lunes, 15 de diciembre de 2008

Cordero a la jubilada




Hace 4 años di esta receta como regalo de nochebuena. 4 años más tarde, aunque seguimos, erre que erre, con los mismos menús, hay algunas variaciones, por aquello de la creatividad. Al cordero le pongo por encima unos cascos de cebolla, un poco de aceite caliente y, en lugar de agua, le pongo caldo. Pero lo mejor es que en estos 4 años nos hemos hecho un horno de leña en el patio. De todas formas, está muy bueno.

Nosotros, mi familia y mis amigos, somos animales de costumbres y siempre repetimos las mismas comidas en estas fiestas: pata de cerdo en nochebuena, pavo el día de navidad y cordero en fin de año. Mira que alguna vez nos ha dado por otras veleidades pero no hay manera, volvemos a lo de siempre, como las muñecas de Famosa hacia el portal.
En nochebuena la pata la hace mi cuñado en el horno de leña. Él compra en agosto un cochino que unos amigos alimentan y cuidan en La Esperanza como si fuera un hijo. En estas fechas se termina el amor filial y a mi cuñado le toca una pata. Pero ¡qué pata!. Aparte de que comemos esa noche todos (los veinte y pico que somos), le sobra para llevar al día siguiente a casa de sus hermanos, que son otro veinte y pico. Y cuando la pruebas, después de haber estado todo el día 24 en aquel horno, chup chup, asándose a fuego lento, es que se te saltan las lágrimas (y no precisamente por la muerte del pobre cochino).
 El día de navidad, que somos muchos menos, el pavo lo hago yo, relleno de uvas y manzanas, y es algo mucho más suavito después del atracón nocturno.
La nochevieja la pasamos con los amigos, dividiéndonos los platos, y a nosotros nos toca el cordero. Todos los años propongo otras formas de hacerlo pero terminamos por votación popular con la receta de siempre. Somos así de tradicionales, qué le vamos a hacer.
 Yo tengo una tía abuela que cocinaba como los ángeles. Según ella, la cocina le salvó la vida después de enviudar joven. Además, era generosa y nos hacía en navidades a cada uno de los dieciseis sobrinos y sobrinos nietos un queque (todos distintos) y una botella de licor, también siempre distinto: de naranja, de leche, de café… Pero eso sí, no daba una receta ni que la mataran. A mí (me llamo como ella y siempre nos hemos querido mucho) accedió a darme, a escondidas y en voz baja, tal como si fuera un secreto de estado, la receta del licor de café y la de un queque. Pero algún truco se calló porque no me salen como a ella. Ahora tiene 95 años y, aunque todos recordamos su ternura, su alegría y sus increíbles platos, ella no se acuerda ni de nosotros ni de recetas ni de nada.
 Por eso, siempre doy las recetas de todos los platos que me salen bien. Mi hija incluso hizo con ellas una recopilación, que tituló “Cocina chupada para chuparse los dedos” y que regaló a mi hijo cuando voló de casa y a todas las amigas que también se han ido independizando de la casa materna.
 Así que, por si a alguno le apetece y como regalo de navidad, ahí va este “Cordero de nochevieja a la jubilada”:
 Para 8 personas compro 3 patas y 2 paletillas de cordero recental. Le digo a mi marido que lo limpie bien de grasa, que uno ya tiene su edad y hay que cuidarse. Lo lavo y lo seco.
Hago entonces un majado con ajo, perejil, hierbahuerto, orégano, romero, tomillo, nuez moscada, laurel, sal, aceite y limón. ¿Las medidas? Más o menos un poquito por pieza. En ese adobo tengo el cordero desde la mañana del 31.
 Luego se pone todo al horno con un vaso de agua y un vaso grande de vino blanco. Es también importante (no me pregunten por qué), cuando está dorado por una parte, sacarlo completamente del horno y darle la vuelta fuera. Se saca cuando está ya enteramente dorado y separada un poco la carne del hueso, y se sirve con una ensalada ligera (o con lo que se quiera, qué demonios, que para eso estamos en nochevieja).
Me imagino que, si siempre lo piden, es porque, aparte de que somos fans del “vuelve a casa, vuelve…”, también está muy bueno. Si se animan a hacerlo, tómense acompañándolo una copa de buen vino a mi salud. Feliz navidad.






7 comentarios:

  1. Feliz Navidad Jane, para ti y todos los tuyos!

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  2. Gracias, Gangas. Pásalo bien, come todo lo que te apetezca (sea cordero o no) y bebe una copa de vino o champán a la salud de los de nuestra quinta. Yo haré lo propio. Un abrazo fuerte y feliz navidad.

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  3. Curiosas y ,también muy distintas, las costumbres familiares para estas fechas festivas. Incluso, siendo de la misma tierra. En nuestra casa, el plato estrella es el conejo en salmorejo (sin picantes y muy natural), preparado por la grandísima cocinera que es mi madre. Una bola de cerdo guisada en leche de vaca y acompañada de una papilla ligera, suele ser el plato suave del día de Navidad. Para la noche que despide el año, se hace una miscelánea de canapés, acompañada de mariscos con diferentes salsas. Siempre, como prolegómeno de cada comida, un exquisito caldo de carne de ternera y gallina, con picadillo de huevo duro, higadillos de pollo y coscorrones de pan frito, si gusta.
    En cualquier caso, querida Jane, buen provecho para todos y que sepamos disfrutar del privilegio de esos maravillosos manjares con moderación y mucha salud, paz y alegría, ahora y siempre. Que así sea.

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  4. Coincidimos, Violeta, en el caldito de picadillo que ya se hacía en casa de mis abuelos y que no puede faltar. El conejo en salmorejo en casa toca el día de reyes, también sin picante y al horno, que es más sano. Esos postres de los que hablas son para hacernos la boca agua. ¿Por qué será que todo lo rico engorda, da colesterol y es pecado? Seguiré el consejo de seguir la dieta canaria después de las fiestas. Buena navidad.

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  5. ¡Ah!, se me olvidaba. A las costumbres culinario-familiares las rematamos con dulzuras absolutamente caseras también: tocino de cielo sin colorantes ni aromatizantes, sólo con yemas de huevos de gallina y almíbar a punto de hebra, una vez cocido con mondadura de naranja y limón; bienmesabe al más puro estilo de la isla bonita y, cuando aún quedan fuerzas, gâteau-moka o bizcocho rodeado e intercalado con crema resultante de batir extracto de buen café con mantequilla, huevo y azúcar glass. Maravilloso para el paladar pero un desastre para el colesterol, uno de los males asociados al paso del tiempo, o sea, a la edad. Después de los excesos navideños, toca compensar con la dieta canaria, es decir, potajitos, pescaditos guisados, pollito al horno, verduritas, alguna cazuelita con gofio escaldado, fruta... Como verás, envidiada jubilada, tampoco por aquí, somos mancos.

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  6. (Hace 4 años) Aunque un poco tarde leí estas recetas. Yo aporto una del pavo al wisky que no está mal para estas navidades.
    PAVO AL GÜISQUI

    INGREDIENTES: Un pavo de unos tres kilos, una botella de güisqui, unas tiras de panceta, aceite de oliva, sal y pimienta.

    PASO UNO: Rellenar el pavo con la panceta, atarlo, salpimentarlo y echarle un chorrito de aceite de oliva.
    PASO DOS: Precalentar el horno a 180 grados durante 10 minutos.
    PASO TRES: Servirse un vaso de güisqui para hacer tiempo.
    PASO CUATRO: Meter el pavo en el horno.
    PASO CINCO: Servirse otro vaso de güisqui, bebérselo y mirar al horno con ojos extraviados.
    PASO SEIS: Boner el terbostato a 150 grabdos y esberar veinte binutos.
    PASO SIEDE: Servirse odro paso y bedio.
    BASO OCHIO: Al cabo dun rato, hornir el abro bara condrolar y echiar un chodretón epavo al güisqui y odro de güisqui a udo bisbo.
    BASO NUEVE: Darla la vuelta al babo y quebrarse la bano al cerrar elorno... ¡bierda!.
    BASSO DIEZ: Indentarr sendarse en una silla y servirrrse unos chupidos bientras basan los bidutos.
    BARSO ONCE: Retirar el babo del horrno y luego regocerrrlo del suelo con un brapo, ambujándolo a un blato, bandeja o sibilar.
    FASO DOCE: Romperrrse la crisba al resfalar en la grasssa.
    FASSO DRECE: Indendarrr levantarse sin soldar la bodella y, dras varios indendos, decidirrr que en el suelo se esdá de gojones.
    ASO CADORCE: Aburar la bodella y arrasdrarse hasta la gama. Dormirrr se.
    PASO QUINCE: A la mañana siguiente, tomar abundante café y un alKaseltzer para tratar de calmar el inexplicable dolor de cabeza que le atormenta a uno, comerse el pavo frío con un cazo de mahonesa y, el resto del día, emplearlo en limpiar el estropicio organizado en la cocina.

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  7. Indeciso, me sigue haciendo gracia a pesar de haberlo oído un montón de veces. Porque además te imagino a ti haciendo todo eso.
    Que esta navidad el pavo te salga bueno y siga los pasos correctos. Un beso.

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