lunes, 16 de agosto de 2021

Noches de verano con sillas



En Cádiz hay un pueblo pequeño, Algar, en donde en las noches de verano los vecinos sacan las sillas a la calle al atardecer y se ponen a alegar hasta la medianoche. Y es una sana costumbre, se lo digo yo que lo sé por experiencia, En los pueblos de las vacaciones de mi niñez, sobre todo en Los Realejos y en Bajamar, lo de sacar la silla a la calle (hoy lo llamarían hacer silling) era el remate jubiloso de un largo día de verano. Allí se comentaba todo lo ocurrido en el día, en el mes y en el año. Por allí desfilaban dimes, diretes, historias y hasta cuentos de brujas. Allí, dulcificados por el calor de la tierra y el airito que bajaba de las montañas o subía del mar, se diluían los disgustos y las frustraciones que la vida podía asestarnos. Era algo tan humano y tan grato que lo he visto también por esos mundos, concretamente en la vera del Herengracht, uno de los canales de Amsterdam. Allí los vecinos holandeses veían pasar las barcazas por el agua mansa al anochecer, bien aposentados en sus sillas. El silling es universal.

Pero mira tú por dónde, Algar es noticia porque su alcalde ha iniciado los trámites para que la UNESCO proteja estas charlas a la fresca de su pueblo con el distintivo de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Y vamos a ver ¿esa designación no se hace por algo singular y excepcional? El Patrimonio Cultural Inmaterial se refiere a prácticas y expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como tradiciones orales, artes escénicas, usos sociales, rituales, actos festivos, saberes, técnicas... Es un proceso largo de años, que requiere informes antropológicos y mucho apoyo ciudadano e institucional, y son raros los concedidos entre la multitud de festejos y cuchipandas del mundo. De hecho, en mi tierra solo hay uno, el silbo gomero. Y lo es por ser el único lenguaje silbado del mundo, usado desde tiempo inmemorial por los pastores antiguos, que se comunicaban de risco a risco entre los barrancos profundos de La Gomera. ¿Y lo van a comparar con que unos cuantos saquen una silla a la calle al atardecer y peguen a hablar de lo divino y lo humano? Amos, anda...

Y sin embargo... Algo hay en las noches de verano, cuando después de un día de calor sales fuera a refrescarte y descansas y comentas con los demás a veces tonterías y miras el cielo estrellado o la Luna brillante o una estrella fugaz a la que pedirle un deseo... Algo hay en esas noches que las hacen únicas, como si de repente supieses que no te hace falta nada más, que estás feliz de estar ahí, sentado en las sillas que has sacado de tu casa, o en la acera, o en el poyo de la plaza o en unos escalones, oyendo el murmullo de las conversaciones o unas risas que las interrumpen. Entonces, cuando disfrutas de esos momentos de plenitud, no te extraña nada que ese uso, costumbre o modo de comportarnos se convierta en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Pero de toda la humanidad.

40 comentarios:

  1. Muy apetecible, es verdad, pero......, con el Ebogon en la mano !!!! Fobias que una tiene.

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    1. Y fobias que tengo yo, como sabes. Pero fíjate que no recuerdo haberme encontrado en las noches de verano realejeras con guachinangas incómodas. Tal vez sí, en las noches de Bajamar, cuando nos sentábamos en el poyito que estaba frente a "El Sherif". Al lado del mar hay más. Pero tal vez la gente que nos juntábamos allí las ahuyentaba. Recuerdo ver a los mayores y un poco más allá, nosotros, y hasta la pandilla de mis hermanos. Era una jarca, no creas.

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  2. Maravilloso, envidiable y estoy contigo ..."de TODA la humanidad". Divina Jane, jubilada.

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    1. Sí es un rasgo muy humano, Elvira, ese de juntarnos a hablar. La sociabilidad que le dicen. Y también la necesidad de olvidar el calor del día y oxigenarnos mirando las estrellas. Hoy mismo una amiga recordaba cuando nos tendíamos en el césped a mirar el firmamento. En un determinado momento, parecía que volábamos.

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  3. Charo Borges Velázquez16 de agosto de 2021, 16:13

    Pero hay noches y noches, Jane.
    Cuando son las tropicales y desérticas, que se están dando por aquí, mejor continuar en casita y junto a los ventiladores o el aire acondicionado...
    Allí, donde las temperaturas bajen por la noche y corra un airecillo fresco, que reivindiquen ser Patrimonio Inmaterial y todo lo que sus vecinos quieran.

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    1. Hace ya mucho tiempo que no practico el "silling". Donde vivo no se presta a eso. Pero cuando voy hacia atrás y recuerdo los veranos de otros tiempos, más que venirme el aroma del mar o las excursiones o los asados de lapas (que también), me reconfortan y me envuelven esas noches al fresco. Es el sabor del verano y no recuerdo ninguna con calores extremos. Ni siquiera estos días hace por aquí un calor asfixiante. Entre 20º y 25º, más bien.

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  4. Que bueno era.
    ¡Genial!

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    1. Sí, era como el wasap de antes, comunicarnos y contarnos lo que se nos ocurriera, no perder el contacto. Sin ponernos de acuerdo, después de la cena cada uno volvía afuera y, hala, a disfrutar.

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  5. Carmen María Duque Hernández16 de agosto de 2021, 16:16

    Me encanta!

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    1. Gracias, Carmelita. Tú también recordarás situaciones parecidas en Los Sauces, donde también las mujeres se juntaban a hablar mientras bordaban. Benditos tiempos sin televisión.

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  6. José Manuel Blanco (vía Twitter)16 de agosto de 2021, 16:17

    Esa foto podría ser una calle de mi pueblo.

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    1. A falta de fotos de aquellos otros tiempos (sin móvil que inmortalizara momentos), busqué una que se pareciera a lo vivido. También podría ser una de las de mi pueblo.

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  7. En Garrucha Almería otro punto caliente del sur peninsular con los agobios y sofoques del verano la gente va a la orilla el mar e improvisa con sabana blancas tinglagos que refrescan algo
    hace ya muchos años (1965) estando en la situación que describo me pico un mosquito en el ojo que tuve que ir a urgencias de un hospital cercano, a partir de ahí preferí meterme en la bañera de la residencia que respirar los salutíferos pero caloríficos aires mediterráneos almerienses
    lo de patrimonio inmaterial me parece excesivo e ilusorio

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    1. Sí, Alfa, las noches de verano también tienen mosquitos y otros bichos. Nada es perfecto.
      A mí también me parece excesivo que el alcalde de Algar lo haya pedido, empezando porque no es patrimonio de ese pueblo sino de muchos. En pueblitos de Italia y Grecia, en muchos más españoles (recuerdo ver la tertulia nocturna en El Palo de La Graciosa, por ejemplo), y hasta en Amsterdam, como cuento en el post, hay reuniones de gente que busca el fresquito y el contacto humano.
      Pero bueno, pensará que no pierde nada y que se hablará del pueblo en periódicos y otras redes.

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  8. Rosa Henríquez Fernández16 de agosto de 2021, 17:01

    Estupendo, eso de sacar las sillas a la calle, hoy seguro que a la noche la sacan en todos los pueblos��

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    1. Pues harían bien, que no está la cosa para encerrarse en casa. Por las noches siempre refresca y nos llegan, además, los perfumes de las flores. Se respira serenidad y paz ¿Qué más queremos?

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    2. Rosa M. Afonso Castro22 de agosto de 2021, 13:38

      Yo tuve la suerte de disfrutar esos momentos. Los recuerdo con cariño porque nos sentíamos felices y hermanados. Lo relaciono con las vacaciones escolares y con los juegos nocturnos que nos permitía acostarnos más tarde y el buen humor reinante.

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    3. Sí, Rosa, yo también los disfruté. No esperábamos nada ni nada nos inquietaba. Vivíamos el momento y el verano nos parecía que no acabaría nunca. Tiempos felices.

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  9. Pues yo tambien voy a proponer que las charlas de verano desde la terraza de los Castros a la de los Duque en El Cardon lo nombren Patrimonio Inmanterial de la Humanidad. Que bien nos lo pasabamos hablando hasta las tantas con el fresquito de la piscina. No se le puede llamar balconing porque eso ya esta inventado, ni silling porque nadie esta sentado... hay que buscarle un nombre todavia! Muy bueno el articulo, Mari.

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    1. Jiji que se lo digan a los niños, aun lo hacen. Cuando están los primos al
      lado solo quieren estar en la terraza de atras.
      Muy bueno el articulo

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    2. Es curioso que ahora nuestros hijos hacen eso mismo sin que lo hubieran visto antes. Se suben a una silla, porque no llegan para verse, y se pasan la mañana o tarde hablando de sus cosas (palabras textuales de Jorge) ����������

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    3. Gracias, Jesús. Tu padre te puede hablar de nuestras noches realejeras y bajamareras haciendo lo mismo. Si nos dejamos de anglicismos raros, podríamos hablar de charla, risas, compadreo... que se resumiría en lo que dices, pasarlo bien y saber que estamos en confianza.
      Y lo curioso es que debe ser algo natural y congénito, porque eso de que los pequeños de la familia hagan lo mismo aunque se tengan que subir a las sillas para "hablar de sus cosas" nos de muestra que es algo muy humano.

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  10. Querida Jane, siento ser la voz disidente de tus idílicas noches de silling. Por mi zona, las especies vegetales semejan esculturas de piedra, por la ausencia absoluta de una mínima brizna de aire y el ambiente parece más reseco que durante el día, porque con el sol está más justificado. El conjunto, en definitiva, no resulta nada atractivo como para salir de la protección doméstica.
    De niña y de joven sí disfruté, de algunas de las que tu describes, en los veranos que pasé en Bajamar y en La Restinga de El Hierro, pero, tanto entonces como ahora, nunca me gustaron los acompañantes volátiles y reptantes que nunca faltan a esas charlas distendidas y cordiales. La presencia de esa indeseada compañía hace que desista de dejar la seguridad de mi casa, aunque las noches, por mi zona, fueran tan suaves y frescas como las que tú disfrutas por la tuya...

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    1. El "silling" se hacía en los pueblos, Cehachebé. En las capitales habrá mejores transportes, mejores espectáculos, mejores paseos... pero no se prestan a una buena tertulia a la puerta de casa, la verdad. Ni de pequeña, cuando la calle del Pilar era casi peatonal, vi nunca una silla en la puerta de las casas terreras. Sí que las vi en algunas ciudadelas del Toscal, pero ese era otro ambiente.
      Reconozco que mi zona actual es fresquita pero no hay muchos vecinos con los que departir, a no ser amigos que invito.
      Así que para el silling se necesita un pueblo de los de antes, una calle tranquila, vecinos que se conozcan de siempre, temas apasionantes de conversación, sillas o similares, y, si puede ser, nada de acompañantes volátiles o reptantes. Así sería perfecto.

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    2. Isa, en mi barrio del Uruguay vi yo a más de unas vecinas y vecinos, sentarse a la fresca, las noches de verano. Nosotros, como teníamos un hermoso balcón, solíamos ponernos en él, aunque a mí no me hacía gracia por las guachinangas voladoras, que en aquellos años abundaban por toda la ciudad.
      Hoy, por fortuna, gracias a las campañas municipales de desinsectación se ven cada vez menos.
      También recuerdo ver corritos de vecinos por fuera de sus casas, en Salamanca Chica y en Salud Bajo.

      Quizá en el casco o centro de la capital no se acostumbrara, pero en los barrios periféricos sí que se hacían. Tú siempre anduviste por esos selectos sectores y no te enterabas de que la capital se extendía hasta esos barrios que sí aprovechaban las noches veraniegas para hacer silling.

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    3. Es verdad que muchos barrios de las ciudades conservan el aire de pueblo. En Madrid lo comprobé porque mi hija vive en Valderrivas y, cuando cogía la guagua, pasaba por Vicálvaro, Valdebernardo... y parecían aquellos pueblitos que fueron, con su plaza, su quiosco y sus viajitos sentados por la mañana en el banco.
      Mi barrio, el del Toscal, todavía conservaba, cuando yo viví en él, el aire del pueblito costero que fue Santa Cruz.
      Por eso no era raro ver el "silling" también por allí...

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  11. Esos ocurría en todos los pueblos de España en verano...los viejos contando historia una veces verdad otras veces inventadas y los niños oiamos con devoción...los vecinos eran como de la familia y se convivía como el problema de uno era de todos...nadie se sentía solo ...una sociedad muy pobre pero intensamente humana...

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    1. Tienes razón. Muchas veces nos quedábamos oyendo las historias de otros vecinos que habían emigrado, o las cosas ocurridas en el pueblo, o incluso me acuerdo de que se contaban hechos de cuando los mayores fueron jóvenes y hacían disparates. Igual como dices, algunas cosas eran inventadas pero no importaba. Guardo un recuerdo entrañable de todo aquello.

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  12. Pablo Amelia Tango17 de agosto de 2021, 17:28

    Viva va el Silling!. En Navarra es típico que las casas tengas sus bancos de piedra dónde estar a la fresca.

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    1. En Navarra son sabios. ¿Qué mejor que un buen poyo que no hay que estar sacándolo y entrándolo y que sirve para muchos? Y una curiosidad: ¿Lo llamaremos "poying"?

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  13. El sonido de las noches de verano. No hay nada mejor.

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    1. Ay, sí, Alicia, todavía estas noches de ahora me traen otros sonidos de otros veranos: el croar de las ranas, el viento en las ramas, el sonido del mar cuando estoy en el sur, las voces amortiguadas... Todo parece estar en paz.

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    2. Lo describes tan bien que parece que lo estoy oyendo y sintiendo yo.
      Un abrazo, querida profe ��

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    3. Otro abrazo para ti, mi querida Alicia :-D

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  14. Qué entrañables esas noches al fresco. Me viene a la mente las últimas que pasé en La Palma con mi adorada tía Matilde. Una ronda robada y los garbanzos en la mesa, bien ordenados. Olor a mar mezclado con after sun. Todos los vecinos en la calle y todas las terrazas iluminadas. Noches largas, pero nunca aburridas que forman parte, éso sí, de mi patrimonio más preciado.

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    1. Creo, Cande, que todos tenemos un rinconcito en el alma para ese patrimonio. En mis noches de verano no había rondas robadas ni mucha iluminación, pero sí mucha conversación y la luz de la luna bañándolo todo. Guardémoslo todo bien y que no se nos olvide.

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  15. Que bien, aunque donde vivo, como tu dices, no hay sillas pero si un porche con tertulias aunque con este covid hay pocas. Pero si me acuerdo de Puerto Naos sacar banquetas pequeñas y ponernos a alegar, incluso cuando a las 12 apagan la luz del motor.
    Que bonitos recuerdos.
    Eres única para recordar cosas bonitas.

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    1. Ese porche, Nievitas, es el escenario ideal para una buena tertulia, con el olor de las flores y la tranquilidad que se respira. En La Graciosa antes también seguíamos alegando aunque apagaran el motor y luego volvíamos a casa a la luz de las estrellas.
      Un beso y gracias.

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  16. Hola, Isa. Ayer mismo salí a caminar al atardecer a Punta Mujeres y la pena es que no llevo el móvil para hacerte las fotos de la gente con sus sillas tomando el fresco y charlando. Todavía permanece la buena costumbre��

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    1. Pues es bueno saber que hay otros sitios (como este de Punta Mujeres en Lanzarote) donde se sigue haciendo. También me han hablado de pueblecitos de Cuba donde es lo más normal. Te digo yo que las cosas buenas no tienen por qué desaparecer así como así. Bien por las tertulias de Punta Mujeres.

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