Nos han invitado un amigo americano y su mujer este domingo a una comida de Acción de Gracias que llevan celebrando hace más de 20 años en Tegueste, en la preciosa casa de Juan y Carmen, unos amigos comunes, y a la que yo he acudido por primera vez con la curiosidad de una neófita.
Por
supuesto, allí estaba todo lo típico de la celebración norteamericana: el pavo,
las frutas del relleno, la salsa de arándanos, la tarta de calabaza… Pero
también estaban las risas y la complicidad de los que se conocen desde hace
tiempo, un curioso y divertido concurso-test, con premio incluido, a los
invitados para ver cuánto sabían del evento y las palabras del anfitrión
recordando aquel hecho lejano, cuando los peregrinos del Mayflower y los indios
se reunieron para compartir una primera comida, allá por 1621, celebrando que
las cosechas estaban salvadas y que estaban vivos.
Los
americanos, tan amantes de las tradiciones y tan exagerados, han magnificado el
hecho de tal manera que son capaces de atravesar medio mundo para estar junto a
la familia ese Día, el ultimo jueves de noviembre (son como los palmeros con la Bajada de la Virgen ). Tengo una amiga,
ahora en Michigan, que en la semana pasada ya ha asistido a cuatro comidas de
Acción de Gracias y que dice que por el momento no le nombren más al pavo, por
favor.
Pero
los seres humanos, desde siempre, se han reunido para agradecer el fin de las
cosechas, el fin de una sequía, de una inundación o de cualquier catástrofe que
los amenace. Y es que la gratitud va más allá de dar las gracias como nos
enseñaron nuestros padres cuando éramos pequeños –“Niña, ¿qué se le dice a Doña
Francisca, que te ha dado ese regalo tan bonito?” “Gracias, Doña Francisca…
(por este engendro horroroso de jarrón tornasolado que a ver para qué lo quiere
una niña de 10 años)”-. La gratitud es un reconocimiento de nuestra indefensión
y dependencia de los demás. Y es también un acto de aprecio a lo que los otros
–o Dios, o los santos, o la Divina
Providencia , o la vida, según las creencias- han hecho por
nosotros. Y de esos actos de agradecimiento han salido fiestas, con sus
correspondientes flecos económicos, cuyos orígenes religiosos se pierden con el
tiempo, procesiones, romerías, celebraciones y hasta iglesias levantadas en
honor de santos y vírgenes que han protegido al indefenso.
Aunque,
aquí entre nosotros, yo estoy más de acuerdo con otro americano, Benjamín
Franklin, que, una vez que se salvó por los pelos de un naufragio, escribió a
su mujer diciéndole: “Acaso debería aprovechar esta ocasión para prometer
construir una capilla a algún santo; pero si tuviese que prometer algo sería
construir un faro”. A Dios rogando y con el mazo dando.
De
todas formas, hay que dar las gracias, como en ese maravilloso “Gracias a la
vida” de Violeta Parra. Gracias por la vida “que me ha dado tanto”, por estar
aquí compartiendo este, a pesar de todo, hermoso mundo, y por que cualquier
pretexto, aunque sea "peregrino" –cumplir años, reponerte de una enfermedad, jubilarte, que la vendimia
haya producido un buen vino, o el recuerdo de una comida lejana ocurrida en
otro continente siglos atrás-, sirva para celebrar la amistad y la pura alegría
de vivir.
(Foto, con adorno otoñal, del pavo y su relleno)
Muy bueno, GRACIAS, Isabel.
ResponderEliminarGRACIAS a ti, Fernando, por estar a ese otro lado compartiendo tanto.
ResponderEliminarCualquier motivo positivo es bueno para celebrar.Totalmente de acuerdo Isabel.No perdamos la alegría de...vivir!!!
ResponderEliminarY eso que me olvidé, América, de otros motivos "peregrinos": los aniversarios de habernos conocido, el haber estado en el mismo centro de trabajo, el que sea navidad o fin de curso o San Diego o San Andrés o San Juan (cualquier santo festolero). O, sin ir más lejos, estar en el Grupo de "Lo que las piedras cuentan" (nos vemos dentro de poco para una cuchipanda, ¿no?)
ResponderEliminarBien!!! que bonito. Te ha quedado muy smart (elegante para los de UK e inteligente para los del thanksgiving).
ResponderEliminarMontones de besos
Ana
Gracias, Ana. Lo que te ha quedado finísimo es tu comentario. Mi marido lo que me dijo es que no sabía cómo sacaba tanto rollo de una simple comida.
ResponderEliminarOtro montón para ti.
Querida Isa , con los tiempos que corren , el reunirse para dar gracias por algo, aunque sea rememorando aquellas primeras cosechas de los colonos llegados al Nuevo Mundo, me parece algo que está muy bien. Efectivamente , el Día de Acción de Gracia se celebra el último jueves de Noviembre y hasta el siguiente lunes tenemos vacaciones, cosa bastante inusual en este país tan dado al trabajo. El jueves lo celebramos en casa toda la familia, el viernes también en casa pero con amigos y el sábado en casa de otros amigos , o sea que no me hablen de mas pavo hasta el próximo Thanksgiving, con su tarta de batata y malvaviscos, la jalea de gramberry, el vino con especias etc.. y con el se dio el pistoletazo hacia la Navidad, pero esto será otro cuento
ResponderEliminarGracias, Pili, por tu comentario de tu experiencia americana "hartadepavohastaelcogote". En casa el pistoletazo a la Navidad se da el 1 de diciembre en el que ponemos el calendario de Adviento desde que mis hijos eran pequeños. Pero el verdadero, verdadero pistoletazo es la cantinela de los niños de San Ildefonso el día 22.
ResponderEliminarEspero que hayas celebrado un feliz Thanksgiving y que celebres una más feliz Navidad. Tienes razón, con los tiempos que corren son buenas ocasiones para pasarlo bien y dar gracias por ello.
Un beso.
¿Sabes qué estoy celebrando? El primer año de Víctor con un frío de justicia, pero vale la pena, es un amor.
ResponderEliminarAsí se hace, Carmen. Yo el sábado también celebré el bautizo de mi nieta Julia (tan guapita y repolluda, con su traje de cristianar...) y esta noche voy a cenar con mi hija, yerno y nietos para celebrar que empieza diciembre y que les llevo un árbol de navidad. Cualquier motivo vale la pena.
ResponderEliminarUn beso para Víctor en su primer año en el mundo. Y otro para ti, en tu primer año de abuela.
¡Cuánta razón, Isabel,...y qué bien te lo montas!
ResponderEliminarLo de montárselo es porque la jubilación es lo que tiene, Elena. Eso de no tener que pensar en que a la mañana siguiente te tienes que levantar a las 7 de la mañana, te permite tener amplitud de criterios a la hora de de decir "sí" a cualquier festejo y regocijo.
ResponderEliminarQué bonito, Isabel. Y es que hay tanto que agradecer en esta vida... Yo, que a lo tonto no estoy sino recién salido de la adolescencia, recuerdo una época en la que, por una serie de eventos desgraciados que no parecían dejar de sucederse en mi vida, decidí que era mejor ser cínico y decir que no había nada que agradecer, que la vida simplemente es una sucesión de cosas completamente aleatorias que no merecen más atención que la necesaria para sobrevivir.
ResponderEliminarConforme cumplo años, a mis atrevidos veinticuatro me doy cuenta de que sí, hay cosas que pasan y que nos hacen daño y nos dejarán cicatrices; pero también hay tantas otras que nos dejan otro tipo de marcas, que nos dan ilusión. Amigos, conocidos, conversaciones casuales con desconocidos en la calle, entradas de blogs como ésta, un novio a 3.000 kilómetros, la posibilidad de tener aficiones, de hacer fiestas opíparas llenas de comida, de aprender idiomas... El mundo es verdaderamente maravilloso.
Me alegro un montón de que alguien como usted se haya tomado el tiempo de ensalzar lo importante que es agradecer tantas cosas buenas. Como cuando se ve en el rostro de la persona con la que se habla, también "leer una sonrisa" hace que ésta se contagie muy fácilmente.
Gracias por alegrarme una tarde de MIR ;)
Hola Jane. Me has recordado muchas reuniones, gastronómicas, pero no para dar gracias por algo, sino simplemente por poder vernos y estar juntos. Muchas veces mas que comer lo que hacemos es hablar, contarnos cosas que frecuentemente son pequeños detalles: Cómo les va a nuestros hijos, ese pequeño negocio que su marido o mujer ha puesto con muchas esperanzas, y a veces cuando nos despedimos, nos damos un abrazo, pero no un abrazo "normal", sino que el contacto es algo más que físico, es algo que llena el espíritu de paz y armonía vital. Un beso Jane
ResponderEliminarHola Jane. Si, está muy bien dar gracias. Por eso estoy con Violeta Parra. Pero a quien carrizo voy a darle gracias por las tragedias que a diario se suceden en esta "tierra de gracia". Anoche, para no ir muy lejos, tuvimos un apagón de 3 horas en 19 Estados. Ah!, eso fue saboteo, gracias pues, al gobierno por la información oportuna y veraz. La vaina es que no creo eso del tal saboteo. Por otra parte, los Señores Ministros de Agricultura y de Alimentación, sin siquiera sonrojarse dicen que los niños venezolanos toman leche 3 veces al dia. Ah!, no se consigue ni en boticas. Estoy "puyando" a mis vecinos para lograr la adquisición de una vaca en condominio. Agradezco al gobierno por la "paridera" de ideas. Bueno, por los momentos no quiero seguir agradeciendo. A cuidarse, pues
ResponderEliminar"Gracias" es una palabra mágica que muchos no conocen ni por referencias, y les vendría muy bien.
ResponderEliminarY dicho esto diré que Franklin dio en el clavo con lo del faro!!
Fernando Roque.
ResponderEliminarTú también alegraste mi tarde con tu comentario. Y es verdad que a veces parece como si todo se juntara. Recuerdo las navidades del 96 como algo horrible con muchas pequeñas contrariedades, pero sobre todo, con el gran dolor de la muerte de mi madre ese 13 de diciembre. Pero también recuerdo reunirnos esa nochebuena todos, mi padre, mis hermanos y yo y todos los nietos y hacer una cena en la que hablamos de ella y nos reímos con el eco de su risa y dimos gracias por tener la fortuna de haber compartido todo ese tiempo con ella.
Muchas noches es bueno hacer un repaso del día y pensar "¿Hubo algo bueno, que me hizo sonreír, que me confortó?". Anoche, entre mis buenos momentos, estuvo tu comentario. Gracias por él y un abrazo.
Juan Pérez:
ResponderEliminarJuan, hay un montón de formas de dar las gracias. A veces regalas algo a una persona (un sueter, por ejemplo) y a lo mejor ni gracias te dice. Pero luego, ves que se lo pone mucho y te mira con complicidad y te das cuenta que esa es su manera de agradecer.
Los amigos generosos te aceptan como eres, te dan sin esperar recibir, te salvan casi la vida. Leí una vez un artículo de Rosa Montero, donde decía que, si alguna vez hace un balance final, en ese recuento brillarían como islas de luz algunos momentos mágicos con sus amigos. Terminaba con "por todo lo que hemos vivido, y por todo lo que viviremos, gracias". Tu abrazo vital al amigo es también tu manera de dar las gracias por todo lo que compartes con él.
Un beso.
Agroteide:
ResponderEliminar¡Qué pena que una tierra tan rica como Venezuela, donde abunda el agua, los recursos naturales y la buena gente esté pasando por momentos tan malos con carencias tan elementales! También esta tierra nuestra sigue en crisis "para rato"y ahora parece que tampoco se puede protestar mucho, según la nueva Ley de Seguridad ciudadana, si no quieres que te lleguen multas de 30000 euros. Y si ojeas el periódico de hoy todo son noticias "alegres": bancarrota en Detroit, crisis en Ucrania, un informe PISA malo para Europa y Latinoamérica... También hay una noticia de Venezuela, "el país donde los coches viejos valen más que los nuevos".
¿Hay motivos para agradecer? A nivel personal, sí, sobre todo porque no hemos perdido el sentido del humor. Yo de ti me compraría esa vaca en condominio.
Un abrazo y ánimo.
Loquemeahorro:
ResponderEliminarLo de los buenos modales (gracias, buenos días, por favor...) a veces brilla por su ausencia. Y, sin embargo, más allá de aquellos libros de urbanidad que, por lo menos yo, teníamos en el colegio (se veía el niño malo, tipo Guillermo Brown, y el niño bueno, todo repeinadito), cuanto más vieja me hago, más valoro eso que llamamos amabilidad: que te salude y te dedique una sonrisa el dependiente que te atiende; que el taxista no te obligue a oír la Cope a todo meter; que, si estás enferma, tengas buenas caras a tu alrededor; y también que te den las gracias de corazón. Son pequeñas cosas que cambian el día.
Lo de Franklin, me encantó y me pareció la verdad de la vida. Cuando veo a la virgen de Candelaria enjoyada de pies a cabeza y pienso en los problemas que se habrían podido solucionar con la mitad de esa riqueza...
Hey... No compares la Bajada de la Virgen con la fiesta americana. Nosotros no nos cargamos un hermoso pavo, ni le metemos por el culo una manzana. Ellos se divierten dando las gracias a Dios, al diablo, o a quien se les ocurra y nosotros nos divertimos convirtiéndonos en enanos. Un respeto por favor...
ResponderEliminarEs más. Por las mismas fechas más o menos, aquí en Tenerife, imploramos a San Andrés para que no se pique el vino y de camino nos hartamos de garbanzas, tollos y carne de cabra. Y nosotros los palmeros, aquí en Tenerife también y un par de semanas antes, nos hinchamos a castañas asadas con tocino o guisadas con matalahúga. ¿Passsa algo?
Jajajaja... Ni se me ocurriría la comparación, Enrique, hay muchas cosas que los separan. Sólo les vi semejanza en que son capaces de recorrerse medio mundo para estar en tal fecha en su casa. Pero ahora que lo pienso, también los palmeros hacen loas (con alusiones a los mares procelosos) en agradecimiento a la Virgen de Las Nieves y la fiesta, como la americana, tiene un origen religioso.
ResponderEliminar¿Y las pobres cabras? ¿No sufren una muerte vil como los pavos? ¿La gente no se pega una pambufada en las dos fiestas?
Me da la sensación de que el ser humano es muy parecido en todos sitios...
Eso sí, los palmeros se lo pasan mejor, ¡donde va a parar!
Querida Jane:
ResponderEliminarDar gracias a los cielos...
Desde que el hombre es hombre, es decir cuando ya iba erguido sobre dos patas y había abandonado el árbol por la pradera...
Esa circunstancia hizo que creciera y se oxigenara más su cerebro, lo que le permitió ir pensando y razonando poquito a poco e ir perdiendo, en contrapartida, el puro instinto animal.
Entonces, todo aquello que no podíamos controlar, sobre todo las fuerzas de la naturaleza, que se nos mostraban en ocasiones protectoras, con multiplicación de animales o con abundantes cosechas, y en otras hostiles, con sus plagas, sequías o inundaciones y a las que convertimos en nuestros dioses. Seres bondadosos o crueles según les daba, y a los que había que contentar, por si acaso con ofrendas.
¡Había que dar gracias a los cielos por todo...! Por si sí o por si no.
Y así nos ha ido en todas las culturas, dando gracias por si las moscas...
Pero si no hubiera sido por eso, no tendríamos las fiestas lustrales de La Palma, o el Cristo de La Laguna, o La Candelaria o San Andrés bendito... ni tampoco el Carnaval y la Cuaresma (por si Sí o por si No).
¡Ni por supuesto, la fiesta del pavo de Acción de Gracias, el último jueves de noviembre!
Aparte:
La anécdota de Franklin, y a dios rogando...es típica de una mente práctica, no nos olvidemos que era un ilustrado, filósofo, físico y masón...
¡Mejor el faro...!
( Y seguro que comía pavo los fines de noviembre...)
Me ha gustado mucho tu comentario, Cándidaeréndira. Marvin Harris en "Nuestra especie" y en uno de los capítulos que titula "Intercambios divinos" dice que nuestra especie siempre ha esperado de los dioses y demás espíritus beneficios de algún tipo y en esa relación el intercambio era lo más apropiado. Necesitábamos a los dioses pero ellos también nos necesitaban para que los alimentáramos. De ahí las ofrendas alimenticias. Los dioses se alimentaban de la esencia espiritual de la comida y los sacerdotes luego la redistribuían al pueblo. El rey Salomón, por ejemplo, ofrendó a Dios con motivo de la dedicación del primer templo de Jerusalén 22.000 bueyes y 120.000 corderos. Luego la gente se los comió, claro. Yo creo que de ahí también viene que toda fiesta se asocie a la comida: ganso por San Martín, castañas y vino por San Andrés, pavo por Acción de Gracias y Navidad, cordero pascual entre los judíos, conejo en salmorejo en las romerías... A ver si al final va a resultar que somos religiosos porque nos gusta comer.
ResponderEliminarPues sí,quizás los españoles el día "sagrado" que nos reunirnos sin faltar,(lo que para ellos es acción de gracias),es en la Nochebuena,un momento con una buena comida,rodeada de la familia y brindando con una copa de vino el poder estar juntos un año más,celebrándolo..y el que no tiene familia pues con buenos amigos.Precioso escrito Isabel,brindo por ese pavo relleno y esa tarta de calabaza! ;)
ResponderEliminarPues sí, tienes razón, Iris. La Nochebuena significa casi tanto para nosotros como esa "Acción de gracias" americana. En mi casa siempre ha sido la Fiesta Grande del año, y todos procuramos estar juntos esa noche, agradeciéndole a la vida que sigamos aquí y, muchas veces, que haya un miembro más en la familia. Hay tanto por lo que dar gracias...
EliminarUn beso y que este año tengas una Nochebuena feliz.