lunes, 3 de agosto de 2020

Dafne en mi jardín




El árbol que ven en la foto primero fue un almendro y después, tras un injerto, un icaco. Con el tiempo probamos sus frutos (no muchos, la verdad), dulces con un punto ácido, a medias entre ciruela y albaricoque. Pero de repente, de la noche a la mañana, dejó de dar frutos y sus hojas cayeron y sus ramas se alzaron secas, como brazos descarnados. Entonces mi marido habló de cortarlo, pero yo no quise porque me  recordaba la efigie de una mujer ¿No se les parece? Le veo el muslo y la pierna cruzadas por delante, la curva suave de la cadera, la cabeza apenas intuida y agachada, y esos dos brazos hacia arriba, gráciles, como sosteniendo esas ramas que ¡oh, milagro!, después de dos años han empezado a reverdecer, como si alguien les hubiera llamado la atención. Tuvo, en este verano raro, hasta unas cuantas florecitas blancas y minúsculas que, aunque desaparecieron pronto, le dieron un aire primaveral y coqueto.

Cuando le enseñé mi árbol-mujer a mi amiga Conchi -que a veces es tan loca como yo para las interpretaciones- me dijo enseguida: "¡Oh, es Dafne!". De entrada me dejó descolocada porque a la única Dafne que recordé en ese momento fue a Jack Lemmon en "Con faldas y a lo loco" que, cuando Tony Curtis y él deciden vestirse de mujer y llamarse Josephine y Geraldine, Jack Lemmon se cambia rápidamente el nombre por el de Dafne. "Nunca me gustó Geraldine", dice con cara de fos.

Pero luego caí y Conchi y yo recordamos juntas el mito de la ninfa Dafne que volvió loco de amor a Apolo ¿Se acuerdan? A Apolo, además de ser apolíneo que era lo suyo, le bailaba el ojo, sobre todo ante una belleza como Dafne. Pero ella era más de irse a cazar por las montañas y desdeñaba a los pretendientes, aunque fueran más guapos que un San Luis y tuvieran el porvenir asegurado de un dios. Pero el otro dale que te pego detrás de ella hasta que Dafne, harta, pidió ayuda a su padre, un dios-río, y cuando Apolo casi estaba a punto de abrazarla, ella se fue convirtiendo en un precioso laurel: los pies se enraizaron, el cuerpo se transformó en un tronco, los brazos en ramas y el cabello en perfumadas hojas. Apolo -la lapa humana lo llamaría yo-, a pesar del chasco, siguió amándola y la proclamó como "su" árbol.

Claro que esta Dafne de mi jardín no da laureles con los que coronar las cabezas de los héroes griegos. Bueno, de hecho no da nada. A lo mejor algún día si se tercia, si está de buen año, si le da el capricho... este árbol-Dafne, digo, tal vez se digne producir aunque sea un puñado de icacos para comerlos directamente del árbol o para hacer mermeladas del color del verano para los días de invierno.

A mí me gusta porque me encanta la mitología y esto de tener una Dafne en el jardín viste mucho. Pero a veces, mirándola, me entra la vena realista y me digo que tanto mito, tanto mito y realmente lo que queremos son icacos. ¿Se le habrá pasado el arroz? ¿O será que, en vez de una Dafne pródiga y generosa, se me ha convertido en una Geraldine, sin faldas y medio loca?


Otra foto de Dafne, donde se aprecian más "la pierna cruzada" y las "manos"



Apolo y Dafne de Bernini

27 comentarios:

  1. Jajajaja, muy bueno Isa; como a ti, me encanta la mitología, y la verdad es que el arbolito es coqueto, y como buen o buena
    coqueta, es duro-a de roer...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí me gusta mucho. De hecho di durante un año clase de Mitología a un grupo de alumnos de COU y me encantó hacerlo. La historia de Dafne y Apolo es la historia de una venganza, la de Eros contra Apolo porque este se burló de él (los dioses eran muy quisquillosos). Eros, el dios del amor, decidió clavarle una flecha de oro a Apolo y otra de plomo a Dafne que pasaba por allí. La primera hacía que te enamoraras hasta los tuétanos, la segunda que aborrecieras al pretendiente. Es la historia de los amores imposibles, de un acoso, de lo que te pasa por burlarte de alguien... ¡Y mira que hubieran podido ser felices! A los dos les encantaba cazar, eran jóvenes, guapos y con dinero ¿Qué más quieres, Baldomero?

      Eliminar
  2. ¡Me encanta Dafne, no lo cortessssssssss!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Ni loca! Fíjate que hasta le vi un aire a lo Venus de Milo y todo. Claro que con brazos como un camionero y no como la otra. Pero no, definitivamente es una Dafne un poco vaga, eso sí. A ver si se anima y espabila y comemos icacos. Si no, siempre podemos hacer coronas con las hojas...

      Eliminar
  3. Charo Borges Velázquez3 de agosto de 2020, 15:16

    Precioso título, para el post de hoy, y precioso y sugerente árbol...
    A disfrutar con su lectura y, también, con la imagen de su almendro-icaco-ciruelo-albaricoquero.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un árbol bonito (y este más, que es una Dafne). Procede de la cuenca del Caribe (Cuba, Florida, las Bahamas), así que trae a mi jardín un aire tropical muy reconfortante, sobre todo cuando está lleno de hojas y frutos. A ver si lo vuelvo a ver así alguna vez. Por lo pronto este año, tal vez para compensar los desastres, se despertó de su letargo. Algo es algo.

      Eliminar
  4. Soledad Villalobos3 de agosto de 2020, 15:17

    Qué relato tan divertido, Isabel. Feliz verano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Sole. Empezando agosto, que es un mes para estar al aire libre, nada mejor, pensé, que escribir de un árbol que, como decía Juana de Ibarbourou, son amigos "del agua, del sol y la brisa, del cielo y del musgo...". y este en particular de mitos y leyendas antiguas.
      Feliz verano y un abrazo.

      Eliminar
  5. ¡¡¡Tal cual!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Verdad que se parece a una mujer un poco coqueta y frívola? Esos brazos en alto y esa pose parecen a punto de arrancarse por sevillanas :-D

      Eliminar
  6. Me ha encantado. No se te ocurra cortarlo.es verdad que parece una escultura de mujer, si además te da flores, y quizá, fruta, disfrútalo. No quiere morir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es verdad, Ani. Si durante dos años no dejé que tocaran lo que parecía un árbol seco, ahora que ha retoñado, menos. Y aunque nunca llegue a dar fruta, qué demonios, tampoco es que me vuelvan loca los icacos :-D. Me basta con que llene de belleza un rincón de mi jardín.

      Eliminar
  7. La Cándidaeréndira3 de agosto de 2020, 22:38

    El nombre de "laurel" Daphne, en griego es mucho más bonito.
    Delfos y el Parnaso es un lugar mágico. Territorio de Apolo (Febo) y sus musas y la Pitia o Pitonisa que tomó su nombre de la serpiente Pitón que reptaba por aquella fronda espesa y húmeda de la Fuente Castalia. A la Pitia iban a consultar los gobernantes de las distintas Polis, antes de tomar alguna decisión importante... (luego había que interpretar lo que decía porque siempre que hacía pro mancia estaba "colocada" (eso cuentan).
    Pero la importancia de Apolo y Delfos fue tan grande que allí se celebraban uno de los cuatro grandes juegos panhelénicos:
    Los Píticos, en honor a la Pitia, y los vencedores eran premiados con coronas de Laurel, de su amada Ninfa Daphne.
    Los vencedores de los juegos de Olimpia eran premiados con coronas de ramas de olivo, los de Corinto o Ítsmicos con coronas de pino y los de Nemea con coronas de Apio...(y yo usándolo sólo para el caldo o la ensalada Waldorf...)
    Los romanos tan enamorados de "Lo Griego", fueron los que sublimaron el Laurel como símbolo de Victoria y Poder y hasta aquí han llegado las sencillas hojas de Daphne que lo mismo te sirve para una carnita con papas, como para coronar a un emperador.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estuve hace poco allí, en el Parnaso, en la Fuente Castalia, en el sitio donde la Pitia manifestaba y predicaba sus oráculos. Para mí ha sido uno de las experiencias que nunca pensé tener, una maravilla.
      Gracias, C.E., por todo lo que nos enseñas. No sabía la diferencia de hojas de las distintas coronas (yo el apio lo uso para la "caponata de melanzane", el recuerdo que traje de Sicilia, y el laurel para casi todo).
      Mil gracias.

      Eliminar
  8. Pues tiene tu relato una moraleja, porque además de muy entretenido es cierto que es asombrosamente femenino.
    "A veces, sólo hay que esperar a que suceda la magia "
    Yo hubiera hecho igual, aguardar con ilusión a que la tierra me premie con su frágil belleza.
    Claro con mi característica pachorra no tengo ningún mérito, jajajaja.
    Larga vida Dafne, no importa que no nos regales tus frutos, porque sólo contemplarte es un deleite.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Voy a añadir otra foto al final en que se nota más la "pierna cruzada".
      Una de las estatuas más bonitas de Apolo y Dafne es la de Bernini. También intentaré añadirla.
      Contemplar algo bello da sentido a la vida.
      Gracias, Cande.

      Eliminar
  9. Mari Carmen González Zamorano3 de agosto de 2020, 22:41

    Es verdad que parece la silueta de una mujer, no lo cortes, es muy original. Mañana lo veremos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, mañana lo verás. Es verdad que es original. Al lado tiene dos árboles grandes, un falso pimentero y el drago. Los dos tienen casi dos pisos de altura y sin embargo, este, tan sencillito, femenino y pequeño, llama la atención.

      Eliminar
  10. Hola, Jane:
    Después de leer tu texto, claramente es Dafne, aunque de primeras me recordó a la victoria alada de Samotracia. Ojalá que no lo cortéis, es precioso.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo de la Victoria de Samotracia es demasié :-D
      No te preocupes, por encima de mi cadáver. Si estuvo 2 años seco y sigue vivo, más ahora que tiene hojitas verdes.
      Otro abrazo para ti.

      Eliminar
  11. Isa, digo Jane ¡Cosa más exacta tu árbol a Dafne! Una joya. Como si fuera real, y fue a parar justo en tu jardín. Nadie habría reparado en ello como lo has hecho tú, ni le habría sacado tanto partido. Te aplaudo. Sigue disfrutándolo, y gracias por compartirlo.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Arista. Ahora todo el que viene tiene que ver con Dafne. Hasta mi nieta Julia, a la que le conté la historia (y me dijo "Yo sé quién es Apolo"), ayer mismo la saludó como si fuera de la familia: "¡Hola, Dafne!"

      Eliminar
  12. Yo no conocía la palabra ni la fruta icaco, sólo bicaco ¿es lo mismo?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Debe ser el mismo fruto, solo que "bicaco" es un canarismo.
      En la Wikipedia pone que el icaco es "Chrisobalanus icaco". Y en el Diccionario de Canarismos, en donde busqué "bicaco", pone que es el fruto del bicaquero, "árbol de la familia de las crisobalanáceas". O sea, que si no es el mismo, son hermanos.

      Eliminar
  13. Con relación al Icaco,que ayer visitamos,si hubiese leído el blog primero lo hubiese mirado con otros ojos.
    Ayer un tronco seco y hoy después de leer su historia, una obra de arte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cualquier objeto puede ser susceptible de convertirse en una obra de arte, si lo miramos con otros ojos. En la mirada está la belleza.

      Eliminar
    2. Está en la Galería Borghese en Roma. Recomiendo la visita aunque sea una vez en la vida.

      Eliminar

google-site-verification: google27490d9e5d7a33cd.html