martes, 16 de agosto de 2011

Una english boda



Hace 4 años me fui a la boda de mi ahijada Dácil en medio de la campiña inglesa. Esto fue lo que escribí entonces:


Este agosto he pasado unos días en el sur de Inglaterra, adonde fui a la boda de mi preciosa ahijada Dácil: an english wedding, una inglesa boda, para seguir con el chiflado estilo de los ingleses que, empezando por los adjetivos, todo lo hacen al revés. Como diría Obelix, están locos estos ingleses.

Los ingleses no tienen euros como el resto de Europa, sino un lío de libras, chelines y peniques. Nos complican la vida midiendo las distancias en millas y yardas con unas equivalencias rarísimas, que digo yo, un suponer, que por qué una milla no mide 1000 metros, como sería lo lógico, en lugar de 1609. Los enchufes no tienen agujeros redondos, sino aplastados, con lo cual no puedes enchufar ni el secador sin antes volverte loca buscando adaptadores. Tienen coches con volante a la derecha (¡Cielos! ¿Dónde están las luces?) y conducen en las carreteras por la izquierda para tenerte en un sinvivir. Además, cenan a la hora de la merienda y desayunan huevos fritos como si fuera una cena. Y, para colmo, tienen la dichosa manía de hablar en inglés, que el otro día pedí té sólo para mí y le dije a la camarera “tea only you”, sólo tú, como en la canción de los Platters.

Pero, a pesar de todo, Inglaterra, a mis ojos, tiene algo que la hace muy, muy especial, y es que toda ella es literatura.

 Esas mansiones enormes (como Wotton House, donde nos quedamos para la boda, con retratos de antepasados en los pasillos y robles centenarios en los jardines) son un reflejo exacto del Manderley de “Rebeca”, del Blandings donde el Lord Emsworth de P.G.Wodehouse criaba cerdos o del Mansfield Park de Jane Austen. Bajando esas escaleras, me sentía poco menos que Lady Pinkerton (de los Pinkerton de Hampshire).

En esos pueblitos por los que pasábamos (con su High Street, su oficina de correos, su pub, su iglesia con tumbas al lado, sus casitas individuales…) parece que va a aparecer, doblando la esquina, Guillermo Brown silbándole a Jumble o Miss Marple camino de la Rectoría.

¿Y estará Robin Hood detrás de algunos de los viejos árboles que forman un dosel oscuro sobre los caminos que serpentean entre un pueblo y otro? ¿No van los “tres en una barca” de Jerome K. Jerome por esos ríos de plácidos remansos y esclusas, que te encuentras de repente?

Los pubs, de vigas oscuras, grandes chimeneas para los tiempos fríos y mesas con marcas de siglos de cerveza, podrían ser perfectamente “El Poney Pisador”, donde Frodo conoce a Aragorn en “El Señor de los Anillos”, o “El descanso del Pescador”, aquel en el que someten a chantaje a Marguerite, la mujer de “La Pimpinela Escarlata”.

Inglaterra es el Windsor donde Shakespeare vio a alegres comadres; es el Londres, donde Sherlock Holmes descifra asesinatos; es el Bath, en el que Anne Elliot de “Persuasión” (otra vez Jane Austen), en una sociedad basada en el qué dirán, recibe una carta de amor; es el Stonehenge –ovejas entre enormes piedras prehistóricas- adonde van, en su primera cita, los protagonistas de “Thornyhold” de Mary Stewart; es el Oxford, en el que Tolkien y C.S. Lewis formaron un grupo, “The Inklings”, para leerse sus escritos y hablar de sagas islandesas, mientras fumaban una pipa y bebían cerveza.

Me he pasado la vida leyendo a esta Inglaterra. Por eso, a pesar de que están locos estos ingleses, cuando Dácil le dio el “yes” a su novio Simon, cuando me puse para la boda un perifollo en el pelo, para no ser menos que las nietas de la reina Isabel, y cuando, después, recorrimos durante unos días, por senderos perdidos, los verdes campos del sur inglés, me sentí allí –para decirlo con una expresión que siempre dice mi amigo Melchor en los viajes que se nos antojan cómodos y familiares- como si estuviera en casa lejos de casa. 








(En las fotos, arriba, Wotton House en Dorking. Al final el Támesis, Stonehenge y un pub de carretera)

32 comentarios:

  1. Siempre he querido visitar Londres, porque me la imagino una ciudad muy especial. Seguramente, por aquello de ser la capital de una enorme nación aislada, lo cual debe imprimir mucho carácter. Los documentales que he visto sobre ella y lo que cuentan los que la conocen, han despertado mi curiosida y pronto espero satisfacerla. Pero, ahora, con la lectura de tu preciosa entrada, las ganas de ir más allá de Londres, se han agrandado, Sólo te pongo un pero: echo en falta un par de imágenes sobre lo que tan bien describes. A lo mejor, es deformación profesional, pero esa escalera por la que bajabas sintiéndote la Sra. Pinkerton, por ejemplo, hubiera reforzado ese sabor literario que nos transmites tan bien. Enhorabuena, querida Jane: por lo disfrutado y por lo escrito.

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    1. Sí es verdad que Londres es una ciudad especial que merece la pena. Yo esta vez no la visité pero me gustó mucho la única vez que fui, hace ya algunos años. Ahora, eso sí, te recomendaría que fueras en verano porque yo fui en diciembre y estaban preciosos los escaparates y las calles preparadas para la Navidad pero eso de que a las 3 y media de la tarde anochezca da una tristeza... Aprovecha ahora y disfruta de un viajito, que eso da vida. Un abrazo.

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    2. Gracias, amiga. O me adivinaste el pensamiento o me adelanté a lo que ya tú tenías previsto. Sea lo que sea, muchas gracias, preciosas fotos y ¡qué envidia más grande me corroe...!


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    3. Te me adelantaste. Primero subí el texto y al par de horas llegaron las fotos. La primera es del Támesis, cerca de Windsor, aunque el río con el que más nos topamos fue el Avon. La de arriba es la de la mansión en la que nos hospedamos para la boda, que nos dejó flipando: desde la puerta de los terrenos (con su riachuelo y todo) hasta ese portón se tardaban sus buenos 15 o 20 minutos caminando. La tercera es de Stonehenge, con su misterio y su desolación; y la cuarta, de uno de tantos pubs de carretera (con nombres tan ingleses como "The bell" o "The White Horse") en los que nos parábamos a reponer y a charlar un ratito tranquilos ante una cerveza.

      No quise abusar poniendo más, pero sí que tengo la de la escalera, con los retratos de los antepasados incluidos. Alguna vez caerá.

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  2. ¡Qué fino encaje de curiosidades, sensaciones y referencias literarias! Eso es viajar con los ojos (y todos los sentidos) bien abiertos y la mente bien pertrechada.

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    1. ¡Y qué bonito comentario me has hecho, Sagitta! Creo que la lectura sirve para re-conocer lugares en los que nunca has estado. Hacer un viaje en el que lleves en la mente un buen bagaje literario es una gozada porque siempre tienes la sensación del "yo ya he estado aquí antes". Y, entonces, es el momento de añadirle tu mirada a ese lugar y hacerlo tuyo para siempre.

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  3. ¡Este fin de semana estuve yo en la campiña inglesa! ¡Qué casualidad!

    Estuve en un cottage donde fue asesinado un extranjero que interrumpió una reunión social, poco después empezaron a ocurrir otras muertes, y también comenzó a hacer incisivas preguntas una tía lejana de la esposa del vicario, una tal Stra. Marple.

    Fue en una adaptación de esas para la BBC y yo pensaba todo el rato ¿existirá ese pueblo de verdad? Parece tan encantandor... con muertos y todo, oye!

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    1. Me suena, me suena.Y claro que existen pueblitos así, encantadores y repletos de asesinos. A bote pronto, recuerdo haber visto a esa tía lejana de la esposa del vicario (ya casi es tía lejana mía también, de tanto que la conozco) en St. Mary Mead, desentrañando quién demonios metió un cadáver en la biblioteca de la casa del coronel; o en Lymstock, otro pueblito igual, resolviendo un caso de ánonimos en el que matan a la mujer del abogado; o en Chipping Cleghorn, preguntándose por qué alguien anuncia un asesinato (que luego ocurre). ¡Y tan pacíficos y buenitos que parecen cuando una pasa por ellos! Yo, por si acaso, cuando tropezaba con los lugareños, les echaba una mirada sospechosa, tipo Gila, de "alguien ha matado a alguien..."

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    2. Ahí estuve, en Chipping Cleghorn, una monada de sitio.

      Aunque me gusta más cuando voy a una súper mansión, como esa envidada Wotton House, con un montón de criados y nos vestimos para la cena, y tomamos te con sandwiches de pepino (combinación que solo se lo podía ocurrir a un británico).

      La frase de Gila, genial-genial. Muchos crímenes se resolverían fácilmente con esa técnica.

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    3. No envidies las supermansiones. Esta era una casa de 1579 que, si la mía con 30 años hay que parchearla a cada rato, imagínate esa; tenía 110 habitaciones, que no te digo nada para limpiarlas, y no sé ni cuantas hectáreas de terreno, que para pasar el césped puedes tirarte un mes... Quita, quita, se me iría toda la pensión de jubilada en doncellas, jardineros y mayordomos.

      Lo mejor, sin embargo, fue el lema de la supermasión (ya me estoy pensando uno para mi casa, faltaría más). Era "Omnia explorate, meliora retinete": Explora todas las cosas, retén las mejores. Así que prescindo de tener que cambiarme a todas horas (con lo cómodo que es un chándal) y me quedo con los sandwichs de pepino y los megadesayunos. Añadiría, eso sí, un spanish toque: ¿qué tal si, en lugar del pepino, que eso sólo le gusta al Ernesto de Óscar Wilde, ponemos un buen jamón serrano ibérico?

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  4. Me ha encantado tu post querida Jane. Yo que algo de inglesa debo llevar en mis venas, aunque no lo digan mis apellidos, pero si mi pasión por todo lo inglés refinado jajajaja. Creo que en mi niñez Enid Blyton tuvo mucho que ver en mi gusto por ese país y sus costumbres. Tú sabes bien que Jane Austen no es de mis preferidas, pero hay otra autora inglesa de novelas de corte romántico que es Rosamunde Pilcher que me fascina. Por cierto Jane sabes que al principio se firmaba "Jane Fraser", curioso ¿verdad?, pués como te iba diciendo no hay nadie c que describa la costa de Cornualles como lo hace ella. ¿Quien sabe? si alguna vez Saggitta, Jane y Casilda se den un bañito en una de sus múltiples playas.

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    1. A mí también me gustan muchísimo las descripciones de las tierras y costas de Cornualles (y de Escocia) que hace Rosamunde Pilcher en sus novelas. De hecho, cuando estuve ahora en Bath, intenté localizar en el mapa, para ver si nos podíamos dar un saltito, el Penmarron de "Carrusel", el Penzance de "Bajo el signo de Géminis", y, sobre todo, el Porthkerris de "Los buscadores de conchas", "Días de tormenta", "Lazos profundos", "El regreso" o "La casa vacía". Pero, desgraciadamente, quedaban en el quinto pino (The fifth pine tree), tan lejos que también por allí está Land's End, el fin de la tierra, el Finisterre inglés.

      Así que Cornualles se quedará para ese otro viajito que propones. Ya sabes que yo me apunto a un bombardeo, siempre que el sitio, la ocasión y la compañía sean tan inmejorables como esas

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    2. Eso, ustedes báñense mientras Jano, Casildo y Sagitto nos mandamos tremendas pintas de cerveza en el pub más cercano.

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    3. Me pega que a lo de las pintas también vamos a apuntarnos las mujeres. Especialmente si es verdad lo que dicen de la temperatura de las aguas atlánticas por aquella zona. Hasta focas, entre cascotes de hielo, creo que hay (aunque sé que Sagitta se atreve hasta con ellas)

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  5. Querida Jane: me ha gustado mucho la descripción de Inglaterra y del carácter inglés. que es verdad que de tanto leer novelas ambientadas en esa sociedad, casi que la conocemos aunque sólo la hayamos visitado una vez, como yo. Por cierto, fuiste a la estación de King Cross, justo en el andén 9 y 3/4, a ver si veías entrar en el Hogwarts Express a Harry, Ron y Hermione? Sería una pasada.
    Un besito.

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    1. No pasamos por estaciones pero vi colleges y castillos que podrían ser el mismo Hogwarts, y lagos quietos y oscuros, como aquel en el que Harry tiene que sumergirse para participar en la 2ª prueba del Torneo de los Tres Magos. La verdad es que Harry Potter es tan inglés como el té de las 5.

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  6. ¡Que bonito post¡ ¡Que repaso literario y de escenas nos has retratado¡ Me ha encantado y me dejas con unas ganas enormes de ir a Inglaterra, a esos pueblitos maravillosos que son la esencia de un país. Sólo conozco Londres que me gustó mucho, y de verdad que es un lugar que hasta para cruzar la calle hay que pensarlo antes. Un abrazo

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    1. Me imagino que habrá habido muchos accidentes para que en la calzada, al pie de la acera, te pongan que mires a tu derecha. Yo, por si venía algún español despistado, miraba para los dos lados.

      Es totalmente distinto un viaje por pueblitos que por ciudades. Los dos tienen su encanto, pero, qué quieres que te diga, a mí me va más el ritmo pueblerino...

      Un abrazo.

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  7. Me encantó, como no podía ser de otra forma... ya que veo recogidos -con gran exactitud-en gran parte-sería realmente difícil que fueran todos- los comentarios que te hice en los distintos lugares que visitamos en ese fabuloso viaje. Un abrazo... y a seguir con los poros abiertos.

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    1. En este viaje las tareas estaban todas muy repartidas. Mi marido, de conductor, intentando no invadir el carril contrario ni subirse a las aceras (¡Es que no calculo bien!); Ana, manejando con maestría el GPS, gracias al cual no acabamos en Escocia; yo, encargada de la tesorería común, haciéndolo más mal que bien cuando intenté colar billetes ya caducados de un viaje anterior (conste que no lo sabía); y tú bastante tenías con intentar entender los galimatías que nos decían y con responderlos airosamente. Así y todo, es verdad que tuvimos también tiempo de comentarios, de poros abiertos y hasta de brindar por la boda y por un cumpleaños. Y por el padre de la novia, naturalmente.

      Un abrazo.

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  8. Bonita experiencia la de tu english wedding, perfecta "excusa" para marcarse un viajecito estupendo, ¿verdad? ;) . Como estupendo el post en el que nos lo relatas. Una mirada distinta e interesante de un país que sin duda ha sido la cuna de escritores excepcionales. Me alegro de que lo hayas disfrutado tanto.
    Un besote, canariona!

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    1. Gracias, Berni. Sí que fue una buena excusa, pero me da que cada vez las estoy necesitando menos para darme una vueltita por esos mundos.

      Un abrazo

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  9. Lo mejor, lo que ya para siempre ocupará un hueco en nuestra mente y en nuestro corazón es haber tenido la dicha de disfruralo con seres queridos, entrañables, encontrando el equilibrio entre las visitas culturales mezcladas con paseítos, alguno bajo una intensa lluvia, las risas, "el gato" (GPS), desayunos, comidas y cenas, o el ratito de charla al acabar el día, siempre en un ambiente relajado y feliz. Gracias.

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    1. Gracias, Ana, todo viaje tiene que ser así, no un correcorre sino un disfrute. Y, si no da tiempo de ver 20 maravillas, se ven 3. Lo importante es pasarlo bien.

      Un abrazo.

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  10. Nos retrotraes a otros tiempos con esa maravillosa Literatura , la tuya incluida ! Gracias Isabel.

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    1. Gracias a ti, Claudia. Yo creo que muchos viajes ya "los hemos leído" antes. El mundo es ancho y es una gozada acercarnos a él con los ojos de todos los que lo han mirado y amado anteriormente. Cuando, por fin, son nuestros ojos los que lo miran, nos parece estar en casa.
      Un abrazo.

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  11. Me acabo de dar una vueltita por esa campiña, subí a una barca con una sombrilla blanca con encajes y mi blusa abotonada con un camafeo... Salí al jardín trasero del cottage a tomar el té y las consabidas pastas, ante una explanada de césped delante del bosque... Hacía algo de frío y visitamos el pub para calentarnos entre olores fermentados... Mañana iremos a Stone... me perderé en ensoñaciones druidas buscando un duendecillo... Gracias por mi primera ensoñación de hoy!!!

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    1. Cuando llegamos al atardecer a Wotton House, nos fuimos a tomar algo a un pub en el pueblecito cercano. Cuando entré y vi las vigas de madera ennegrecidas, la gente colorada tomando cervezas, los cristales emplomados de las ventanas, me dije: "Yo he estado aquí . Y miles de veces".
      Es el poder de la literatura (y de las ensoñaciones)

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  12. Soledad Villalobos23 de agosto de 2015, 21:29

    Estupendas sensaciones de ese país que me recuerda otros tiempos, ya un poco lejanos, en que pasé alguna temporada vacacional. Gracias Isabel , he disfrutado con tu relato, como siempre. Un abrazo.

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    1. Gracias a ti, Sole. Lo mejor de los viajes, después de haberlos vivido, es recordarlos y compartir el recuerdo ¡Qué bueno es eso de decir "¿te acuerdas de...?".!
      Un abrazo.

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  13. Blanca Martín Torres23 de agosto de 2015, 21:29

    Me ha encantado leer tu relato.A mi Inglaterra me encanta, sus paisajes son formidables, de una tremenda belleza.

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    1. Y fíjate, Blanca, que de los viajes que he hecho (pocos) me encantó más este de ir por pueblitosy por aquellos bosques y campos que aquellos en los que voy a grandes ciudades. Distinto ritmo, distinta voz. Y, como dices, bellísimos.

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