lunes, 7 de octubre de 2019

El post de las maravillas




Hace unos 800 años más o menos a un tal Marco Polo se le ocurrió hacer un viaje de aventuras a la lejana China que duró 24 años (la cosa entonces no era para andar con prisas). El resultado de sus andanzas, a falta de fotos y vídeos, se recogió en "El Libro de las maravillas", un verdadero bestseller del siglo XIII en donde se narra todo lo que a Marco Polo le admiró de un pueblo tan lejano, raro y distinto al suyo. Vio magias, hechizos y encantamientos, pero también costumbres exóticas como comerse a los enemigos o inventos como la pólvora o el papel moneda. Los palacios de oro y plata, los jardines con los árboles más bellos, las caravanas de más de 5000 elefantes cubiertos de gualdrapas bordadas o de camellos con paños de oro, los milagros que presenció... no solo lo dejaron turulato a él, sino a toda la Europa medieval para quienes esa lejana tierra se convirtió en un sueño que había que hacer realidad. Colón bebió de ese sueño.

Ahora mis Marco Polo se llaman Lali, Carmen Delia, Elías y Paqui, que, con una intrepidez que les envidio, se han liado la manta a la cabeza y se han dicho: "¿Viajar a la China? ¿Por qué no?". Y allá que se han ido en un viaje mucho más corto que el de Polo (15 días), pero igual de interesante. A la vuelta me han contado (¿De qué sirve viajar si no se comparte lo visto y admirado?) las particulares maravillas que encontraron.

Porque ¡claro que vieron maravillas! La explosión de luz en Shangay, interactiva y cambiante en cientos de edificios altísimos; los palacios imperiales de la Plaza de Tiananmen; el templo del Buda de Jade, 3 toneladas de peso con incrustaciones de esmeraldas y ágatas; por supuesto, la Gran Muralla, con sus 1650 escalones, separando a China de Mongolia; el impresionante y silencioso ejército de terracota de Xian; la pesca, tan curiosa, con cormoranes de noche; el crucero por el río Li en el que altas montañas hunden las raíces en las aguas oscuras mientras pasan entre bambúes y laureles...

Pero también les llamó la atención el caos circulatorio de las grandes ciudades en las que los semáforos están de adorno porque nadie les hace caso, los vespinos eléctricos van en riada con toda la familia encima y los taxis no paran a los extranjeros, esos sujetos narigudos que parecen todos iguales (así nos ven). Se extrañaron de todo lo que trabajan los chinos, sin descansar ni un día a la semana, y que los matrimonios sigan siendo concertados por los padres. Allí no existe el amor.

A mí, particularmente, lo que más me impresionó (ya hablé una vez de mi fobia aquí) fue un vídeo de un vivero de cucarachas en el que se ve al señor que las atiende, con su gorro y uniforme blanco, sobre el que se pasean ellas tan campantes. ¿Y para qué las quieren? Para lo que ustedes están pensando. Para chascárselas fritas en brochetas (junto con alacranes y saltamontes).

Mis Marco Polo me cuentan que el viaje ha sido distinto y precioso y que han valido la pena los 2 días de ida y los 2 de vuelta. Han visto maravillas, lo sé. Pero ante esta última, les puedo asegurar que nunca, nunca jamás me verán en China.

(La imagen inicial, hecha por Lali Gil, es del crucero por el río Li. Gracias a mis 4 Marco Polo por las fotos y la información)

19 comentarios:

  1. Como país, China es precioso pero nunca,al igual que tú, se me ocurriría viajar allí.. Mi hijo estuvo en Pekín por motivos de estudios (hizo un curso de Oestopatia, en el Hospital Universitario). Un día lo llamé y estaba en la cena de fin de curso. Le pregunté qué estaba comiendo y me contestó, no sé, es un pájaro, pero no preguntó cuál. Aquí se comen todo lo que anda, corre, vuela, repta o nada, así que es mejor no preguntar. También le sorprendía como los comensales se sacaban de la boca las cáscaras o los pellejos,y las tiraban por detrás de la espalda sin, importar donde cayeran. También vi en televisión, como entrenan a las tropas para los desfiles militares. El soldado de pié, con agujas colocadas bajo el cuello, el casco puesto con hormigas dentro. No pueden moverse por qué si mueven la cabeza se les clavan las agujas. Los tienen horas soportando las mordidas de las hormigas.Esto más que un entrenamiento, es una auténtica tortura China (nunca mejor dicho).

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    1. Las distintas maneras de alimentarse separan a los pueblos y permiten vislumbrar -lo decía Levi Strauss en "Lo crudo y lo cocido"- como el modo de alimentarse es paralelo al modo de pensar y al modo de imaginar mitos. Pero no concibo imaginar qué piensan los que se comen una brocheta de "guachinangas" (ni el nombre puedo decir).
      También se distinguen en su manera de tratar la comida. Mis amigos me contaban que en los mercadillos la fruta y la verdura a menudo estaba en el suelo e incluso vieron pescados allí tirados. Y vieron un tofu renegrido y apestoso que olía fatal. La guía china les dijo: "¿Y ustedes con el cabrales, qué?".
      Una compañera mía fue hace muchos años (40, tal vez) a China. Su marido era político y fue con una delegación. Lo más que le llamó la atención allí fue precisamente la comida, en nada parecida a lo que aquí se conoce como comida china. Se acordaba de una sopa con pelos negros que se vio incapaz de tragar. Eran algas, claro, pero la percepción es también parte del gusto por la comida.
      Y lo de las torturas chinas forma parte del estereotipo que tenemos de los chinos: crueles e impasibles ante el dolor ajeno.

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  2. Querida amiga! pero que bien captas y transmites en tu blog nuestras impresiones!!! Envidia me das!!! De dos comentarios nuestros haces, con tu magnífica pluma, que reviva de nuevo el viaje del que aún tengo impregnadas las pupilas...y también las papilas gustativas je je je!!!
    Abrazos.

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    1. ¡Bastante me informaron ustedes en los buenos ratos que hemos pasado comentando un viaje tan fenomenal! Tuve que suprimir por no enrollarme mucho cosas curiosísimas como eso de que los padres de un niño que acaba de nacer tienen que empezar desde ese momento a ahorrar para comprarle un piso (y no te digo cuando son gemelos) y que por eso no se les comunica el sexo del bebé no sea que aborten. O que faltan niñas y las importan de Vietnam... Un país contradictorio, con los fallos del capitalismo, la herencia del comunismo y las raíces de un pasado basado en la tradición y los mitos. Debe ser fascinante vivir allí una temporadita.
      Un abrazo grande, Lali, y gracias por todo.

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  3. Ana Bolox (vía Twitter)7 de octubre de 2019, 17:12

    Si voy a ver un cocinero de cucarachas, a mí tampoco me ven el pelo por allí.

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    1. Pues ya somos dos, Ana.
      Aparte de que dos días para ir y dos días para volver metida hasta 14 horas seguidas en un avión me echa bastante para atrás. A mí, denme Europa.

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  4. Has resumido muy bien parte de nuestras andanzas por China. Porque han sido tantas las vivencias que hemos tenido, q nosotras aún las estamos asimilando.
    Nuestra situación geográfica nos hace un poquito más largo el viaje, pero así y todo, desde Madrid unas 18 o 20 horas contando el transbordo. Está mucho más cerca para nosotros ahora China, que para Marco Polo.
    Sus costumbres son consecuencia de su historia, de un posible aislamiento debido a su geografía y también quizás de su organización politica. La pobreza en las aldeas ha sido determinante. Las desigualdades son aún significativas. Pero creo que actualmente está en plena evolución hacia una China que ya tiene mucho que decir en nuestro mundo y que no hay quien la pare ya.

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    1. Sí, el mundo se ha empequeñecido y ahora es posible dar la vuelta al mundo ¿en 80 horas? Por lo menos en mucho menos que Phileas Fogg y ya no digamos Marco Polo. A pesar de eso sigue habiendo diferencias sustanciales entre países que tan distantes han estado.
      Alguno de tus compañeros de viaje se asombraron, como tú, de los contrastes. Por ejemplo, los adelantos técnicos en los aeropuertos (hasta el punto que parándote ante una pantalla, esta te reconoce por tu nombre y te dice la puerta de embarque y lo que vas a tardar en llegar a ella) y el hecho de que muchas casas carecen de baños y cocina. Tal vez sea el país hegemónico en el futuro pero todavía le queda un largo camino. Creo.
      Un beso, Carmen Delia, gracias por todo y disfruta de los recuerdos de un viaje especial.

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  5. Hola Jane. Pues yo también soy de los que piensan que a China no iría nunca. Y no es porque esté lejos (más allá del quinto pino) sino porque cada vez que leo algo sobre el país tengo malas vibraciones...Eso del control total sobre la vida de sus habitantes, su tecnología 5G para control facial, ...En cuanto a las comidas no me atrae demasiado (cuando veo Canal Cocina se me ponen los pelos de punta), pero cuando hay hambre uno come lo que le pongan.Así que mientras pueda elegir, China está fuera de mis gustos turísticos. Aunque como dice un proverbio árabe(creo): "Uno no elige la tierra donde va a morir". Un beso Jane. Juan

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    1. Es tan ancho el mundo que siempre habrá un camino y una meta a la que llegar. Y tal vez no importe lo lejos que esté sino que en ese lugar te encuentres, como dice mi amigo Melchor, "en casa lejos de casa".
      Pero como tú, me da que en China no es donde vaya a parar. Y aunque es verdad que en todas partes hay control, allí se pasan ¿Y eso de que trabajen tanto que ni un domingo descansen? Es una política de cara a la galería con las calles limpias, pero nada más.
      Un beso, Juan.

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  6. BS.dias comparto todas sus opiniones puestodos somos libres de ver las cosa bajo nuestro punto de vista...yo soy como el Salmón contra corriente...aunque mi experiencia fue dura pues me perdí por unas circunstancia que no quiero mencionar en la CIUDAD PROHIBIDA ...para mi "PERDIDA"..volvería a ese país con los ojos cerrados pero sabiendo algo de chino pues ni el inglés valía ...yo como no soy escrupuloso me gusto todo lo que comi...no hay que pensar si es lata o laton jajaaa..los ánimo a que hagan una visita pues hay países que también hay muchas horas de vuelo..todo son interesantes y merece su visita. Un abrazo

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    1. Para mí hubiera sido una experiencia apabullante y estremecedora perderme en China. De hecho en este viaje de mis amigas hubo una persona que se perdió y le costó casi todo el día volver al hotel. Me recuerda a mis sueños de pequeña, en que soñaba (y me despertaba llorando) que estábamos en una excursión en el Llano de los Viejos y que de repente todos se iban y yo me quedaba sola de noche y en medio del monte. Estar en un sitio en el que nadie te entiende debe ser lo más solitario del mundo aunque te rodee una multitud.
      Así y todo para ti el balance es positivo, lo que dice mucho en tu favor. Y tienes razón, ahí está el ancho mundo para que lo visiten y lo disfruten. Eso ensancha la mente.
      Gracias por tu comentario. Un saludo.

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    2. BS.noches perdón que no me identifique..soy Loly que comparti este viaje con el grupo de Elías,Paqui,Laly etc..y fui quien me perdí y repito valió la pena visitarlo me encantó todo volvería .gracias por hacerme revivir esta experiencia.saludos

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    3. Perdón, Loly, pensé que eras un hombre por lo de "escrupuloso", seguro que fue una "o" que se traspapeló. Sabrás que cuando nos enteramos de la pérdida nos solidarizamos aquí contigo y deseamos que no te hubiera amargado el viaje. Me alegro un montón de que no haya sido así y que casi lo veas como una aventura más. A seguir repitiendo viajes especiales.

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    4. Si en efecto se traspapelo la dichosa o perdón..gracias a vuestra preocupacion que lo agradezco y a la vez lo siento mucho... lo pasé muy mal pero dando gracias a mi memoria fotográfica llegue con muchos esfuerzos al hotel.pero como bien dices una aventura que hasta el día de hoy no me lo creo pero valio la pena...un abrazooo

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  7. Vaya por delante, Jane, que a pesar de lo muy interesante que debe ser ese país tan lejano y lo bonito que tú lo has contado, nunca ha sido de los que he querido visitar, aunque creo que gracias a una serie que me pareció fantástica y muy bien hecha, ya anduve por la China medieval, acompañando a Marco Polo, personaje mítico que daba nombre a aquel serial.
    Cuando esta coproducción italiana de la RAI y Estados Unidos, con la colaboración de la propia China, fue emitida en diez capítulos por Televisión Española en el año 1983, me atrapó desde el primer capítulo y aún recuerdo lo que me gustó su fotografía, su ambientación y su historia.
    La grabé completa, en las viejas cintas VHS, de entonces, y no hace mucho, un sobrino habilidoso me las transfirió a DVDs. Me da que después de tu post, voy a revisarla y a comprobar que aún me sigue captando y gustando. Será como regresar a la China medieval...

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    1. Es lo que tiene la tele y el cine (y la imaginación), que nos hacen visitar sitios y tiempos que nunca vamos a pisar. Y, sin embargo, ¡los vemos tan cercanos y los hacemos tan nuestros! Aunque nunca hayamos visto Nueva York, todos hemos paseado por la Gran Manzana y conocemos la Estatua de la Libertad como si estuvieran a la puerta de casa.
      Estaré atenta por si reponen la serie. Muchas gracias, Cehachebé.

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  8. Hola Isabel
    He tenido la gran suerte de acompañar a China a " tus Marco Polo"... y puedo decirte que a través de tus palabras, he vuelto a disfrutar con todo el color, olor y sabor las imágenes que han quedado a buen recaudo en mi mente y en mi retina.
    Gracias y un saludo.




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    1. Eso, María Dolores, guárdalas a buen recaudo y revisita el país de vez en cuando a través de ellas. Me alegro de despertarlas con mis palabras, pero ya sabes que un millón de palabras no dan color y vida a una sola de las imágenes que viviste. Fuiste una privilegiada, qué bueno.
      Un saludo y gracias por pasarte por aquí.

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