lunes, 16 de noviembre de 2015

Mundo, demonio y carne


(Detalle de "El Jardín de las Delicias", El Bosco)

Cuando estábamos en el colegio, en aquellos ejercicios espirituales en los que, de los sustos que nos daban, no nos llegaba la camisa al cuerpo, se nos hablaba muchísimo de los tres enemigos del alma: el mundo, el demonio y la carne. Concretamente, de los peligros del mundo, de las acechanzas del demonio y de las tentaciones de la carne. Y, aunque la reacción lógica hubiera sido encerrarnos en casa o en un convento por siempre jamás, todos después nos lanzábamos alegremente al mundo, sin parar mientes en peligros y estrategias diabólicas. Qué es la vida sin unas cuantas tentaciones, nos decíamos.


Pero ahora da la impresión de que por todos lados nos fustigan mucho más que los curas y monjas de la infancia y que , le hagamos caso o no, el mundo, el demonio y la carne son amenazas reales que gobiernan nuestra existencia. Hasta la carne se vuelve peligrosa cuando la OMS no nos deja caer en la tentación de comernos un bocadillo de chorizo como Dios manda; el demonio (a lo mejor sin el disfraz de capa, cuernos, rabo y pezuñas, pero con un olor a azufre que tumba para atrás) anda libre y campa a sus anchas difuminando fronteras entre lo que está bien y lo que está mal; y el mundo se nos aparece como un lugar alarmante en el que el horror se ha adueñado esta semana de las personas llevándonos a desempolvar las palabras de Camus: "Un día la peste mandará a sus ratas a matar y morir en una ciudad alegre".

¿Qué nos queda a las personas de paz?  En uno de los libros de mi biblioteca ("Mararía" de Rafael Arozarena) hay una dedicatoria de mi amigo Manolo Torres, que lo había genialmente prologado y que nos lo regaló a mi marido Antonio y a mí en el año 84. En esta dedicatoria en forma de poema vuelven a aparecer el mundo, demonio y carne, pero de otra manera más cercana y amable. Dice así:
"Si estuviera en mis manos escribir lo que quiero,
y si fuera capaz de expresar el amor que les tengo,
entonces no haría falta echar la vista al cielo
ni encender un cigarro
en busca de palabras que no acaban de salir.
Si yo pudiera ¡Ay! Si yo pudiera...
Diría, por ejemplo, que hemos compartido
algunas cuantas horas de vino y carnaval,
que hemos vacilado del mundo y de sus cosas, 
que hemos conjurado las artes del demonio,
comido hemos la carne con aliño de Antonio,
que toca la guitarra, le gustan las palomas y ama a Isabel"...

Leyéndolo, me digo que son las cosas sencillas y cotidianas - la amistad, las vivencias compartidas, el amor, la risa...- las que importan y son verdaderamente reales; que el dinero -que financia guerras y está moviendo el mundo-, las imposiciones (mi Verdad frente a tu Verdad), el poder... son otras tantas caras del Mal; y que ojalá entre todos podamos conjurar realmente las artes del demonio y formular en un grito común un llamamiento a la cordura, como en aquella viñeta de Perich: "¡No maten más, por Dios! Y especialmente: ¡No maten más por Dios!"


22 comentarios:

  1. Me sumo totalmente a tu reflexión de la que me quedo con que sin querer imponer verdades absolutas (a juicio de unos pocos, claro) todos podríamos vivir en paz. Esa es la raíz del mal, la imposicón de creencias.

    ¡Un beso!

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    1. Totalmente de acuerdo, Chelo. Y lo curioso es que uno de los lugares de la matanza sea el boulevard Voltaire y lleve el nombre de uno de los más grandes defensores de la tolerancia. En su Oración a Dios al final de su "Tratado sobre la tolerancia" termina diciendo: "¡Ojalá que todos los hombres recuerden que son hermanos! ¡Que abominen de la tiranía ejercida sobre las almas, como execran el bandidaje que arrebata por la fuerza el fruto del trabajo y la industria pacífica! Si los azotes de la guerra son inevitables, no nos aborrezcamos, no nos destrocemos unos a otros en tiempos de paz, y empleemos el instante de nuestra existencia en bendecir en mil lenguas diversas, desde Siam a California, tu bondad que nos concedió ese instante".
      Por supuesto, Voltaire y su "Tratado sobre la tolerancia" estuvo en el Índice de Libros Prohibidos.
      Un beso.

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  2. Y especialmente ese último "¡No maten más por Dios!". Besos.

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    1. Sí, Lola, acabo de leer tu post de esta semana y ¡qué razón tienes! Siempre habrá personas que maten y es tristísimo que sean precisamente las ideas religiosas, que deberían ser causa de cohesión entre personas, las que hayan conducido a una gran mayoría de guerras: las guerras de religión, las Cruzadas, las matanzas en África y América en nombre de la Cruz, la Guerra Santa que nos azota ahora... Dios, si existe, debe estar llorando.

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  3. Isabel, me ha encantado la dedicatoria de tu amigo y por supuesto tu post. Hace años que tenemos la sensación de que tenemos un gran pie encima aplastándonos, quitándonos la libertad y el bienestar, llenando el mundo de una energía corrosiva. Parece que estamos desandando todo lo andado. Me siento a menudo desesperanzada y triste y me temo que es la tónica general.
    Muy buenas las frases matar, por Dios y matar por Dios. Detesto las religiones. Uno puede creer o dejar de creer sin necesidad de dogmas que por otro lado no ha dictado Dios, puesto que nadie ha tenido audiencia con él aunque algunos se comportan como si sí, sino el hombre.
    Besos

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    1. Yo creo, Celia, que la religión debería hacer honor a su raíz de "unión". Siempre la he considerado un asunto privado que nunca debería de haber salido de la esfera íntima en la que una persona cree en un Ser Superior al que se siente unida. No considero necesarios ni rituales, ni dogmas, ni catedrales, ni mezquitas, ni una jerarquía de sacerdotes o imanes o druidas que nos digan cómo tenemos que actuar. Y mucho menos ese espíritu de proselitismo que parece atacar a todas las religiones.
      En este caso, aunque estos descerebrados han muerto "por Alá y su paraíso", llevándose por delante las vidas de muchos inocentes, en el fondo nada hubiera pasado si el medio oriente no estuviera podrido de petróleo. Dinero y poder religioso, qué peligroso binomio.
      Besos.

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    2. Es que lo que tú dices, Isabel, no creo que sea religión. Es decir, creer es algo espiritual e intelectual no religioso. Las religiones están hechas con dogmas, ese es el problema en mi humilde opinión.
      Besos

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    3. El tema de qué es la religión nos llevaría tiempo, Celia. Hace poco leí un artículo del escritor Francis Spufford (autor de "Impenitente", un libro en defensa de la religión) y dice que no es un argumento filosófico (desde luego que no), ni una cosmología apañada, ni una alternativa a la ciencia "Antes que cualquier otra cosa -dice-, es una estructura de sentimientos, una casa hecha de emociones". Y habla de la carga de culpa y esperanza y pena y alegría y cambios y tragedias y renovación y mortalidad con la que debemos vivir todos los humanos. Como ves, conecta contigo con ese punto de vista intelectual y espiritual y con mi idea de apelar a su étimo "religare", unir, atar fuerte y espiritualmente al hombre a un Ser Supremo.
      Pero el caso es que la religión se ha convertido en una institución, una de las más grandes dentro de la sociedad. Y ahí aparecen los dogmas, los ritos, las jerarquías y todo lo demás. Lo queramos o no, es un hecho social, y no personal. Y con eso tenemos que vivir.

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  4. Imposible no estar de acuerdo contigo y ojalá gritemos tan alto que los que puede parar en todo el mundo este horror, nos oigan claramente, pero......lo harán? Un abrazo

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    1. No creo que lo hagan, Úrsula ¿Se puede parar un horror con más horror? Hoy Francia ya está bombardeando Siria y no se puede evitar pensar en la población civil, en los hospitales, en las escuelas... en los "daños colaterales", como eufemísticamente llaman a los pobres desgraciados que, sin comerlo ni beberlo, se ven en medio de una guerra. Y además, sin posibilidad de huir porque también se les cierran las puertas como refugiados. Hoy es un día para el desánimo.
      Un beso, Úrsula.

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  5. Muy necesaria esta sabia reflexión en los tiempos que corren. Gracias Isabel. Un abrazo.

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    1. Dejémoslo solo en reflexión, Sole. Llevo un tiempo leyendo todo lo de la guerra en Siria y la tragedia de los refugiados, y ojalá fuera lo suficientemente sabia para saber encontrar una solución no violenta a esta crisis. Solo podemos hacer llamamientos a la cordura y al diálogo a los gobiernos que nos representan y rogar por que la venganza de unos y de otros no sea otra vez motor de destrucción.
      Un abrazo.

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  6. Mundo, demonio y carne. Como sembraban el miedo en nuestras cabecitas jóvenes y desprovistas de experiencias vitales. Hoy con algunos cumpleaños a la espalda. podemos decir que el mundo es precioso aunque está muy maltratado.
    El demonio no existe más que en los seres violentos sin apego a la vida inmersos en un pozo oscuro y la carne es tan sagrada como la sangre que nos aporta.
    No entiendo como las monjas tan sabias mezclaban conceptos tan opuestos.
    Suerte que elegimos ver mundo y abrir los ojos bien para descubrir que no existía ningún demonio que nos castigara por disfrutar del placer de la carne.

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    1. Bueno, Cande, realmente no son tan opuestos, date cuenta de que querían hablarnos de los peligros que el alma humana arrostraría. El mundo, no solo es nuestro hogar y un lugar hermoso, sino también un lugar de peligro con el nombre de materialismo. En él el dinero, el poder, la ambición (el querer ser califa en lugar del califa, como diría mi amigo Iznogud), pueden hacer descarrillar al incauto de su senda virtuosa. El demonio es el Mal, así con mayúscula, y desgraciadamente tenemos que admitir que existe: hombres despiadados para los que la vida del otro no vale nada, historias de violaciones, corrupción o maltrato, desprecio total a la humanidad. Y la carne aglutina todas las tentaciones impuras que nos acechan por doquier. Sí, también la de comernos un buen bistec de carne procesada a pesar de los avisos de la OMS y del pecado de la gula, pero también las otras tentaciones, sexuales, por ejemplo, que nos pueden llevar a la perdición.
      Como ves no son términos opuestos, sino que coinciden los tres en ser tentaciones y, por lo tanto, peligrosas para el hombre.
      Ahora, el qué hacemos con ellas es otro problema :-D
      Un beso, Cande.

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  7. Uno de mis momentos felices es cuando descubrí que yo soy un demonio que vive en el mundo y que le gusta la carne, y disfruta con ella, en todas sus presentaciones.
    A la OMS esa, del cochino me gustan hasta los andares y la conversa...
    Y que se dejen de engañar a la peña, que todos tenemos derecho a disfrutarlo, no sólo ellos.
    Si alguien quiere dejarlo, que sepa que tengo un lugar que puede albergar mucha carne, sobre todo jamones, chorizos y morcillas (y no me refiero a los chorizos que nos gobiernan(.
    ¡De nada!, a mandar.

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    1. Muy bueno, Gerardo. Y mi montadito de jamón serrano al mediodía con mi vinito blanco que no me lo toquen tampoco.
      Según el químico Luis Jiménez, fumar habitualmente una cajetilla al día aumenta el riesgo de padecer cáncer de pulmón en un 1500% (¿¿¿¿????). Para alcanzar esa cifra con el bacon tendríamos que comer unos 4 kilos y medio al día.
      Así que vamos a hacer como con todo: disfrutar de la vida, caer en unas cuantas tentaciones que bien ricas que son, y no pasarnos de la raya por si acaso.
      A mandar, también.

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  8. Me congratulo contigo, el interés económico de unos pocos "demonio vivo" está queriendo coger terreno por su propio interés, egoísta e hipócrita y nos quiere ganar la batalla al ser humano, que si, que somos todos hermanos.

    Somos hombres y mujeres
    Hermanos de la misma madre
    Iguales ante sus ojos
    La tierra que nos sostiene
    En un Universo grande
    Que empeño en diferenciarnos
    Delante de nuestra madre
    ¿Para qué abandonar su origen?
    Mejor no, si, seguir luchando
    No permitir la amenaza
    Que de hipócritas y villanos
    Confundiendo a nuestra raza
    Los humanos.
    Somos hombres y mujeres
    Hermanos todos de madre.

    Pili

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    1. Hasta en los propios hermanos priman las diferencias, Pili, no tenemos remedio. Me acuerdo de una campaña de publicidad en la que lo que se veía era el esqueleto o los pulmones o el corazón de las personas. Allí no había diferencias de razas, ni de idioma, ni de religiones , ni de nada: seres humanos únicamente. Tienes razón, en el origen natural somos iguales. Y la cultura, las circunstancias, empiezan a marcar diferencias desde el mismo día de nacer. En nuestra mano está superarlas y buscar lo que nos une y no lo que nos separa. Ojalá algún día se consiga.
      Un abrazo, Pil.

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  9. Hola. totalmente de acuerdo con tu reflexión y perfecta para estos tiempos tumultuosos. Seguimos en contacto

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    1. Sí, Marta, nos han tocado tiempos tumultuosos. Claro que lo mismo dijo Sócrates, y Cicerón, y Marx, y... Creo que el hombre no aprende y es el único animal que, de tanto tropezar en la misma piedra, hasta le coge cariño y se la lleva a su casa. Esperemos tiempos mejores.
      Un abrazo.

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  10. Preciosa reflexión Isabel para desearte mucha felicidad y paz que tanto necesitamos todos. Un abrazo .������

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    1. Sí, Sole, soplan malos vientos y no me refiero solo a la meteorología. Pero los optimistas no nos amilanamos y seguimos reflexionando e intentando poner un granito de arena para que el mundo marche un poco mejor. En estos tiempos, se imponen los buenos deseos y las buenas esperanzas.
      Un abrazo grande.

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