lunes, 21 de noviembre de 2016

Luna, lunera, cascabelera...


Fotografía de la Luna sobre Santa Cruz, hecha por mi amiga Chari con su "camarón".

La noche del lunes al martes, la noche en la que, según todos los medios, la luna se iba a ver más grande y luminosa que nunca, ocurrió un momento mágico e inusitado: todo el mundo dejó lo que estaba haciendo para asomarse a ver el cielo. Eso sí, con los móviles y las cámaras a rastras porque inmediatamente empezaron a llegar imágenes de esa superluna, como todos la llaman: lunas rojas sobre Berlín o Hawai, que tal vez transformara, como en una novela de José Antonio Cotrina, a los hombres en dioses; lunas descomunales e imposibles sobre el Tibet o sobre Madrid; lunas llenas de poesía sobre un mar plateado; lunas fotografiadas por todos los seres de este planeta entre nubes, entre edificios, entre ruinas, junto a la Estatua de la Libertad o tras la nave Soyuz MS-03 en Kazajistán. Hasta me mandaron una rodaja de mortadela y una tortilla mejicana diciéndome que eran la superluna y sus cráteres... Nunca se vio una señora de fama tan bien servida.



Y es que no era para menos. La Dama de la Noche hacía 68 años que no se acercaba tanto a la Tierra . Se limitaba a ojearnos desde lo alto con mirada displicente, como diciendo: "¡Para lo que hay qué ver...!". Pero supongo que de vez en cuando le puede la curiosidad y se aproxima un poco más.

¿Qué vio en 1948? Vio que se inventó la Polaroid, el transistor, el primer vídeo juego y el LP. Vio proclamarse la Declaración Universal de los Derechos Humanos, estrenar el Plan Marshall con el que Estados Unidos ayudó a una Europa castigada por la guerra, fundarse la Organización Mundial de la Salud y poner los cimientos de la Unión Europea. Vio nacer a Henning Mankell, a Terry Pratchet, a Rita Barberá, al Príncipe Carlos de Inglaterra, a Jeremy Irons, a Enrique Vila-Matas (y a mí). Vio morir, asesinado, a Mahatma Gandhi. En 1948 se concedió el Premio Nobel de Literatura a T.S. Eliot, pero el de la Paz quedó desierto.

Este año de 2016, la Luna ha vuelto a hacerlo: "Veamos -dice- si están actuando mejor... Y, de paso, a ver cómo está Jane Jubilada". Pero, aunque a mí me ha encontrado como a una rosa, ha visto, ante su mirada atónita,  que la Unión Europea se tambalea por la salida de Inglaterra, el mundo por la llegada de un fanático incitador del odio a la presidencia de Estados Unidos y España por el desencanto y la corrupción. Un poeta cantante gana el Nobel de Literatura y un presidente colombiano el de una Paz dudosa. Pero sobre todo, y horrorizada, ha visto atentados que han sembrado el terror en todo el planeta: en Estambul, Burkina Faso,  Yakarta, Siria, Ankara, Bruselas, Bangla Desh, Munich, Kabul, Bagdad, Pakistán, Adén... La Tierra teñida en sangre.

Una luna como esta, de tamaño y luz similar, no volverá a acercarse a nosotros hasta el 6 de diciembre de 2052, dentro de 36 años. Será la más grande del siglo XXI. Yo ya no estaré aquí para recibirla como se merece, pero me gustaría que otros lo hicieran por mí. Habrá inventos que hoy todavía no imaginamos y que harán la vida más cómoda, y cámaras fotográficas que sabrán llegar incluso hasta el interior del Mar de la Tranquilidad. Pero, junto a ellos, querría que la Luna también encontrara que los humanos hemos descubierto la fórmula para desterrar la pobreza y el odio. Me gustaría que encontrara un mundo en paz.

Sé que, si fuera así, entonces, como decía Neruda en su Poema XVIII, la Luna haría girar su rodaje de sueño y fosforecería, en compañía de las altas estrellas, sobre las aguas errantes.
Y se convertiría, entonces sí, en la Luna, lunera, cascabelera de las canciones.

31 comentarios:

  1. Lo siento, pero creo que, después de ésta, ya encontrará la luna un asteroide que desvíe su trayectoria o su mirada en 2052 porque, francamente, ¿a quién le quedarían ganas de volver a mirar?
    No sé, es lunes, está nublado pero no llueve en la Valencia del sol y no estoy para grandes esperanzas hoy.
    Un besazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esta noche, en el telediario he visto a muchos niños ensangrentados llorando en Alepo. Alguno abrazado a su enfermero como si ya no le quedara nadie a quien aferrarse. En momentos como ese yo también me buscaría un asteroide o diría lo de "paren el mundo que me bajo". Pero, de todas formas, también recuerdo que, cuando Pandora abrió la caja de los males que se esparcieron por el mundo, al fondo quedó el pájaro verde de la esperanza. Los griegos eran sabios.
      Un beso. Y ánimo.

      Eliminar
  2. ¡Qué entrada tan bonita! Me encantas, Jane Jubilada, casi tanto como mirar la luna :-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, mi Mónica. Cuando alguna vez te decidas a venir ya la miraremos juntas alguna noche a la orilla del mar.
      Muchos besos.

      Eliminar
  3. De puntillas por la historia, me he asomado a tu balcón para avistar la luna y casi creo haberla visto llorar ante la falta de esperanza instalada en nuestro presente y la incertidumbre del futuro que ha de llegar. Me han admirado tus letras, pero un poso de tristeza ha quedado en mis pupilas. Quiero creer que dentro de 36 años el mundo vivirá en PAZ. Ya ves, soy una romántica.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo también soy una optimista, Yolanda. Sobre todo cuando miro a la Historia y veo que algo se ha avanzado éticamente desde el tiempo de los bárbaros hasta ahora. Aunque haya quienes nos quieran hacer volver a las catacumbas, aunque haya personas inmorales y más malas que la quina, aunque siga imperando la injusticia... me consuela pensar que ahora se conocen los fallos más pronto y se transmiten al mundo entero: la inteligencia humana sabrá encontrar remedio, ya lo verás.
      Un abrazo de otra romántica.

      Eliminar
  4. Me ha encantado la comparación de los dos tiempos que has hecho, Isabel. Da qué pensar.
    Muchos besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Celia. El pasado, el presente y ese futuro incierto y desconocido lo estamos fabricando los humanos ante la mirada impertérrita de la Luna ¿Cómo se vería este mundo nuestro, tan loco y cambiante, desde una mirada superior? A mí me hace pensar que todos nuestros pequeños pesares y miserias no son nada vistos a ojos de luna, lunera. Tal vez no deberíamos preocuparnos tanto.
      Muchos besos, Celia.

      Eliminar
  5. ¿Cómo vas a tener tú los mismos años que Jeremy Irons, con lo joven que estás tú y lo cascado que está ese hombre?
    Y digo Irons, porque por lo menos no me da vergüenza compararlo contigo, como Pratchet. Mannkell es demasiado tristón para ti (aunque escriba maravillosamente) y de los demás... pues no voy a hablar.
    De Vila-Matas porque no he leído nada, del Príncipe Carlos porque paso. Y del otro... "personaje", porque no. No merece que tú y yo perdamos más el tiempo con gente así.

    Tiempo que podemos dedicar a esa luna tan cercana, o a esa tortilla mexicana!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues hay un montón más de coetáneos míos: Gerard Depardieu, Victoria Prego, Olivia Newton-John Ruben Blades. Lluis Llach, Mayra Gómez Kemp (la del 1, 2, 3), Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Marisol, Jean Reno... Yo creo que los hay más cascaditos que yo y los hay menos (algunos, como Cecilia, ya no están), pero también que a todos se nos nota ya que la edad no perdona. Así que como dices, a disfrutar del tiempo que tenemos, de que hemos llegado más o menos bien hasta aquí y de esas tortillas mejicanas y esas mortadelas que parecen trocitos de luna.
      Un besote grande.

      Eliminar
  6. Fantástico ,como siempre,querida Isa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Begoña, tú que me miras con buenos ojos.
      Un abrazo grandote.

      Eliminar
  7. Ya que nombraste a famosos tales como Rita Barberá dentro de los nacidos en 1948, no puedo permitir que hayas dejado atrás a otro que vino al mundo en ese año. Ese soy yo. Je, Je. Que quieres que te diga. Y encima nací el mismo día que se proclamó la independencia del Estado de Israel. Un hito importante en la historia, por las consecuencias que han sufrido y siguen sufriendo los estados árabes vecinos y, si me apuras, el resto del mundo. ¿Que te parece?.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que también seas de mi quinta, Enrique. Si hubiéramos nacido un año antes y el día de otro hito histórico como fue el de la independencia de la India (15 de agosto del 47), igual hubiéramos tenido poderes especiales como los Hijos de la Medianoche de los que habla Salman Rushdie. Pero habiéndonos demorado un poco más, me da que no se nos concedió mucho poder aunque en tu caso hubiera nacido otro Estado al mismo tiempo que tú. Confórmate con que todo el mundo se alegró de que nacieras (cosa que no ocurrió con Israel).
      Un abrazo, mi coetáneo, primo y amigo.

      Eliminar
  8. Luna, luna, casca, casca... Y tú dirás que me he vuelto loca.. Era mi frase, según me contaron, cuando era niña y recitaba por las noches en el regazo de mi madre. Así de generación en generación, esa frase se repetía como la gracia de una niña risueña que le hacía un guiño a la blanca señora, antes de abandonarse en los brazos de Morfeo.
    Qué verdad tu relato y qué martillo tu frase "no estaré para verlo". Mi nieto tendrá cincuenta y dos años y a lo mejor será abuelo y sólo quiero que, cuando la luna se acerque curiosa, vea una familia feliz, rodeada de amor y salud por todas partes. Ese es mi egoísta deseo y la única escena que anhelo cuando ya no podamos apreciar su rostro cercano. O sí, desde otra perspectiva. Ese es otro misterio tan grande como ella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A los niños nos intrigaba la luna. Yo recuerdo cuentos sobre "el hombre de la luna", que vivía allí y a veces bajaba a vernos. Y las canciones de "Luna, lunera, cascabelera" y ¿te acuerdas de la que cantábamos en el patio del colegio?:
      Quisiera ser tan alto como la luna,
      ¡ay, ay!, como la luna, como la luna;
      para ver los soldados de Cataluña,
      ¡ay, ay!, de Cataluña, de Cataluña.

      De Cataluña vengo de servir al rey,
      ay, ay!, de servir al rey, de servir al rey;
      y traigo la licencia de mi coronel,
      ¡ay, ay!, de mi coronel, de mi coronel.

      Al pasar por el puente de Santa Clara,
      ¡ay, ay!, de Santa Clara, de Santa Clara;
      se me cayó un anillo dentro del agua,
      ¡ay, ay!, dentro del agua, dentro del agua.

      Por sacar el anillo saqué un tesoro,
      ¡ay, ay!, saqué un tesoro, saqué un tesoro;
      una Virgen de plata y un San Antonio,
      ¡ay, ay!, y un San Antonio, y un San Antonio.
      La cancioncita tiene su aquel ¿Quiénes eran esos soldados catalanes y ese rey? ¿Guerras carlistas? ¿Quién era el que venía con licencia y que no tenía nada de cuidado con sus alhajas? ¿Quién había tirado la Virgen y el San Antonio al agua? Demasiada investigación tendríamos que hacer. Conformémonos con ese deseo (raro también, la verdad) de querer ser tan alto como la luna.

      Cuando vuelva esa superluna mis nietos pequeños tendrán 39 y 37 años y los mayores, 49 y 47 y serán todos unos señores mayores. Yo me conformo con que hayan elegido por sí mismos su camino. Ah, y que se acuerden algo de su abuela.
      Un abrazo, Cande.

      Eliminar
  9. Ojalá cuando regrese siga estando el pájaro de la solidaridad y la inteligencia emocional mucho más verde y vea una humanidad cada vez más consciente de sus trampas y de sus límites. Y si no fuera así, que al menos a ella sí le queden resquicios verdes como para seguir repartiendo indulgencias. ¡Enhorabuena por tu lindo blog, Jane! Abrazos madrileños.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ojalá, Marian. Por lo menos, los vínculos entre personas, por obra y gracia de las nuevas tecnologías, son mucho mayores que en mis tiempos infantiles. Hoy se habla de inteligencia emocional, de solidaridad, de ONGs, de ayuda humanitaria... Sabemos más que antes lo que pasa en el mundo (y a veces en el mismo instante), estamos más pendientes de la educación infantil y exigimos a los gobiernos una labor a favor de los más débiles que antes no se daba. Yo sigo siendo optimista. Ojalá, ojalá.
      Gracias por tus palabras y un abrazo desde Tenerife.

      Eliminar
  10. Hola Jane. El otro día oyendo la radio, escuche como un científico decía que en realidad la superluna no era tal, ya que la diferencia a vista de los humanos era de un milímetro sobre el tamaño"normal", es decir, nos quitó toda la poesía del momento. De todas formas subí a mi azotea, me senté en el suelo y casi en silencio, disfruté de la "superluna". No me acordé de Neruda pero si del Romance de la Luna de Federico García Lorca. Hace mucho tiempo que no leo Poesía pero prometo que esta noche en tu honor y en el de todos tus lectores, leeré a Federico y así no tengo que esperar a 2052 para soñar con otra Luna. Un beso Jane. Juan.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que se empezó a llamar "superluna" hace 5 años, por esa afición a los nombretes que los humanos tenemos. También, como tú, me estuve enterando y leí artículos en los que hablaban de lo difícil que es apreciar el cambio de tamaño respecto a las lunas llenas normales. Y entonces prescindí de todo el rollo del perigeo y del apogeo y me fui, como tú, afuera (yo al patio) a ver y disfrutar de esa luna llena entre nubes negras. No llevé móvil ni cámaras de fotos (ya otros lo hacían por mí) pero grabé en la memoria el momento y la quietud de la noche. Lorca y Neruda seguro que estaban cerca. Y recordé también la "lunita tucumana, tamborcito calchaquí" de Mercedes Sosa. Ay, no hay como una luna llena para sacar nuestro lado poético.
      Un beso, Juan.

      Eliminar
  11. Bienvenida, Sky, gracias por acercarte por aquí. Me acercaré a tu blog y te devuelvo la visita.
    Muchas gracias y besos.

    ResponderEliminar
  12. Tu escrito de hoy.....genial. También espero que cuando vuelva la superluna encuentre un mundo en paz. Enhorabuena, amiga, un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vi una vez una película (no me acuerdo ni el título) pero iba de una policía que se metía en un concurso de Misses. Cuando les preguntaban a las misses qué pedían a la vida, decían "La paz mundial". A veces me pregunto si somos tan cándidas como esas misses aparecían en la película y si deseamos esa paz sabiendo que nunca, nunca se conseguirá porque el hombre seguirá siendo siempre un lobo para el hombre.
      O a lo mejor, aprendemos precisamente de los lobos, que han sobrevivido porque se basan en la cooperación entre los lobos de la manada y no en la agresividad.
      A lo mejor...
      Gracias, Ursulita. Un abrazo grande.

      Eliminar
  13. Buenas noches...
    ¡Eso! cascabel me decía mi madre.
    Cuando llegue el nuevo momento, contaré, o habré contado, con 98 añitos del tirón. Es difícil que lo vea. Pero si me gustaría que viera un mundo en paz, sin pobreza, sin parados, sin políticos que medran en la población y llevan sus pecunios a paraísos de fuera.... ¡son tantas cosas!
    Pero también me gustaría que, quien quede, se acuerde que esta pasada si la vi, y dejé foto impresa en las redes... con o sin comentarios. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo tendría 104 y me da que no estaría para muchas alegrías, como hacer fotos o disfrutar de una noche de diciembre bajo la luz de la luna. Por eso, me conformo con hacer ahora todo lo que el cuerpo y el alma me piden. Como percibir la belleza real del cielo y sentir placer ante una foto bien hecha. Buscaré las tuyas por las redes
      Todo esto que deseas también lo deseo yo ¿Seremos muy ilusos?
      Saludos, Gerardo.

      Eliminar
  14. Sabia reflexión, Isabel, pero la esperanza nos mantiene. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y gracias a ella, Sole. Como dijo Luther King "Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol". Ese es el espíritu.
      Un beso.

      Eliminar
  15. Respuestas
    1. Ya Silvio Rodríguez pedía cosas imposibles con un "ojalá": "ojalá que la luna pueda salir sin ti, ojalá que la tierra no te bese los pasos..." ¿Por qué no las vamos a pedir nosotras?
      Un beso, Esther.

      Eliminar
  16. Desde niña, Jane, oí decir que la Luna llena ejercía una influencia fatal sobre las personas que estaban mal de la cabeza. Con el paso del tiempo, supe que cuando esas personas cambian bruscamente su conducta, por culpa de la Luna, se les llama lunáticos y, por extensión, también se dice de todo aquel que, estando aparentemente bien de su cabeza, tiene reacciones parecidas en algunas ocasiones.
    Esas definiciones que la Ciencia y el Lenguaje dan de ese término siempre me produjeron extrañeza, porque para mí un lunático debiera ser un fanático de la Luna, un apasionado admirador del satélite terrestre. Ese que, arrobado, la echa de menos en las noches oscuras en la que ella está al otro lado del mundo, iluminando otros lugares y enamorando a otras gentes. Un lunático debería ser ese que, en cuanto ve aparecer un delgado arco luminoso en esa noche oscura, ya no se acuesta, cada día, sin observar cómo ese arco va creciendo y ensanchándose. Ese que, cuando el astro rey se regodea en proyectar su luz en toda la superficie de su hermana menor, para que la admiremos cantándole canciones y escribiéndole poemas, pasa minutos, y hasta horas, contemplándola y observando cómo crece en el horizonte y cómo disminuye su tamaño, a medida que sube. Cómo las nubes, presurosas, procuran taparla lo menos posible o reflejan su luz azulada, en muchas ocasiones, o más cálida, en otras. O cómo, nubes y Luna, juegan al escondite y se persiguen unas a otras...
    Para mí, todo esto es lo que debiera ser un lunático y yo, desde niña y hasta hoy mismo, me declaro y proclamo ser una loca, una fanática de la luna y, por lo tanto, una lunática incorregible y verdadera.
    Como siempre, querida Jane, también me declaro una fanática de tu blog y te felicito, una vez más, por este lunático y reflexivo post.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi querida Lunática y Cazadora de Lunas, yo también me proclamo amante de las lunas, llenas, nuevas, en cuarto creciente o en cuarto menguante. Lunas vistas en noches mágicas en el Teide, cuando me quedaba por las noches allí teniéndola casi al alcance de la mano. Lunas vistas sobre mares en calma. Lunas en cielos tempestuosos apareciendo entre nubarrones.
      Desde siempre se ha hablado del influjo de la luna. "Lunático" es el apodo del hombre lobo que sale en Harry Potter y que a lo que más miedo tiene es a esa luna llena que lo convierte en un ser irrazonable. Las mareas, los estados de ánimo, y hasta los partos parecen seguir ese ritmo cósmico de nuestro satélite. No es raro que la amemos y la encontremos cercana. Somos muchos los lunáticos.
      Un beso, mi amiga.

      Eliminar

google-site-verification: google27490d9e5d7a33cd.html