lunes, 1 de agosto de 2016

Desde Rusia con amor




Les juro que mi principal contacto con los rusos ha sido hasta ahora mediante la literatura. Muy joven, me leí el tocho de "Guerra y paz" de Tolstoi y me gustó tanto que, si ahora no vuelvo a leer la historia del príncipe Andréi, la condesa Natasha y Pierre Bezúkov, es porque, más que una lectura de verano, se me convertiría en una de 4 estaciones, como las pizzas. Me he refocilado con Dostoievski y he disfrutado con los cuentos de Gorki, con el "Doctor Zhivago" de Boris Pasternak y con los poemas de Turgueniev. Y, por supuesto, Rusia estaba siempre presente en otros libros en los que había espías que surgían del frío y revoluciones que acababan con zares y trastornaban el orden social.


También, oye, aunque me parece una salvajada la ruleta rusa y voraginosa la montaña rusa, me encantan la ensaladilla rusa y las muñecas rusas, las matrioskas, uno de los juguetes preferidos de mis hijos, que se pasaban el tiempo de pequeños jugando a ese remedo de infinito que es encontrar muñecas contenidas en otras. Y, por gustarme, canté mil veces en los 60 aquello, tan melancólico y bonito, de "La noche de Moscú, con su fría luz...".

Mas, como ven, contacto con la Rusia real, poco. No he visto los grandes palacios de San Petersburgo, ni la Plaza Roja, ni el Volga por donde unos bateleros cantaban con vehemencia. Y contacto con los rusos de a pie, menos. Nunca me hubiera casado con Putin (sobre todo para que no me llamaran Putina), y los pocos rusos que he visto en el sur de la isla -hermosos y rubios como la cerveza- muchas veces arrastraban una cogorza de campeonato, cosa que no propiciaba un ambiente apropiado para charlas amistosas.

Pero es verdad que en este mundo global uno no puede pasar de Rusia. El alfabeto cirílico aparece en Canarias en muchos anuncios de venta de casas; y a cada rato, el antiguo imperio soviético es nombrado en los periódicos, siempre en plan de amigo-enemigo de esos que mejor no quitarles el ojo de encima (por ejemplo, el martes pasado "El País" traía en primera página: "EEUU investiga un posible pirateo de Rusia a Clinton"), aunque luego digan todos con la boca chica que eso de la guerra fría es cosa del pasado.

Y eso pensaba yo, no crean. Pero la semana pasada me encuentro con que mi blog, al que visitan unas 1000 y pico personas a la semana -y yo tan contenta por ello-, de repente empezó a ser visitado por 1000 y pico ¡al día! ¿De dónde podía venir tal entusiasmo por el blog de una jubilada que simplemente quiere hablar y compartir con ustedes vivencias y sucedidos? Cuando me metí a ver las fuentes de tráfico, me veo que ¡toda la Unión Soviética, desde el Báltico hasta Siberia, tenía acceso al Blog de una jubilada! ¡Los rusos se estaban leyendo (entendiendo, no sé) lo que conté sobre la lucha canaria, sobre los bolsillos, sobre lo que quieres ser de mayor, sobre los finales, sobre la reválida...!

Como podrán suponer, me dio un subidón: me sentí espiada como Hillary Clinton, misteriosa como Mata Hari, deseada como las joyas de la Corona. Y por eso, ahora que, previo cambio de claves y de otras majaderías, las aguas de mi blog han vuelto a su cauce y los rusos ya no me visitan, qué quieren que les diga, los estoy echando de menos. Después de esto, no se extrañen de que algún atardecer, en esos momentos en que una se pone nostálgica, me vean tocando la balalaika mientras añoro esa mirada eslava que, durante un par de días, me lanzaron desde Rusia con amor.


24 comentarios:

  1. ¡Jajajajajaja! La invasión rusa en tu blog. Ay, que misterios estos del blogspot, aunque con las cosas tan estupendas que cuentas no me extraña que te visiten para leerte hasta de Júpiter, querida Jane.
    Por cierto, no sabes la nostalgia que me ha entrado al empezar a leer este post: me leí "Guerra y paz" durante un verano, cuando era mucho más joven, y siempre que recuerdo ese libro me vienen a la memoria también retazos de se verano, fue muy especial. Bss

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    1. Sí, sí, Mónica, por unos instantes ¡yo fui Ucrania!
      Y es curioso lo que dices de los libros. Hay algunos que la primera vez que los leemos, ese momento en que descubres maravillada un mundo nuevo, se obra el milagro de que a él incorporamos las vivencias que tenemos en ese momento. Y se te mezclan, por ejemplo, con una guerra de hace siglos, músicas, personas, situaciones de nuestro momento. El releer ese libro en concreto años después (ya sabes que soy muy de una relectura) se me convierte en la magdalena de Proust. Me ha pasado con un montón de libros.
      Ya me he leído dos veces, por cierto, "El noviembre de Kate". Prontito escribiré sobre él.
      Muchos besos.

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  2. Zdravstvuite. (Buenos días) Mne nravitsya. (ésto me gusta) ... A ver si te siguen leyendo y hasta te conviertes en embajadora... ;) Besazo!

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    1. ¡Qué nivelazo, Gladys! Algo así debería haberles dicho yo, lo tenía en la punta de la lengua. Al final, sólo les dije "do svidaniya" y santas pascuas.
      Y ya puestos a pedirme puestos, más que embajadora que es un rollo, me pediría abanderada del equipo olímpico. Más actual y con sonreír se entiende todo.
      Un besote.

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  3. Bueno, zdravstvuitie es un saludo "de usted" pero en confianza se puede decir zdravstvui.

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    1. ¿A que voy a adivinar quiénes son los infiltrados en mi blog que hablaron de él a la mafia rusa? Mucho ruso veo por aquí...
      Bueno, vale, si alguna vez consigo el carguillo de embajadora que me augura Gladys, ya los propondré a ti y a ella para alguna asesoría, no se preocupen. :-D

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    2. Tengo el ruso atravesado... Agustín... y apenas les doy confianza... ;)

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    3. Sí, Gladys, con ellos hay que tener mucho cuidado, que son como los novios de los que nos hablaban las monjas, que les das el dedo y se cogen un puñado de repúblicas.

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  4. Bueno, yo de ruso no tengo ni idea, ni siquiera bebo alcohol, lo digo por el famoso vodka, aunque la ensaladilla canaria, que la llaman rusa, me encanta si le ponen unos berberechitos; y, a decir verdad, por no dominar, ni el español manejo con soltura.
    Tampoco me he dedicado a la política, ni a la filosofía y sus tendencias extremas, motivo por el que espero no estar en ninguna lista de servicio de inteligencia de ningún país.
    Pero ya que ha mencionado a Máximo Gorki, qué me recomienda: Boles, Cuentos de Italia, Días de Infancia, La madre, Los vagabundos, Narraciones, o tal vez "algún otro" no mencionado por no disponer de él, al que pueda acceder.
    Antes de despedirme, excelente intervención. Un abrazo.

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    1. De Gorki, sólo he leído cuentos (en un libro de varios cuentos que había en casa de mis padres) y "La madre", en un tiempo en que me dio por leer autores rusos. "La madre" es una gran novela sobre los momentos previos a la revolución y sobre el amor materno. Gorki quiere que entendamos las ideas socialistas a través de una mujer maltratada, casi analfabeta, pero que por amor a su hijo empieza a involucrarse en la revolución y su figura se engrandece. No me atrevería a recomendártela, igual te gusta o igual, no. Cada libro tiene su momento. A mí me gustó cuando la leí pero ahora no la volvería a leer.
      Un abrazo.
      PD: ¿Y por qué llamarán rusa a la ensaladilla de aquí?

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    2. Bien, la ojearé. La electrónica nos da esa facilidad. Claro que los momentos revolucionarios pasaron, aunque parece que se avecinan terremotos que no desearía vivir. Gracias por la recomendación.
      La verdad es que no tengo ni idea por qué la llaman rusa, pero la ensaladilla me encanta; eso sí, con mis berberechos y mi cervecita.

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    3. Bien, la ojearé. La electrónica nos da esa facilidad. Claro que los momentos revolucionarios pasaron, aunque parece que se avecinan terremotos que no desearía vivir. Gracias por la recomendación.
      La verdad es que no tengo ni idea por qué la llaman rusa, pero la ensaladilla me encanta; eso sí, con mis berberechos y mi cervecita.

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  5. Curioso que me hayas mandado esto el mismo día que acabo de sacar un billete para Moscú.
    Un saludo

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    1. Debe haber una conjunción de astros para haber tenido esa transmisión de pensamiento.
      Y ¡qué bueno que tú si vayas a ver la Plaza Roja, los grandes palacios y a los bateleros del Volga! Me muero de envidia.
      Tómate un vaso de vodka a mi salud. Un abrazo.

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  6. Buenísimo Isa, qué bien "hilas" todo, me ha encantado, un abrazo, amiga.

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    1. Gracias, Ursulita, eso anima mucho a seguir escribiendo. Un abrazo grande.

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  7. Querida amiga:
    Permíteme decirte que no me extraña que los rusos se hayan interesado por tus reflexiones. Hasta el menos entendido (entre los que me incluyo) se inclina bajo el hechizo de tu pluma.
    La buena letra no sabe de nacionalidades ni entiende de límites geográficos. La emoción y el talento llegan a todas partes sin necesitar GPS. Si no, mírame a mí, que leí una novela de origen ruso durante mi embarazo en 1970 y cómo me impactaría que el nombre de la protagonista lo robé para dárselo a mi hija. Ja ja ja.

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    1. Es verdad lo que dices. La literatura es universal y llega ahora a todos los rincones del mundo, pero también es verdad que es así gracias al excelente trabajo de los traductores. Me da que los rusos no saben mucho español para leerme y que sus motivos para acceder a mi blog son un poco más "opacos" (por llamarlos de algún modo), :-D.
      Muchísimas gracias por tu opinión. Y me ha encantado saber de dónde sacaste el nombre de tu hija Tania, un nombre precioso, como muchos de los rusos.
      Un abrazo.

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  8. Gracias, eres única... hasta rusa. El único libro que he leído de principio a fin fue "Guerra y paz" y pensaba ponerle a una hija Natacha...
    Besos.

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    1. Pues mi madre lo iba a hacer peor. Le gustó tanto cuando era joven la novela "Ben-hur" de Lewis Wallace, que dijo que a su primer hijo lo iba a llamar así. Yo fui su primera hija ¿Te imaginas que hoy fuera Ben-hura?

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  9. Hola Jane. Ya ves, he seguido tu consejo y he vuelto a las letras. ¡ Con lo sano que es y uno que le reniegue!. Pues , mira por dónde, yo sí que tuve relación con lo ruso cuarenta y dale años atrás. Fue durante mi aventura en Venezuela, cuando me pateaba las calles de Caracas y sus barrios,realizando tratamientos de rehabilitación física aquí y allá, masajes y ejercicios para el alma y para el cuerpo, en los que a veces los primeros eran casi más fructíferos que los segundos. Viajes interminables en "carritos por puesto" , camino de los barrios marginales o de las zonas residenciales del Este o del Oeste de Caracas, para llevar los primeros buenos días y la esperanza a canarios no regresados y menos afortunados, a antiguos emigrantes europeos, a criollos y venezolanos de pura cepa, entonces postrados en una cama, impedidos para hablar o mover su cuerpo. Así fue como conocí al señor Androvich, un antiguo pintor que me hablaba de sus viajes, su arte o su estancia de bodas en Dubroknic, o a la señora Tarashenko, profesora de ruso en la Universidada Simón Bolívar de Caracas.De ellos aprendí los " buenos días en ruso" sus "hasta mañanas" ,sus números y ,por supuesto sus Mamushkas, Matruskas y....Tovarich, aunque esta última ya la conocíamos todos de las películas de entonces. Gente buena y agradecida, que te ofrecía un vaso de jugo y un pedazo de pastel como despedida. Nada que ver con los rusos que asaltan ahora Canarias a golpe de rublos y de vodka.


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    1. Estamos tan acostumbrados a que nos presenten en libros y películas a los rusos como seres torvos de la KGB, o como espías solapados, o ahora como supermillonarios más o menos relacionados con mafias, que nos olvidamos del pueblo ruso, de los que son como todos nosotros y disfrutan de este planeta que compartimos. Qué bueno que conociste a algunos. No hay nada como viajar para desterrar los prejuicios y estereotipos.
      Y no sabes cuánto me alegra que "vuelvas a las letras" y nos deleites con tus aventuras. Se aprende mucho de ellas.
      Un abrazo, Miguel.

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  10. Que curioso, querida Jane! Lo mismo pensaban que pasabas mensajes cifrados a la resistencia, que con lo que se ha visto ya ni una jubilada canaria puede estar libre de culpa...
    De todos modos, estoy con el sentir de la mayoría, que tal y como cuentas las cosas, no me extraña que te espían. Eres genial!
    Besotes!

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    1. ¿Tú crees, Trescatorce? Igual se han enterado de que la pizza me sale genial o de que no hay Damero maldito que se me resista... No tengo por qué pensar mal, ¿verdad?, como hace mi hija, que habla de hackers con oscuras intenciones. Yo creo que ha visto demasiadas películas sobre el telón de acero.
      Un besazo y un montón de gracias por tus palabras de encomio. Animan :-D

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