lunes, 2 de agosto de 2021

La sal de la vida



Cuando yo era chica, me acuerdo de leer un cuento, creo que era de los Hermanos Grimm, en el que un rey que tenía tres hijas (siempre tienen tres hijas o tres hijos en los cuentos) les pedía que lo definieran (mejor, que lo adularan). Las dos mayores lo compararon con el sol o con el oro, pero la más pequeña, más original, lo comparó con la sal. Al rey la comparación le sentó como un tiro y desterró a su hija con un saco de sal atado a la espalda. Es curioso que me acuerde de este cuento, pero no de cómo terminaba, aunque puedo imaginar hasta 10 finales distintos (en los que el rey, ese padre tan cruel y ególatra, recibe su merecido). Pero sé que lo que el cuento quería destacar era la importancia de la sal en nuestra vida.

Y de eso estuve leyendo en un libro ("El Jardín de la sal" de Cipriano Marín y Alberto Luengo) que mi amiga Lali, siempre tan curiosa con las cosas de la naturaleza, me prestó hace poco. Hay partes más técnicas de las que no me enteré mucho,  pero los primeros capítulos cuentan una historia antigua que explica mejor la respuesta de la hija del rey: la sal fue desde siempre sinónimo de riqueza y poder, un producto codiciado por reinos e imperios y sobre el que se imponían grandes tributos. La sal abrió tantas rutas en el mundo antiguo como lo hicieron la seda y el estaño, caminos que atravesaron continentes enteros y comunicaron distintas culturas. Su rastro se descubre en los nombres de algunas ciudades y lugares: Salinas, Salzburgo, Hallstaff... son pruebas de la aventura que pueblos antiguos iniciaron en busca de yacimientos de sal. De la palabra sal viene nuestro salario, en recuerdo del pago que se le hacía a los soldados romanos.

Y el caso es que la sal está ahí tirada en el suelo (de ahí el desprecio del ignorante rey del cuento). Cuando mi hermana, que tiene casa en La Graciosa, viene de allí, siempre le digo que me traiga una bolsita de sal. Los de la isla la suelen recoger desde siempre en los charcos junto a El Jameíto, al pie de Montaña Bermeja. Allí está limpia, blanca y resplandeciente bajo el sol, el regalo divino de los antiguos, el quinto elemento para los alquimistas. Y para los gracioseros y para nosotros, el fundamento de nuestra alimentación ¿Qué sería de las jareas, de las sardinas, de las papas arrugadas sin ella? ¿Qué hubiera sido de nuestros ancestros en aquellos tiempos sin nevera si no hubieran echado mano de ese conservante universal?

Por eso tal vez se llama salero o sal a lo que da sentido y aliciente a la vida. Mi padre recitaba una poesía de Antonio Cavestany sobre el Parque de María Luisa en Sevilla en el que nombraba al Guadalquivir como el río de la gracia y el salero, / que en eso da lecciones hasta al mar / porque el mar es más grande, / tiene más agua... / Pero menos sal.

Igual que los alimentos no saben a nada sin ese fisco de sal que el mar nos regala, la vida también sería más sosa sin el salero, la gracia, el humor, la chispa. Si repasamos un día cualquiera, hoy domingo, por ejemplo, en que escribo, encontramos noticias malas (guerras, dictaduras, crispación, dudas con la 5ª ola....), pero también hay buenas: la recuperación económica, la buena marcha de la vacunación o la alegría de los atletas olímpicos que llegan más rápido, más alto, más fuerte. Y en el plano personal, la mermelada de duraznos que hice esta mañana, la comida con mi hija y mis nietos o el primer bubango cultivado por mi sobrino Carlos (Ha nacido sano y con 5,7 kg., nos dijo). Son las chispas, el fisco  de sal que hace sabrosa la vida. Sí, la sal (real o metafórica) es un tesoro y la hija del rey no andaba nada desencaminada.

24 comentarios:

  1. Carmen María Duque Hernández2 de agosto de 2021, 9:15

    Buenos días y muchas gracias, mi niña querida, salud y besitos para todos

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    1. Buenos días a ti, Carmelita, y buen mes ahora que empieza agosto. Que esté lleno de hermosos momentos de sol y de sal.
      Besos.

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  2. Una delas luchas de Ghandi por su país fue conseguir que la sal les perteneciera. ( En el cine también se aprende), jeje

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    1. Se aprende y mucho, Elvira.
      Es interesantísima la historia de la sal, que es la historia de las grandes civilizaciones. Convertida en moneda fue fuente de riqueza y se nos cuenta que en Teghaza, la mítica "ciudad de la sal", hasta la mezquita estaba construida con bloques de sal. Y en las minas de Wieliczka, las mesas, sillas, crucifijos de algunas de las estancias estaban hechas de sal, imagínate.
      También en la Revolución Francesa una de las primeras cosas que hizo la Asamblea fue abolir el impuesto sobre la sal. Es uno de los impuestos más antiguos. Bien por Ghandi.

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    2. ¡A nosotros nos parece increíble, Isa! Pero si, la sal era el oro. Más que el oro. Gracias por tu sabiduría amiga.

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    3. En honor a la verdad, Elvira, la sabiduría es la de estos dos autores, Cipriano Marín y Alberto Luengo, muy enterados en cuestiones medioambientales y conocedores del litoral canario como pocos. El libro "El Jardín de la sal " me gustó y me enseñó, cosa que es muy de agradecer.
      La sal era el oro y ahora en Mercadona a 0,99 euros. No somos nadie :-D

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  3. Charo Borges Velázquez2 de agosto de 2021, 16:19

    Esa expresión de "qué salerosa" es una persona o la del título de tu post de hoy, Jane, siempre me han parecido lo mejor que puede decirse de una persona o cosa, porque indican alegría, simpatía, buen rollo... y todo eso contribuye a una vida mejor entre los humanos. Así que ¡viva la sal! en pequeñas dosis en los alimentos (por aquello de la tensión arterial), y a dosis enormes, en los momentos de nuestras vidas en que la necesitemos.

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    1. Sí, Chari, la sal es a veces maldita, no hay más que ver lo mala que es para una herida o para la tensión. Y que se lo digan a la mujer de Lot, que quedó convertida en estatua de sal por cotilla.
      Pero también, como dices, la mayoría de las veces es una bendición en nuestras vidas ¡Y viva el salero!

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    2. Cuando contemplo la naturaleza, me quedo fascinada y sorprendida con lo que en ella podemos descubrir.Cierro y abro los ojos para contemplar toda la belleza que hay a mi alrededor.
      Que pena que no mimemos con cariño y esmero ,esos dones tan preciados que nos brinda con generosidad.
      El mar es algo incomparable, en abundancia de flora y fauna.
      La sal ha sido una fuente de riqueza y un gran conservante.
      El Rey era un auténtico ignorante!!
      Me pareció muy interesante tu relato!!...Bstos

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    3. Además, descubrimos que en la sal confluyen los 4 elementos de las antiguas cosmogonías. Primero, el mar y sus mareas; luego, la tierra, los muros y la arcilla impermeable; después el viento que evapora y mueve los molinos; y al final, el fuego, el calor del sol. Las salinas están ligadas al uso de energías limpias. Y tienes razón. son bellas, como parte de la naturaleza.
      Y claro que el rey era un auténtico ignorante. Y un caprichoso, estúpido, mal padre... Encima que le salió una hija inteligente. :-D
      Muchas gracias por tus palabras. Besos.

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  4. Eso, ¿qué sería de la vida sin la sal? Pongamos sal a la vida �� y escribamos sobre ella, como haces tú en tu blog.
    Me ha encantado.

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    1. Igual nos habríamos acostumbrado a comer soso ¿te imaginas? Y la vida también sería una sosería. Quita, quita... Pongamos sal a la vida y a los alimentos a pesar de la tensión.
      Gracias, Sonia.

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  5. Si,es verdad. La sal siempre va unida a la alegría y al bienestar. De ahí la palabra salario. Cuando ése fue el sueldo primero. Siempre se asocia a gente con chispa, personas simpáticas y agradables, mientras sosa por el contrario, lo usamos para la persona que es totalmente opuesta.
    En esta vida yo he abusado mucho de las cosas saladas hasta llegar a una edad,en la que no debo abusar. Ojalá sea verdad eso de que "lo que se come se cría" y haya podido repartir un poquito de mi sal con todos los que quiero.

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    1. Tienes razón, Cande, hay conexión entre la sal y la alegría de vivir. Se ve hasta en los versos de Alberti en "Marinero en tierra":
      ... Y ya estarán los esteros
      rezumando azul de mar.
      ¡Dejadme ser, salineros, granito del salinar!
      ¡Qué bien en las madrugadas
      correr en las vagonetas
      llenas de nieve salada
      hacia las blancas casetas!
      Es, como dices, un poema con chispa, lleno de alegría de vivir y de contacto con la naturaleza.
      A seguir repartiendo los fiscos de sal, Cande. Los que quieres te lo agradecen.

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  6. ¡Hola Jane!
    Muy cierto todo lo que dices.
    En un viaje del Imserso fuimos a Poza de la Sal, pueblo (villa), que además de ser conocido como cuna de Félix Rodríguez de la Fuente, tiene un Museo de la Sal que nos mostró una guía entusiasta y nos puso al corriente de todas esas cosas tan interesantes que cuentas en tu post y muchas más. Para mí fue un descubrimiento.
    Sobre el mismo tema tengo el recuerdo de la primera vez que vi las salinas de Janubio. Yo era pequeña y me impresionaron. Pienso que deberían ser muy cuidadas por las instituciones correspondientes y tener un museo, o mejor, casa del visitante donde se explique el proceso, la historia, la importancia de la sal en la isla.
    Un abrazo
    ¡Ah! Ese cuento no lo conocía XD

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    1. Yo también recuerdo mi primera visión de las Salinas del Janubio, las primeras que vi. Me parecieron preciosas. César Manrique las comparó con un cuadro de Mondrian, por lo ordenadas, lo bien programadas que están, integradas en la naturaleza y en la vida. Las más antiguas de Canarias también están en Lanzarote, a los pies de los riscos de Famara, explotadas desde la época romana.Y es verdad lo que dices, cuidarlas no estaría nada mal. Creo que se está en ello, ojalá lo veamos.
      Del cuento he visto varios finales y no me acuerdo del mío. En uno de ellos la princesa vuelve convertida en cocinera y le da al rey un plato sin sal. Cuando este protesta, ella le dice algo así como: "¿Lo entiendes ahora?". :-D
      Un beso.

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  7. Muy interesante tu artículo, me gustó mucho, muy saleroso ja ja������

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    1. Gracias, Milagros, me alegro. Me gustó lo de saleroso, como la malagueña, jajaja.
      Un beso.

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  8. Hola Jane. La sal (con moderación) es un regalo de la Naturaleza. A nivel gastronómico, sin sal muchas comidas no tendrían sentido. En mi caso no podría comer unos huevos fritos sin unas piedras de sal gruesa(aunque tengo un conocido que les pone azúcar....yo no podría). El problema es que en un mundo globalizado y "consumista" nos venden la sal de algunas salinas como un producto gourmet y se pasan un pelín con los precios. Hace poco por un tarro pequeño de sal de las salinas de Fuencaliente me pedían más 3€, pero es lo que hay.
    Pero me parece que sin sal no podríamos vivir y esa si es la chispa de la vida.
    Un beso Jane. Feliz agosto

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    1. Yo como los huevos fritos tal cual, sin sal ni azúcar. Pero hay cosas, como una tortilla francesa que no podría comer sin unas piedritas de sal. Es curioso, el huevo es el mismo pero cocinado de una manera u otra, a mí me apetece con sal o no.
      Me puse a buscar las clases de sal que hay y son un montón: sal fina de mesa, sal marina (que supongo que es la que uso yo de La Graciosa), flor de sal (como la sal de Añana), sal céltica o gris, sal Maldón, sal rosa del Himalaya, sal negra de La India, sal ahumada, sal aromatizada (como la sal de apio), sal roja de Hawai, sal verde de bambú de Hawai, escamas de sal con limón... ¡Y nos parecía que la cosa iba de sal y sanseacabó! Probé una con aceite y sabía a huevos fritos ¿La has probado? Así te piden 3 euros por un tarrito de sal. Como dices, es lo que hay.
      Pasa un agosto estupendo. Un beso, Juan.

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  9. Jeje ¡que chachi! Por cierto, un ejemplo más para la toponimia salada: el pueblo de al lado de donde estaba la empresa en la que trabajaba se llamaba Salzderhelden (o algo asi). Que viene a ser “la sal de los heroes”.
    La zona, Göttingen incluido, es famosa por las minas de sal. De hecho, la sal que comprabamos nosotros alli era de mina.
    Supongo que en algun momento de la historia fue un sitio con mucho trabajo o que la sal ayudó al desarrollo económico de la zona.

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    1. Si nos ponemos a buscar hay un montón de rutas de la Sal por las que antiguamente circulaba el preciado elemento. En España, aparte de las nombradas, Cabezón de la Sal, Saelices de la Sal, Gerri de la Sal, Peralta de la Sal, el Valle Salado de las salinas de Añana... Y fuera, Alcácer do Sal en Portugal, Salzgitter en Alemania, Salies de Béam en Francia, Ixtapán de la Sal en México... Se diría que la sal ha ido marcando con su nombre toda la geografía de la Tierra.
      Un beso, Carlos, y enhorabuena por ese bubango de 5,7 kg. :-D

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  10. mi bue amigo Alberto luengo y Cipriano Marín tuvieron a bien regalarme el libro que mencionas, además de otro sobe los chacos de marea de canarias, y ya tiene en imprenta otro sobre la morfología de los dragos mas singulares de las Yslas, en la que junto a su hermano Hugo colaboro con un prologo, El libro de la sal es un autentica joya tanta textual como visual, como todos los libros de Berto.
    hay una frase del escritor Juan Vicente Piqueras titulado "ascuas" del que entresaco esta frase "La sal de los demás, si ella todo es soso"
    le estoy redactando un dosier de augurios, conjuros y demás técnicas de adivinación y precognición donde la SAL es el elemento fundamental. encontrado en un libro antiguo con el sugerente titulo de "Magia casera" te lo remito cuando lo acabe. Berto y Cipriano tienen recogido en su libro El Jardín de la Sal algo sobre el tema.

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    1. Muy interesante, Alfa. Coincido contigo en la apreciación del magnífico libro "El Jardín de la sal". Una joya, como dices.
      Y deseando estoy de que me mandes ese dosier. No encontré mucho sobre eso en el libro pero sí que hablan del valor simbólico de la sal, como lo demuestran los beduinos que "conservan la alianza de la sal, un acto que consiste en intercambiarse un pedazo de pan y sal creando de esta forma un vínculo indisoluble."
      Un abrazo y gracias.

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