lunes, 16 de noviembre de 2020

Y Duralex se hizo añicos



En este desastroso y asqueroso año (¡y mira que parecía bonito con ese veinte-veinte tan cuco! Para que te fíes de los números...) hasta lo irrompible se hace añicos. En septiembre nos anunciaban los periódicos que "el negocio de Duralex se resquebraja por la crisis del coronavirus". A lo mejor a los jóvenes de ahora no les dice nada esta noticia, pero los de mi generación crecimos con el Duralex, el primer cristal irrompible -¡milagro, milagro!-, y a muchos, cuando nos casábamos, nos regalaban, al lado de la vajilla buena para los domingos, algún juego de Duralex para los días normales, En mi caso fue un juego de tazas y platos color caramelo que acompañó nuestros desayunos durante largos, largos años.

De hecho, por el camino se fueron rompiendo copas de cristal fino, incontables bolas del árbol de navidad, platos y bandejas de porcelana... Un día de fin de año por la mañana recuerdo que la estantería, donde tenía la vajilla azul de puente y paloma, cedió y se armó un estropicio que todavía resuena con pesar en mi memoria (y eso que fue hace más de 20 años). Pero bueno, como decía mi madre, fue una pérdida solo material. Y a todo esto, el juego de desayuno color caramelo allí seguía impertérrito sin un rasguño. Al final, cuando ya estaba empañado de tanto lavado, lo tiré y me quedé con los platos, que todavía están por ahí, debajo de alguna maceta.

A mí me hace pensar este cristal que no tenía las cualidades del cristal-cristal: no era frágil, no era delicado, no era quebradizo. Pero eso sí, si alguna vez se rompía, lo hacía con ganas, en añicos chiquitísimos que tardabas un año en recoger. El escritor Juan José Millás (otro de mi generación) contaba en un artículo que él se dedicaba a tirar vasos de Duralex al suelo delante de sus amigos del colegio para que vieran lo nunca visto, un cristal que no se quebraba ni que lo aporrearan. Pero en una de estas sí que estalló en mil pedazos y su madre, cuando entró en la cocina espantada por el ruido, defendió la dureza del vaso diciendo: "Es que ha caído mal". Millás extrae una lección de todo eso: "No importa lo bueno que seas en lo tuyo si no consigues caer bien en el medio en que te desenvuelves".

Pero hay más lecciones que este humilde vaso de cristal irrompible te puede impartir. Que también hay personas a las que parece que nada le hace mella hasta que se enfadan y hay que echarse a temblar. Que nunca te fíes de lo que te dicen de algo o de alguien porque puede ser cuestión de tiempo que sea mentira. Que, por más que se oculte la naturaleza de una cosa, acabará saliendo a la luz: si eres una mona, aunque te vistas de seda, seguirás siendo una mona; si eres de cristal, por más que te disfraces de irrompible, seguirás en el fondo y con el tiempo siendo cristal.

Y al final todo nos conduce a lo de siempre , que nada es eterno, ni siquiera lo indestructible. Este año parece que, hasta a mí, me están minando el optimismo.

28 comentarios:

  1. Charo Borges Velázquez16 de noviembre de 2020, 10:30

    Buena comparación entre lo relativo de algún cristal indestructible y algunas situaciones de la vida, que no lo son tanto, la que hoy nos ofrece Jane, en su post semanal.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Chari. Si lo piensas, siempre se puede encontrar alguna relación entre la vida y lo que hacemos con ella. Buscar la eternidad, perdurar, intentar evitar la caducidad... es una meta humana. Hasta ahora, sin llegar a ella.

      Eliminar
  2. Y los platos transparentes con ondulaciones como pétalos? Los recuerdo del Colegio Mayor.... Una pesadilla de platos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Cómo te puedes acordar de los platos del Colegio Mayor? Yo bastante hago con acordarme de las comidas incomibles.
      Pero sí sé cuáles son esos platos. Seguro que todavía están circulando por allí. :-D

      Eliminar
  3. Mi duquesa, me identifico con lo de la vajilla buena, la de diario y los platos de duralex que aún viven, debajo de las macetas. Es verdad que nada es eterno pero lo que no admito es que el 2020 mine tu optimismo. Con eso no va a poder. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es verdad, mi realeza. Como cantaba Marisol en "Un rayo de luz", "Adelante, mis valientes, con la espada, con los dientes...". Que sigamos celebrando comidas de domingo y de diario con el mismo entusiasmo.
      Un abrazo muy grande.

      Eliminar
  4. Como siempre y a pesar que dices lo del optimismo, siempre me sacas una sonrisa y buenas lecciones para la vida. Amiga no pierdas nunca tu forma de ser.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Elvira. Para que no se diga, me he dedicado a reunir toda noticia optimista que vea de esta etapa que estamos pasando: que si hay menos polución, que si la gente ha reflexionado más sobre el sentido de la vida (????), que si se hace más ejercicio, que total ¿para qué queremos bares?... Todo antes que desanimarnos :-D
      Un besote.

      Eliminar
    2. Claro, mira yo he sacado en positivo que he aprendido la técnica de la Acuarela con un tutorial. Y pinto todos los días
      O casi.

      Eliminar
    3. Pues otro motivo para ser optimista.
      Me encantan tus retratos a lo Modigliani. Vitales y alegres como tú. A seguir con los pinceles.

      Eliminar
    4. Charo Borges Velázquez17 de noviembre de 2020, 19:49

      Isa , añade a esa lista de noticias optimistas que nos ha traido la pandemia y que estás coleccionando, la de la reducción de las ratios (n° de alumnos por aula) en los centros escolares de nuestro país...
      Qué triste que haya tenido que aparecer un bicho invisible, para que se produjera este milagro.

      Eliminar
    5. Es verdad, es otra buena noticia que ojalá no dé marcha atrás cuando las cosas se serenen. Yo, optimista al fin y al cabo, creo que muchas cosas pueden ir mejor después de esto.

      Eliminar
  5. Mi único resto "duralexiano" color caramelo (foto), heredado de mi madre, aunque creo que también me queda un vasito de vino, pero del duralex verde... que no sé por donde lo tengo.
    Recuerdo que en casa sólo hubo platos como el de la foto, en ese color y los vasitos de vino, en verde. No me acuerdo de que hubieran tazas.
    Como costumbre, encantador post, ya leído y compartido.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Ves como todo el mundo conserva algo del Duralex? Me da que es una de las cosas que compartimos todos los de nuestra generación, esos platos que rebotaban en el suelo sin romperse y que contradecían todo lo que sabíamos sobre los cristales. Busca, busca, que seguro que encuentras más.

      Eliminar
  6. ¿Quién no tenía un juego de duralex por aquel entonces?
    El tuyo era color caramelo, como el de mi tía Ángeles, el de mi madre verde botella y el mío azul...Aún tengo tazas verdes y azules desafiantes desde los setenta en todos los desayunos y meriendas...Es curioso como una generación puede compartir tantas coincidencias...
    Era el nuevo cristal de moda, incluso para jarrones, pero es verdad, nada es eterno y si bien es cierto, que son piezas fuertes, no escapan a un buen viaje, si hay ganas en la intención.
    Todo cambia, todo pasa y lo malo también, será un triste recuerdo y tú no perderás tu optimismo ni tu prosa de primavera, porque en esos colores de tus bonitos relatos recuperamos tus lectores, nuestra ilusión semanal. Eres esa fragilidad que logra sorprender, novedosa y resistente, el recipiente de nuestro pensamiento y la generosidad al permitir nuestra aportación en esta mesa de ideas refrescantes que no quiebran ni con un martillo.
    Enhorabuena una vez más.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En el derecho romano se decía "Dura lex, sed lex", la ley es dura pero es ley. Supongo que de ahí cogieron el nombre para este cristal tan duro, pero que al final si le das un buen viaje, como dices, sigue siendo cristal. Y se rompe.
      Pero también tú me enseñas que hay cosas más duraderas y que merecen la pena guardar, como esas ideas refrescantes de todos, que aparecen en estas conversaciones, alegatos y comentarios. Me has emocionado, Cande, y has aportado otra lección más.
      Ya me emocionaste, Cande, y me enseñas que es verdad que hay cosas que cuesta quebrar. Muchas gracias y un abrazo grande.

      Eliminar
  7. Hola Jane.Muchas lentejas comí en un plato hondo de Duralex!!! La verdad es que durante años hizo su labor. Ahora es un producto Vintage aunque no creo que se venda.
    Eso ocurre también con algunas personas que cuando deja de ser útil se arrincona y es casi desechable ( o sirven para estar "debajo de la maceta")....Pero bueno, habrá que buscar el lado positivo a las cosas e intentar que este año no sea un año perdido. No podemos seguir esperando a ver si todo pasa y volvemos a lo de "antes". tal vez algunas de las cosas de "antes" sea mejor olvidarlas y deberíamos hacer otras cosas. Un beso jane. Juan

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No, Juan, yo creo que nada volverá a ser como antes y que el miedo no nos abandonará por largo tiempo. Ayer que fui en coche por la Rambla viendo a todo el mundo con mascarilla pensaba que nunca imaginamos esta imagen medio apocalíptica. Y desde ahora en adelante no nos vamos a olvidar de que el caos está a la vuelta de la esquina. Pero tal vez esto nos sirva para replantearnos la vida de otra manera más positiva y más cuidadosa con lo que nos rodea y con nosotros mismos.
      Un beso, Juan.

      Eliminar
  8. Mira si es importante, he cambiado varias veces de vajilla, y él sigue ahí 46 años dando la vuelta a la tortilla

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué mejor oficio para un humilde plato que haber propiciado innumerables tortillas de papas a lo largo de los años, 46 nada menos! Hazle un homenaje. :-D

      Eliminar
  9. Catalina Trujillo La Roche17 de noviembre de 2020, 19:59

    Muy cierto. Cuando fallecieron mis padres de 95 y 93 se lo comenté a un médico amigo: " parece mentira que todavía tenga piezas de duralex en la cocina.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Duran más que las personas. Mientras uno no se dedique a lanzarlas como jabalinas, pueden ser casi aternas. Lo malo es que los seres humanos nos aburrimos de lo eterno...

      Eliminar
  10. Millás no solo en su columna sino en el mejor programa de la radio española en décadas, el A Vivir de Javier del Pino, le dedicaba casi una hora y entrevistan a un experto en diseño que duda de la calidad, a nivel de gestalt, de Duralex.
    https://cadenaser.com/.../a_vivir.../1603618371_424535.html
    El recuerdo Duralex de Juan José Millás
    CADENASER.COM

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Santi, mira por dónde a Millás (es 2 años mayor que yo) también le llamó la atención la quiebra de Duralex. Muy interesante la entrevista. Me gusta la definición de Ramón Benedito sobre como tiene que ser un diseño: interesante, remitirse a lo esencial y satisfacer necesidades reales. Yo creo que un plato de Duralex cumple los 3 requisitos ¿no? Sobre todo si en ellos te mandas una carne con papas. 😃

      Eliminar
    2. Me da que es medio flipado de diseñadores menos funcionalistas y lo hacía un poco por llevar la contraria. Millás y Pino, que lo llamaron para que hablara bien de Duralex, se quedaron un poco extrañados. Lo que dice Juanjo de que los trozos pueden estar apareciendo años por los rincones después de haberse desintegrado doy fe.
      Un beso, Isabel.

      Eliminar
    3. Llevar la contraria es la cualidad apropiada para hacerse oír.
      También doy fe de la perdurabilidad de los añicos. Si alguna vez el mundo se acaba, ten por cierto que en el último rincón aparecerá un añico de un vaso de Duralex.
      Un beso, Santi, me encanta saber de ti.

      Eliminar
  11. Yo también soy de la generación del duralex. En el momento que aparecieron en mi vida, me llegó la tranquilidad de saber de que no rompía ni un vaso. Tengo buenos recuerdos de ese momento. Yo era la típica que casi siempre rompía losa.Aún conservo algo en la finca, donde recojo todo lo que quito.
    Me parece una comparación excelente, entre como se hacía mil pedazos un objeto de duralex y como lo que nos parece en la vida algo indestructible, cuando se rompe, nos recuerda los mil pedazos del duralex.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Carmen. Igual que cuando menos lo esperas, en el rincón más insospechado, aparece un cristal diminuto que creías desaparecido para siempre, de la misma forma cuando algo se rompe en nuestras vidas, algo siempre queda: un recuerdo, un guiño, una herida. No hay nada indestructible, no hay nada para siempre. Como ponía en el cartel de la autopista esta semana: "Para siempre es solo hoy".
      Besos.

      Eliminar

google-site-verification: google27490d9e5d7a33cd.html