lunes, 2 de marzo de 2015

Pompas de jabón




Hace cosa de un par de años salió en la tele un anuncio en el que un niño abría un regalo y descubría, extasiado y maravillado, que dentro había ¡un palo! Ahí es nada, un palo. Que puede ser transformado en remo, en escopeta, en estandarte de un castillo.


El anuncio -del que sus creadores, Ángel Torres y Lucas Paulino, dijeron: "Lo que hacemos parecen tonterías, pero son tonterías muy pensadas"- revolucionó la Red con un millón de reproducciones en Youtube, y me recordó que en unos reyes, cuando mis hijos eran pequeños, se pasaron el día jugando, no con los juguetes, sino con una caja de cartón en la que cabían los dos. Aquella caja fue barco a la deriva a través de olas gigantescas, casita del árbol, isla perdida en medio del océano.

Muchas veces olvidamos que un ingrediente fundamental en los juegos es la imaginación. Hay juegos ahora que quieren darlo todo masticadito para que el niño no haga, no moleste, no recorte. Como los llama Ata Arróspide en su libro "Padres no ñoños", los juguetes que juegan solos. Los desempaquetas, pones las pilas, das al on, y hala, al crío sólo le queda sentarse y observar cómo el trasto o muñeco canta, baila y se divierte él solo, "Eso puede ser divertido 30, 45 segundos, un minuto a lo sumo. Pero a partir de ahí lo más divertido es destrozar el juguete".

Estos días mi nieta pequeña (18 meses) ha descubierto las pompas de jabón. "Pompas" nos pide en cuanto salimos al patio en días soleados. Y, cuando ve bailar en el aire de la mañana las mágicas esferas transparentes en las que brilla suavemente el color, la niña grita y se ríe, corre tras ellas, iluminada la cara, sin casi atreverse a tocarlas, aplaude cuando se disuelven al chocar contra el suelo o los árboles, y pide más y mas pompas. Éstas, más finas que el cristal, parecen encerrar la belleza. Y a los abuelos no nos importa estar horas soplando y jugando con el agua, el jabón, el aire, las pompas... enseñándole que a veces lo más sencillo es también lo más placentero.

Pero luego me quedo pensando que a lo mejor es ella, la niña, la que nos está enseñando algo a nosotros: que basta con disfrutar de esos instantes en los que eres completamente feliz. Incluso, cuando la vida te sacuda y te destroce, puede regalarte alguno de esos momentos pletóricos de belleza que te hacen respirar hondo y pensar que, así y todo, merece la pena. Tal vez, por ejemplo, eso le pasó a Antonio Machado en los días previos a su muerte. A pesar de penurias y exilios, estoy segura de que sintió la belleza y tranquilidad de Colliure, el pueblo que lo acogió, con su mar quedo y sus casas de piedra, y las intentó atrapar en el último verso alejandrino que su hermano encontró en su bolsillo: "Estos días azules y este sol de la infancia...". La niña parece decirnos que, cuando te encuentres con un momento mágico así, limítate a gozar, no pierdas los ojos infantiles, no quieras siquiera apresarlo, encerrarlo, pretender que dure. No lo captures en fotos o vídeos, no lo toques... Porque, al final, se disolverá en el aire, plof, como pompas de jabón.

36 comentarios:

  1. Hola Jane! Efectivamente, tanto los momentos mágicos como los "trágicos" se acaban disolviendo en el aire, más pronto o más tarde. Al final lo dices muy bien: "no lo captures en fotos o videos...", y es algo que tengo yo experimentado cuando acudo a una función o una audición de música de mis sobrinos por ejemplo. Cuando estoy pendiente de grabarles o fotografiar, me pierdo la magia del directo, y aunque parezca un ejemplo tonto, así ocurre también en muchos momentos de la vida, que no los saboreamos porque nos distraemos con cosas accesorias o secundarias, y dejamos que se escapen sin prestarles atención, esa atención que por ejemplo la ñina presta a las pompas de jabón.
    Besos

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    1. Es verdad, Chelo, me ha pasado muchas veces en los viajes. Cuando te encuentras en un sitio hermoso y lleno de vida, lo quieres capturar y llevártelo a casa, que no se te olvide... y a veces miras más a través del visor de la cámara que con los ojos del cuerpo y del alma, que son los que valen. Y ahora con las posibilidades de eternizar los momentos que tenemos, móvil omnipresente, peor me lo ponen ¿Viste que algunos chefs no quieren que se fotografíen sus menús? ¡Hasta a la mesa llega el afán de guardar cada momento y sensación! Deberíamos relajarnos y disfrutar de los sentidos. Después de todo, a veces no sabemos ni dónde hemos guardado esa foto...
      Besos.

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  2. Estasiada me quedaba y me sigo quedando viendo pompas de jabón. Recuerdo que en el examen de ingreso a Bellas Artes nos propusieron en el ejercicio final el tema. El tema era la luz. ¿Sabes lo que dibujé? Pompas. Me parecia el espectáculo que mejor reflejaba ese concepto.

    En cuanto a los juegos, lo más sencillo y menos dirigido es lo mejor.

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    1. La luz y las transparencias, las esferas de cristal, las pompas... y el sol a través de ellas ¿Quien no se quedaría extasiada? Tengo en la ventana de mi comedor dos prismas de luz y, cuando el sol les da de lleno, todo se llena de colores movibles, y es otro de los juegos de mi nieta Julia: intentar alcanzarlos y ver cómo se quedan (o no) entre sus dedos. Tan cercanos, tan inasibles, tan bellos.
      Algunas de tus composiciones son así también. casi mágicas.

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    2. Gracias, Jane. Un abrazo fuerte

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  3. Precioso, de verdad. Me has hecho pensar hoy en la fragilidad de la felicidad, que es como esas pompas. Brillante y, al mismo tiempo, tan quebradiza.

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    1. Te pongo la "Oda al día feliz" de Neruda, que es el canto a un momento lleno que ya terminó. Igual que la luz que atravesaba esas pompas de jabón:

      Esta vez dejadme
      ser feliz,
      nada ha pasado a nadie,
      no estoy en parte alguna,
      sucede solamente
      que soy feliz
      por los cuatro costados
      del corazón, andando,
      durmiendo o escribiendo.
      Qué voy a hacerle, soy
      feliz.
      Soy más innumerable
      que el pasto
      en las praderas,
      siento la piel como un árbol rugoso
      y el agua abajo,
      los pájaros arriba,
      el mar como un anillo
      en mi cintura,
      hecha de pan y piedra la tierra
      el aire canta como una guitarra.

      Tú a mi lado en la arena
      eres arena,
      tú cantas y eres canto,
      el mundo
      es hoy mi alma,
      canto y arena,
      el mundo
      es hoy tu boca,
      dejadme
      en tu boca y en la arena
      ser feliz,
      ser feliz porque si, porque respiro
      y porque tú respiras,
      ser feliz porque toco
      tu rodilla
      y es como si tocara
      la piel azul del cielo
      y su frescura.

      Hoy dejadme
      a mí solo
      ser feliz,
      con todos o sin todos,
      ser feliz
      con el pasto
      y la arena,
      ser feliz
      con el aire y la tierra,
      ser feliz,
      contigo, con tu boca,
      ser feliz

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  4. Qué placer leerte, Isabel. Y con poema de propina :-)
    Te confieso que no me pilla desprevenida tu reflexión, querida mía, yo soy de las que todavía salen a la terraza a hacer pompas de jabón ¡y por muchos años!
    Besos.

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    1. Sí, sabía que tú eres de las que encuentran belleza en sitios insospechados. Si estuviéramos en USA (donde por menos de nada se forma una asociación) ya estaríamos metidas en el Grupo de Hacedoras y Disfrutadoras de Pompas de Jabón (GHDPJ).
      Y por supuesto, de himno tendríamos los "Cantares" de Machado cantados por Serrat:
      Yo amo los mundos sutiles
      ingrávidos y gentiles
      como pompas de jabón.
      Me gusta verlos pintarse
      de sol y grana, volar
      bajo el cielo azul, temblar
      súbitamente y quebrarse...
      Vendría muy bien ¿verdad? Besos.

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  5. Hay que ver como los niños disfrutan de las cosas sencillas y como la imaginación les hace vivir innumerables y fantásticas aventuras, me gusta observarlos y así disfruto de momentos deliciosos y desde luego, nos enseñan muchísimo. Gracias por el poema de Neruda, es precioso

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    1. Sí, Úrsula, esta mañana (que aquí ha estado llena de sol) me he pasado cerca de dos horas en el jardín disfrutando de Julia. Sólo observándola disfrutas. Se ha quitado los zapatos desde que ha pisado el césped, y, aparte de las pompas, ha jugado a correr y a caerse, a darle patadas a una pelota, a mirar entusiasmada a las palomas del abuelo que dan vueltas alrededor del palomar, a darle de comer a las gallinas, a observar atentamente la flor de un hibisco... Su curiosidad es enorme y la mía, al mirarla y ver cómo absorbe el mundo como si fuera una esponja, también. Somos afortunadas por tener tiempo ahora para no perdernos nada.
      Un beso.

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  6. Isa, tienes mucha razón. Muchos juguetes en reyes o cumples y, al final, unos folios, rotuladores, pegatinas, un cuento o cualquier tontería y ya está.
    Mi nieta, la mayor, cuando tenía un año o dos, su juguete era el tubo vacío del papel higiénico. Metía una muñeca pequeña dentro y ya se hacía su película.
    Ahora con seis años coge una caja de cartón, le abre ventanas, puertas, pone cortinas etc. Y eso que tiene la casita de Pim y Pom y no sé cuantas más.
    Hace un par de días me llamó por teléfono para decirme que nos necesitaba a la tía, a la prima y a mí para una obra de teatro que íbamos a hacer en casa de los otros abuelos.
    Pero que todavía no tiene el guión terminado. Yo hago el papel de mala y ayudo en los vestuarios ¿Qué te parece la "Almodóvar" esta? Pero esa inventiva la tiene en los genes maternos.
    Vaya rollo que me mandé hoy.

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    1. Me encanta que te mandes rollos. No voy a ser yo la única...
      Mis hijos, durante años y con unos amiguitos vecinos, estuvieron montando shows cada vez que nos reuníamos. Se ponían trajes nuestros, nos cobraban a peseta la entrada y luego armaban obras de teatro, canciones, números de magia... Era entretenídisimo y nunca les vimos aburrirse. Tú tampoco te vas a aburrir, ya lo verás.
      Un niño con imaginación nunca necesitará juguetes sofisticados. Ana, mi hija, me ha dicho que incluso algunas de las ideas de su último libro (como el desierto de Koveldar) provienen de esas primeras historias que se inventaba.
      Y ¡cuánto juego han propiciado los tubos del papel higiénico y los de los rollos de papel de cocina! A cada rato los piden las maestras para las manualidades. Han sido telescopios de pìratas, muñecos disfrazados, bastones de mando, edificios en ciudades hechas en el suelo... Nunca algo tan humilde tuvo tantas utilidades.
      Un beso, Dulce, y gracias por enrollarte.

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    2. Quien de nosotras en el papel importantisimo de abuelas, no ha tenido el rol de jugar con los nietos y las pompas de jabon?????, yo creo que todas lo hemos hecho y lo hemos disfrutado, oyendolos reir y correr para reventarlas antes de que caigan al suelo!!!!!!! Ha sido una sensacion maravillosa, que ninguna, al igual que ellos olvidaremos.....Yo diria un placer que Dios nos concede por el solo hecho de llegar a abuelas............

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    3. Mis abuelas, en cambio, Ligia, nunca jugaron conmigo. Sí que me contaban historias, pero lo de ellas era la cocina (sobre todo mi abuela materna, que vivía con nosotros), hacernos bizcochos, merengues, almendrados y comidas deliciosas, cuidarnos, quedarse con nosotros cuando mis padres salían o viajaban, y cosas así. Pero nunca corrieron conmigo detrás de una pompa de jabón ni se escondieron para que yo las buscara ni le daban patadas a una pelota.
      Me da que es que somos abuelas jóvenes, a pesar de que mi abuela lo fue mucho antes que yo. Que sigamos así por mucho tiempo.

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  7. América Esperanza León3 de marzo de 2015, 21:11

    Valiosa reflexión!!!

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    1. Gracias, América. Creo que a veces en lo más simple nos damos cuenta de que estamos retratando la vida.
      Un beso.

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  8. Mi querida Isa, estoy de acuerdo contigo. Los niños se entretienen con una simple caja de cartón. Vivimos en un mundo de tanta tecnología, que olvidamos que lo mas sencillo es compartir con ellos esos momentos entrañables, en los que descubren como pinta un lápiz, o como se desplaza una preciosa pompa de jabón. Disfruta de tu muñeca.

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    1. Y ahora en un par de días, Esperanza, a disfrutar del otro muñeco. Vamos a cruzar dedos para que todo salga bien.
      Mi nieta mayor, cuando viene a casa, siempre me pide revistas para recortar y hacer collages. Hace preciosidades (qué va a decir la abuela) y se entretiene una barbaridad. Mi hija les tiene controlados los Ipad y sólo se los deja usar los fines de semana y poco tiempo. Si no, puede que se pasaran las horas con la nariz pegada a la maquinita (la tecnología con sus grandes ventajas y sus grandes inconvenientes). Gracias a eso, creo yo, que ha podido plasmar toda su creatividad en óleos, acuarelas y collages. Ya le pedí que me hiciera un cuadrito por mi cumple :-)

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  9. Recuerdo que a mis hijos les encantaba también jugar con las pompas de jabón, y que alguna vez les fabriqué el arito y les preparé un bote con agua y jabón de fregar la loza para que pudieran disfrutar con ese invento maravilloso que son las burbujas que flotan y reflejan los colores. Los niños y también los adultos podemos entretenernos con las cosas más simples, no es necesario algo sofisticado para ser feliz.

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    1. Y, además, Flor, eso de tener una madre artista tiene que ser un lujazo. Tus hijos tuvieron suerte.
      Y tienes razón. Si pensamos en los momentos en que más felices hemos sido en la vida, conscientes de que lo somos, son aquellos en que estás en paz contigo mismo, sin mayores lujos que el de compartir ese instante con los que quieres y el de pensar que en el mundo todo está bien.
      Un beso.

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  10. Acaso dudas que seamos abuelas todo terreno.........nosotras ademas de jugar y correr detras de las pompas de jabon, tambien hacemos tortas, rosquetes, comiditas ricas.....en fin somos lo que se dice unas utilitis.....en esta computadora no se donde es el acento, donde son las comillas ni nada. No te fijes en las faltas de ortografia por esa razon.

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    1. Me gusta, Ligia, eso de "abuelas todoterreno", que lo mismo servimos para un roto que para un descosido. Bueno, yo en el tema coser ya sabes que sólo botones. Pero a comiditas ricas, a acompañarlos a ver dibujos animados, a jugar con ellos y a escucharlos, me apunto la primera.
      Un beso.

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  11. ¡De lo que es capaz, Jane, una pompa de jabón...! No sólo de hacer feliz a tu nietita, sino también de que tú nos regales este precioso post y nos lleves a serias reflexiones sobre lo instantáneo de la felicidad.
    Desde siempre, me recuerdo como una fiel hacedora y perseguidora de pompas de jabón. Un vasito de agua, con un chorrito de gel, champú o detergente, y una cañita de las de sorber, eran suficientes instrumentos para fabricar esas esferas tan sutiles, ingrávidas y brillantes que libremente ascienden hacia lo alto y provocan la alegría de pequeños y mayores.
    Aún hoy, más de una vez, me he sorprendido admirando las que se forman, cuando me enjabono en la ducha y, por no se sabe que arte de magia, se desprenden de mi cuerpo y buscan su camino hacia la libertad. Sigo experimentando el gusto por observar sus infinitos colores, sus diversos tamaños y su silenciosa desaparición en el espacio...
    Aún hoy, sigo pensando que el ser humano se complica la vida buscando diversiones cada vez más sofisticadas, dependientes y despersonalizadas, para niños y mayores. Llámense juguetes, juegos o pasatiempos. Olvidándose de que en lo más cercano y sencillo es donde, seguramente, encontremos el verdadero disfrute, la diversión más placentera.
    Barcos y aviones de papel que naveguen en un charco o en una bañera y que vuelen al capricho del viento que los impulsa; edificios, casas o palacios recortables, que por la gracia del plegado, nos permiten construir pueblos y ciudades fantásticos; sombras proyectadas que estimulan la imaginación, y nos llevan a ver animales, plantas y figuras de todo tipo y tamaño...
    No propongo una vuelta a los juegos del pasado, no. Propongo que la curiosidad de Julia, junto a la alegría de sus abuelos, al verla tan feliz y contenta con unas humildes pompas de jabón, sean estímulos suficientes para que, también los demás, con imaginación y sensibilidad, busquemos instantes tan felices como los que les proporcionan esas pompas a ellos.
    Enhorabuena, familia, por conseguirlo.

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    1. Gracias, Cehachebé, por tus deseos, pero también por traernos otras formas de disfrute: los barcos y aviones de papel, los edificios recortables, las sombras en la pared... Y vamos a añadir a esta lista, los cuentos que los padres, y ahora los abuelos, contamos por la noche. Si alguna vez a nosotros se nos ocurría de pequeños decir eso de "¡Me aburro!", mi madre siempre nos decía: "Pues no seas burro". Nunca me aburrí teniendo tantas posibilidades de entretenimiento.
      El cuarto de juegos de mis hijos estaba casi vacío. Tenía un sillón, una librería, y un armario empotrado. Todo lo demás era una gran alfombra donde ellos se sentaban y en donde a veces construían "la ciudad", con todas las cosas que encontraran: cajas de cartón, cubiletes de plástico, cochitos, casitas hechas por ellos... Siempre me asombró que se pasaran días enteros jugando a construir "la ciudad". No sé si mis nietos lo hacen ahora, pero la verdad es que ellos se lo pasaban pipa. Lo que tú dices, imaginación y sensibilidad. Y adiós aburrimiento.
      Un beso, Cehachebé.

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  12. No le toques ya más
    Que así es la rosa.

    Lo más sencillo, suele ser lo más atractivo y lo que más favorece la creatividad.

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    1. Siempre me gustó ese poema, el más corto de Juan Ramón Jiménez ( a pesar del leísmo. Los canarios siempre diríamos "No la toques").
      Leí en el blog de Gabriel Laguna (tradicionclasica.blogspot.com.es) que este poema puede estar inspirado en la Oda I 38 de Horacio que dice así en la traducción:
      "Muchacho: detesto el boato persa,
      me desagradan las guirnaldas trenzadas sobre corteza de tilo;
      deja de indagar dónde la rosa
      crece, tardía.
      Deseo que no te esfuerces, afanoso, por mejorar
      el mirto: no cuadra mal contigo, esclavo,
      el mirto, ni conmigo, mientras bebo
      bajo la espesa fronda de la parra."
      Los dos poemas tendrían en común la referencia a una rosa y el estar dirigidas a un interlocutor, pero sobre todo el anhelo de simplicidad, el deseo de no complicarte con artificios, ni rebuscamientos, el ideal de una vida y un estilo de poesía naturales y sencillos.
      Me encanta.

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  13. La Cándidaeréndira5 de marzo de 2015, 16:37

    Querida Jane:
    El secreto de la juventud está no en tener más o menos arrugas, sino en la mirada.
    Contemplar el mundo que nos rodea y ser capaces de asombrarnos, una vez más, ante la luz que atraviesa un vitral, iluminando un gótico interior, o contemplando las estrellas cambiantes, siempre distintas, de un caleidoscopio, o como le pasó a Glauka "la vieja sirena", la que entre todos los objetos reunidos en una habitación, se sintió profundamente atraída por una lámina de cristal muy puro y muy plano... O como es el caso que nos ocupa, el sentirnos atrapadas por las pompas de jabón, esferas efímeras, capaces de capturar por un segundo, la luz y el aire...transparentes, rosazules, malvaperladas. Quedarnos embobadas contemplándolas como tu nieta, como si fuera la primera vez que las vemos.

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    1. Por eso tú eres tan joven, Cándida Eréndira, siempre lo has sido. A pesar de que ya llevamos unos 60 años conociéndonos, tu mirada no ha perdido ni curiosidad, ni lisura, ni sensibilidad.
      Glauka me recordó también cuando Bilbo Bolsón, en "El hobbit" de Tolkien, entra en la guarida del dragón, ve el inmenso montículo de tesoros y se ve atraído por la Piedra del Arca que "brillaba con luz propia, y aun así, cortada y tallada por los enanos que la habían extraído del corazón de la montaña hacía ya bastante tiempo, recogía toda luz que caía sobre ella y la transformaba en diez mil chispas de radiante blancura irisada". Y es que la mirada es también selectiva y cada uno encuentra y admira lo más cercano a su corazón.
      Precioso comentario, como siempre, mi C.E.

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  14. Ay, el placer evanescente... Y al final todo es una pompa de jabón. (Qué tontería, pero me has hecho pensar en Emily Dickinson.)
    Un placer, como siempre.
    Besos.

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    1. Hasta en Jorge Manrique se puede pensar a partir de una pompa de jabón...
      Un abrazo, Zazou.

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  15. Soledad Villalobos1 de marzo de 2019, 17:11

    Precioso relato, ISABEL. Un abrazo y feliz fin de semana.

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    1. Muchas gracias, Sole. Si te gustan los carnavales, feliz carnaval. Y si no, busca un rincón tranquilo (que los hay) y disfruta del silencio.
      Un abrazo.

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  16. Como dices, "basta con disfrutar de esos instantes".

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    1. Hoy me mandaron un proverbio japonés que dice: "Una reputación de mil años quizás dependa de la conducta de una hora". La importancia del momento para lo bueno y para lo malo.

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