Una de las ventajas de hacerse mayor es que una se deja de tonterías. Y entre esas tonterías están las dietas. Lo comentaba el otro día con amigas y hay que ver la cantidad de dietas extrañas y "milagrosas" que a veces seguimos en la vida.
Recuerdo una vez que le dio a todo el mundo por tomar solo sopa de cebolla y apio (¡puaff!), o el jugo de piña como principal alimento; o 12 vasos diarios de un mejunge que al parecer tomaba Beyoncé, a base de limonada, jarabe de arce y pimienta cayena. También sé de gente que en una temporada solo comía potitos de bebé, unos 14 al día y ya está. O comer solo carne, fuerte aburrimiento. Mi amiga Cae llamaba "el soponcio" a un guisote de cebollas, tomates y col que luego molía en la batidora y podías comer todo el que quisieras durante 7 días, al final de los cuales te permitían como una gracia especial comerte un huevo duro. Ella cuenta que solo aguantó 2 días y al 2º ya quería pegarse un tiro. ¿Y qué me dicen de la dieta de un solo color, el primer día alimentos todos blancos, el siguiente rojos, y luego verdes, naranjas, morados, amarillos y por último, un arco iris? Qué bonito, oye, pero qué necesidad.
Porque es que, además, haces una dieta, bajas peso y, al tiempo, vuelves a subir, el efecto yo-yó que le dicen. Lo mejor, lo sabemos bien, sería tener un buen metabolismo, como le pasaba a mi primo Mingo, que comía como una lima y no tenía ni un gramo de grasa, siempre delgado como un junco. Con razón tengo amigos que eso es lo que le piden a los reyes magos: ¡un metabolismo!
Y todavía mejor -y eso es lo que se aprende con la edad, además de comer de todo con moderación- es quererse a uno mismo. Me ha encantado la postura de dos personajes célebres respecto a su peso. Una es Nicola Coughlan, la actriz que interpreta a Penélope en Los Bridgerton, que cuando una reportera le dice que se necesita valentía para interpretar a personajes con un cuerpo "no normativo", ella le contestó con sorna que es lo que tiene pertenecer a la comunidad de mujeres con tetas perfectas. Y otra es la waterpolista Paula Leitón que, ante las críticas por su peso -que, por cierto, le resbalaban después de ganar un oro olímpico- dijo: "Sé cómo es mi cuerpo y lo quiero muchísimo".
Así que, amigas, a estas alturas de la vida ya hemos aprendido unas cuantas cosas:
Que uno de los grandes placeres de la existencia, que no hay que dejar que nos quiten por nada, es el comer y el beber bien: un pescado superfresco, asado perfectamente a la espalda, unas papitas arrugadas, un vaso de buen vino de la tierra... y dan ganas de volvernos poetas como Browning y decir aquello de "Dios está en el cielo y en el mundo todo marcha bien".
Que a no ser que Rubens se reencarne y vuelva a poner de moda las curvas voluptuosas y los michelines, mejor nos conformamos con lo que tenemos. Después de todo mi abuela siempre decía que nunca había oído lo de "¡Qué bonitos huesos!", sino "¡Qué bonitas carnes!".
Y que, si no queremos aburrirnos de comer porquerías y siempre lo mismo, de estar famélicas porque solo hemos tomado en el día verduritas y aguachirres, nos hagamos a nosotras mismas, tal como si fuéramos Scarlett O'Hara al final de Lo que el viento se llevó (en la imagen), un juramento sagrado levantando el puño hacia el firmamento y gritando: "¡A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre!"
Estoy de acuerdo contigo. Hay que disfrutar de la vida y de los manjares que nos gusten comer. Tengo la fortuna de tener ese metabolismo que te deja comer lo que quieras y la balanza no pasa de 54 kilos. Pero si algún día el metabolismo me traiciona " a Dios pongo por testigo que la única dieta que seguiría sería la del cucurucho".
ResponderEliminarYo creo que no he tenido 54 kilos desde la primera comunión... Ten cuidadito con los vientos, sobre todo si vas a Bajamar. :-D
EliminarYa sabía que la dieta del cucurucho iba a salir, pero no la comento porque ya sabes que soy de colegio pago y no están permitidas esas cosas. Aunque debo reconocer que no es mal dieta. Mucho mejor que la de la sopa de cebolla y apio, dónde va a parar.
Cuanta razón tienes , no pensamos en la salud de nuestros cuerpos, pensamos en lo delgada y bonita que nos veríamos, sin esos kilos, pero todas no podemos tener una figura maravillosa, así que lo mejor es cuidarnos el cuerpo que tenemos y alimentarnos bien , gracias Jane.
ResponderEliminarOye, oye, que sí que tenemos una figura maravillosa, sobre todo desde que tú y yo hacemos pilates. Fíjate bien y verás. :-D
EliminarGracias, Isa, es muy divertido tu capítulo sabré las dietas y muy completo.
ResponderEliminarGracias a ti por la ayuda prestada con tu dato del "soponcio". Y bastante valiente fuiste con habértela tragado 2 días. A estas alturas una se pregunta si valió la pena pasar por esas penas, habiendo solomillos, conejos en salmorejos, arroces caldosos y otras maravillas. Si estos manjares existen, será por algo ¿no?
EliminarY ¿quién ve a Dios y no lo besa?
Todo eso es verdad, siempre los kilos, pero ahora felices y tranquilas...
ResponderEliminarEsa es , Carmita, la sabiduría que hemos alcanzado ahora. Probar de todo, comer bien, no sacrificarnos si no hay necesidad... y a la porra las dietas.
EliminarEso, dejémonos de tonterías. En mi casa, con 3 enfermos de cáncer (aunque con buenas analíticas los 3) hay que comer de todo con moderación, comida mediterránea y tu buen vasito de vino tinto en la comida. Y mi marido, que no tiene azúcar, necesita comer todos los días un postre, una flan de huevo, unas natillas...
ResponderEliminarYo toda la vida he hecho como 500000 dietas, porque subí muchos kilos con la menopausia y no había manera de bajarlos, así que de regímenes sé más que nadie. Pero ahora estoy superdelgada aunque tengo apetito y soy consciente de que tengo que alimentarme y de disfrutar de una buena comida, como dicen aquí, de una buena zafada de comer.
Un besito, Isa, gracias por tu post.
Ay, sí, las hormonas son las causantes de que a veces hayamos caído en la tentación de hacer dietas raras, pero menos mal que todo vuelve a su cauce.
EliminarY ahora a reponerse los enfermos y a disfrutar de una buena alimentación. Yo me acuerdo que, cuando éramos pequeños, los que mejor comían eran los que estaban enfermos porque a ellos les tocaban las exquisiteces. Buena era mi abuela para ello.
Un abrazo grande, Nievitas, y muchos ánimos.
Muchas gracias, Inés. Por lo menos es un derecho al pataleo por todos los placeres que nos hemos perdido a cuenta de hacer dieta. Hay una película que me encanta, "¿Qué pasó entre tu padre y mi madre?", de Jack Lemond y Juliet Mills, en la que ella hace el régimen de comer una manzana al día hasta que un día se salta la dieta, se hincha de pasta y adelgaza. Es otro alegato contra las dietas.
ResponderEliminar¡Todas hemos pasado por eso! Dime tu en los 60 , cuando se puso de moda parecer recién salida de Auschwitz, ( Twiggy), y yo, que no era gorda, sino "llenita" tenía una amiga flaca, y no veas el complejo. Y venga a sufrir porque tenía mucho apetito. Cuando íbamos a comprar a las boutiques de Santa Cruz, mi amiga todo le quedaba de maravilla y para mi : " no hay talla"...Ahora como de todo, dejé de fumar y subí como 5 kgs, que bajé al poco tiempo y desde entonces kg más kg menos ahí voy. Dietas, sólo si el médico me lo receta y con recelos...Con los años que me quedan, como dice Gloria Stefan,¡¡ Estoy para dietas por estética!!, por salud, si acaso...Bravo amiga por tus posts...
ResponderEliminarLo que tenemos que pensar, Elvira, es que después de todo los términos "delgada" o "gorda", igual que los de "guapa" y "fea", son relativos. Ayer me mandaron un meme en que dicen: "Si pesas 100 kg. en laTierra, pesas 38 Kg. en Marte y 6 Kg. en Plutón, en otras palabras no estás gordo, simplemente estás en el planeta equivocado". ¿Ves? Todo es relativo, como decía Einstein
Eliminar:-D
Yo, como tantas, he hecho dietas, pero como no puedo resistir la tentación de probar, aunque solo sea probar, de todo, nunca he intentado las dietas de restricción de alimentos o las de pesar lo que se come.
ResponderEliminarPara mi lo que funciona es lo que Arguiñano llama (modestia aparte, yo ya lo había descubierto :D) CLM = COMER LA MITAD. Comes de todo, sin atiborrarte, no engordas y encima te sientes bien.
A mi me ha funcionado. Me encanta comer. Es uno de mis placeres cotidianos. Ayer mismo, hice costillas con piñas, mojo verde, gofio y papa borrallas de Anaga, como despedida a unos de mis nietos para los cuales es su comida preferida, y aquí estoy contándolo Jajaja!!
Pues eso, a seguir disfrutando de comer y beber.
Buen fin de verano, Jane.
También sigo la dieta tuya y de Arguiñano, pero también es verdad que con la edad me apetece comer menos. Y otra cosa que hago es que rara vez me peso. Supongo que estoy igual porque la ropa me sigue sirviendo.
EliminarMe parece la mejor dieta, comer de todo, con moderación, y no perderte nunca las cosas ricas del comer y del beber (me dieron ganas de costillas con piñas, también me encantan).
Buen fin de verano a ti también.