cursiva y con pluma.
ResponderEliminarYo agradecía en el Instituto ese esfuerzo de hacer la letra clara. Si ya corregir ejercicios y exámenes es un trabajazo, imagínate si encima tuviéramos (como nos pasó muchas veces) que estar traduciendo y pensando "¿Qué demonios pone aquí?". A ver si las madres del presente tienen tanta visión de futuro como tuviste tú.
EliminarUn abrazo.
Yo tengo una letra ininteligible, de hecho mi afición temprana por las Tic, surge del reproche fundado de mi alumnado por mi letra en la pizarra y en los apuntes. Dicho eso, yo no tuve noción del cuidado y la importancia de la buena letra, o al menos no lo recuerdo. Posiblemente y lo apunto como hipótesis, todos teníamos una letra inteligible en la escuela e incluso en los primeros años del Bachillerato, fueron los apuntes, la lección al dictado, los responsables de ese trazo tan personal, que según algunos explica nuestro acontecer más profundo. Salud, vida buena, y muchas letras unas por escribir y otras por leer.
ResponderEliminarPues igual sí, José Antonio. Qué suplicio era el coger apuntes, sobre todo a aquellos profesores que hablaban rápido o que no se les entendía nada (mi profesor de Historia de la Universidad, por ejemplo). Y qué alivio dejar de hacerlo. Aunque algo me quedó: en aquellas conferencias que me interesan sigo cogiendo apuntes o haciendo un esquema de lo que va diciendo o anotando una cita. Pero ya no hay prisa.
EliminarTe deseo lo mismo. Y no perder las mañas.
A mí siempre me ha gustado tener buena caligrafía. Mi letra es bonita, yo creo. Fue el resultado de imitar la letra de mi madre y la de una pintora. En una ocasión tuve que escribir la primera página del libro de protocolo de nuestro Instituto. Un amigo mío, que vive en Madrid, guarda mis cartas como tesoros. Me dice: "Leo tu carta, mientras los pétalos de las flores de un árbol, caen sin cesar". Y me parece una maravilla que él valore tanto esa carta...La pena es que escribo a mano en pocas ocasiones. Pero me encanta dibujar cada palabra en un papel en blanco, co un rotulador Pilot del número 0,4. Lo cuido todo: letra, márgenes, interlineado y contenido. Luego leo varias veces lo que escribo y sé que la persona que la recibe será un poco más feliz.
ResponderEliminarDoy fe de que tienes una letra cuidada y preciosa, de las que da gusto leer, y te felicito por ello. Si te fijas, es una carta de presentación impecable, un rasgo más de lo que somos.
EliminarUn abrazo grande.
Cuando era adolescente me encantaba escribir con letra gótica todos los títulos que podía en los trabajos de la escuela y practicaba caligrafía (cierto es que no había fteclados de ordenador). En el secundario presentaba los escritos tipeados con máquina de escribir y los títulos a mano, con bella letra. Tras un abandono de la caligrafía (legible, porque los apuntes de la facultad ni yo misma sería capaz de entenderlos ahora) por 25 años, estas semanas de relax navideño me he puesto a escribir de nuevo a mano, libro de caligrafía en mano para retomar la costumbre. :D ¡Felices fiestas y mejor año!
ResponderEliminarAy, sí, no pierdas la bella letra. Es la mejor carta de presentación. En las cartas que antes nos escribían aquellas personas con buena caligrafía (redundancia, como dije), solo con ver el sobre ya nos proporcionaban un sentimiento de placer. Leerlas eran una gozada.
EliminarFelices fiestas, Mariana, y un año lleno de cosas buenas.
Despacito y con Buena letra.
ResponderEliminarAsí se decía antes, y es un buenísimo consejo para que las cosas salgan mejor.
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