lunes, 31 de mayo de 2021

Alegadoras


Si había un libro que nos encantaba a los de mi generación cuando éramos jóvenes, fue los "20 Poemas de amor y una canción desesperada" de Pablo Neruda. Yo me compré la décima edición de Losada en 1967 y hasta me sabía algunos poemas de memoria, como el poema 10, mi preferido: Hemos perdido aun este crepúsculo... Teníamos el romántico subido (y yo al novio lejos).

Pero mira por dónde leí hace poco un artículo del poeta Martín López-Vega donde reniega de esos 20 poemas (y de la canción desesperada, también), porque hablan, dice, de una mujer caducada en la que nadie se reconocería hoy. Y nombra el poema 15, aquel que empieza: Me gustas cuando callas porque estás como ausente..., o el 8, en el que el estribillo repite: Ah, silenciosa!, "lo que traducido al román paladino es : Calladita estás más guapa.". 

¿Eramos, somos, así las mujeres? Rotundamente, no, ni antes ni ahora. Sintiéndolo por Don Pablo y su ideal de mujer, nosotras hablamos y mucho. Somos, como decía mi abuela, unas alegadoras (alegar es un canarismo que en su 1ª acepción significa conversar, hablar por mero pasatiempo). Hasta un chiste sobre esto me mandaron esta semana: - Mira, Puri, aquí pone que las mujeres habláis el doble que los hombres. -Claro, como que tenemos que repetiros todo dos veces. - ¿Cómo has dicho?.

Hace unos días me reuní con mis amigas y no paramos. Mi marido, que pasó por allí, dice que no se explica cómo nos entendemos hablando todas a la vez. Exagera un poco, pero es verdad que nos entendemos. Allí salieron recetas de cocina, recomendaciones de libros, de películas y de programas de televisión, comentarios sobre hechos familiares, locales, nacionales e internacionales... Un repaso total.

Pero sobre todo allí se contaron historias. Como la de la niña interna en el colegio que había venido de Venezuela en un barco en 1ª y, a la hora de volver sola a Caracas, su madre mandó el dinero para un pasaje igual y las monjas le compraron en 3ª. Cuando se vio, venga a bajar escaleras, en un camarote con 8 literas y sin ventana por la que se viera el mar, se negó terminantemente a quedarse y armó una protesta tan contundente que la "ascendieron" de nivel. O aquella historia de la que la dejó el novio en marzo y en junio se casó con el cura del pueblo que luego se dedicó a la política y llegó a alcalde y se metió en follones y acabó en la cárcel (después de separarse de ella). O la de aquel al que atracaron y terminó haciéndose amigo del atracador y ofreciéndose mutuamente la cartera ("Quédatela tú", "No, no, tú..."). ¿Quién quiere seriales de televisión cuando en la vida real hay todos esos relatos tan entretenidos que las mujeres nos contamos cuando nos reunimos?

Y eso es aquí y en todo el mundo. En abril leí un libro de la escritora iraní Marjane Satrápi titulado "Bordados". Bordados en su lengua significa también cotilleos y de lo que habla es de lo que su abuela, su madre y sus amigas cuentan cuando se quedan solas sin los hombres: Mientras los hombres duermen la siesta, las mujeres airean el corazón. Es un libro divertido y cómplice en el que todas nos reconocemos.

Así que decididamente, a pesar del amor juvenil que le tuve, no somos, ni por asomo, las musas mudas de Pablo Neruda. Nosotras, puestas a elegir, me he dado cuenta de que somos más de Blas de Otero. Parafraseándolo, ahora y siempre diríamos con él el ¡Pido la voz (también la paz) y la palabra!. Y que nadie nos las quite nunca.


22 comentarios:

  1. En una reunión con unas amigas, el marido de una de ellas no entendía como, que después de ir al baño y volver, ya estábamos hablando de otra cosa. El comentaba... nosotros empezamos a hablar de futbol y así podemos estar toda la tarde.
    Decía lo mismo que Toni: Todas hablan a la vez de cosas distintas y se entienden. ¡Ahora cuando nos reunimos sale corriendo!

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    1. Y no te digo si empiezan a hablar del cuartel...
      Nosotras somos más creativas, politemáticas y divertidas.
      Y es mejor que los maridos no estén, como decían las mujeres iraníes de Marjane Satrapi, porque un tema suele ser a veces, "ellos".
      un beso. Mandi.

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  2. Mi duquesa, yo también pertenezco a la cofradía de las mujeres a las que nos gusta alegar! De hecho cuando hablo con las amigas nos despedimos diciendo que tenemos que vernos para "alegar un rato". A ver si pronto podemos cumplir con ese deseo. Un abrazo

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    1. ¡Si vieras las ganas que tengo de que podamos permitirnos salir sin límite de personas y estar un buen ratote poniéndonos al día...! Cuando eso llegue, se nos va a secar el gaznate :-D Y ¡qué bueno es pertenecer a esa cofradía!
      En espera de ello, un abrazo grande, mi realeza.

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  3. La verdad es que cuando nos reunimos para hablar de nuestras cosas,es como si te hubiesen inyectado una dosis de adrenalina que te pone eufórica,y te recarga las pilas durante unos días.
    A mi me reconforta muchísimo y me dá Alegría,Satisfacción y Paz.
    Hay amigas que te aportan todo eso,pero otras,deseas no encontrarlas, porque monopolizan la velada de tal manera ,que no te dejan participar en la conversación.
    Sigamos reuniendonos y comentando todo lo que se nos ocurra,sin ofendera nadie!!.
    Mbstos

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    1. Cada vez que me reúno con mis amigas, todas decimos eso mismo: nos recarga las pilas. La verdad es que a mí me gustan las amigas (y amigos) que hablan mucho y me cuentan historias. Me gusta escuchar. Y que me escuchen, claro. De monopolizar la conversación, nada. Hay un dicho que dice que "una buena conversación debe agotar el tema, no a los interlocutores".
      Besos.

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  4. Charo Borges Velázquez31 de mayo de 2021, 18:27

    De una alegadora (yo), a otra alegadora (tú, Jane), es tanto lo que tenemos que contar que hay quien, incluso, lo traslada a un blog delicioso que propicia que sigamos alegando, incluso, por escrito...
    Digamos que hablo, Jane, del tuyo, por lo que te agradezco que compartas con todos nosotros tus hermosos y evocadores alegatos.
    Por favor, no dejes de hacerlo...

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    1. Y que no dejemos, mi amiga, de alegar, como lo venimos haciendo desde hace 60 y pico años. Lo curioso es que siempre, en esta vida tan variada y rica, hay temas nuevos para conversar y enriquecernos mutuamente.
      No pienso dejar de hacerlo, Chari. Tú y yo no nos callamos ni debajo del agua. :-D

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  5. ¡Qué sería del mundo sin todo lo que las mujeres alegamos! En lo que aireamos el corazón, como dice tu escritora, aprovechamos para ponernos al día de mil cosas, algunas muy prácticas y otras simplemente muy agradables de compartir: noticias familiares, libros, películas, anécdotas, recetas. Así escuchamos visiones de las cosas diferentes a las nuestras, que nos enriquecen...

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    1. No hay nada, Alicia, como una buena conversación de amigas en torno a una mesa. No hace ni falta preparación previa, siempre sale bien. Y eso no lo suple ni los wasaps, ni las redes, ni los blogs, ni los teléfonos, ni nada. Reunirse para contarse cosas es el mejor invento y, además, es gratis.
      Un abrazo, Alicia.

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  6. Bueno! Mi madre - cómo buena chilena- nos decía de niños a mi hermano y a mi para que ya nos estuviéramos callados y de paso quietos "... me gustan cuándo callan porque están cómo ausentes..."
    Por cierto❗ Me encanta tu reflexión.
    Pablo Neruda tuvo tres casas ... dicen que una por cada esposa !!! Jajajajaja

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    1. Nosotros también lo decíamos cuando en los claustros de profesores a alguno le daba por eternizarse hablando de algo que no interesaba a nadie o que se podía decir en 3 minutos. :-D
      Yo tengo un libro precioso de Pablo Neruda sobre la casa de Isla Negra titulado "Una casa en la arena" con textos de él y maravillosas fotografías de Sergio Larrain. Recuerdo que lo compré en una Feria del Libro y me gustó tanto que volví y compré 4 más para regalárselos a mis compañeros de Departamento.
      Si las otras dos fueron tan bonitas y llenas de recuerdo como esta, Pablo Neruda fue muy afortunado.

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    2. Yo he podido visitar La Sebastiana que está en mi ciudad natal, Valparaíso y ahora es casa museo. Realmente fue muy interesante.

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    3. Qué suerte, Susana. debe ser preciosa. He visto fotos de ella y, como es natural, desde ella se ve el mar. Neruda tiene un poema dedicado a la casa (seguro que lo conoces) donde dice:
      "La casa crece y habla,
      se sostiene en sus pies,
      tiene ropa colgada en un andamio,
      y como por el mar la primavera
      nadando como náyade marina
      besa la arena de Valparaíso,"

      Y la otra es la Chascona de Santiago.

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  7. En Chile alegar es copuchar.

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    1. Lo busqué, Milo, y en María Moliner pone cotillear, chismorrear. Y en la RAE, propalar noticias alarmantes, exagerando los hechos. En el Diccionario de canarismos, la 2ª acepción de "alegar" es conversar en perjuicio de un ausente, censurando sus acciones ("Lo que no me gusta de él es que alega de todo el mundo").
      Vamos a quedarnos con la 1ª (conversar hablar sin objeto determinado y por mero pasatiempo) para expresar el sentido en que somos alegadoras.

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  8. Como diría Rosa Benito. "Este es mi momento."jajaja.
    Pues yo me busqué un novio calladito por eso mismo, para que me interrumpiera poco.
    Gracias a Dios no somos ni hemos sido, esas mujeres sometidas y mudas. Obedientes si,elegantes también pero nunca sumisas. Yo hablo por mí, que he tenido la suerte de una madre transgresora, que me enseñó a ser independiente y no callar mi opinión. Ella lo aprendió tarde, pero supo utilizarlo a tiempo.
    Las mujeres tenemos voz propia y nombre propio y sólo estaremos calladas cuando así lo deseemos. Mis disculpas a Pablo Neruda pero yo seguiré gastando saliva. Adoro hablar.

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    1. Jajaja, me recordaste a mi madre, a la que también le gustaba hablar con las amigas y con la familia, y a mi padre que no decía ni mu. Ella me decía: "Tu padre habla tan poco que, cuando me lo encuentro en el pasillo, le digo "ora pro nobis" para que me conteste "misere nobis". Mi madre también supo usar la palabra.

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  9. Esperanza Gonzanava3 de junio de 2021, 15:19

    Isa, hoy le he mandado un audio a una amiga, y después de contarle todo lo que le tenía que contar, le he dicho lo mucho que hablo, y que siempre tengo cosas que decir. Siempre has sido así, Esperanza, desde chica, me ha contestado. Jajaja. A veces me pregunto cómo puede ser mi marido tan callado. ¿Será que no lo dejo hablar?

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    1. Pues a lo mejor. Pero siempre es mejor tener muchas cosas que decir que estar callado como una tumba por tener la mente en blanco. Nosotras nunca nos hemos aburrido ¿verdad? Y seguro que Mane tampoco.
      Un beso, Esperanza.

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  10. Isa, será por eso que nunca me aburro?. Los hiperactivos no pueden aburrirse,no paran. Jajaja
    .

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    1. No te aburres porque sabes sacarle jugo a la vida y te interesas por todo. Aunque también un poco de aburrimiento de vez en cuando tampoco viene mal. :-D

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