Un
amigo sevillano me decía hace poco que aquí en Canarias no tenemos tradición de
Semana Santa, que lo de las cofradías no levanta pasiones, que no entendemos el
sexappeal capuchino y que nada de nada de saeta al cantar al Cristo de los
Faroles.
¿Cómo
que no?, dije yo indignada (porque ya se sabe que la tierra es la tierra y, si
hay que tener tradiciones, se tienen) Y así, a bote pronto, le nombré tres.
La
primera es que, nada más terminar el viernes de Dolores, todo el mundo sale
escopetado para la costa. Es el Tradicional Comienzo de Temporada Playera en el
que, así llueva o truene, la gente se compra su Nivea nivel 20, agarra las
cholas, el bañador y la toalla y, sin encomendarse a Dios pero tampoco al
diablo, hala, a tenderse en la arena y a margullar con las olas. Mi hermana y
su familia volaron con efecto Doppler a La Graciosa ; mi hijo, mi nuera y mis consuegros a
Valle Gran Rey; nosotros con los amigos a la Playa de la Arena y, cuando volvimos, allí se fueron mi hija,
mi yerno y mis nietos; mi hermano y mis primos a Los Cristianos… Y todos, todos
hemos pasado del blanco lechoso invernal a ese doradito preveraniego, salpicado
con algún estornudo porque, en honor a la verdad, el agua todavía tiene una
temperatura tipo gin tonic con hielo.
Está
también la Tradicional Ingestión
de Pescado del Viernes Santo. Aquí se come pescado ese día sí o sí aunque no
seas religioso ni sepas el origen de la tradición (ni te guste el pescado).
Tengo unos amigos que tuvieron un día de juerga alrededor de un sancocho; otros
se fueron a comer morena frita y cabrillas al “Chavique”, un bar cerca de casa
donde se come muy bien; a nosotros nos invitaron otros amigos a comer en su
casa un bacalao con tomate; mi hermana desde La Graciosa me mandó un
guasap con una bandeja de viejas recién pescadas que iban a guisar… Y claro,
después, de postre pestiños, roscos y, sobre todo, torrijas, como las que mi
abuela hacía desde que yo recuerdo. El caso es ponerse morados, un color -hay
que reconocerlo- muy acorde con la Semana
Santa.
Y también
está la Tradición
de Ver Cine Religioso. Algunos piensan que esta tradición, tan vivida en
nuestra infancia, ha muerto, pero no. Esta semana, por ejemplo, han puesto por
la tele “María de Nazaret” o “La
Biblia ” para que no perdamos la costumbre. Pero, si no hay
películas como Dios manda, ves al personal comentando con nostalgia aquellos
años gloriosos en que lo único que daban era “Quo vadis”, “Ben-Hur” o “La túnica
sagrada”. Es el Tradicional Desglose del Momento Cuádrigas o el Tradicional Análisis
Espeluznado de la Sonrisa
de Victor Mature.
¡Que no
hay tradiciones, dice! ¡Pues claro que hay tradiciones de Semana Santa para dar
y tomar, para sentir que conectamos con el trasfondo atávico de nuestro pueblo!
¡Incluso
creo que hay hasta procesiones!
(Las fotos son de El Médano en estos días pasados -gracias, Leti, por mandármela- y del bacalao en tomate con el que mi amiga Ana nos obsequió en Viernes Santo)
Y se te olvidó algo fundamental, los tollos. mi madre es una experta y de ella hemos aprendido a hacerlos, que te chupas los dedos. Tambien las garbanzas con bacalao y las tortitas de lo mismo.
ResponderEliminarHola Isa. Yo recuerdo ir a La Laguna a ver procesiones. Mi madre se ponía sus guantes, debía ser por el frío que se pasaba. Ibamos con unos amigos, y aún los recuerdo con cariño. Su hija, estudió en las Dominicas, e hizo medicina. Quizás Ana la conozca: Pilar Fdez Meliá.Preguntaseló. Besos.
ResponderEliminarHola Isa, tradiciones en nuestras islas, todas, gracias a Dios (nunca mejor dicho,en tiempo de cuaresma). En mi casa, nunca falta el potaje de vigilia (garbanzos,espinacas, bacalao)torrijas, por supuesto, excursiones de dar la vuelta a la isla, pués tampoco, procesión de madrugada, de vez en cuando, playa también, reunión con los amigos, ni dudarlo. ¡¡Hay quién de mas tradiciones para un semana que se hace corta!!!
ResponderEliminarCarmen, no como tollos desde que mi madre murió. Ella los hacía maravillosos y, aunque tengo la receta, nunca me he puesto. La Semana Santa es un vivero de buenas recetas (de pescado, por supuesto) A ver si un día nos vemos e intercambiamos recetas.
ResponderEliminarEsperanza, claro que sigue habiendo procesiones, sobre todo en La Laguna y en Santa Cruz. Por la casa de mis padres sigue pasando el Señor de las Tribulaciones los martes santos. Mi madre siempre invitaba a la familia y a sus amigos a una merienda para luego verlo pasar desde las ventanas y, a veces, los niños le tirábamos pétalos de flores. Y hace años también fuimos de noveleros a pasar frío y a ver la procesión de madrugada que sale del Cristo en La Laguna. Pero hace tiempo que no vamos.
ResponderEliminarM.J.: Mi hija ha puesto hoy en Facebook algo así como "vuelta a la cruda realidad". La Semana Santa es un oasis de descanso y relax donde da tiempo para todo: playa, excursiones, comilonas con los amigos, reuniones familiares, dormir siestas reparadoras, ver cine, leer un par de libros... Es de los periodos de vacaciones más productivos.
ResponderEliminarY esta vez no he comido el potaje de vigilia, mmmmm, qué bueno. Me da que voy a hacerlo aunque se me haya pasado la época.
¡Cuántos años sin oir esa palabra "Sholas"!.La había olvidado por completo.
ResponderEliminarMe extrañaba que no siguieran saliendo las procesiones. Hay gente para todo, y El Puerto se llena estos días, aunque la Semana Santa ha caido muy pronto y el tiempo no acompaña.
Aquí todo lo contrario, Esperanza, el tiempo ha estado acompañando... para pasarlo en la playa. Hacía tiempo que no veía una Semana Santa con unos cielos tan despejados, un sol tan radiante y una temperatura acorde con ellos, sobre los 24º.
ResponderEliminarY es lo que te digo, Esperanza, que tienes que volver a rememorar viejos tiempos y viejas palabras.
Hola Jane. Cuando era un mozo, la Semana Santa estaba impregnada de Iglesia, Procesiones y comer pescado el viernes santo.Todavía recuerdo cuando al pasar la Procesión cerraban las puertas de los bares, se bajaba el volumen de las conversaciones, y se tomaba poco a poco la bebida. Unos años antes ni se podía oir música, ni reir siquiera, y claro el personal se hartó, y la mayoría no quiere saber nada de aquello.
ResponderEliminarEn La Laguna se ha puesto de moda la Semana Santa, creo que por intereses comerciales, y no es raro ver en alguna cofradía a muchos señores que no pisan una iglesia salvo en algún entierro. Por cierto, una de las cofradías está llena de personajes a los que les gusta la rumba, y la noche, pero claro de alguna manera hay que hacerse perdonar, no por Él que está arriba, sino por los que están en las aceras viéndolos pasar. En fin, otra tradición canaria mas. Un beso Jane. Juan
juan peréz...pues lo mismito que en Sevilla...postureo y poco más
ResponderEliminarHola Jane. Al igual que Juan Pérez, yo era partícipe, como costalero, de aquellas procesiones en las que sacábamos los tronos de nuestra iglesia. Hoy siguen habiendo, con otros, las mismas procesiones que había entonces, desde el Encuentro el miércoles, a la procesión del silencio el viernes noche. Hoy no sé, pero en aquellos entonces, nuestro párroco, en la medida de sus posibles, nos invitaba el sábado a unos refrescos y bocadillos que devorábamos como fieras.
ResponderEliminarLo que pasa es que estos sevillanos piensan que ellos son los únicos que procesioean en Semana Santa, ¡qué equivocados están!
Luego, también había playa, bacalao con tomate, gofio escaldao, papas arrugás, pejines, jareas, quesito y el viernes un buen sancocho de pescao salao, como lo decimos aquí. Eso sí, un buen vinillo del que hablábamos el otro día.
Es mejor que ellos crean que no, pues así no vienen a comerse lo nuestro, que luego no hay quién los eche... saludos
Juan Pérez: Cuando yo era también moza estaba la Semana Santa todavía más impregnada de iglesia, que para eso soy mayor que tú: toda la semana a pescado, nada de música si no era sacra, no se podía decir ni un chiste, a los niños nos mandaban a callar a cada rato porque había muerto Jesús... Ahora eso sí, a mí me encantaban las procesiones con la música de pon porrón pon y la visita a los Monumentos, que me parecían preciosos con tanta flor y tanto dorado. Además, en cada uno recogíamos estampitas y después compárabamos a ver quién tenía más y más bonitas. Los niños lo pasan bien hasta en el ambiente más lúgubre.
ResponderEliminarEl tema de las cofradías y los siervos del Cristo y sus luchas de poder y quién pertenece o no debe pertenecer y todo eso, me resulta incomprensible, "un mundo raro", como dice la canción. Pero hay gente para todo, como dice Esperanza más arriba.
María José, fíjate que no conozco la Semana Santa de Sevilla... Pero es verdad que se lo toman muy a pecho porque siempre me asombra los lloros y el llanto y el desconsuelo si, como ha pasado varias veces, la procesión no puede salir por lluvias o tempestades. Parece como si se les muriera alguien, oye. Y lo sienten de verdad ¿¿¿???
ResponderEliminarJosé Gerardo, como le dije antes a Juan, guardo un recuerdo bonito de las procesiones. No soy religiosa pero me encantan los rituales y hay que reconocer que la Iglesia se los trabaja. Y, encima, había premio de bocadillos para los costaleros... ¡qué menos!
ResponderEliminarA mí me gustaba mucho una ceremonia en la iglesia de Santiago del Realejo Alto (no sé si la seguirán haciendo, esto fue hace 50 años), cuando el sábado santo por la noche se suponía que Cristo había resucitado: se oía un ruido estruendoso como si la iglesia se viniera abajo y luego, un contraste de campanas. Se me ponían los pelos de punta y sentía que a todos les pasaba lo mismo.
Estoy contigo, de todas formas, en que lo mejor de todos son esas tradiciones culinarias acompañadas de un buen vinillo. Eso que no falte.
Anda que mi adorada suegra (que está disfrutando en la gloria), grandísima maestra nacional de múltiples escuelas unitarias, no fue una gran cocinera porque su trabajo se lo impedía, pero elaboraba dos o tres platos que eran una delicia. Platos sencillos, nada complicados. Siempre recordaré en la Semana Santa lagunera el cherne salado con papas negras o bonitas procedentes de Los Realejos (donde estuvo ella destinada unos cuantos años), y como aderezo un mojo impresionante de cominos y azafrán de la tierra con algún ingrediente más, truco de la casa. Nos poníamos morados toda la familia cuando nos reunía en la calle Bencomo.
ResponderEliminarPor cierto, empleas el verbo marqullar y yo siempre he dicho marqullir. Supongo que se utiliza una u otra dependiendo de la isla de la que procedes. Creo que es un término portugués. Tu que eres de letras me lo debes aclarar...
Enrique, conocí a tu suegra en los Realejos cuando yo era chica: buenísima persona. Y claro, también conozco esas papitas negras o bonitas de allí, y el mojo de azafranillo de la tierra que mi amigo Melchor hace también muy bien. Él siempre dice que, si se le aparece el genio de la lámpara, le pediría que le diera todo lo que se ha gastado en comer y en beber en toda su vida. Tiene razón, porque además esos momentos en torno a una mesa con la gente que quieres son los mejores del mundo.
ResponderEliminarEn el Diccionario de Canarismos de la Academia Canaria de la Lengua se admiten los dos términos "margullar" y "margullir", aunque donde ponen la definición ("Nadar debajo del agua") es en el primero. En el "Tesoro lexicográfico del Español en Canarias" es al revés, "margullir" es el que aparece más comentado ("sumergirse" pero también "acodar una planta"). Es, en efecto, un portuguesismo y en La Palma y en Lanzarote concretamente se usa más "margullir".
Gracias por lo de "tú que eres de letras", pero los de Filosofía no nos consideramos "de letras" sino que pensamos que la filosofía es terreno común a ciencias y a letras. Pero esa es otra historia.
Lo de acampar en el Médano (en los tarajales que había camino del muelle) y hasta en la Tejita chica... llegó a estar asociado a la Semana Santa en mis años mozos... entre mis recuerdos, un policía municipal celoso del rigorismo que nos impedía tocar la guitarra en la plaza hasta que no hubiera resucitado el muerto de todos los años... y todos los jóvenes esperando a que la discoteca abriera el domingo a partir de las 12 de la noche...¡qué tiempos tan extraños ya felizmente pasados!
ResponderEliminarEn mis tiempos lo de acampar en La Tejita hubiera sido perseguido por la Inquisición Española (Monty Python dixit). Lo que es extraño, Juan, si lo piensas, es como hay gente que se permite prohibir determinadas actitudes (¡tocar la guitarra, por Dios!) a otras personas en nombre de sus creencias. Y lo más extraño es como todo el mundo acepta esa situación. Toquemos madera para que sean tiempos felizmente pasados.
ResponderEliminarPescaito, playa y películas de caracter religioso....hemos cumplido con todas Isabel!!
ResponderEliminarAsí se hace, cumpliendo los deberes, que luego no digan que somos gente que no sigue las tradiciones. Y alguna más habrá por ahí que ahora no me acuerdo.
ResponderEliminar¡¡¡Cuánta razón tienes!!!!, pero yo, por que a veces me gusta ir a contracorriente, el viernes santo me mando un chuletón ¡caiga quién caiga!, pero como tradición eh!, por tradición.
ResponderEliminarAh, Guille, si es por tradición se te perdona todo. Ayer leí que en los cuarteles había ondeado la bandera a media asta desde el viernes santo al domingo de resurrección como señal de luto, y, cuando se les pidió explicaciones (el Ejército no es ninguna institución religiosa que, como tal, crea en la muerte y resurrección de Cristo), Defensa contestó que se hacía por tradición. Así que ya ves, "por tradición" es una explicación tan buena como cualquier otra. Y que aproveche bien el chuletón.
ResponderEliminarYo recuerdo que el domingo de resurrección en La Palma se estrenaba siempre ropa. Me acuerdo de unos pantalones (hechos por costurera) que estrené con 9 años y que picaban como un demonio. Otra tradición más de Semana Santa.
ResponderEliminar¿Y te acuerdas de las bulas?
¡Sí, es verdad, siempre se estrenaba! A mí mi madre me hacía estrenar sombrero y me acuerdo de una pamela que parecía Escarlata O'Hara.
ResponderEliminarLo de las bulas era una injusticia más. El que tenía bula (pagándola, claro) podía comer carne. Una iglesia de ricos y pobres.
Mujer, mucho más entretenido que ir a la playa es estar tres horas oyendo saetas y aún mejor ¡tamborradas!
ResponderEliminarBueno mira, que cada uno haga lo que quiera, todo es muy respetable, pero yo me apuntaba a vuestro plan(azo) sin dudarlo.
Loque, las que hemos tenido una educación católica en casa y en el colegio hemos pasado muuuuchas horas en nuestra vida de rosario y procesión. Yo creo que con lo hecho ya hemos llenado el cupo vital obligado. Ahora no pasa nada por hacer otro plan sin tamborradas ni saetas. Yo también me apunto.
ResponderEliminarLas "rebanadas". Así llamaban en La Vera de mi infancia a las torrijas. Mi madre las hacía solo en Semana Santa.Este año para rememorar tan dulce acontecimiento las hice para mi hermano Míguel Ángel. Se me quemaron un poco.Pero las agradeció.
ResponderEliminar¡Eso es una hermana! En mi casa también se comían en Semana Santa y las sopas de miel en carnavales. No las he vuelto a hacer desde que murió mi madre. Pero se lo voy a decir a mi hermana, a ver si es tan buena como tú y me las hace. También se las agradecería. Mmmmmmmmm, qué ricas son.
ResponderEliminarLo mejor de nuestra época era la Semana Santa en el Medano lo pasábamos "pipa"y sólo tocando la guitarra.
ResponderEliminarEso sí que es una buena tradición de Semana Santa, Isabela, de las que no se deben perder. Supongo que lo que tocaban a la guitarra no eran himnos sacros ¿verdad?
ResponderEliminarCada uno escoge la tradición que más le apetece. ¿Porqué tenemos que tener todos las mismas? Que aburrido sería.
ResponderEliminarY aquí tenemos para dar y regalar, Merci. Lo que pasa es que el mismo término de "tradición" alude a que las costumbres y eventos pasan de unas generaciones a otras y como que no puede tener cada persona su tradición particular sino que son compartidas por un montón de gente.
EliminarPero sí que es verdad que hay bastante variedad para escoger. Ayer mismo Santa Cruz se veía vacío (tradición de escape hacia el sur), pero por la noche llenísimo de gente viendo la procesión (tradición religiosa). Que, como dices, cada uno se apunte a lo que más le guste.
Jajajajajaja Isabel; como todos tus escritos, con esa fina ironía que te caracteriza...benditas tradu¡iciones las nuestras, mucho ás sanas que ésas que, desfortunadamente, están queriendo rescatar para "divertimento" del guiri de la España torera y "dufferent".
ResponderEliminarAy, sí, Elvira y mucho más divertidas, dónde va a parar. Además, lo bueno es que hay gente pa tó, como le decían a Ortega y Gasset.
EliminarYo he asistido a los actos de Semana Santa y tengo que decir, que había muchísima gente. No todos se fueron a la playa. Todavía quedan creyentes en el mundo.
ResponderEliminarLa iglesias y procesiones estaban este año más llenos que nunca, hay de todo y para todo.
ResponderEliminarDesde luego nunca se me ocurriria llamar fanáticos a los creyentes y practicantes, siempre hay que hablar desde el respeto.
Yo creo que hay más fanáticos en los no creyentes que en los creyentes y practicantes.
ResponderEliminarEsther y Carmen Paz, si entran en los comentarios al post, le comenté a Merci que el jueves Santo bajé a Santa Cruz y no había gente (tradición de escape hacia el sur) pero que por la noche estaba llenísimo de gente viendo la procesión.
EliminarA esto es a lo que creo que se refiere Elvira diciendo que no somos fanáticos o por lo menos yo lo entendí así: no somos "partidarios exaltados e intolerantes" de ninguna tradición en particular, sino que hay espacio para todo. Afortunadamente, añadiría.
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