Aquí donde me ven, yo soy una firme defensora de la copla española. Los
campos irlandeses todavía están estremecidos por los berridos que mi amiga
Lolina y yo mandamos una noche, hace años, cuando veníamos de Dublín a Maynooth,
después de haber estado en varios pubs de Temple Bar. En el coche, un poco
cansadas de la música celta, que es muy bonita pero que, entre nosotros, no deja
de ser un guineo, nos soltamos el pelo y cantamos, ante el estupor de nuestros
maridos, a grito pelado y casi llorando lo de “María de las Mercedes, mi
rosa más sevillaaana, ¿por qué te vas de mis redes de la noche a la
mañaaana?”.
Si alguna vez van a Irlanda y alguien les cuenta en voz baja que una noche
oscura de lluvia entre la niebla se oyeron unos aullidos estremecedores que
seguramente anunciaban la llegada de la comitiva fúnebre de la Santa Compaña, no
se lo crean. Éramos nosotras. Y eso que no cantamos lo de que “se me paren
los pulsos si te dejo de quereeer…”.
Y es que la copla hay que cantarla así, con los ojos cerrados, las manos en
el pecho y con un tono desgarrador que te va a limpiar el alma y dejártela
sedita. Nosotras, por lo menos, dormimos como benditas esa noche (no así
nuestros maridos, y probablemente los vecinos, que creo que tuvieron
pesadillas).
Pero, además, la copla tiene otras dos cualidades que la hacen perfecta. Por
un lado, son filosóficas, nos hacen ver de qué pasta estamos hechos, sobre todo,
las mujeres, porque casi todas las coplas van dirigidas a ella, esa pérfida.
Así, somos traicioneras e hipócritas (“Gitana, que tú serás como la falsa
monea, que de mano en mano va y ninguno se la quea…”), apasionadas
(“Es lo mismo que un nublao de tiniebla y pedesná, es un potro desbocao que
no sabe a dónde va. Es un desierto de arena, pena, es mi gloria de un pená, ay,
pená, ay pená, ay pena, penita, peeeena…”) e incluso hasta expertas en
transacciones comerciales (“Ná te debo, ná te pío, me voy de tu vera,
orvíame ya, que he pagao con oro tus carnes morenas. No mardigas, paya, que
estamos en paz”).
Por otro lado, la copla te cuenta historias completas, con inicio, núcleo y
desenlace, que ya quisiera el Chiquilicuatre. Hace poco leí una entrevista a la
actriz Mercedes Sampietro (“El País”, 28-6-2009), otra coplera como yo, que
define a la copla como “el melodrama sintetizado y cortito”. Y tiene toda la
razón. ¿Qué otra canción sino la copla puede contarte en un pispás, tal como lo
exigen estos tiempos, el dramón de “Él vino en un barco de nombre
extranjero. Lo encontré en el puerto un anochecer cuando el blanco faro
sobre los veleros su beso de plata dejaba caer...”? O el de "Ay, amor, ya no me quieras tanto..." o el de "No te olvides que me llaman la niña de la estación". Vamos, que ante eso las teleseries no
tienen nada que hacer.
Así que ya saben. Si alguna vez tienen una bajona, ahí va la receta: cójanse
unos cuantos amigos fieles y ya aleccionados; váyanse a un lugar donde no haya
muchos vecinos (si los hay, invítense a los vecinos también); háganse unas
cuantas tortillas, bébanse unos cuantos vinitos del país y mándense unas coplas
desgarradoras, filosóficas y melodramáticas.
Es mano de santo, oye.
El problema empieza cuando darle a la copla se mezcla con darle a la copa. Al final no hay quien reconozca ni la letra ni la música. ¿Tuvo algo que ver ese efecto con una noticia que informaba del erice de pelos en las vacas irlandesas hace unos cuantos años? Espero que no.
ResponderEliminarEfectivamente la copla y la copa hacen muy buen maridaje. Yo recuerdo haber conseguido maravillosos arpegios con tinto Señorío del Palomar y Francisco alegre y olé, Francisco Alegre y olá.
ResponderEliminarJomeini, ya Sagitta te dio una buena contestación. Lo de las vacas con los pelos erizados es simplemente una leyenda urbana. Y, Sagitta, me encanta Francisco Alegre, corazón mío y cómo le dice al torito bravo que "no me lo mires de esa manera, deja que adorne sus rizos negros con su monteraaaa..."
ResponderEliminar(Hace 4 años)
ResponderEliminarQueridas Sagitta y Jane:
Yo creo que llegué a este mundo, no con los dolores de parto de mi santa madre, sino con las interpretaciones de coplas y zarzuelas que le hemos escuchado toda la vida mis hermanos y yo. Y que las letras nos las sabemos mejor que la gramatica....
Imaginénse dos niñas de 12 y 13 años, un sábado por la mañana mientras hacíamos "las labores propias de nuestro sexo" (estudiar en la semana, y limpiar a fondo los sábados) cantando a duo el chotis "Madrid,Madrid Madrid, pedazo de la España en que nací...." .para pasar luego, a "Luisa Fernanda cariño mio con que nobleza me tratas tu, cariño mio con que indulgencia premiar supiste mi ingratitud".....para pasar a "Ese toro enamorado de la Luna que abondona por las noches la maná....". En fin poniamos tanto entusiasmo que las vecinas ya sabían cuando estabamos limpiando de los berridos que dábamos, pero chicas que a gusto nos quedabamos y sobre todo que limpia nos quedaba la casa. Por cierto el repertorio era según el estado de ánimo que tuviéramos, y ya cuando estábamos muy inspiradas mi madre se colocaba un pañuelo al cuello tipo chulapa cogía un abanico y ahí entraba Sara Bernart y mientras los chicharros y las papas en el fuego.
Si es que creo, Masé, que está científicamente demostrado que la copla para limpiar es mejor que la lejía y el estropajo. Es que lo del toro enamorado de la luna dan hasta ganas de limpiar los cristales.
ResponderEliminarMira por donde has encontrado otra cualidad más a la copla: limpia, pule y da esplendor.
(Hace 4 años)
ResponderEliminarY no hay nada como las versiones libres, que no son otra cosa que lo poco que recuerdas, tal que así... "Si tu gente no me quiere ni a ti te traga la mia porque Dios me ha permitío que yo esté loca perdíaa. Si el aire que tu respiras es el que estoy respirando Pa qué nos piden razones del qué, del cómo y del cuando... Válgame la soleeá si somos uno del otro quién nos puede separar Qué no tiene ná que ver ni el color ni la estatura con las cosas del queré..." Y aquí hay que salir dando la espalda y como con bata de cola y arrastre de pies... y el sentimiento que se pone, eso es impagable.
Yo siempre me acuerdo, Ancaria, de una vez que vi a Paquita Rico cantando lo de Mª de las Mercedes y hacía eso mismo: arremangarse de pronto, volverse de espaldas arrastrando su bata de cola, dar un golpe de abanico y caminar majestuosamente hacia el fondo mientras la música decía lo de "tantachán, tachantachantachantantachaán...". Lo que tú dices, impagable.
ResponderEliminarA la vista de la locura coplera que se ha desatado en la blogtfera ahí va mi aportación: Romance de valentía.
ResponderEliminarEra mu poco en la vía
Tan poco que nada era,
Por no tene no tenía
Ni mare que lo quisiera.
Era un triste afisionao,
Que buscaba la ocasión
De dejar en un cerrao
Frente a un toro el corazón.
Romance de valentía
Escrito con luna blanca
Y gracia de Andalucía
En campos de Salamanca.
A ver si superan esto
Tienes razón, es insuperable. Aunque tampoco está mal "El relicario" con el torero, herido de muerte en la arena, con arrestos para decirle a ella lo de "pisa morena, pisa con garbo...". ¿Y la de "El huerfanito"? Cuando se entera de que es un huerfanito ("Por yo venir a este mundo perdió mi mare su vía..."), clama "...y a todas horas con pena llorando a voces le digo. "¿Por qué si fuiste tan buena no me llevaste contigo?". Un dramón.
ResponderEliminar¡Quién vería a los leprechaun corriendo despavoridos! X-D Erin go bragh!
ResponderEliminarYo, más que "los niños de los peines", los llamaría los "locos, con perdón, por la copla". Sorprendido me quedo con la cantidad de confesos que has suscitado con tu post, Jane. Y yo que me creía un bicho raro, porque me gustaban y me gustan mucho los cantes de la copla...
ResponderEliminarHay más amantes de la copla de los que una imagina. Estoy pensando hacer con todos ustedes una cofradía coplera. Llevaríamos pañolón y abanico, como dice Masé, y algunas veces bata de cola para arrastrarla por los suelos, como sugiere Ancaria (y que no falte el vinito, como apuntamos Sagitta y yo). Nos podríamos llamar "Los niños de los peines" o algo así. Aunque lo fundamental es el sentimiento, desde luego.
ResponderEliminarA la dra. Jomeini y a Anónimo: ni las vacas irlandesas ni los leprechauns han sido los mismos desde entonces.
(Hace 4 años)
ResponderEliminarCómo me has hecho reir. No sólo al imaginarte flotando en el gozo de la copla sobre suelo irlandés, sino porque afloró a mi memoria el recuerdo de una niña que por aquello de que las señoritas tenían que saber de todo, hacía que limpiaba algún sábado
y cantaba a grito pelado con un pañuelo amarrado a la cabeza retazos de copla, de las que alguna vez oyó cantar a su madre.
hay pena penita pena... penaaaaa
pena de mi corazóooooon
Si yo fuera reina
de la luz del día
del viento y del mar
cordeles de esclavas
yo me ceñiria
por tu libertad
hay pena penita pena... penaaaaaaa
pena de mi corazóooooon
que me corre por las venas
penaaaaaaaaaaaaa
con la fuerza de un ciclóooooooon
Y entre nosotras, espero que la audiencia en aquella época fuera poca, porque aparte de destrozar la letra a mi antojo, hacía la música polvo.
Ay, Floren, si yo me fijara en que no sé cantar y en lo despistado que tengo el oído musical... Pero lo bueno de la copla es la pasión, el entusiasmo, el desgarro, el arrebato y el frenesí. El cantar bien se lo dejamos a la Piquer, a la Lola, a Marifé de Triana y a tantas que nos han deleitado en la vida.
ResponderEliminarQue pena. No soy muy aficionada. Mi madre era de las mexicanas y de bajona son mas bajas todavía. :-D
ResponderEliminarLas mexicanas, Belén, son iguales de melodramáticas. Acuérdate de aquella que decía "Al preso número nueve hoy lo van a ajusticiar porque mató a su mejer y a un amigo desleal..." y como al final dice que si vuelve a nacer él la vuelve a matar. Un dramón también, pero te deja el alma como una seda después de cantarla a grito pelado.
ResponderEliminarEl género de la copla,debe de ser como el del Cante Jondo,hay que "mamarlo",para entenderlo.A mi en particular,me gustan ambos,más el primero.Me gusta la copla,copla, la anterior a la de mitad de los 60.Lo otro,lo posterior,ni nombre tiene.La copla,debe de ser la hermana mayor del bolero;pues ambos géneros coinciden en planteamiento,nudo y desenlace. Muy bueno el tema elegido amiga Isabel,como todo lo que tocas,felicidades.Me he reído con tus ocurrencias,allen de los mares.Buen día y feliz fin de semana.Cs
ResponderEliminarCuando nos reunimos los amigos en una comida con guitarras, Francisco, le damos tanto a la copla como al bolero. Pero la copla es más desgarradora y el bolero más suave. La copla es un terremoto que agita las entrañas, es cuestión de pasiones, y el bolero es cuestión de sentimientos, de amores y olvidos, sobre todo. Hay coplas preciosas y boleros inolvidables.
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