lunes, 17 de febrero de 2020

Amor, plagios y San Valentín.




Llega ahora, en mitad de febrero, el maldito Día de los enamorados y cada vez viene más cargado de imágenes repetidas de corazones entrelazados, de pajaritos y guirnaldas de flores multicolores, de cupidos regordetes, de frases cursilonas y chistes tipo este: "¿Tiene tarjetas de San Valentín que digan "Para el único amor de mi vida?" "¡Ooooh! Qué romántico. Desde luego que sí" "Pues deme ocho". 

Parece mentira que un día dedicado al Amor, que se supone que es el motor del mundo, sea tan ñoño. En palabras de Rosa Montero hace algunos años, "la supuesta festividad de los Enamorados es una majadería dulzarrona, un paripé vacío, con toda su pringosa parafernalia de corazones en todos los tamaños y materiales, corazones de plástico y de chocolate y de cristal, corazones impresos en manteles y en tangas, un frenesí de corazoncitos rojos que se parecen tanto a los musculosos corazones verdaderos como el amor real a los enamorados de San Valentín. O sea, nada.".

Que conste que a lo mejor pienso así porque el Día de los Enamorados no existió para nosotros, los de mi generación, hasta las películas de Jorge Rigaud, "El Día de los enamorados" de 1959 y su continuación, "Vuelve San Valentín" de 1962. En ellas, un San Valentín, muy gentleman y muy puesto, venía a la Tierra a arreglar entuertos entre 4 parejas y luego volvía a irse con la misma en el ascensor del Edificio España. O sea, que ese Día nunca fue una tradición entre nosotros, como es la Navidad, por ejemplo. Nunca se me ha ocurrido celebrarlo con cena romántica con velas (si no es con velas no es romántica ni nada), ni con viajes especiales a la luz de la luna, ni con regalos ni con nada de nada. 

Este año, además, me pasó algo que quería contarles. Entre tanta tontuna, ese día recibí una historia de un hombre que, a la muerte de su mujer, les habla a sus hijos del amor verdadero. Y les dice así: "Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis, en mi cambio de empleo. Hicimos la mudanza cuando vendimos la casa y nos mudamos a la ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos crecer y terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de nuestros seres más queridos, rezamos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad y perdonamos nuestros errores...". Mientras leía esas palabras, me sonaron tan conocidas que no me costó nada recordar un poema que mi hija Ana escribió en el año 2005 para leerlo en la boda de mi hijo y que decía esto:

"El matrimonio es pensar
al finalizar la vida:
"fue una buena vida".
Es el mar en calma,
estar juntos en esa crisis, 
en un cambio de empleo.
Es hacer el equipaje
y mudarse de casa, 
compartir la alegría
y las penas de los hijos,
llorar al lado del otro
la partida de quien quieres,
rezar juntos en la sala 
de espera del hospital, 
apoyarse en el dolor,
abrazarse en navidad
perdonar los errores
y envejecer juntos.
Es ese beso dormido,
el desayuno de siempre,
el trabajo y el cuidado
y es ese cuerpo
a tu lado
cuando se apaga la luz"
(Ana González Duque)
Si comparan los dos textos, ven que el primero es una copia del 2º y que quien lo escribió siguió las pautas de Ana tal cual, desde "estar juntos en esa crisis" hasta "perdonar los errores".

Así que, además de engañarnos muchas veces con el dichoso amor y de que los supuestos príncipes azules devienen verdes sapos pringosos, resulta que a veces ni siquiera somos capaces  de explicarnos qué es el Amor y nos limitamos a plagiar al primero que se ponga por delante. Recordé a una amiga que cuando oyó la canción: "Tiré mi pañuelo al río para mirarlo cómo se hundía, era el último recuerdo de tu cariño que yo tenía...", le dijo a su novio: "Oye, que la canción que me compusiste para mí la están poniendo en la radio y la canta Julio Iglesias". A ver si va a resultar que el amor (vamos a ponerlo con minúscula) es el resultado de un plagio descomunal.





26 comentarios:

  1. Es lo que tiene publicar tus textos en internet, que cualquiera se los apropia para hacer un powerpoint. Me han llegado compartidos incluso cuentos míos o artículos que tenía publicados en el blog que se comparten (por supuesto, sin autor). Para los ilustradores, también es un sinvivir. Desgraciadamente, España es un país en el que los derechos de autor no se respetan. Todo el mundo piratea sin darse cuenta de que haciéndolo está matando la cultura.

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    1. Piratear es matar la cultura y la imaginación.
      El viernes fui a la presentación de un libro de fotografías del grupo "Fotografías antiguas de Tenerife" y me contaron que incluso han copiado fotos del grupo y las publicaban después ¡en el mismo grupo como si fueran suyas!
      El copia, corta y pega ha hecho mucho daño a la hora de hacer trabajos escolares. Es fundamental que los profesores exijan la autoría de citas, párrafos y capítulos. Ya hemos visto que hasta las tesis doctorales se copian sin pudor ninguno.
      ¿Solución?

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    2. Estoy hasta el gorro de que me roben fotografias. Alguna vez cuando me he dado cuenta. al decirselo, me han echado del grupo de Fb donde habian cogido una fotografia mía ¡ que es mía ¡ Pues a la p...calle

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    3. Te entiendo perfectamente. Y sigo sin entender la idea tan extendida de que todo lo que está en las redes es público y que cualquiera puede hacer uso de ello, sin citar al autor ni nada. ¡Qué poco respeto al trabajo intelectual! De todas formas últimamente he visto una mayor concienciación y más llamadas de atención. A ver si la gente va entrando en vereda...

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  2. Un problema compartir y que se apropien luego de lo nuestro.

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    1. Pues sí. Es lo que tiene este mundo de internet, en que alegremente se comenta, se cita, se trae y se lleva, y ¿eso quién lo dice? ¡Huy, se me olvidó ponerlo, vete tú a saber quién!

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  3. Charo Borges Velázquez17 de febrero de 2020, 15:33

    Ya lo leí, Isa, y no me sorprende nada. Ya lo dice tu hija en su comentario. En este país se copia y se plagia, sin rubor alguno, y no pasa nada.
    Spain is different...

    Por ahí anda un power point, con el post que le dediqué a la estancia de los Duques de Wurtemberg en Las Teresitas, con fotos y todo, y no aparece autor alguno, ni referencia a la fuente de información. Me enteré gracias a Melchor, que fue quien me lo dijo. Y sobre los de baloncesto, he perdido la cuenta.

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    1. No hay derecho, la verdad. Es un desprecio al propio trabajo y, en el caso de los que viven de ello (escritores, diseñadores, artistas en general...), un robo a mano armada.
      Y el caso es que en el tema de las películas, hoy mismo en el periódico hablaban de que últimamente todo son copias de películas extranjeras. Ah, no, perdón, son "remakes", pero el caso es lo mismo. "Padre no hay más que uno", la de Santiago Segura, la más taquillera del año pasado, se basaba en la argentina "Mamá se fue de viaje"; "Hasta que la boda nos separe" es la versión española de la francesa "La Wedding Planner"; "Operación Camarón" es el remake de la italiana "Song'e Napole"... Y así
      ¿A dónde se fueron la imaginación y la creatividad?

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    2. Recuerdas Isa cuando el libro de Ana Rosa Quintana?. Que escándalo, y sin embargo ahora se plagia hasta el 27% de un máster y no sólo no pasa nada, sino que se vota para que sea presidente de gobierno. Así nos va....

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    3. El colmo fue el rector de la Universidad Rey Juan Carlos que copió hasta a su padre. Se le contaron hasta 15 plagios a una veintena de autores.

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  4. Mari Carmen González Zamorano17 de febrero de 2020, 15:34

    Ay Isa que poco romántica te siento. Siempre acostumbramos a celebrar el día de los enamorados y me gustaba mucho y ahora que no puedo hacerlo lo valoro más. Los plagios siempre han existido.

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    1. Pues sí que soy romántica. Me gustan las películas y los libros que hablan de amor y me gusta una buena celebración con mi pareja en un sitio precioso y tranquilo en que hablemos y riamos y lo pasemos bien. Pero no es imprescindible que ese Día lo tenga que celebrar con el resto de la humanidad, ni que por obligación nos tengamos que regalar algo, ni que por narices vea todo rodeado de corazoncitos. Celebrar que quieres a alguien no tiene Día.
      Y el hecho de que siempre haya existido plagios no justifica que los siga habiendo ¡No a los copiones!
      Un besote, Mari Carmen.

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  5. La palabra AMOR la he oído muchas veces, pero...¿La he visto alguna vez?. Un pájaro comiendo en la mano de un mendigo de su pan, no quiere que lo dude.��

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    1. Una escultura como "El beso" de Rodin, o una pintura como "El beso" de Klimt, o un poema de Bécquer... cualquiera de ellas define al amor. Pero es verdad que muchas veces nos encontramos con el amor en la vida diaria.

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    2. Lo que pasa es que no lo sabemos apreciar como lo que realmente es. Hablando de lo escrito... El seminarista de los ojos negros. de Ramos Carrión.

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    3. Pues me lo leí ahora, no lo conocía. El desamor es más poético que el amor, y si es un amor imposible más romántico todavía. Muy bonito y triste.

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    4. Mi abuelo me lo enseñó cuando era pequeña, y me gustó tanto... Siempre me venía a la memoria cuando veía a los seminaristas subir por la calle San Agustín con sus sotanas negras y sus roquetes blancos.���� Soy una amenaza suelta...☺️☺️☺️

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    5. Antes se enseñaba más poesía que ahora. Yo recuerdo saberme de memoria "El Piyayo" de José Carlos de Luna o el monólogo de "La vida es sueño". Me emocioné cuando mi nieto de 4 años el otro día me recitó "A Margarita Debayle" de Rubén Darío: "Este era un rey que tenía un palacio de diamantes...".
      Somos amenazas sueltas :-D

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    6. Menos mal, pensé que era yo sola! Y que alegría ver que todavía hay niños que leen en lugar de estar con la consola de videojuegos.

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    7. No se sabe por qué unos leen y otros no. Yo eduqué a mis dos hijos igual respecto a la lectura, leyéndoles cuentos por las noches, comprándoles libros siempre, entusiasmándolos con mi afición. Mi hija salió a mí, una gran lectora; en cambio, mi hijo no lee nada de nada.
      Por ahora, mis nietos sí leen. Vamos a ver...

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  6. San Valentín, y lo que supuestamente representa, se ha convertido en un agujero de explotación, en el que multitud de ciudadanos se apresuran a caer para quedar bien con sus parejas y amistades, y de paso, posiblemente, saldar sus olvidos del resto del año.
    Pero ya pasa con casi todo. La "mecanización" de todas nuestras celebraciones de antaño ha terminado por empañar, al menos para algunos, las referencias más entrañables. Y es que es muy cómodo tener un bazar chino donde encontrar casi todo.
    Por otro lado, y volviendo a tu texto, qué gusto da volver a recordar algunos textos de esa niña tan sensible y de inteligente pluma que tuviste por hija. Un beso grande para las dos. Néstor

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    1. Te doy toda la razón. Un día falso y arbitrario, sin ningún sentido. Si queremos a una persona, no necesitamos que nos lo recuerden con un día especial.
      Gracias por lo que dices de Ana. Me siento muy orgullosa de ella, la verdad.
      Un abrazo.

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  7. Ya leí el post y te iba a preguntar si Ana había publicado su poesía en algún sitio??

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    1. Cuando ganó el Premio Félix Francisco Casanova, sí le publicaron unas cuantas poesías. Pero después se ha dedicado más a la novela. De todas formas, el último año ha estado publicando cada martes sus poemas en Instagram, y está reuniéndolos para publicarlos durante este año.
      El poema en cuestión (que tiene 15 años) no se acuerda si lo publicó alguna vez en las redes, lo que explicaría la copia burda a la que fue sometido.

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  8. Qué faena lo del poema. La verdad es que no tenemos reparos en copiar y pegar como si la obra fuera nuestra.
    En cuanto al texto, no puede tener más razón. Yo soy súper anti san Valentín, a tope. Y cuando la gente me dice "bueno, es una excusa para tener un detalle con tu pareja". Yo creo que los detalles de pueden tener cuando quieras y, sobre todo, aunque no sean todos los días, más de una vez al año. Esto me hace pensar mucho en la clase de vidas que llevamos.

    Un abrazo.

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    1. Sí, en el terreno del amor no hay que buscar excusas ni para casarte. Uno hace lo que el alma le pide y ya está. Mi marido nunca me pidió, por ejemplo, eso de que si me quería casar con él, de rodillas, con anillo y llamándome por mi nombre y apellido como en las películas americanas. De hecho creo que ni hablamos de eso, lo teníamos tan claro que, en cuanto conseguimos trabajo los dos, organizamos la boda en un mes y medio. Y lo mismo con los regalos. Cuando veo algo que sé que le va a gustar un montón, se lo compro y esa sí puede ser una buena ocasión para un día especial, llámese como se llame.
      Un besote, Dorotea.

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