Mi peluquero Sebas es un apasionado de las motos y, a veces,
entre champús y masajes capilares, me cuenta sus odiseas de motero. Como cuando
se fue desde Cádiz al Cabo Norte -19.000 km. de ida y vuelta- a ver el sol de
medianoche y las auroras boreales. Estuvo montado en la moto durante 11 días a
una media de 1.700 km. diarios, sin pararse apenas, solo para dormir y comer un
poco. Una vez, incluso, no encontraron albergue ninguno en medio de la noche noruega
y se quedaron, él y sus compañeros, debajo de un puente con las motos en
círculo alrededor, dándoles calor.
Yo supongo que ese momento en el que al fin llegaron a su
destino y vieron las luces, como un tapiz de colores en movimiento
desplegándose en el cielo, tiene que haberles compensado el molimiento de estar
todo el día sin mirar sino hacia el frente, sin oír sino el ruido del motor,
sin tener otro objetivo que la llegada.
Es, desde luego, una pasión (y de las gordas) lo que empuja
a Sebas y a otros como él a estas aventuras llenas de molestias, imprevistos,
temperaturas gélidas, peligros inesperados, fastidios y mortificaciones. Una
pasión que yo, que no he montado nunca en moto (ni creo que a estas alturas me
vaya a convertir en un “ángel del infierno”), no comprendo.
Me acordé de Sebas cuando leí últimamente que Ángel Gabilondo
se iba a presentar a las elecciones municipales de Madrid por el PSOE. Ángel
Gabilondo tiene un año menos que yo y es catedrático de Metafísica, la
asignatura más profunda de mi carrera, aquella que hace las preguntas finales.
Ya saben, eso de qué somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Ha escrito varios
libros de filosofía y también tiene (o tenía hasta febrero) un blog, “El salto
del Ángel”, que es “un espacio de reflexión, de pensamiento, sobre la dimensión
social y política de los asuntos públicos”. En el blog reivindica la tarea de
pensar y habla de “la necesidad de tejer ciudad” (me gustó la metáfora), de la
transparencia como tarea colectiva, del arte de la palabra, de encontrar un
sitio fecundo de que disponer, del reconocimiento de nuestros límites… De
bloguera a bloguero, se lo debe haber pasado pipa escribiéndolo. Y, sin
embargo, ahora deja todo para meterse a político.
¿Por qué? ¿Qué debe llevar a un hombre de mi edad y de mi
profesión, que podía estar jubilado desde hace tiempo (como yo), dedicado a su blog y a sus cosas (como yo),
a meterse –y por segunda vez- en los pantanos de la política? Ya conoce el
patio y sabe que, aunque él tenga las cosas claras, y por muy honrado, justo e
inteligente que sea, se va a encontrar con que sus planes pueden frustrarse por
la inoperancia, la incomprensión, la mala fe o la puñalada trapera, vete tú a
saber ¿Por qué lo hace? Él, tan kantiano, dice que lo hace porque es su deber.
Pero yo creo que lo que lo mueve es la pura pasión. Y es que, tal vez,
entrevea, allá en la lejanía, a través de los escollos de las traiciones y las
marrullerías, el espectáculo de una ciudad que funcionará y brillará como un sol de
medianoche. O el engranaje de administraciones y consejerías que interactuarán con la suavidad y precisión de una aurora boreal… Y, por verlas, merece la pena
cualquier dificultosa travesía.
Yo -que, cuando una vez me propusieron participar en
política, rehusé con un “¿tú estás tonto o qué?”- tampoco comprendo esta
pasión. Ni loca me embarcaría en una aventura semejante, igual que ni “jarta”
de linimento me iría en moto a ver las auroras boreales, por muy maravillosas
que sean. Son pasiones peligrosas y una ya tiene su edad.
"Apasionado" buen escrito.....
ResponderEliminarGracias, Carlos. Ya sabes que "las pasiones son los viajes del corazón" (según el escritor Paul Morand)
EliminarMuy ilustrativo ese escrito sobre "pasiones admirables" y también inexplicables para mí
ResponderEliminarHe unido los dos adjetivos, Isa, porque, aunque, como digo, ni con una pistola en el pecho ni con el ofrecimiento de todo el oro del mundo, me metía en semejantes berenjenales (y menos a estas alturas de la vida en que tocan otras faenas menos arriesgadas. Bueno, y también entretenidas, todo hay que decirlo).
EliminarPero admiro a los que son capaces de hacerlo y disfrutarlo al mismo tiempo. Sobre todo, porque, en cuanto a la política, alguien tiene que hacerlo.
El motero y su grupo disfrutan de una pasión sana. El placer de descubrir cosas mientras sus motos deambulan por esos mundos de Dios (si con mayúsculas).
ResponderEliminarEl filósofo que quiere meterse –por segunda vez- en política, lo hace por el placer del “poder”. Tal vez en su docencia no pudo ejercer mando en plaza como su yo interno le pedía y viene aquí –seguramente apoyado por su hermano el periodista- a ver si al final de sus días consigue algo.
Y no le quepa la menor duda que éste hará lo mismo que el motero, cuando los vientos y las aguas de los lodazales se enturbien, entre su grupo harán un coro y se protegerán. A la vista está. Esperemos que este lunes nos vaya bien, a pesar de la política.
El antropólogo Marvin Harris en "Jefes, cabecillas y abusones" dice que "la vida del hombre transcurrió durante treinta mil años sin necesidad de reyes ni reinas, primeros ministros, presidentes, parlamentos, congresos, gabinetes, gobernadores, alguaciles, jueces, fiscales, secretarios de juzgado, coches patrulla, furgones celulares, cárceles ni penitenciarías ¿Cómo se las arreglaron nuestros antepasados sin todo esto?".
EliminarAl parecer, la vida era entonces mucho menos complicada que ahora y mucho menos multitudinaria. Ahora, dado que somos un montón los que no sentimos, ni por asomo, "el placer del poder", me parece a mí que es bueno que haya quien lo sienta (sobre todo, si aspira a que ese poder no sea dictatorial y se apoye en el consenso). La política es un arte noble, a pesar de los políticos. O por lo menos, hay que exigir que lo sea.
Me ha dejado usted boquiabierto, y agradecido, por semejante contestación a mi entrada anterior. Cuando dice usted que "la política" es un arte noble se refiere a su acepción conceptual, supongo, y no tengo por más que aceptar su afirmación. (Ya le afirmaba un día a nuestra común amiga Charo Borges que leerla a usted es un lujo. Saludos y hasta la próxima.
EliminarMuchísimas gracias, Antonio. Sí, me refería al sentido primitivo de la palabra política como el arte y actividad de gobernar la "polis", la ciudad. Desde Platón, se considera el más difícil de todos y solo propio para hombres inteligentes y buenos. Y ahí precisamente, en la elección de esos hombres, está el meollo de la cuestión. A nosotros nos toca y ojalá que acertemos.
EliminarUn saludo.
PD: Charo Borges es que me quiere mucho :-D
Buenas tardes Jane: comprendo al motorista, a mi me entusiasmaba ir en moto, y eso que me llevaban. La libertad que se siente; el aire; el poder adelantar en los atascos, pero aún así, no me gustaría que mis hijos fueran en moto. Sin embargo no entiendo la vuelta del Sr. Gabilondo.
ResponderEliminarUn saludo cariñoso.
Buenos días, Rosa María ¡Qué bueno haber podido sentir el entusiasmo de la moto! Son experiencias vitales y, como leí una vez, hay que elevarse con las alas del entusiasmo.
EliminarSin embargo, a mí me aterroriza, después de haber visto muchos accidentes mortales de moto. Algunos amigos de mi juventud murieron en accidentes de moto, nunca me he subido a una y siempre me negué a que mis hijos lo hicieran. Sebas, mi peluquero motero, me dice, en cambio, que él va segurísimo, como si estuviera sentado en el sillón de su casa, y que así se ha recorrido el mundo. Por eso, aunque no la comparto, me sigue pareciendo una pasión admirable.
la UTOPÏA, jefa, la UTOPÏA...
ResponderEliminarTienes razón, Hestia, Y hoy que me dio por las frasecitas, una de Diderot: " Se habla sin cesar contra las pasiones. Se las considera la fuente de todo mal humano, pero se olvida que también lo son de todo placer". Y hay placer en el recorrido hacia la Utopía. Es realmente lo que mueve al mundo.
EliminarPD: ¡Qué ganas tengo de verte!
Hola Jane. Sí, hay pasiones que son difíciles de entender. En el caso de Gabilondo, me imagino que será por que estará cansado de ver lo que ocurre (con tanta gaviota hipócrita) y habrá decidido dar un paso adelante. Lo que espero es que si "sale" y le presionan que se vaya, dando un "portazo moral" a los de siempre.
ResponderEliminarHay gente que tiene pasiones "raras" pero si son felices y no hacen daño a nadie, pues adelante.
Peor me parece (me dan pena) aquellas personas que no saben que hacer con su tiempo libre. En ese caso, las "pasiones" pueden no ser tan sanas. Un beso Jane. Juan.
Dímelo a mí, Juan, lo de las pasiones raras, yo que vivo con un palomero que se pasa los domingos mirando al cielo a ver si le llega una paloma mensajera desde Morro Jable o Cabo Ghir. Por lo menos, si uno se deja llevar por las pasiones, no se aburre jamás. Y como dices, no hace daño a nadie.
EliminarY necesitamos de políticos que se comprometan, que den pasos adelante y, sobre todo, con ética. Ojalá este lo sea.
Un beso, Juan.
Hay quien decide seguir su pasión a pesar de todo.
ResponderEliminarEn la película "El secreto de tus ojos", dicen: "Se puede cambiar de físico, de amores, de lugar, pero no de pasiones". Y, cuando las pasiones tienen sus raíces en la infancia, menos.
EliminarLo que pasa es que las madres siempre estamos de majaderas advirtiendo de la deriva de las pasiones, que si se pueden convertir en obsesiones, que nublan la razón, que hacen descuidar otros aspectos, y que si patatín y que si patatán. No hay que hacer mucho caso. Una vida sin pasión es como un gran desierto sin una cantina.
Yo llevo unos años montando en moto
ResponderEliminarDescubrí el placer de ir con el viento en la cara ya añoso. Y cuanto me da pena no haberlo descubierto antes !.
Desde que me jubilé he hecho varios viajes al Continente, con algún que otro desplazamiento cercano a los 700 kms en un día, pero no ha sido nunca la tónica.
Siempre he aprovechado para después de un traslado mas o menos largo, hacer base durante varios días y conocer el entorno del lugar donde me encontraba. Iglesias, monumentos, mercados, cementerios, amigos coincidentes y alimentación y bares.
Los viajes de 1700 kms cada día de un tiron y repitiéndolo solo son entendibles por la carencia de tiempo para hacer el traslado al objetivo y regresar a trabajar.
Seguro que Sebas si hubiera dispuesto de tiempo, el viaje lo habría hecho en 3 meses, gozando de la moto y los lugares.
Cosa que jamas hará el del partido político.
Tienes razón, Ignacio, hay pasiones y pasiones. Y entre hacer un placentero viaje (en moto, esa es la pega para mí; prefiero el coche), sin límite de tiempo, parándome en donde me apetezca, viendo paisajes desconocidos, conociendo gentes y gastronomía, y, por otro lado, meterme a trabajar en política, sin apenas tiempo para mi familia, teniendo que ir a viajes en donde lo único que conozcas del país sean los aeropuertos y que dar discursos que a lo mejor me preparan otros, siendo blanco de chistes, de envidias y de cotilleos, no hay color. Me recuerda el juego de "que pase misín" en donde nos daban a elegir dos cosas. Todos habríamos elegido la primera opción. No me explico por qué hay tantos políticos.
EliminarSigue disfrutando de tu moto y tus viajitos. La sal de la vida ¿no?
La verdad es que por un lado entiendo esos arranques pasionales y por otro, pregunto su por qué. No entendí en su día que se metiera en política y ahora menos todavía. Le escucho y no oigo a un político, y mira que he trabajado en muchas ocasiones para ellos. No sé si será cuestión de tiempo y exposición…
ResponderEliminarPor otro lado, la pasión lo revuelve todo. Olvidas seguridades, sentidos comunes, consejos… y las decisiones se tiñen de valentía en pro de algo que te da la felicidad. Y lo bueno de todo es que nos llamamos seres racionales…
El conflicto razón-pasión, Vir, es uno de los temas que más tratábamos en las clases de filosofía ¿Cómo el hombre que es tan racional y lúcido permite que las pasiones lo arrastren? Se las ve como excesivas e involuntarias y, muchas veces, por eso se les da un valor negativo ¡Fuera con ellas!, decían los estoicos. ¡No, son la guía de la vida!, decía Hume. Pero nosotros, los seres humanos de carne y hueso y mente y sentimientos, somos así de complicados y de contradictorios. Y nos pasamos la vida siguiendo y dominando impulsos.
EliminarHubo un libro de Stephan Zweig, "24 horas en la vida de una mujer", que me impresionó cuando lo leí de joven porque es la descripción de dos pasiones incontrolables. En esos casos, no estaría de más que la naturaleza racional diera un toque.
Pues sí, buena pregunta ¿por qué se mete ahora a político una persona como él? Y además en un momento en el que la palabra "político" ha llegado a cotas de desprestigio e inmundicias de récord. Bss
ResponderEliminarA lo mejor por eso, Mónica, porque en la política es raro el día en que no nos levantamos y vemos en las noticias que han detenido a un exministro, que han imputado a tropecientas personas de varios partidos por estafas, que a la ética se la ha dado por desaparecida en combate... puede haber una tendencia a buscar a los intelectuales: Ángel Gabilondo, o el poeta Luis García Montero por IU, o el escritor Fernando G. Delgado y Carmen Amoraga que también forman parte de las listas electorales por Valencia...
EliminarDespués de todo, Platón decía que no cesarán los males del género humano hasta que ocupen el poder los sabios puros y auténticos ¿Estarán los partidos políticos haciendo caso a Platón?
Preciosos los colores de la aurora boreal
ResponderEliminarDebe ser una preciosidad, Araceli, ver algo así llenando el cielo ¿Nos animamos y vamos a verla? Pero no en moto, por favor.
EliminarEntiendo que a Gabilondo lo convencieron primero y lo pusieron ahí después para crear una nueva ilusión, como cuando se produjo con la elección de Tierno Galván. Se trata de recuperar la credibilidad en la política con la participación de personas íntegras y Gabilondo lo es. Lo cierto es que si gana va a ser un venado rodeado de depredadores y si pierde volverá a su metafísica. Igual sale bien parado. Ojalá.
ResponderEliminarSí, imagino, Enrique, que algo de eso hay. Fernando Delgado (1 año mayor que yo, lo conocí de pequeño), que ahora es candidato del PSOE por Valencia, dice que "ha decidido dar el salto a la política por principio ético y para participar en "una época de cambio" que ve ilusionante y contra la que cree ingenuo resistirse". Y también la entrevista en "Tenerife ahora" sigue diciendo: "Con frecuencia vemos las cosas que pasan sin mojarnos", reconoce el escritor, quien cree que si uno tiene la posibilidad, "está obligado" a comprometerse, y reivindica que la política no es una profesión.Ve la corrupción como "lo más funesto que ha podido pasar", pues supone un "deterioro profundo de la democracia y de la dignidad", y señala que. "por muchas leyes y transparencia que haya, si no hay voluntad de ser decente, siempre encontraremos corruptos".
EliminarPor lo menos, se está reivindicando la decencia, una delas virtudes más olvidadas en la política. Como dices, ojalá salga algo bueno de todo esto y llegue el día en que podamos creer a los políticos y sus promesas.
Como siempre, genial. Cuando oí lo de Gabilondo y lo de Luis García Montero pensé ¡¡¡qué necesidad!!! Con el gusto que da oírlos hablar de filosofía, de literatura, de poesía...
ResponderEliminarMuchas gracias, Úrsula.
EliminarCuando le dije a mi hija que por qué elegía medicina (y no literatura) con la sensibilidad que ella tenía, me dijo que a lo mejor en la medicina hacía falta que hubiera personas sensibles. A lo mejor esto es igual. Tal vez en la política hacen falta los filósofos, los poetas, los escritores... que puedan ver las cosas con otras perspectivas más humanas.
Un abrazo.
Cuánto mimetismo contigo, compañera. Yo tampoco pondría mis escurridas posaderas durante esos interminables trayectos por mucha pasión que sintiera por mi guapo motero, jajaja. solo pensarlo, me agota...
ResponderEliminarEn cuanto a la política, admiro como tú, a la gente seria que sigue dando la cara por el bien de los demás y persiguen ideas buenas para mejorar nuestra sociedad, mientras pierden buena parte de la vida familiar que tanto anhelan. Me viene a la mente, nuestro querido Marcos Brito q.e.p.d. político entregado donde los haya que en una ocasión (contó su hija en mi casa) olvidó su cumpleaños... mientras buscaba trabajo para un padre de familia que se quedaba sin sustento... A nuestra edad emociones las justas, aunque créeme que me gustaría ser de otra forma para decir lo contrario.
Muchas veces, cuando hablamos de los políticos, nos fijamos solo en los chorizos y en los que buscan cargos para medrar y enriquecerse. Y nos olvidamos de que hay un montón de gente honrada, idealista y decente que deciden dedicarse también al bien común. Yo tengo amigos en partidos políticos, que han tenido cargos importantes y lo han hecho correctamente.
EliminarA Marcos Brito lo conocí bien porque fue compañero mío en el Instituto Andrés Bello. No sé cómo fue su trayectoria política porque le perdí de vista cuando dejó la enseñanza, pero era muy buena persona y muy buen compañero. Sentí su muerte, tan temprana.
Un abrazo y gracias por tu comentario, Candelaria.
Un amigo me dijo hace años que quería entrar en política, para "hacer algo", porque está muy bien quejarse de todo lo que está mal, pero estaría mejor poder cambiar las cosas.
ResponderEliminarBien, el razonamiento es impecable, pero yo me lo imaginé engullido en la vorágine de la política profesional, y pensé que poco iba a hacer en aquellas procelosas aguas una buena persona y honrada.
Así es, lo siento, pero me cuesta imaginarme a alguien completamente honrado y medianamente sensible, que no acabe destruído como ser humano, una vez se mete en semejante maquinaria.
fdo. La optimista de la política.
Ay, Loque, si no hubiera personas así de idealistas como tu amigo, de esas que anteponen el bien común al propio, el mundo marcharía todavía peor.
EliminarHe tenido también amigos así, que han sido consejeros o directores generales y se han desenvuelto muy bien. Han trabajado lo mejor que han sabido y podido, y una vez acabado el plazo que se habían propuesto, han vuelto a su trabajo normal y a su casa, sin enriquecerse y sin traumas de ningún tipo. Es verdad que uno de ellos, mi amigo Daniel, luchó inútilmente para que lo que era la Ciudad Juvenil de Santa Cruz quedara convertido en espacio para el deporte y la cultura para los chicos (era un solar inmenso en el centro de la ciudad, muy apetecible para la especulación). Cuando vio que no podía hacer nada, dimitió.
Yo abogaría por que los mandatos fueran cortos, que nadie se aferrara al poder y al sillón oficial, y por que hubiera más costumbre de dimitir (que aquí no dimite nadie, así los maten). Necesitaríamos gente idealista y más cárcel para los corruptos, que son el cáncer de todo el engranaje. Necesitaríamos... Bueno, un montón de limpieza general.
Pero así y todo, tú sabes que yo soy optimista de verdad.
¡Hola Jane!
ResponderEliminarTú sabes que siempre te leo, aunque hace tiempo que no escribo. es que las jubiladas, ya se sabe, estamos taaan acupadas.
Bueno es que me hace gracia y me encanta, lo distintas que somos las personas.
Resulta que yo, que soy mayor que tú, no sólo comprendo esas dos pasiones, sino que las comparto. A ver, no es que ahora mismo me haga ilusión ir en moto al Polo Norte, pero seguro que me habría encantado en su momento, y en cuanto a lo de Gabilondo, eso sí. A mi siempre me habría gustado ser europarlamentaria, y aún ahora, de verdad. Me apasiona la idea de una Europa unida, y me llenaría de satisfacción poder colaborar con ello.
Pues eso ¡viva la diferencia! y ¡viva tu blog!
Como contamos hace poco, Arista, "hay gente pa tó", como dijo el torero de Ortega. A mí me dicen ahora lo de presentarme a europarlamentaria y, por más que me entusiasme la idea de una Europa unida, se lo dejo a otros. Y como esa, hay otro montón de pasiones que no comparte, empezando por la de mi marido por las palomas.
EliminarPero es bueno que a unos entusiasme una cosa y a otros, otra. Si algo tiene de hermoso este mundo es su infinita variedad. Y, como no hay nada cerrado, te animo a hacer realidad estas pasiones. Nunca es tarde, creo.
Un abrazo y gracias por tus vivas.
A estas alturas de los comentarios, Jane, como ya te dije en otra de tus entradas, poco margen para decir algo nuevo, tengo... Por eso, he llegado a la conclusión de que lo importante es tener pasiones y compartirlas, para ver si contagiamos a los demás y, así, logramos muchos apasionados por todo lo que redunde en la mejoría colectiva e individual.
ResponderEliminarPor eso, también entiendo perfectamente a tu peluquero y a tu colega de especialidad. El primero, con su entusiasmo por trasladarse, melena al viento y sobre dos ruedas, al otro lado del mundo, para ver auroras boreales, seguro que ha contagiado, a más de uno, a que disfrute de lo mismo y con el mismo sistema de desplazamiento. El segundo, en su afán de luchar por un mundo más justo, sano y digno, a pesar de su edad y su privilegiado retiro de lo laboral, seguro que nada de eso pudo tanto como ese deseo de seguir peleando por aquello en lo que cree.
Los admiro a los dos y me planteo la duda de qué hubiera hecho yo, si tuviera esas mismas pasiones: la del disfrute de viajar, por todo el mundo, en una confortable y segura moto, o la de dedicarme a mejorar o, por lo menos, a intentarlo, el mundo en el que vivo y me rodea. Sabiendo cómo soy, estoy segura de que hubiera actuado como ellos. ¿Será esa la razón de que los entienda...?
Vuelvo a mi ausencia de originalidad y te digo que, ésta, también me ha encantado. Qué bien lo sabes hacer, amiga del alma, amiga...
En el fondo, Cehachebé, aunque no sean "mis" pasiones, yo también las entiendo y, como digo, las considero admirables. No se puede vivir, lo que se dice vivir, sin pasiones. Bertrand Russell, en el Prólogo a su Autobiografía habla de las suyas: "Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amar, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad". Esas pasiones lo llevaron, siendo nonagenario, incluso a la cárcel. Y a pesar de las penurias termina diciendo "Esta ha sido mi vida. La he hallado digna de vivirse, y con gusto volvería a vivirla si se me ofreciese la oportunidad".
EliminarSon las pasiones (y tú también tienes y has tenido muchas) las que dan sentido a la vida. Afortunados son quienes las tienen.
Un abrazo grande.
Muchas gracias, me ha encantado, fiel al recuerdo, PASION, sin mas, Gracias, Un cordial y afectuoso saludo. Sebas
ResponderEliminar¡Qué bien que te haya gustado! Quien tiene una pasión y la puede practicar, es una persona afortunada porque su vida siempre tendrá un sentido. Disfrútala.
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