lunes, 30 de agosto de 2021

Mundo Gato


Es una verdad mundialmente reconocida que a mí no me gustan los gatos. Sí, sí, ya sé que parecen adorables sobre todo cuando ponen ojitos tiernos y hablan con la voz de Antonio Banderas ("El gato con botas"), pero para mí son pérfidos y retorcidos, como los gatos siameses (Si y Am) de la Tía Sarah en "La Dama y el Vagabundo". También sé que estéticamente están muy bien, con esos ojos claros con los que te miran fijamente y con condescendencia, pero no me convencen, qué quieren que les diga. Digamos que las relaciones entre ellos y yo son de frialdad diplomática.

Y, sin embargo, es otra verdad también mundialmente reconocida que, si hay gatos en la habitación en que estoy, estos vienen a rozarme como quien no quiere la cosa, o se tumban sobre mis pies, o se suben al respaldo del sillón en el que me siento y hacen como que me acarician el pelo. Pero lo hacen para fastidiarme, estoy segura, porque amor a primera vista no es.

Y hay semanas, como la pasada, en que me parece que he entrado en el universo de los gatos. Están en todas partes, Los encuentro dibujados -dos gatos negros a cada lado de la puerta del vecino- el martes cuando fui al sur. Mi amiga Nati, con la que comparto afición por los libros y fotos y dibujos sobre la lectura, me mandó esta vez, ¡qué casualidad!, a un gato escondido en la estantería de una biblioteca, entre El Silmarillion de Tolkien y las obras de Steinbeck. En el chat de mis amigas del colegio, una de ellas nos manda, alborozada, las fotos de su camada de gatitos recién nacidos. La protagonista de uno de los libros que leí esta semana era una dibujante de un cómic sobre un gato, Wondercat, famoso en el mundo entero. En el restaurante al que fui a cenar el viernes, la puerta estaba trabada por un gato de madera. Y también por mi casa aparece un gato negro con manchas blancas al que veo pasar como una sombra por el jardín al atardecer. Como supongo que no trae otra intención que cazar ratones, lo dejo pasar cortésmente -¡Hola, gato!-, sin más comentarios. Y para rematar esta semana tan gatuna, me ha tocado darles de comer a los 4 gatos de mi hija, mientras ella y su familia han estado fuera. Como gritaba Joan Cusack en la película "In&Out" (pero a propósito de los gays): ¡¿Pero es que todo el mundo es gato?!.

Lo de mi hija es mucho. Por más que mi yerno le daba la lata para tener un gato, ella siempre dijo que no. Hasta que un día se encontró a uno negrito con ojos verdes debajo del coche y se lo trajo a su casa. Tengo que reconocer que yo misma ayudé en una cena que tuvimos al día siguiente a elegir el nombre, Coque (acordándome de "Stock de coque" de Tintín), y que no me pareció mal. ¡Pero es que tras él vinieron tres más, Lila, Nero y Lana! Es como si se corriera la voz entre la colonia gatuna del pueblo: Vete a aquella casa y, cuando alguien salga a la puerta, lo único que tienes que hacer es poner carita de pena, maullar con desespero y hacer como que te duele algo... Seguro que te recogen y ya tienes la vida resuelta. Y es verdad que viven como reyes. Coque hasta tiene página de Instagram, con eso se los digo todo.

Jardiel Poncela dijo que las personas a las que les gustan los perros necesitan que los quieran; y aquellas a las que les gustan los gatos necesitan amar (y ellos, tan suyos, se dejan querer). No sé si tenía razón Jardiel, pero cuando yo amo, espero por lo menos ser correspondida. ¿Entienden por qué no me gustan los gatos?


30 comentarios:

  1. Isa, los gatos quieren a su manera…

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    1. Sí, supongo que dejarse querer y mimar es otra forma de querer. Pero no es una manera que aliente mi amor incondicional.
      Yo tuve una pariente que recogía gatos callejeros. No sé cuántos llegó a tener. Pero murió por infección de los arañazos de los gatos. Me impresionó.

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  2. Lebasi Arivel Samra Zerep30 de agosto de 2021, 9:32

    El mejor mundo de todos sin duda...

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    1. El mejor mundo es el nuestro, Lebasi, con gatos, perros, personas, pingüinos y osos hormigueros, un mundo variado en que cada uno tiene su lugar.
      Un beso.

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  3. Charo Borges Velázquez30 de agosto de 2021, 16:53

    Ay, Jane, cómo te entiendo.
    Para mí, algunas especies de gatos me parecen los animales más bellos del universo. Como Ava Gadner, para los humanos.
    Pero, nada más. Creo que son demasiado independientes, egoístas y muy interesados. Si descubren a otro humano que les da de comer más y mejor que el primero, con ese se van y al anterior "ahí te quedas y si te he visto, no me acuerdo".
    Para mí, tanta deslealtad hace que, incluso, pase de su indudable belleza...

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    1. Bonitos son, de eso no cabe duda. Tienen elegancia, misterio, belleza, armonía...
      Pero son gatos, es decir, animales. Tal vez al hablar de deslealtad o egoísmo les estamos aplicando la mirada humana con valores éticos que para nosotros son importantes pero que no tienen sentido dentro de su ámbito.
      Recuerdo leer un cuento de P.G.Wodehouse en que un gato negro iba de una casa a otra, sin importarle para nada los sentimientos de los que se consideraban sus dueños que lo buscaban por todas partes. Ellos son muy suyos, independientes y libres (otra vez, la mirada antropocéntrica).

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  4. Joaquina González Medina30 de agosto de 2021, 16:54

    Comparto tu desamor por los gatos, Jane, no los entiendo, me dan "yuyu" cuando me miran tan fijamente, además no hacen nada de ruido, te vuelves y lo tienes en frente estudiando tus movientos. En el apartamento de la playa, por la noche, el gato del vecino saltaba el muro del patio y se paseaba por mis dominios como si tal cosa. Una noche se subió a los pies de mi cama, el susto y el grito fueron suficiente para que el intruso volviera a su vivienda. Al final he puesto mosquiteras en ventanas y algunas puertas, no es cuestión de morir axfisiada por si...

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    1. Bueno, yo me encuentro un gato por la noche a los pies de la cama mirándome con los ojos fijos y me puede dar un patatús. Como si se me apareciera la santa compaña al completo. ¡Qué miedo!
      Y tienes razón, ese caminar en silencio no puede ser honesto, la verdad. Espiando para asustarte a la primera de cambio, seguro. Menos mal que el que pasa por casa va a lo suyo y le interesamos poco. No lo oímos ni maullar.

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  5. La Cándidaeréndira30 de agosto de 2021, 16:57

    Querida Jane, yo tampoco he sido de gatos, pero mis nietas y nuera sí. Es una gata que a veces también he tenido que cuidar, pero ella pasa olímpicamente de mí. Se muestra ladinamente cariñosa con las niñas, con Guada y con Jorge, pero la puñetera sabe que no tenemos filin y las veces que intenté acariciarla se daba la vuelta altiva. Ya no lo he intentado más ¡pa qué, si no hay respuesta por su parte!
    Reconozco que es una gata preciosa una "British shorthair" (inglesa de pelo corto) ella se muestra orgullosa de su pedigree porque es un cruce de gato común que introdujeron los romanos en Britania, y gatos que ya estaban por allí. Así que cuando he tenido que hacerme cargo, alterno la obligación con mi consuegro.
    Es capaz de llevarse estupendamente con un agaporni que se quedó "viudo" y sale de la jaula cuando le da la gana (sabemos que pájaros y gatos son enemigos ancestrales, pero esta puñetera gata, prefiere pasear al pájaro antes que aceptar una caricia mía )... Pero algún día le dará un zarpazo al agaporni, estoy convencida, porque como en la fábula de "El escorpión y la rana" ¡está en su naturaleza!

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    1. En casa de mi hija, el que más el que menos ha recibido un arañazo de los gatos ¡Está en su naturaleza, como dices! Y si no quieres que te arañen, no tengas tratos con quien lo hace sin más ni más. Y encima la de tus nietas presumiendo de pedigrí, lo que nos faltaba.
      Cuando hemos ido estos días a alimentar a los 4 de mi hija, les poníamos la comida y nos miraban como si fuéramos intrusos en el sancta sanctorum, y solo cuando nos apartábamos un poco, se dignaban acercarse al cuenco de la comida con majestad y condescendencia. Se lo tienen muy creído, oye. :-D

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  6. ¡A mí tampoco!

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    1. Pienso que tiene también mucho que ver con cómo nos criaron. En nuestra casa de pequeños nunca hubo un animal (eran pisos con mucha gente y no eran apropiados) y, si acaso, en la tuya tuvieron un perro, Tobi. Pero gatos nunca. Sin embargo, mi marido que siempre tuvo, es un amante de los animales y no tenemos una cabra porque no le dejo, que si no también.

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  7. Hola Isa, hoy no puedo estar de acuerdo contigo ��. Nosotros tenemos dos gatitos, los adoramos y ellos a nosotros. Nos sentimos culpables por dejarlos solos unos días en vacaciones, ellos nos echan claramente de menos y cuando volvemos se los nota un poco mosqueados, jajaja. Son de lo más mimosos y cariñosos, siempre acompañando. Yo creo que el mundo se divide entre los amantes de los gatos y los que no ����

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    1. Pues tienes razón, Eugenia, y menos mal. En un mundo tan rico y diverso tiene que haber "gente pa to" (como le decía el torero Rafael el Gallo a Ortega, cuando le dijo que era filósofo). Aunque los gatos se saben buscar la vida estupendamente (siete vidas tienen, dicen las malas lenguas), no cabe duda de que les encanta la buena vida: mimos, rascadas de barriga, latas de comida suculenta... Imagínate que todo el mundo fuera tan desamorable como yo. Mejor que existan personas como tú y mi hija que los saben tratar. Pero no se pasen: dos es un buen número, no hagas como tu amiga que ya va por cuatro. :-D

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  8. Yo jugaba con un gato que tuve al fútbol. Nos poníamos en un pasillo, yo al principio y él al final detrás de una puerta. Yo le tiraba la pelota y él, ¡zas!, sacaba la patita y me la devolvía. Bien me reía con él. Mi marido me decía: "¿De qué te ríes tanto?". De jugar al fútbol con el gato, le respondía yo.

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    1. Una cualidad que sí que me gusta de los gatos es que saben jugar. Y son listos como una tea. Me ha hecho mucha gracia imaginarte pelota va pelota viene.

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  9. Saludos Isabel... Ayer sin más, de una forma sorpresiva y un tanto cruel, la gata de mi madre me mostró todo su "cariño" mordiéndome en la mano... Con los mininos nunca se sabe si suben o si bajan...

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    1. Mejor no intimar demasiado con ellos, Tito. Una frialdad diplomática como la mía (como si llamaras a consultas a un embajador) es una buena actitud. Y ponte betadine en la mano.
      Un abrazo.

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    2. Lo hice inmediatamente.., lo del betadine.., y sí, que sí que seguiré tu consejo.., circunspección, pompa y circunstancia... Un abrazo...

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    3. Tampoco hace falta que exageres en la pompa. :-D

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  10. Ay Isa, no sabes que incomprendida me siento cuando hablo con mi sobrina sobre los recipientes que guardo llenos de recortes para los mininos que hay de ocupas en la finca de mi hermano. Me recrimina que la especie está acabando con el ecosistema y que es un problema grave pero entonces ¿qué hacemos? ¿los dejamos morir de hambre y sed? Yo no puedo hacerlo.
    En el edificio de mi hija, apareció una gata preciosa en los jardines de la comunidad. Ella que nunca ha tenido gatos, y hasta mi yerno que los odiaba porque dice que le rayaban el coche cuando era joven y lo aparcaba en el aparcamiento de sus padres que era descubierto, le llevan agua y comida casi todos los días. La gata ya los conoce a los tres y viene a frotarse a los pies, dejando incluso la comida para después.
    Son bonitos, elegantes, limpios e independientes pero también traicioneros, salvajes y un fisco teatreros. Nosotros hemos sido más de perros en la familia, sin embargo, debe ser con la edad, que nos sentimos más demandantes de AMOR y éso nos hace cómplices de los felinos.

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    1. No te preocupes que los gatos se saben buscar la vida mejor que muchos humanos. una amiga me contaba que el suyo le maullaba a la vecina del tercero desde el patio y la vecina le mandaba jamón envuelto en papel de aluminio. Y así todos los días. Y ya ves el que viene por casa saltando muros. Está rollizo que da gusto verlo. Siete vidas tiene un gato.
      Y seguimos humanizándolos... :-D

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  11. Hola Isa
    Como en tantas cosas de la vida, también en esta coincidimos: a mi tampoco me gustan los gatos. Me parecen unos engreídos. Pero conozco gente muy querida que los adoran. Incluso casos que los tienen adoptados, no como animalitos de compañía (qué horror lo de mascota!, qué ocurrencia!), sino como principal confidente.
    Un beso
    Ana

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    1. Bueno, por lo menos como confidente tiene la absoluta seguridad de que no va a ir largando por ahí sus secretos y miserias. Pero qué triste ¿no?
      Y es verdad lo de engreídos. Coque, el más viejo de los de mi hija, me mira como si él fuera el Gran Duque de Gatolandia. :-D

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  12. En casa de mi padre hay varios gatos y los adoro. También hay varios perros y también los adoro. Cuando se convive con varios de ellos (gatos o perros) es cuando se puede observar su verdadero comportamiento, sus diferentes personalidades, las relaciones que establecen de amor y odio. Me fascinan, unos y otros.
    Un abrazo.

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    1. En mi casa (desde que vivo en el campo hace 40 años) también ha habido animales. Perros, siempre, y cerca de 200 palomas mensajeras que han hecho que tener gatos no sea recomendable. Estoy contigo en que es un mundo fascinante y que cada perro que hemos tenido era distinto: alegre, taciturno, juguetón, serio, estirado... Supongo que pasa lo mismo con los gatos. Pero entre ellos y yo no hay atracción mutua, qué se le va a hacer.

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    2. Si no hay química, no hay química. XD

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    3. En eso tienes razón, Dorotea. Y entre ellos y yo, ni química ni física.

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  13. ¿¡Quién me iba a decir que algún día YO haría apología de los gatos!?
    Pues aquí me tienen: en toda mi infancia, juventud y edad adulta, (lo de madurez no me va¡yo qué sé si he madurado XD) he menospreciado a los gatos. Mi casa (la de mis padres) era de perros, la de mi marido también. He tenido perros, pájaros, peces, tengo una tortuga... pero hete aquí que hace 4 años y pico, para ser exacta, el día 7 de julio aparece por el jardín un gato blanco, con cola y cabeza atigradas, flaco como una culebra, y como estaban mis nietos por aquí lo acogieron con entusiasmo ¡Horror!, pensé, pero ¿qué abuelo se opondría? Y hasta la fecha. Es cariñoso, viene detrás de mí sin molestar, se echa a mi lado cuando me siento a leer por ahí, me acompaña cuando riego, en fin todo una delicia. Que es independiente, pues sí. Para mi es una cualidad, no un defecto, que alguna vez araña si lo molestan, está en su derecho, que no lo molesten. Y todo así
    Mi sobrina la veterinaria se ha hecho cargo de todo lo de las vacunas y demás cuidados que requieren los animalitos que conviven con una (no mascotas, por favor, en eso estoy contigo, Ana), y tuvo el detalle de poner en su cartilla como fecha de nacimiento la mía, gracias Elena. Le llevo 70 años. Mi marido lo bautizó Fermín, le tocaba por el calendario jajaja!!!
    A Fermín es al primero que saludo todas las mañanas. Me está esperando en la puerta-ventana de mi habitación desde que amanece
    Ahora me gustan los gatos, leo sobre ellos, hasta tengo un gatito de adorno por ahí
    Gracias, Jane, por haberme dado la oportunidad de hablar de Fermín ;)

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    1. Tampoco me gusta el término "mascota", Arista. Los animales tienen su propio terreno y son compañeros en la vida, si ambos quieren. El ser independiente tampoco para mí es un defecto, sino una virtud. Y son asombrosamente limpios, lo cual también es de agradecer. Me alegro de que Fermín sea uno más en tu casa. Eso demuestra que nunca se puede ser categórico en nuestros juicios y vete tú a saber si un día a mí también me gustan los gatos y tengo uno esperando que me levante para darme los buenos días.
      Los egipcios hasta les guardaban luto si se moría el gato familiar, las legiones romanas los llevaban con ellas y Napoleón, aunque no le gustaban, animó a la cría de gatos para acabar con los ratones. Tienen también su papel en la historia, que no se diga. Y Hay un libro, "Las mejores historias sobre gatos" (Cabrera Infante, Mark Twain, Zola, Kipling...) que está muy bien.

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