Esta semana, Álvaro, mi cuarto nieto, ha nacido con la luna llena. Ha saludado al mundo con un grito que se ha oído más allá del paritorio, en la sala donde otros abuelos esperaban el milagro que es el nacimiento de un niño. Todos hemos sonreído y algunos (yo, por supuesto), llorado. No hay mejor ocasión para la risa y el llanto que ver y oír nacer a un nuevo ser.
Últimamente el mundo se ha llenado de niños. A la familia han llegado Óscar, Sofía, Daniel y, ahora, Álvaro. Pero también ha nacido Irene, la hija de una alumna muy querida, y muchos nietos de amigos: Lorena, Raúl, Diego, Alejandra, Darío, Carla, Pedro, Fernando, Lucas, Inés, Amalia, Santiago,.. Y hay cinco más ya en camino.
Ha ocurrido como una explosión, como si de pronto quisieran negar las
estadísticas que dicen que en España ha descendido la natalidad. Como si sus
miradas limpias que te siguen con curiosidad (¿Quién será esa loca que me dice
tonterías?) y sus deditos, agarrándose a los tuyos,
gritaran: “¡Eh! ¡Estamos aquí! ¡Y, lo quieran o no, somos los dueños del
mañana!”.
¡Son tan diferentes ya! Está la impaciente y el tranquilo, el temperamental,
el serio y el alegre, la que se fija y la pasota… Sus circunstancias son también
distintas: la religión, el modelo familiar, el sitio en el que han nacido (Los Ángeles, Londres, Luxemburgo, aquí...). Han
sido o serán presentados al mundo en ceremonias íntimas, o en fiestas bautismales. Pero todos coinciden en que se hacen entender enseguida y en que no tienen
ningún empacho en presentarnos una lista de órdenes claras y precisas que no
dudan, esos pequeños tiranos, que obedeceremos sin rechistar: “Quiero comer,
quiero que me limpies, quiero que me mimes”.
Y también coinciden en que son niños queridos. Los vemos tan frágiles y, sin
embargo,… Cuando mi madre me tuvo a mí, su primera hija, seguía
escrupulosamente, como todas, los dictados del pediatra. Un día llegó muy
contenta diciendo: “¡Ya la niña puede comer huevos! Tengo que empezar a darle
primero un cuarto de yema, a los pocos días, la mitad, y así poco a poco hasta
dentro de un mes…”. Mi abuela, que era una mujer de campo y que vivía con
nosotros, le dijo: “Ay, hija, desde cuándo le estoy yo poniendo a la niña una
yema entera batida en los biberones…”. Si yo sobreviví a mi abuela y sus
regímenes, es que verdaderamente los niños son muy fuertes.
Pero de todas formas queremos protegerlos y ahorrarles todo mal. Para
avisarles, les vamos a leer cuentos en los que hay lobos en el bosque, ogros y
brujas que pueden engañarlos y flautistas de Hamelin que, por dinero, los pueden
alejar de sus casas. Les ofrecemos un mundo hermoso pero también temible y
cambiante. Y porque no sé contra qué tendrán que luchar, hoy yo, que no soy
religiosa, quisiera elevar una oración por todos ellos, los niños que acaban de
llegar y que todavía no hablan con palabras, pero que gobernarán el mundo que
les dejemos. Una oración que exprese gratitud por que estén aquí, pero también
el deseo de que encuentren la paz en su interior y elijan bien entre las
opciones que se les presenten.
Podría terminarla igual que hizo Voltaire, otro no religioso, en su Oración
al Dios de todos los seres, de todos los mundos y de todos los tiempos,
bendiciendo por igual, en mil lenguas diversas, su bondad que nos ha dado este bendito baby boom. O este instante en el que ha nacido mi cuarto nieto.
(En la foto Álvaro con 3 días de edad)
Repito mi enhorabuena, qué alegría dan siempre los niños, deseados o no, cuando los ves ya en este mundo, las dudas que pudieras tener antes se disipan por completo, surgen otras y otros miedos, pero automáticamente estas convencida de que esas personitas lograrán lo que se propongan. La vida es algo asombroso y mágico. Bienvenido Álvaro y que tengas una vida feliz.
ResponderEliminarMuchas gracias, Flor.
EliminarUna lectora de este blog me dijo una vez que en su casa siempre brindan en nochevieja para que el año que viene sean más en la familia. Y es un brindis hermoso porque hay muchas veces que somos menos... En la nuestra por ahora seremos dos más, si todo sale bien. Es una gozada (y tú lo sabes) esas reuniones familiares en las que enredan retoños y ramas nuevas.
Un abrazo grande.
Enhorabuena, Jane!
ResponderEliminarComo cambian los métodos… aunque lo que no cambiará jamas es la felicidad que traen.
Un beso fuerte para Abuela y nieto
Muchas gracias, Vir. Para mí, estos momentos son los más emocionantes. A llorar y a reír a partes iguales. Y no te digo el momento en que la hermanita lo conoce. Se queda flipada y no dice otra cosa (tiene 18 meses) que "el nené, el nené, el nené...", sin casi atreverse a tocarlo. No hay nada como una casa con niños.
EliminarUn besote.
Es precioso todo lo q has dicho y, efectivamente, no hay que profesar una religión para sentir que un nacimiento, una nueva vida es algo mágico, que nos trasciende, que notamos cómo nuestra parte
ResponderEliminarespiritual se llena de alegría y la mejor manera de demostrarlo es con una oración de agradecimiento.
Es que, además, te sale sin querer. Siempre tienes miedo y preocupación, y, cuando al fin llega, piensas que es un milagro. La riqueza más grande que tenemos son los niños ¿Cómo no estar agradecidos a la vida que nos ha dado tanto?
EliminarSomos muchas las insensatas que nos ha dado por parir en este loco mundo.
ResponderEliminarBesos
Pero seguro, Madre del Monillo (y del HK), que, a pesar de las malas noches, las preocupaciones, las vacunas y sus fiebres..., no te cambiarías por nadie en el mundo. Eres afortunada.
EliminarUn beso.
¡Pero qué bombón de niño! Qué guapo. Ay, me emociono con esta entrada, cuando se trata de niños te cambia la mirada, te vuelves del revés. Fíjate qué malos tiempos estamos viviendo y, sin embargo, esos padres valientes que saben que no por ello tienen menos amor (y esperanza) ahora que antes. Siempre son malos tiempos para tener un hijo y siempre es el mejor momento cuando nacen ¡A disfrutar nietos, Jane! Bss
ResponderEliminarSí, Mónica, eso de que los abuelos nos babamos es verdad. Se te dulcifica la mirada nada más contemplarlo. Estos días a veces le digo a mi marido: "¿Vamos a contemplar al niño?". Te compensa de todo.
EliminarSí que son malos tiempos. Aunque las políticas de protección de la maternidad son un poco mejores que en mis tiempos (yo en ese momento no tenía seguridad social y sólo me dieron 40 días de permiso), puedes perder tu trabajo si te quedas embarazada (entonces también). Pero yo siempre repito lo que decían los viejos, que todo niño viene con un pan bajo el brazo y que, si nuestros padres y abuelos salieron para adelante en unas condiciones peores a las nuestras ¿para qué nos ponemos pesimistas?
Gracias por el piropo a Álvaro. Yo también lo pienso, pero ¿qué va a decir la abuela?
Un abrazo.
¡Mi enhorabuena más cariñosa para ti, para toda la familia y para el mundo, pero, sobre todo, para él.
ResponderEliminarÉl que tiene la inmensa suerte de haber nacido donde lo ha hecho, en una familia que luchará por y para él contra viento y marea, que le educará, que le ayudará a salir adelante cuando se equivoque,que estará a su lado en la adversidad y celebrará todos y cada uno de los momentos que serán hito en su vida.
Si hubiera nacido un trocito más abajo en los mapas...otra cosa hubiera sido.
Por eso cada nacimiento es una dicha, pero debemos ayudar a otros que tienen menos o mucho menos, apenas nada. No hablo solo de los bebés humanos, hay tanto campo de acción, tantos que nos necesitan.
Cada vez que ayudamos a otros crecemos como personas y somos más felices.
Por cierto, Jane, ¡qué guapo es!
Un enorme y emocionado abrazo desde el norte
Muchísimas gracias, Utopía. Como ya dije en el post "Autobiografía", es una gran suerte haber nacido en el primer mundo. Espero que pueda elegir su propio camino y que tenga los valores -compasión, honradez, bondad...- deseables en un ser humano.
EliminarSin embargo, siempre me emocionan esas sonrisas radiantes de niños en pueblitos de África, Asia, Sudamérica... donde las condiciones de vida son precarias, y, a pesar de ello, los niños juegan, se ríen, y siguen siendo niños. El mayor crimen del mundo es atentar contra esa sonrisa.
Un abrazo grande desde el sur.
Curiosos los ritos de iniciación, el bautismo echando agua en la cabeza o por inmersión, o los rituales judíos con imposición de otro nombre. Si le quitamos toda la parafernalia, es simplemente una presentación a los amigos y familiares de un nuevo miembro en el mundo, la primera y más importante de una serie de fiestas de cumpleaños
ResponderEliminarBueno, es un rito, efectivamente, que, como todos los ritos, señalan momentos transitorios importantes en la vida: el nacimiento, la pubertad, el matrimonio y la muerte.
EliminarLeí hace tiempo la novela de Elizabeth Gilbert "Comer en Italia, rezar en India, amar en Indonesia" (sobre la que se hizo la película "Come, reza, ama" con Julia Roberts y Javier Bardem) y, cuenta cómo es el ritual del nacimiento en Bali. Dice así:
"Los balineses no dejan a sus hijos tocar la tierra durante los seis primeros meses de vida porque los recién nacidos se consideran dioses enviados del cielo y no se puede tener a un dios gateando por el suelo rodeado de uñas cortadas y colillas de cigarrillo. Durante esos primeros seis meses a los niños los llevan siempre en brazos y los veneran como los dioses menores que son. Si un niño muere antes de los seis meses, se le hace una ceremonia de incineración especial y sus cenizas no se entierran en un cementerio humano, porque se trata de un ser divino que nunca ha dejado de ser un dios. Pero, si el niño alcanza los seis meses, se celebra una gran ceremonia en la que al fin se permite al niño tocar el suelo con los pies y entrar a formar parte de la especie humana".
Como ves, en todas las culturas existe esa presentación. Y, además, en Bali se subraya ese aspecto milagroso, la idea de que un bebé tiene la misma naturaleza que un dios y que es, por tanto, el activo más importante de la familia. Y también la idea de que alguna vez fuimos divinos. Como diría mi nieto mayor, mola ¿no?
Desde luego que sí
ResponderEliminarMuy bonita lectura...
No hay nada más emocionante que la llegada de un ser a nuestro pequeño mundo.
Bienvenido Álvaro y enhorabuena a su pequeña hermana que ha sido su mejor embajadora.
Acontecimientos como este nos devuelven con una sacudida a las cosas realmente valiosas de la vida. Al milagro del AMOR, en su expresión máxima.
La vida es creación y desarrollo. ..ojalá los parques vuelvan a llenarse de las voces infantiles y a jugar con las pompas de jabón para llenar de felicidad nuestras calles
La pequeña Julia, Candelaria, todavía no se lo cree. De todas formas, al ser la única niña entre dos niños, todavía sigue reinando. Una casa llena de niños es una casa con vida.
EliminarSé que es muy respetable la opción de no querer tener hijos, pero pienso que quien la elige se está perdiendo algo vital. En mi casa siempre hubo niños y, cuando murió mi madre, mi sobrina Isa, que entonces era pequeña, fue el consuelo de mi padre, la única que le hacía sonreír.
Un abrazo, Cande, y muchas gracias.
Tienes razón. Hoy llamé a mi nieta que cumplía 14 años, está inmensa con su 1.71 metros....Vive en Argentina, pero echando la mirada atrás la veo pequeñita, risueña, curiosa. Así será con tus nietos, y por lo mismo debes atesorar todos esos momentos preciosos.
ResponderEliminarSí, es una inmensa suerte que ahora tengamos tantos medios a nuestro alcance para perpetuar los momentos: el primer llanto, la primera vez que la hermana lo conoce, ese momento en que se está durmiendo al comer la papilla, cuando ríe al coger a un gatito... De mis hijos sólo tengo una película de aquellas de super 8, que luego pase a un vídeo. Y claro, miles de albumes de fotos que ya se están poniendo descoloridas. Pero este bebé y su hermana parece como si estuvieran en la alfombra roja de los Oscar, película por aquí, película por allá...
EliminarMi nieta mayor tiene 11 años y también está alta (1,67), pero sigue siendo muy niña. Se va tan rápida la infancia que hay que disfrutar de ella todo lo que se pueda. Te imagino planeando viajitos a Argentina.
Un abrazo.
Buenos días Jane: ¡Enhorabuena, zorionak!, y pon tú todas las demás felicitaciones. Alvaro es precioso. ¿Tú recuerdas si al poco de nacer tus hijos abrían los ojos?, a mi me parece que no.
ResponderEliminarMira, como yo si soy creyente y estoy completamente convencida del poder de la oración,(tengo alguna amiga que según ella no cree, y siempre que se encuentra agobiada me pide que rece porque dice que al fin y al cabo la energía se transmite y que la oración mental no deja de ser una cadena de ondas y además positivas), en fin, que desde ya, en Portugalete, tu nieto Álvaro tiene una persona que rezará por él todos los días pidiendo a Dios para él todo lo mejor y para su abuela, estoy segura que lo hará maravillosamente, que sepa enseñarle a ser "único".
Un fuerte abrazo.
Gracias, Rosa María, eres un encanto. Tu amiga me recordó a mí con mi madre (que era muy religiosa). Yo en ocasiones duras le decía que rezara, que ella tenía manga. Yo sí soy creyente, Rosa María, me niego a pensar que la realidad sea sólo material y pienso que hay algo que nos trasciende. Una vez estuve muy grave siendo los niños pequeños y me recuerdo pidiendo a ¿Dios? que no me llevara todavía, que los niños me necesitaban. Y pongo velas y, como en esta ocasión maravillosa de ahora, elevo oraciones y ruego por mis semejantes.
EliminarLo que no soy es religiosa. Por muchas razones, no creo que la religión sea necesaria por lo menos a nivel personal. Sé que las religiones cumplen un papel de cohesión social, pero también han hecho mucho daño a lo largo de la historia. Pero claro, es una creencia personal y respeto a todas las personas (mis padres, mi hermano, tú, muchos amigos...) para quienes la religión forma parte de su vida y la ha enriquecido.
Gracias por tus oraciones desde Portugalete. Me siento una privilegiada.
Un abrazo muy fuerte.
Un milagro, ilusión, ternura....cuantas cosas bonitas llegan con un niño, también preocupaciones, malas noches...pero esas solo con mirarlo, desaparecen. Me alegro que estés viviendo todo esto otra vez y para Álvaro y todos los que han llegado, que Dios
ResponderEliminarlos cuide y les de una vida armoniosa, pacífica y mucha felicidad. Un abrazo grande
Un niño siempre dicen que trae un pan bajo el brazo, pero claro, éste es el tercero de mi hijo y mi nuera (familia numerosa ya) y, por tenerlo, ella se ha quedado sin trabajo (así se proteje en este país el aumento de la natalidad). Pero tienes razón, es tanta la alegría por tenerlo que ellos lo ven todo positivo: más tiempo para cuidarlo, para hacer otros proyectos, para ahorrar en guarderías... Un niño es un milagro.
EliminarGracias por tus deseos,Ursulita. Es bueno tenerte ahí siempre.
Un abrazo muy grande.
Muchisimas felicidades, no solo para los abuelos sino para toda la familia,por ese milagro que es la vida representada en estos momentos por Alvaro. Que Dios le de muchisima salud para que se crie sano y feliz que es en realidad la meta a que todos aspiramos.Esta precioso y me dan ganas de comermelo!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Ligia. Es un niño sano y cuidado. Además nació dando la lata como tiene que ser, a las 3,,30 de la madrugada (después de un parto estupendo de 3 horas, eso sí), como diciendo "Aquí estoy yo y, si te tuviste que levantar de la cama a esas horas y renunciar a un viaje del Imserso por presenciar mi nacimiento, es lo menos que merezco".
EliminarUn abrazo.
He leído esta noche, tu escrito del blogspot y me he emocionado leyéndolo. Yo tengo dos nietos, niño y niña que vinieron juntos, dos en uno,lo mas bonito que ha ocurrido en nuestras vidas.Te deseo lo mejor del mundo para ese niño que acaba de nacer y para ti , salud y tiempo para que sigas deleitándonos con tus escritos. Gracias, un beso.
ResponderEliminar¡Qué doble milagro, Esther! Cuando tuve a mi primera hija, siempre acabábamos agotados después de baños y cenas (la inexperiencia) y siempre decíamos: "¿Te imaginas si hubieran sido dos?". Pero se crían juntos y debe ser una gozada. Ahora la hermanita de Álvaro, Julia, sólo tiene 18 meses, así que en cierta manera también se van a criar juntos. De hecho ya tienen un coche doble para sacarlos a pasear. Hay que guardar estos momentos porque son únicos. Y pasan tan pronto...
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
El relato del Baby Boom da para mucho, la abuela ha hecho una pedazo de puesta que hace que todos formamos parte de la vida de esos Álvaros, Danieles, Sofías... y los que andan por venir.
ResponderEliminarLo más primero, el crío es muy lindo, tiene una carilla de las de "dará que hablar". Por los despueses, ya vienen contando que el mundo es de ellos, que nosotros seremos meros instrumentos para que ellos puedan llegar a donde quieren.
Unos serán los que, mañana, estén ahí, dando el callo, y los otros nos ayudarán a entender ese callo.
Y para no cansarlos, dada mi profesión, que vengan los que quieran, en llegando ellos, clarito que el curro lo tengo garantizado... en fin... peticiones de maestro.
Yo le noto la carita como de medio cachondeo ¿no te parece? Hay una media sonrisa, casi a punto de aparecer en la comisura de los labios, que parece decir: "¡No les queda nada!". Sobre todo, a nosotros, pero también a nuestro gremio, el de los educadores que tenemos que bregar con semejantes personitas. Bueno, yo no que estoy jubilada, pero no puedo evitar solidarizarme.
EliminarAsí que nada, mucha suerte y que dios te coja confesado.
Un abrazo.
Esa gente es la que más me gusta, me encantan los grandes retos, te hacen sentir vivo en la escuela... Esa solidaridad es la que más le gusta a ellos, ver que todos somos un tándem... otro abrazo para ti.
EliminarSiempre me gustaron los alumnos curiosos, los que nos cuestionaban, los que me decían: "Pues yo no me lo creo". Esos eran los que despertaban la curiosidad y animaban la clase. La verdad es que esta profesión nuestra es preciosa.
EliminarEnhorabuena, querida Jane, por tu nuevo "abuelazgo". El hermoso crío es un auténtico muñeco vivo y va a ser, de hecho ya lo es, un miembro más de esa feliz familia que con tanta alegría lo ha recibido y celebrado.
ResponderEliminarDesde niña, he oído decir que una casa sin niños es como una jaula sin pájaros y en la mía, a lo largo de los años, he podido comprobar que es absolutamente cierto. Recuerdo que la llegada de cada uno de mis hermanos era, para mí, contar con un buen tiempo de muñecos que reían, lloraban, gritaban, corrían y jugaban. Después fueron los sobrinos y los ahijados los que me daban esas alegrías y, hoy, le toca a los sobrinos nietos. Dos son ya los que se encargan de darle vida a mi vida y en camino está Bruno, el tercero, que además de un pan debajo del brazo, va a traer la esperanza de que nuestro mundo y el suyo mejoren.
Precioso, tierno y entrañable post, admirada amiga. Que el baby boom sea siempre para bien.
Sí, Julia, la hermana, yo creo que piensa que le han traído un muñeco vivo porque lo llama igual que a sus muñecos: "el nené". Mientras no lo coja de los pelos como hace con ellos...
EliminarEn mi casa también se auguran buenas nuevas para dentro de un mes y piso en el que nacerá Nuria, mi 5ª sobrina nieta. Mi casa era también así, como la tuya, llena de niños, risas y follones. Y ahora me encantan los domingos en los que viene toda la tropa. o los días como ayer en los que tuve a los nietos mayores a dormir.
Que siga este baby boom, Cechachebé, maravilloso para nuestra sociedad pero, sobre todo, para nuestro goce.
Leo tu post en la sala de espera del paritorio del HUC, esperando a una sobrinita política, después de haber dejado a mis tres peques durmiendo, todavía casi bebés a mis ojos. Y cada palabra tuya me resuena dentro... Qué bonito tu post!!! Muchos besos y enhorabuena.
ResponderEliminarGracias, Mayte. Y qué antesala tan perfecta es la sala de espera de un paritorio. La madrugada en la que esperábamos a Álvaro recordábamos otras madrugadas angustiosas en las que habíamos ido al Hospital por enfermedad de un ser querido. Y compárabamos con los rostros de todos los que estaban allí, atentos a que un llanto infantil proclamara el "¡ya estoy aquí!". Qué expectación, qué alegría se veía en todas las caras...
EliminarEspero que todo haya ido bien. Muchos besos.
¡Muchas felicidades!
ResponderEliminarGracias, Monaco. Ahora las felicidades son por sus 4 años recién cumplidos. Está hecho un trasto pero es un niño precioso y a todos se nos cae la baba con él.
EliminarFelicidades por ese nieto tan guapo. Me gustó el golpe de tu madre����
ResponderEliminarSí, mi abuela era muy peculiar, a ella nadie le decía lo que tenía que hacer en materia de alimentar a sus nietos. Qué peligro :-D
EliminarY es verdad que es un niño guapo, qué va a decir su abuela. Gracias, Esther.
¡Qué gran alegría dan los nietos! ¡Felicidades y a malcriarlo!����
ResponderEliminarUna de las grandes alegrías de la vida, Bego. Y lo que asombra es lo rápido que aprenden todo, son esponjas. Con 4 años de algunas cosas sabe más que yo y me corrige y todo.
EliminarGracias y un abrazo.
¡Qué bonito tu escrito! Embobadita me dejaste...
ResponderEliminarGracias, Elvira, tú que me quieres...
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