lunes, 27 de noviembre de 2023

Cosas que jamás imaginé



Mis nietos ahora se asombran de que nosotros, niños de la posguerra española en los años 50, no tuviéramos tele, ni coche, ni abundancia de juguetes, ni muchas de las comodidades de las que ellos gozan sin cuestionarlas siquiera.

En mi casa mi madre y mi abuela lavaban la ropa a mano en la pileta del patio (¿Lavadoras? ¿Qué es eso?); la nevera era de las que se les ponía un bloque de hielo por encima, acarreado al hombro por un repartidor de casa en casa; los Reyes Magos traían un solo juguete para cada uno (y nos quedábamos más felices que Tarzán en su liana); no habíamos oído hablar de alimentos que ahora son habituales, como champiñones o aguacates... Eso sí, cuando imaginábamos el futuro, veíamos en él un aparato en que los seriales de la radio o los partidos de fútbol pudieran verse en imágenes; soñábamos con que alguna vez tendríamos ¡un coche!, en que hubiera otros aparatos mágicos que nos lavaran la ropa, o los platos, o nos aspiraran el polvo... Por imaginar, a veces nos pasábamos, como cuando Billy Cafaro en el 59 cantaba "Marcianita" y aseguraba que en al año 70 pasearía por el cielo del brazo de una extraterrestre.

Y con los años, muchas cosas que no imaginábamos se fueron tornando reales. Los papelitos, por ejemplo, que nos pasábamos a escondidas con mensajes en el salón de estudios del colegio se han transformado hoy en wasaps.

El teléfono negro de pared, que estaba en el despacho de mi padre, milagrosamente se ha sustituido por móviles personales que llevamos en el bolsillo y que nos facilitan enormemente la vida.

Los mapas y las señas que nos daban para llegar a un sitio y que servían  para perdernos lamentablemente, hoy se han convertido en un invento llamado GPS en el que una voz etérea te dice lo de "A 300 metros tuerza a la derecha" y "Ha  llegado a su destino".

Los viajes, que eran una aventura digna de Marco Polo, se aligeraron y ahora ir a Nueva York dura más o menos lo mismo que entonces era ir de Santa Cruz a Granadilla.

Una ya no se asombra tanto de que, como decía Don Hilarión en "La verbena de la Paloma", hoy las ciencias adelanten que es una barbaridad. Y sin embargo, hay dos cosas que últimamente me han dejado con la boca abierta, dos cosas que nunca imaginé. Una es ese invento genial que es bizum. Deciden las amigas comprar un número de lotería común y ¡zas! ¿Te hago un bizum? Viene el mecánico a arreglar el coche que no arranca y a la hora de pagar no tengo dinero en casa. "No importa, hazme un bizum". Una toca un botoncito en el teléfono y en un pispás el dinero va por las nubes y la deuda está pagada. Parece cosa de magia, oye.

La otra cosa son las ecografías actuales. Cuando tuve hijos hace unos 50 años, no sabíamos ni el sexo del bebé. Hoy, que esperamos para abril a mi última sobrina-nieta, no solo sabemos todo sobre la niña sino que con solo 5 meses de gestación le hemos visto perfectamente la carita, la vemos mirar curiosa alrededor y contemplarse las manos. Y hemos constatado que se parece un montón a su madre, mi sobrina. Magia.

Así que ahora estoy preparada para todas las maravillas que la inteligencia, sea humana, sea artificial, me puedan ofrecer, aunque hoy me parezcan impensables. Como decían los del 68, la imaginación al poder.

17 comentarios:

  1. Pero sí que reciclamos la basura. Me acuerdo que la orgánica la venia a buscar con su carro el de la comida del cochino.

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    1. Tienes razón, Mandi. Por necesidad se reciclaba mucho más que ahora, no se tiraba nada de nada, ni un papel, ni una botella, ni ropa... Y a mi casa también venía una chica a recoger la comida del cochino. Algo adelantamos a estos tiempos tan ecológicos y, sin embargo, tan derrochadores.

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    2. Muchas gracias, salud y besitos para todos

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    3. Gracias a ti por estar aquí. Salud y cariño.

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  2. Antonio Hernández Hernández27 de noviembre de 2023, 11:57

    Nos sorprende los contrastes generacionales. Los 'niños de la Posguerra': de 1930 a 1948. Los 'Baby Boomer': de 1949 a 1968 de las familias numerosas y católicas en España / las de 2 o 3 hijos en Alemania . La Generación X: De 1969 a 1980 si estudias tienes un buen empleo. Los Millenials: De 1981 a 1993 los acomodados. Generación Z: De 1994 a 2010 de las incertidumbres . Los 'Alfa': De 2011 en adelante que incluye a aquellas personas que han crecido en un mundo totalmente digital y en la que mueren más personas que las que nacen.

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    1. Un excelente análisis. Antonio. Según él, yo (nací en el 48) estoy al final de los niños de la posguerra; mis hijos son de la generación X (los dos estudiaron y tienen un buen empleo). Y tengo 2 nietos de la Generación Z en la universidad y 2 de los Alfa que efectivamente han crecido en un mundo digital (entienden mucho más de máquinas que yo, por supuesto).

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  3. Yo estoy entre los X y los Millenials, en muchos aspectos crecí con cosas impensables para mis padres, que son de tu quinta, y no dejo de pasmarme de ciertas maravillas que ahora nos rodean. Lo que me sienta mal es que ya a estas alturas siento que todo va más rápido que yo.
    Un abrazo enorme, Jane.

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    1. Tampoco está mal tomarte las cosas con calma y apreciar poco a poco lo que nos rodea y la capacidad creativa de los humanos. Es para pasmarse, en efecto.
      Un abrazo grande, Dorotea.

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  4. Sé la primera en mandarle un wsap a tu sobrina nieta dándole la bienvenida al mundo que le tocará vivir, seguro que te escucha y hasta te responde. Feliz semana

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    1. Ya cuando vi el vídeo estuve alegando un ratito con ella. Se le veía la carita llena de curiosidad, los ojos muy abiertos y hasta una media sonrisa. No le dije lo de "¡No te queda nada!" para no desanimarla.
      Feliz media semana a ti también (a veces me lío y contesto tarde).

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  5. Isa que razon tienes en todo..me recordaste a mi padre el tambien en el despacho tenia un telefono negro de pared..tuvimos muchas vicisitudes..pero adelante..y siempre pendientes de la familia..besos..

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    1. Éramos de los pocos con teléfono en ese entonces (unos modernos :-D). Con nuestro apellido en el listín solo mi padre y mi tío. Un tiempo después ya aparecían un montón.
      Un beso, Carmita.

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  6. ¡¡¡¡Buenos días!!!! ¡¡¡¡Llegó el futuro...!!!!
    Me mandan un vídeo de TikTok de un taxi sin conductor en Estados Unidos. Se pide por una aplicación como si fuera un Uber. Es un Jaguar eléctrico, lleno de sensores y cámaras. Frena en los baches y tiene una pantalla donde aparece todo lo que hay en la carretera.
    Yo me quedo en el presente.Prefiero un buen conductor o conductora con quien trabar la hebra durante el trayecto.

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    1. Toda la vida un coche con conductor, donde va a parar. La de conversaciones que me he pegado yo con los taxistas. Algunos son tan amables que en otros sitios nos sirven hasta de guía dándonos sabios consejos.
      Los taxis sin chófer asombran, sí, pero no son acogedores.

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  7. Todo ha evolucionado a un ritmo frenético. Quién iba a pensar en que podíamos vernos, por un simple teléfono o que podríamos pagar con él. Asombroso. El hombre imagina y los proyectos se hacen realidad. Aún queda por realizar el proyecto de mi padre, de la hélice en el techo de los coches para esquivar los atascos. El de mi madre sí fue oído por los ingenieros. Ella todos los días cuando rezaba daba gracias a Papá Dios por tener lavadora.

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    1. Bueno, un helicóptero es en realidad un coche con una hélice en el techo. ¡Y como comprendo a tu madre! Yo siempre decía en los tiempos en que era joven y trabajaba que los mejores inventos eran la lavadora y el tampax.

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  8. Pues sí, qué razón tenéis, cómo han cambiado las cosas en no tantos años, Yo tengo 65 años y he pasado por tantas fases y visto tantos cambios que mi infancia la recuerdo como otra vida. De tomar apuntes de todo a mano, como mucho y era un lujo, a la máquina aquella que reproducía textos con tinta, luego las fotocopias, los ordenadores, internet, por Dios, es todo un descubrimiento, mejor que la lavadora. Ahora sacamos el móvil y zas, una foto a un texto y ya lo leeré. Aquel zapatófono del superagente 86, las charlas por teléfono con imagen, el mundo de los Supersónicos que tanto me gustaba de niña…todo parecía un sueño irrealizable y sin embargo, ya está aquí. Faltan cositas, pero todo se andará. Un saludo desde Cantabria de Aurora.

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