Yo reivindico -y estoy totalmente convencida de ello- que los verdaderos inventores del wasap fuimos nosotras, las niñas de los 50 y los 60 que, en aquel enorme salón de estudio del colegio, nos mensajeábamos sin parar. Una entraba allí y veía a todo el mundo en silencio, con la cabeza gacha, mirando aparentemente con concentración el libro de texto. Pero debajo de esa calma se podía sentir una energía soterrada, como líneas de comunicación que iban saltando de pupitre a pupitre.
Los mensajes que mandábamos y recibíamos en papelitos superdoblados hablaban de todo nuestro mundo: "Sor Mortificación es una bruja. Pásalo", "Y huele fatal", "Ayer al salir del cole, vi a Luisito", "¿Te dijo algo?", "Sí, me dijo Hola", "¡Qué emocionante!", "Te invito a mi cumpleaños el jueves por la tarde, pero no se lo digas a Juana que con ella no me ajunto", "¿A qué película vamos el domingo?"... Yo recuerdo contarnos en esos papelitos cómo era nuestro chico ideal con vestidos y todo y hasta los nombres de nuestros futuros hijos.
Ahí se cocinaron alianzas, complicidades, odios eternos que duraban dos días y amistades duraderas de verdad. Alguna rara vez nos interceptaban ese correo, claro que sí, y nos castigaban, pero eso solo añadía más emoción al tema ¡Éramos las Miguel Strogoff del colegio! Y estábamos anunciando el wasap del futuro, aunque no lo sabíamos.
Recordé todo esto esta semana en que empezaron oficialmente los carnavales con la Gala de la Elección de la Reina del Carnaval. El disfraz de la Reina del Carnaval de Tenerife se puede decir que es una obra mastodóntica, una especie de Monumento a Franco, pero con brillores, soles, guacamayos, purpurinas, plumajes y toda la pesca que se les ocurra, un camión-carroza colorido de mil toneladas que va arrastrando (no sé cómo) una pobre y guapísima chica con la sonrisa puesta.
Pero todos los años la veo con mis amigas del colegio, cada una en su casa pero wasapeando sin perder un detalle: "¡Qué barbaridad de traje!", "A esa se le ven los morcillones", "Los colores no pueden ser más horteras", "¿Y de dónde sacan los nombres del disfraz?", "Esta pobre se cayó dos veces y milagro no muere aplastada por el traje...", "Pues esta es simpática", "A mí lo que no me gusta es que hagan como que cantan", "Esta es terrorífica. Cuando llevan bichos no me gustan nada", "Este es otro mazacote"... Yo les comento que tengo una boda en octubre y que igual les pido prestado uno de los trajes para ir sencillita pero informal. Ahí ya hay más comentarios añadiendo a mi futuro vestuario una maceta de matasombra en la cabeza y otros detalles. Al final acordamos votar por correo por la que más nos gusta (mi voto coincidió con el del jurado, la número 7). Y seguimos comentando hasta el final datos sobre los trajes, los presentadores, los asistentes, las comparsas y las murgas. No nos quedó títere con cabeza.
Hay una cadena invisible entre aquellos papelitos del colegio y estos wasaps de ahora. Una cadena hecha de confianza, experiencias compartidas en toda una vida, aceptación mutua incluso de opiniones disparatadas y mucho humor: amistad pura y dura.
Si no existiera esa cadena, ¡a buenas horas me pegaba yo la Gala de la Elección de la Reina del Carnaval!
Ay Isa! Cómo nos vemos reflejados con nuestros "papelitos de pupitre a pupitre!! Gracias por recordarnos nuestros sistemas de comunicación! Que risa! Y tienes razón en reivindicar que fuimos los inventores del WhatsApp!! Voto por ello!
ResponderEliminarEs que además planificábamos nuestra vida. Lo de los nombres de los hijos es totalmente cierto y quien lo dijo fue Úrsula, Sergio y Laura, que es así como se llaman. Luego el mérito se lo llevarán otros, pero nos deberían agradecer el invento.
EliminarUn beso.
Yo hace tiempo que no veo la gala, no me aguanto este espectáculo año tras año. Ahora, verlo compartido con las amigas tiene su aquello. Recuerdos los papelitos, como pasaban de mano en mano, en las tediosas horas de estudio... Y volviendo a la gala, esos trajes son cualquier cosa menos trajes... Yo ya me canse del carnaval, paso...
ResponderEliminarYo, que fui carnavalera, hace muchos años que ni me asomo. Y si veo la Gala, es solo por pasar un rato divertido con las amigas, que eso no tiene precio.
EliminarPero es verdad que los trajes son un horror. Los comparo con los de las primeras reinas del carnaval, tan elegantes, y me pregunto cómo derivó la cosa en esta barbaridad. Vistosos son, no cabe duda, y si lo que querían es que no pasaran desapercibidos, lo consiguieron con creces. Pero llevaderos y cómodos, me da que no son.
Lejos quedan los papelitos pero las amigas siguen estando cerca y doy gracias por eso.
Un beso, Pili.
Opino lo mismo, desde muy joven rechazaba los Carnavales, aquí donde vivo la tradición es más bien para los niños, solemos sacarlos disfrazados. Cuando veo a estas chicas con dichos trajes, pienso que es una tortura. Digo lo mismo pasamos del carnaval. Hoy fui a buscar a mi nieta y la ciudad está divina.....muy sola, casi toda la población se fueron a las playas Un gran abrazo a las dos Isabel Duque Fernández María del Pilar Valenzuela
EliminarYo en cambio disfruté mucho de los carnavales. Claro que eran especiales. Hacíamos cenas con los amigos todos disfrazados y bailábamos en las casas, por las mañanas íbamos al parque con los niños disfrazados y luego a comer, hacíamos sopas de miel, salíamos a ver la cabalgata... Pero ya todo eso pasó y hace como 20 años que ni se me ocurre acercarme al Carnaval. Sobre todo porque ya no es aquel que yo viví. Pero también porque una ya no está para esos trotes.
EliminarUn abrazo grande.
Creo, Jane, que tienes razón en lo de que hayamos sido unas adelantadas en lo de usar un trasiego de mensajes de ida y vuelta y que hoy llamamos redes sociales.
ResponderEliminarEl intercambio de opiniones sobre todo lo que pasa en las galas de elección de la Reina del carnaval, no tiene precio, porque nos divertimos mucho especulando con cuál ganará el concurso, después de mirarlas casi con lupa.
Espero que sigamos haciéndolo por muchos años más...
Es el único "acto" de carnaval que hago. Y lo hago, no por la Gala, de la que he oído mil opiniones (tanto positivas como negativas), sino por ustedes, mis amigas, que son capaces de de no perder el humor ni la sensibilidad cuando compartimos experiencias como esa. Y estoy segura que la raíz de todo eso estaba en las clases y el salón de actos con todo su trasiego de papelitos y de "pásalo". Lindo haberlo vivido pa poderlo contar, como dice la canción
EliminarDos hijas de mi primo fueron reinas de los Carnavales de S/C. En diferentes años, la mayor vive en Roma, son mujeres de muy buenos sentimientos.
ResponderEliminarYo tuve una compañera y amiga que fue reina de carnaval en el año 1965. Se llamaba (y espero que se llame porque hace tiempo que le perdí la pista) Pucho Gimbernat y estaba espléndida con un traje igual al que luce Audrey Hepburn en las carreras de Ascot en "My fair lady". Aunque disfrazada, estaba elegantísima sin brillos ni purpurinas.
EliminarJa, ja, ja. Que risa Isa. Pues claro que sí. Después de las palomas mensajeras, estamos nosotras. Las niñas del patio. Como bien dices, una cadena generosa de opiniones que nos hace
ResponderEliminarviajar desde la comodidad del sofá de cada una, a ése salón de estudio lleno de miradas y risitas contenidas.
Hoy nadie nos vigila excepto Dios que también se partirá en dos con nuestras ocurrencias.Sin duda amenizamos la gala con nuestra cháchara sumergida, haciendo que sea entretenida y por supuesto más corta.
Yo no la hubiera aguantado si no es por ustedes, te lo juro. Pero una conversación a varias bandas diciendo lo que se nos ocurre es impagable.
EliminarAntes, en aquellos tiempos, teníamos el plus de que era más peligroso el correo, pero no por eso renunciamos a hacerlo. El alegato y la cháchara al poder.