martes, 7 de junio de 2011

Por qué no soy de Twitter




Y mira que ya estoy impuesta en el lenguaje. Por lo menos, uso el verbo tuitear como si hubiera nacido haciéndolo. Mi hija, que es una de los 200 millones de tuiteros (¿se dice así?) y que me suele tuitear estos posts, habla maravillas de esta red social. Que si es el sistema más ágil para preguntas y respuestas, que si te actualizas inmediatamente en cualquier tema, que si proporciona un feedback (¿?) rápido para tus proyectos, que si en 140 caracteres se resume la esencia de cualquier cosa… Pero yo la oigo como a quien está hablando de los planos para la construcción del Empire State.

Y es que yo no soy de Twitter.

No lo soy porque los de mi generación somos de otra galaxia. No nos sentimos cómodos con Internet, a pesar de usarlo. Mis nietos manejan el Ipad y los teclados del ordenador con una agilidad que nos está vedada. Nosotros vamos despacio y con tiento, no sea que toquemos la tecla equivocada y se nos borre el disco duro, ese ente. Así que no te digo si, aparte de Google y de Facebook (estos tampoco es que los domine mucho), también tenemos que manejar Twitter. Quita, quita.

No soy de Twitter porque un título (pongamos “Cien años de soledad”) tiene que encerrar el espíritu del libro, de tal manera que lo paladeemos, valorando los espacios y sopesando cada palabra (¿Cien? ¿Tantos años? ¿Y siempre en soledad?), y nos impulse a empezar a leer: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. No es lo mismo que hubiera aparecido en Twitter: #cienañosdesoledad, y luego: El coronel Aureliano Buendía conoció el hielo. Ah, pues qué bien.

No soy de Twitter porque el lenguaje de Twitter es lo menos poético del mundo. ¿Dónde va a parar hablar de trending topics, de fail whale, de hashtag, con, por ejemplo:
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada
y tiritan, azules, los astros a lo lejos” ?
¡Ay, Neruda, a ti para explicar la esencia del amor y el desamor no te hacía falta contar caracteres!

No soy de Twitter porque la filosofía, a la que yo he dedicado parte de mi vida, está reñida con él. Es verdad que un aforismo puede ser muy profundo, pero no me imagino a Kant intentando explicar la “Crítica de la Razón Pura” (416 páginas en la edición de Losada) en 140 caracteres. Buscar los porqués, los cómo y los paraqué es una tarea trabajosa que, como la de Sísifo, aquel que fue castigado a subir eternamente una piedra a un monte, no termina jamás.

No soy de Twitter, porque a mí todo eso de la rapidez como que no me va. Tengo cada vez más claro que, en la vida, hay que ir despacio. Sintiendo, saboreando, fijándote en cada cosa, manteniendo largas conversaciones en una sobremesa plácida, leyendo tochos de libros que sean tan interesantes que te apetezca leerlos otra vez… Y Twitter es un pispás y ya está.

Pero, sobre todo, no soy de Twitter porque yo soy una explicada. Yo me he visto contándole a una aburrida dependienta, a quien mis cuitas y peripecias se la traían al pairo, que me quiero comprar unos zarcillos verdes porque mi ahijada se casa en Londres este verano y quiero ir conjuntada con la chaqueta a la boda. O, si me dicen en el supermercado “Buenos días”, igual contesto: “Sí, pero en el sur no estaban tan buenos porque ayer fui a la Playa de la Arena y caía un chipichipi que no sé si será para calor…” Y no hay más que ver que, con esta, llevo 147 entradas en este blog contando mi vida y costumbres, que, a veces, mi marido, que es todo lo contrario, me dice: “Pero ¿vas a contar eso?” Ah, yo, sí señor, no me voy a guardar cosas dentro pudiéndolas largar a las ondas ¡Y con pelos y señales!

Así que ¿yo, 140 caracteres nada más? Ni loca. 

8 comentarios:

  1. ¡Cómo te entiendo, jovencita! Hace años una amiga (de toda la vida) me dijo que nos escribiéramos por el messenger, y yo

    - Hola, guapa, que mira que he pensado yo esta mañana que si el cielo está enladrillado quién lo desenladrillará porque le desenladrillador...

    y ella
    - Oye, es que en esto hay que ser breve
    - Breve? Entonces por qué me lo has propuesto a MÍ???

    Buenísimo lo de Cien Años de Soledad.

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    1. Hace poco nos reunimos tres amigas a comer y el camarero tuvo que venir ¡3 veces! a apuntar la comanda porque con tanto alegato no nos daba tiempo de mirar el menú. Al final, ya venía hasta con cara resiganda, de decir ¿Se callarán estas de una vez?

      Y es que no hay nada, ni Twitter, ni Facebook, ni los messenger, ni los email, que pueda sustituir a una larga, tránquila y plácida conversación, en torno a una mesa, bebiéndote un vaso de buen vino (eso sí lo habíamos pedido de entrada) y con amigos de toda la vida.

      Y lo de "jovencita" me llegó al alma. Un beso.

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  2. ¡Cómo te entiendo, amiga!. Posiblemente, yo más que ninguna/o. Sobre todo, en lo de explicada, que para explicar (como bien sabes), que me llamen a mí. A lo mejor, porque nos hemos pasado más de media vida explicando Filosofía (tú), E.P.V. (vaya horrible manera de abreviar a la Educación Plástica), Dibujo, Fotografía, Cerámica y hasta Pretecnología, Trabajos Manuales y Música (yo), hace muuuchos años... Y, claro, todo eso crea hábito.
    En cuanto a esas marañas llamadas redes sociales, miedo me dan. Seguro que más de uno me va a llamar analfabeta informática y me va a sitúar en la época de casi Matusalén, pero qué se le va a hacer. De Internet, lo justo: correos, prensa digital y Google, para casos estrictamente necesarios.
    Tú tienes tus sabios en esos asuntos y algo conoces, pero una servidora está pez en eso del Twitter, el Facebook, el Messenger y demás modernidades. Ya no estoy yo para dedicarles tiempo. Se lo dejo a los que nos siguen: hermanos menores, sobrinos/as, novios/as, mujeres/maridos de sobrinos/as, sobrinos-nietos...
    Lo dicho, pues: donde haya una buena explicación que se quite el tuiteado, que bueno es sintetizar, pero no demasiado. Y no he querido hacer un pareado, que conste.

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    1. De todas formas, como los humanos somos así de incoherentes y veleidosos, no te extrañe verme algún día aprendiendo eso de Twitter. Después de todo, Alex de la Iglesia ya dijo en los Goya que Internet es el futuro y no nos vamos a quedar tú y yo sin formar parte de ese futuro, digo yo. Además, me consta que estás mucho más integrada que yo en él.

      Lo malo va a ser que, de tanto escuchar los tuits de Twitter no oigamos los tuits de los pájaros de verdad, de los que Twitter ha copiado el sonido, el logo y el comportamiento; o que acabemos diciendo, como en la genial viñeta de El Roto este martes en El País: "Me estoy buscando en Internet para saber quién soy".

      Un abrazo.

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  3. Jane, cuando me jubile (que ya estoy contando los días) pienso explorar todo ese mundo, probar a decir las mismas cosas o cosas diferentes con muchas y con pocas palabras; seguro que todo tiene su utilidad...o no, pero voy a descubrirlo por mí misma. Va a ser todo un lujo tener tiempo para dedicarme a explorar Twiter, Facebook, Messenger y todo lo demás. Ya huelo la libertad.

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    1. Te estamos esperando en el gremio de los jubilados con los brazos abiertos. Y seguro que no vas a parar y vas a decir lo que siempre decimos: "¿Cómo teníamos antes tiempo de trabajar?".

      Y tienes razón, todo tiene su utilidad, incluso Twitter para las alegadoras como yo, porque, debajo de los 140 caracteres, van paquetes de información con muchos más.

      Con Internet el mundo ha cambiado, se ha ensanchado y se ha conectado de una manera tan increíble que hacerse a un lado es perder también parte de esa realidad. Y los jubilados queremos estar ahí.

      Bienvenida a la libertad.

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  4. Twitter tiene 2 características importantes en el mundo de hoy: velocidad de difusión de cualquier noticia y síntesis en la exposición. Yo creo que los poetas, los escritores y hasta los filósofos tienen cabida en él. Es un gran instrumento de comunicación.
    Buena entrada. Saludos.

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    1. "Pienso, luego tuiteo", decía un artículo que leí hace un par de meses. Y el refrán "Lo bueno, si breve, dos veces bueno" habla de lo mismo: comunicar un pensamiento profundo e intenso en pocas palabras.

      El tema no es nuevo porque ya estaba en Ramón Gómez de la Serna y sus Greguerías y en todos los aforismos de los filósofos, desde los presocráticos hasta los actuales. Pero lo que sí es nuevo es la velocidad de la difusión, que puede dar la vuelta al mundo en poco tiempo, y eso sí es un logro increíble.

      Me parece perfecto mientras eso no se quede ahí sino que sea la punta del hilo del que se tira para recabar más información o para una lectura posterior más amplia y tranquila.

      Saludos y gracias.

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