martes, 2 de enero de 2024

El chorro de la vida



Hace poco leí, en uno de esos apuntes curiosos que a alguien se le ocurren, que para que cada uno de nosotros naciera -tú, yo o el de más allá- se necesitaron 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos, 32 trastatarabuelos. 64 pentabuelos, 128 hexabuelos, 256 heptabuelos, 512 octabuelos, 1024 eneabuelos, 2048 decabuelos... Solo teniendo en cuenta el total de las últimas 11 generaciones, hicieron falta 4094 ancestrales para que ahora yo esté aquí, vivita y escribiendo este post. Imagina si nos remontáramos al principio de los tiempos.

Es más, podríamos añadir algo parecido a lo que cuenta Jostein Gaarder en "El misterio del solitario". Pensemos en un año de peste en el siglo XIV. "La muerte iba de pueblo en pueblo -le dice el padre a su hijo, Hans Thomas-  y los más afectados fueron los niños. En algunas familias murieron todos, y en otras sobrevivieron quizás uno o dos. Muchos de tus antepasados eran niños en aquella época, pero ninguno de ellos la palmó. - ¿Y cómo puedes estar tan seguro de eso? -Porque tú estás aquí ahora, contemplando el Adriático.". Somos hijos de los fuertes, nos viene a decir Gaarder, de los boletos ganadores, de aquellos que no solo sobrevivieron, sino que llegaron a la edad adulta para tener un hijo y perpetuarse hasta llegar a cada uno de nosotros. Ni meteoritos ni rayos, ni guerras ni enfermedades, ni incendios o catástrofes pudieron con ellos. "Cada vez que han volado flechas por los aires, tus posibilidades de nacer han estado bajo mínimos. ¡Y sin embargo aquí estás, bajo el cielo, hablando conmigo, Hans Thomas!".

El resultado de todo esto (aparte de la enorme suerte que hemos tenido) es que somos un producto tan refinado, tan elaborado, tan valioso, que si nos fueran a poner precio como si de una obra de arte se tratase, nos saldríamos del molde y seríamos de esas a las que se etiqueta como "de valor incalculable".

Si han hecho falta tantos esfuerzos, tanto tiempo, tanta gente, ¿cómo vamos a malgastar todo ese chorro de vida del que formamos parte? Pensemos en los retos a la que toda esa gente se enfrentó, en la fuerza que tuvieron para sobrevivir, en el amor que nos legaron para que hoy estemos aquí vivos, despidiendo un año y recibiendo a otro. No nos queda otra que celebrar la vida y aprovechar y amortizar ese caudal recibido: a guardar y valorar cada momento de ese regalo (por ahora, 366 días del año 2024) que nos ha sido dado.

Ya saben, qué quieren qué les diga, todos los principios de año me da por ponerme trascendental.

(La imagen inicial está cogida de la portada del libro de Gaarder, "El misterio del solitario". Ilustración de Pablo Álvarez de Toledo)

14 comentarios:

  1. Una visión muy positiva de la vida querida Isabel, para tenerla en cuenta cuando haya algún bajón, si es que los hay, en estos días venideros a lo largo de este año que comienza. Que tu sonrisa y las ganas de vivir te acompañen, y que nos lo transmitas para bien nuestro. Besos gordos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Flor. Con todo lo negativo que los periódicos y las teles nos transmiten, no queda otra que ver la otra cara amable de la vida, la de que, a pesar de todo, vale la pena y merece ser vivida. Hazlo como tú sabes, viviendo cada momento con ganas.
      Muchos besos también para ti.

      Eliminar
  2. Feliz 2024 Paz y salud

    ResponderEliminar
  3. Antonio Hdez Hdez5 de enero de 2024, 15:35

    Pues si, celebremos que seguimos respirando, y a ser posible, rodeados de buena gente

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y más cosas: sorpresas inesperadas y placenteras, y como decía Vicent, pasiones nuevas, experiencias excitantes, cambios imprevistos en la rutina diaria ¿Por qué no?

      Eliminar
  4. Hace poco, reflexionaba yo de algo parecido, pero desde otro lado de la moneda...Los millones de años que han pasado para ser lo que somos para que nadie tenga derecho a quitar a nadie el resto de la estancia en este planeta. Millones de años para que, de pronto, un gobierno maldito por unos intereses económicos o de poder le quite ese "paso" por este planeta y con los privilegios conseguidos en esos millones de años. Esas flechas que no llegaron al blanco son ahora las bombas que sí están dando en el blanco llevándose lo más preciado que tenemos. Pues si, Isa, somos descendientes de millones de boletos ganadores...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y además, Elvira, nosotros mismos, que ya hemos tenido hijos y nietos, somos ya boletos ganadores. La cadena de casualidades que ha hecho que estemos aquí retrocede hasta la primera célula viva que se dividió en dos. Y es una lástima, como dices, que ese milagro no se realice en todos los seres humanos.

      Eliminar
  5. Antonio Hdez Hdez5 de enero de 2024, 15:41

    Una aclaración: 4094 sería la 12 generación? La 11 sería 2084?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, la 11 es 2084. La 12 sería 4094 ancestros nuestros, pululando vete tú a saber por dónde. Sería curioso saber de cuántos sitios distintos y lejanos procedemos.

      Eliminar
  6. Querida Isa, esa visión transcendental me llega siempre, mi cabeza no para nunca y da vueltas con los recuerdos y vicisitudes que los nuestros han tenido a través de los tiempos. El gran chorro de la vida...Besos y feliz año.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo estoy en un grupo, Carmita, "Lo que las piedras cuentan", en el que se trata de buscar hechos en la historia en los que han participado canarios. Y siempre me asombra lo "pasiantines" que somos, cómo en todos los hechos allí estamos nosotros.
      Besos para ti también y feliz año.

      Eliminar
  7. Siempre se aprende algo contigo. En los ancestros me quedaba en tatarabuelo. Y resulta que la cosa seguía. Feliz 2024 Isabel👍

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y sigue todavía más. Allá en las cuevas prehistóricas, mandándose un mamut a medias, seguro que había un antepasado tuyo y mío.
      Feliz 2024, Quico.

      Eliminar

google-site-verification: google27490d9e5d7a33cd.html